Teresa
Un día lejano



Un día lejano
uní mis sentimientos
con los tuyos
cuando supimos sin estridencias
ni palabras rotas
que nuestra ternura era una.
Qué íntimo tesoro
el de tu mano en la mía
para abrir con un gesto el camino
-insospechado y difícil-
de la vida hundida en la sima
de los hechos y las cosas
que reptan.
Nuestro universo
fue siempre caricia profunda
con sombra de alero;
percepciones del alma y del alba
que no necesitaron la histeria
de los gritos huecos
de una vida que simula
la humildad de Cristo
en sus egoístas reparos.
Y los frutos
de esta historia sencilla
-amor que trasciende los senderos melifluos
se muestran con luces intensas
que brillan
en la serena presencia,
bondadosa y humana,
de quienes siempre
recibieron nuestra tibieza
y ahora son hombres
de mirada dulce y fraterna
dirigida
a todos los hombres.