Carta Fernando Cornejo
Miércoles, 15 de Septiembre de 2010



Miércoles, 15 de Septiembre de 2010
Estimado y muy respetado Lalo:
Siento la necesidad de escribirle estas líneas para manifestarle el profundo agrado –y particular honor- que he tenido en conocerle.
Como escribía Baruch Spinoza, quien seguramente no resultará ajeno a su saber pues, ahora lo sé, tras esa envidiosa humildad que Ud. transmite -que me(nos) impresionó(aron)-, se oculta un verdadero pensador, se han dado en mí, sentimientos relativos a aquellas conectividades a las que hacía mención este estupendo filósofo.
En efecto, no más conocerlo, he percibido de Ud. dos atributos que me resultan personalmente atractivos en las personas, pues me significan dos virtudes perseguidas: la firmeza de sus convicciones –que continúo descubriendo en la lectura placentera del libro dedicado, que ahora ocupará un lugar especial en mi biblioteca, y que resaltan ese espíritu resumido magistralmente en el prólogo de Lupe Cajías cuando se pregunta …“¿ porqué se luchaba ?” – y su generosidad, entendida como el deseo del individuo que, guiado por la razón, se esfuerza por acompañar a otros y unirse a ellos con vínculos de amistad, valor que ha quedado expuesto cuando nos presentó a su entrañable amigo.
No puedo dejar de confesarle - aún más después de conocer su Curriculum Vitae- que me hubiera apasionado escuchar sus opiniones respecto de temas que, no lo dudo, tendrá Ud. una valiosa visión.
En este sentido, intuyo que ambos tenemos un pensamiento común acerca de los cuáles y cómos deben ser los caminos que deben recorrer nuestras regiones para salir del estado de subdesarrollo y postración que padecen, a partir de diagnósticos aparentemente disímiles pero comunes en lo substancial.
Aún a riesgo de resultar pretensioso, me permitiré insistirle para que cuando venga a Salta, no me prive del gusto de compartir – aprender es el término correcto- con Ud. todas sus vivencias y enriquecer el ensayo sobre desarrollo que estoy intentando bosquejar.
Reciba Ud. un fuerte abrazo en testimonio de admiración pero, sobre todo, de deseos de forjar una amistad que, debo repetirlo, me honrará.
Lic. Fernando Cornejo