La Casa Patrimonial
La más tierna infancia conocí, en la ciudad sureña de Tarija-Bolivia, el inmueble donde vivía la familia presidida por el matrimonio Torrejón Jurado; cuyo hijo Edmundo es mi amigo personal y ex condiscípulo de escuela. Actualmente esa propiedad extensa, en pleno centro citadino, constituye la Casa Patrimonial.
El progenitor de mi amigo, de nombre Edmundo Torrejón Cardoso, fue un notable profesional de leyes que llegó a ser Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación; pero además muy conocido en esferas culturales como eximio bardo. Su esposa, María Jurado Rodrigo de Torrejón, enseñó la asignatura de literatura a nivel colegial y fue la primera mujer tarijeña en titularse de abogado; además de escritora de poemas.
Doble vertiente, por tanto, la del hijo Edmundo que en la actualidad es el titular de la Casa Patrimonial y un destacado poeta con amplia obra publicada.
En ese recinto el pasado día 25 de abril presenté un nuevo libro Ofrenda al Illimani, miscelánea poética, compuesta por cincuenta y un poemas de variada temática. Resulta muy grata la presentación de un libro al público lector, con una significación similar a la de un certificado de nacimiento que las personas tramitan ante el Registro Civil. Vale decir se hace conocer la existencia física de la obra editada.
Lo que interesa destacar en la presente crónica es la importancia de la Casa Patrimonial al servicio de la difusión de la cultura. En recuerdo de mi reciente presentación de mi nuevo libro, entregué al propietario, poeta Edmundo Torrejón Jurado, un recordatorio enmarcado que hoy luce en el escritorio principal y que textualmente dice: