Un héroe sin desfile (II) Gral. Armando Ichazo Urquidi, héroe nacional (Segunda parte)
“CERTIFICADO.- En mi calidad de Tte. y Comandante del 2do. Escuadrón del Regimiento 6 de Caballería



“CERTIFICADO.- En mi calidad de Tte. y Comandante del 2do. Escuadrón del Regimiento 6 de Caballería, durante la primera fase de la campaña del Chaco, me cumple certificar que el entonces Subtte. Armando Ichazo, Comandante de Sección a mis órdenes contribuyó en la ruptura del cerco del fortín Boquerón, en Septiembre de 1932, habiendo en esta oportunidad asaltado un puesto paraguayo y hechos prisioneros a varios Cadetes del Colegio Militar del Paraguay, apoderándose al mismo tiempo de un estandarte enemigo.-My. Arturo Montes y Montes”(12) El documento no deja duda sobre la intervención fundamental del subteniente Ichazo. El hecho pasa desapercibido en la historiografía nacional que se entretiene en los esfuerzos de los cercados y no de quienes aliviaron ese sufrimiento con su acción victoriosa sobre las tropas paraguayas. 500 hombres del R.C. 6 quebraron el anillo de acero sobre Boquerón y proveyeron a esa tropa para prolongar días más su estoica resistencia. 3 días después de su ingreso a Boquerón y cuando los paraguayos ya habían cerrado nuevamente el cerco, el mismo R.C.6 tuvo que romper una vez más el cerco pero desde adentro, liberando en esta ocasión a una cantidad de soldados que de no haber salido con los del R.C.6, serían hechos prisioneros por las fuerzas paraguayas.
Además del vacío de esta acción en los textos de historia de Bolivia, hubo una injusticia con nuestro biografiado, pues años después el gobierno boliviano en conjunto con el Estado Mayor General de Bolivia otorgó la Medalla como Héroe de Boquerón a todos los oficiales y soldados que estuvieron en Boquerón, pero que quedaron prisioneros del ejército paraguayo. Como el subteniente Ichazo rompió el cerco y no quedó prisionero, se le negó ese galardón así como la calificación de sus servicios en esa fase de la guerra ¡Hecho insólito!
Tuvieron que pasar más de 30 años después de culminada la guerra para que en un lampo de sentido común el gobierno boliviano reconociera la acción del joven subteniente de la guerra del Chaco, reconociéndole esos galardones.
Boquerón cayó en poder de los paraguayos el 29 de septiembre de 1932, significó un golpe poderoso en la moral del pueblo boliviano y en las energías del soldado en el Chaco. Consecuencia de la pérdida de Boquerón comenzó a desmoronarse lodo el armado que tenía el ejército boliviano en campaña, en menos de una semana fueron evacuados los puestos de Lara, Ramírez, Yujra, Castillo. El temor sobrepasó a los soldados que desacatando toda orden y en completa defección se internaban en los bosques. Los primeros 20 días del mes de octubre significó un bajón moral para las tropas bolivianas establecidas en el Chaco, viendo esa situación el Comandante de la 4ta. División, Coronel E. Peñaranda, evacuó el puesto de comando de Arce y se estableció en el puesto intermedio de Alihuatá, donde reunió a oficiales y tropa en desbande y les impetró su obligación con la patria, les recordó su obligación como militares y solicitó voluntarios para establecer una línea de defensa que salvase la dignidad nacional ante trance tan difícil: “Quienes quieran acompañarme un paso al frente. Ayudante tome nota. (...) un coronel cuatro tenientes coroneles, 5 mayores y 62 oficiales, entre estos 6 médicos (...) Como lo hiciera antes con los oficiales ordené que dieran un paso al frente los soldados que quisieran quedarse conmigo. Sólo 13 suboficiales, 22 sanitarios, 4 choferes y 320 soldados avanzaron... El resto de la masa pávida y miserable emprendió desordenada fuga en dirección a Muñoz!(13) Es el relato del actor principal que detuvo esa masa militar en fuga.
A los que quedaron para enfrentar al ejército paraguayo, más los efectivos del batallón Loa y Campero que se sumaron posteriormente, se los denominó: “Héroes Nacionales, 730 Voluntarios de Alihuatá - Defensores de Kilómetro Siete!’ Entre los oficiales que quedaron para esa defensa se cuenta al subteniente Armando Ichazo.(14)
Kilómetro Siete es considerada como la primera batalla ganada por el ejército boliviano en la campaña del Chaco, cuyas acciones determinantes y victoriosas se produjeron el mes de noviembre de 1932, cuando la depresión por la pérdida de Boquerón más dolía a la población boliviana, por lo mismo revitalizó a ese pueblo que creía ver la derrota de su ejército a 3 meses de haberse iniciado la
conflagración. En Kilómetro 7 se detuvo el ataque paraguayo y se obligó a los mismos a retroceder con pérdida de vidas humanas y gran material, por ello se menciona a esta acción como una de las más gloriosas del ejército boliviano.
Armando Ichazo el mes de octubre de 1932 es incorporado como comandante de la 2da. Sección en el Reg. Lanza 5 de Asalto, bajo el escuadrón comandado por G. Busch, en dicha unidad quedaría hasta el final del conflicto y donde escribiría las más distinguidas proezas de las armas bolivianas.
Establecidas las trincheras a un lado y otro de un extenso pajonal chaqueño y que vino a denominarse Campo Jordán, en honor al mayor Germán Jordán, héroe en Boquerón y en la defensa de Kilómetro 7, además uno de los primeros y más capacitados oficiales bolivianos en el conocimiento del Chaco, tomó la dirección del ejército boliviano el General Hans Kundt quien era un convencido del ataque como única opción de llevar adelante la guerra. En consecuencia entre el mes de enero y julio de 1933 la estrategia de Kundt fue establecer repetidos y masivos ataques a las fuerzas paraguayas, siendo el objetivo de estos ataques el puesto de Comando paraguayo en Arce y la fortaleza llamada Nanawa...
“Nanawa.- Esta gran batalla es considerada como una de las más sangrientas acciones de armas realizadas no sólo en el Chaco sino también en toda América Latina por haber intervenido en ella casi todas la armas de la técnica moderna. Pues allí se emplearon cañones, morteros, stocks, ametralladoras, lanzallamas, tanques, bombas de mano, bombas de hélice lanzadas por aviones, minas, etc.. .únicamente faltaron los gases. Nanawa no cayó”(15)
“El 14 (de julio) inspeccioné personalmente el campo de batalla de Nanawa y fui testigo del espectáculo más macabro que he visto en mi vida. En todo el sector en que los bolivianos habían roto nuestra línea e hicieron su más profunda penetración en nuestro sistema defensivo, fragmentos de piernas y brazos cercenados por la artillería colgaban todavía de los árboles. En un lugar habían caído abrazados un soldado paraguayo y un boliviano luchando furiosamente cuerpo a cuerpo, hasta que la granada que el paraguayo llevaba en su morral explotó matando a ambos. Esto era evidente por el hecho de que la cadera del paraguayo estaba destrozada al lado en que tenía el bobillo de explosivos. Lo que seguía era peor. Como el campo estaba sembrado de cadáveres tuvieron que quemarse. En lugar de colocar leña entre los cuerpos para alimentar el fuego hasta su completa desintegración, fueron amontonados y rociados con kerosén. Mientras había kerosén el fuego se mantenía, pero cuando este combustible se concluyó quedó un espantoso apiñamiento de carne a medio quemar que despedía un olor insoportable. El soldado boliviano peleó valerosamente, pero no podía alcanzar lo imposible... Las bajas bolivianas se calcularon en 2.000 entre muertos, heridos y prisioneros, incluyendo muchos oficiales. Las paraguayas fueron 159 muertos y unos 400 heridos”(16)
Fueron dos batallas las denominadas de Nanawa, en enero y julio de 1933, en las mismas actuaron más de 10 mil soldados bolivianos, los paraguayos inmortalizarían esa defensa en una de sus más emblemáticas Polcas, llamada 13 Tuyuti, alguno de los versos de la mencionada polca paraguaya dice:
Número 13 es mi regimiento
se conoce por su bravura
fortín Nanawa es mi campamento
el que se dice la Muralla Viva.
Que levante “la mano a la visera”
y afine mi guitarrita,
consagrando las trincheras de Nanawa
voy a cantar a “13 Tuyuti”
Es que Kundt sólo piensa al principio
que aquí encontrará cobardes
pero cayó de bruces el viejo gringo zonzo
a la puerta de Nanawa se aplastó la nariz.
Luego de ese desgaste monumental de fuerzas bolivianas correspondía la iniciativa al ejército paraguayo quienes midiendo el conocimiento y fuerza del ejército enemigo, actuó con cautela y evitó el enfrentamiento frontal, utilizando para el caso la estrategia del cerco, o encerramiento de tropas. Método eficaz y más económico en sentido de vidas humanas y material bélico.
Unidades bolivianas establecidas frente al fortín de Arce, sin darse cuenta fueron las primeras en caer en la acción envolvente de las fuerzas paraguayas, lo mismo pasó con los regimientos establecidos frente a Gondra y en Campo Grande, las unidades Chacaltaya, Junín, Ballivían, Loa, Clampero corrían serio riesgo de ser fácil presa de los paraguayos. Entre el primero de septiembre y el l6 de ese mes, justo un año después de la tragedia en Boquerón, las fuerzas paraguayas dispusieron un cerco sobre todas estas unidades ubicadas en el extenso pajonal cerca al lugar llamado Campo Grande y su vecino fortín denominado Pozo Favorito, el asedio fue tal y el bloqueo tan preciso que al tercer día los soldados bolivianos cercados carecían de agua y abrumados por un sol canicular, divagaban indisciplinados, desesperados por la sed y el asedio, para finalmente enloquecer o desvanecerse. Sólo el regimiento Chacaltaya, ubicado frente al puesto de Arce hacía amagos de salir del cerco, enterados de esto los comandantes bolivianos envían en su refuerzo a dos escuadrones del Reg. Lanza. Años más tarde el actor principal de esta acción reseñaría esa actuación de esta manera: “El 2do. Escuadrón organizado sobre un frente muy estrecho, hizo su salto sorpresivo y sui géneris. Sin el menor grito bélico y cual un grupo de fieras que atacan, consiguió partir en dos el cerco del enemigo. (...) En efecto de los tres cercos en los que habían caído las tropas de nuestra división, tan sólo se pudo salvar el cerco de frente a Arce que acabamos de describir. Mientras que en los otros dos cercos, cayeron los nuestros abrumados por la sed, el hambre, sin auxilio de ninguna clase, sin efectivos sin reservas y bajo el peso de los grandes efectivos del enemigo. Cuando Busch dio el parte a la División y al Comando en Jefe que la situación había quedado conjurada mediante el gran éxito del Lanza, casi inmediatamente se presentó el General Kundt en el P.C. de Busch para decirle: “He venido a ascenderlo por su extraordinaria acción. ¡Usted ha salvado al ejército!” Entonces Busch contestó: “Quien ha conducido esta acción ha sido el Subteniente del Valle (por Ichazo) y no yo”. En el acto Kundt ascendió al grado de Teniente al comandante del 2do. Escuadrón del Lanza”(17)
El Despacho, firmado por el presidente Salamanca, que confirma el ascenso de Armando Ichazo a Teniente, está fechado el 22 de noviembre de 1933.(18)
Con la acción de ruptura del cerco en Arce, Ichazo había liberado aproximadamente 480 soldados más sus oficiales; mientras que el efectivo que fue tomado como prisioneros del Paraguay en los dos otros cercos, pasaban de 900.
Por segunda vez, en dos años, el pueblo boliviano vio la desgracia y atemorizado creyó que la guerra estaba llegando a su fin, con un claro perdedor...
Ante una situación que parecía definitiva, la dirigencia política boliviana y su comando militar demostraban poco criterio, pues los desastres y desatinos se sucedían unos a otros, el valor inicial de la tropa y el heroísmo de la misma comenzó a menguar al verse dirigidos por oficiales que en general tenían una preparación no acabada y con serias deficiencias en el conocimiento del terreno, así como en el desconocimiento climatológico del escenario bélico.
La entereza de esta guerra fue llevada adelante por las tropas rasas, agobiadas por la carga de una cruz que no habían pedido y en una circunstancia cuyo desenlace no había sido estimado, menos preparado, por los diferentes gobiernos previos a 1932. A no ser por los fulgores ocasionales de alguna oficialidad como Busch, Bilbao Rioja, Ichazo, la situación sería de colapso total.
Ante un clima de total frustración por parte del ejército boliviano, los paraguayos desde el mes de octubre de 1933, comenzaron a instalar sus unidades -cual un juego de ajedrez- en torno a las agotadas y confundidas tropas de la 4ta. y 9na. División boliviana, que a la vez eran las divisiones más adelantadas en el frente de batalla y las mejor equipadas.
Pozo Negro, Gondra, Pozo Encanto, Fernández, Pozo Esperanza, Campo 31, Bullo, Alihuatá..., fueron sucesivamente cayendo en manos de tropas paraguayas que así cerraban en una tenaza de acero a dos divisiones de soldados bolivianos que no atinaban más que a retroceder teniendo como carga permanente el acoso de las balas enemigas, el calor sofocante y la falta de agua. Sin embargo, todo esto no era más que el preludio de una tragedia mayor...
Debido a los contrastes sufridos en los ataques a Nanawa, como en los cercos recientes la oficialidad boliviana era escasa, la tropa no tenía en algunos casos ninguna conducción. “De ahí que en la mañana del 6 de octubre de 1933, se presentaba el general Kundt en el Colegio Militar.
Los cadetes formaron inmediatamente en línea para escuchar la palabra del General que hablóles de la guerra y de la necesidad de reemplazar a los que habían caído en el campo de honor. Luego de otras consideraciones de orden patriótico retiróse. Pero entonces fue el Director interino del Instituto que habló reflexionando a los jóvenes cadetes y concluyó diciendo: “¡Los cadetes que quieran ir a la campaña del Chaco, tres pasos al frente!” Y esos jóvenes que anhelaban partir en defensa de La Patria, dieron entusiastas los tres pasos como un solo hombre, ninguno quedó en su sitio.”(19)
Dicen las crónicas que atónito ante tanta muestra de valor juvenil, el director del Colegio Militar reflexionó a los cadetes sobre los peligros y privaciones de la guerra y que luego repitió su pedido siendo la respuesta de los cadetes la misma, ante la segunda y tercera solicitud. Tal es la descripción del pasaje histórico denominado en la historia boliviana como "Generación 3 pasos al frente”. Los cadetes que contaban entre 14 y 16 años, voluntariamente desafiaban a la vida solicitando partir a la guerra. Eran 90 los de esa épica jomada de octubre. Muchos de esos cadetes marcharían directamente a la línea de fuego, donde mostrarían su valor y energía, así como serían testigos del dolor y la tragedia mayor de esa guerra.
CAMPO VÍA, ESCENARIO DEL FRACASO, ABANDONO Y HEROÍSMO
Desde el 15 de octubre al 11 de diciembre de 1933 se sucedieron una infinidad de desinteligencias en el Comando militar boliviano. La 4ta. y 9na. División boliviana estaban a punto de quedar cercadas y en ellas estaba incluido el Regimiento de Caballería 5to. o simplemente “el Lanza”, nombre de la unidad más temida por los paraguayos quienes habían puesto precio por la cabeza de cada oficial del dicho Regimiento.
Al mando del 2do. Escuadrón del Reg. Lanza se encontraba el flamante Teniente Armando Ichazo, se había formado en cuanta batalla se produjo en el dantesco escenario de la guerra desde 1932 y estaba muy lejos de ceder un palmo en valentía y disciplina; por esto y otros factores más no concebía la posibilidad de una rendición.
Entre el 3 de diciembre y el 10 de diciembre de 1933 el clima hostil del Chaco demostró como nunca su fiereza, según palabras del mismo comandante Kundt el calor arreciaba con 35 grados centígrados, a la sombra; los soldados bolivianos ubicados en torno a los comandantes de la 4ta y 9na División desesperaban por falta de agua y agobiados por el calor. Una tropa en retirada como un contingente de hombres desmoralizados.
La traición, la entrega al enemigo, el desfallecimiento, la avitaminosis, todo iba en contra de estos soldados cuya gloria no era otra que cubrir con sus restos pedazos de tierra en abandono.
Los comandantes de la 4ta y 9na. División se negaban a enfrentar una realidad: su incapacidad para tomar decisiones en el momento oportuno, fruto trágico de su desinformación mezclada con su obstinación. No entendían que eran el centro de una maniobra gigantesca del ejército paraguayo un doble envolvimiento, un cerco doble, cuyo fin era acabar de una vez y para todas al ejército boliviano en campaña, anulando a sus mejores regimientos y batallones.
Los oficiales del regimiento Lanza que estaban entre los cercados tenían sensaciones más reales y preveían lo que iba a suceder, es más habían ya entendido que estaban al centro de las tenazas de acero de las fuerzas paraguayas. Con una visión más cercana al deber, a la situación real y con un sentimiento más patriota y honorable plantearon la ruptura del cerco para que las tropas pudiesen salir en dirección al puesto de Saavedra o directamente hacía el Comando del Ejército boliviano en Muñoz, pero a toda propuesta la negativa de los comandantes de las dos divisiones se imponía.
El comandante Kundt también se negó a ver la dimensión de la estrategia paraguaya y lo que con ella se alcanzaría, en partes enviados al Presidente de la república, Daniel Salamanca, días antes que los paraguayos concluyeran su cerco, minimizaba los hechos.(20)
El comandante del 2do. Escuadrón del regimiento Lanza no concebía siquiera como una posibilidad la entrega o rendición, estaba hecho para luchar entendía que ese era su deber como militar, como boliviano, como tarijeño.
El 8 de diciembre el cuadro de las tropas en retirada era tétrico, no hay suficiente relato para graficar el panorama de tropas que divagaban en el medio de los pajonales buscando una quimérica sombra. “Agua por favor", es la frase que se escucha La mirada perdida, los rostros enjutos. De la tristeza surge como un arranque final la desesperación, suenan disparos, algunos corren y ven como soldados bolivianos se pegan un tiro para acabar con ese martirio. Ya nadie escucha órdenes, se forman grupos apiñados que dejan de lado sus armas y se disponen al encuentro final abrazados en un gesto mortal.
El 9 de diciembre de 1933 las tropas del Generalísimo Estigarriba se acercan a Kilómetro 22, donde estaba ubicado el comando de Kundt, quien ante la sorpresa y posibilidad de ser una presa más del ejército paraguayo se evade a Saavedra y luego hasta Muñoz enviando las últimas órdenes a los comandantes de las divisiones cercadas.
Ese mismo 9 de diciembre en la tarde las tropas comandadas por el coronel paraguayo Rafael Franco, avistan a las tropas del General Estigarribia. Como parte de la estrategia para destruir toda voluntad en los soldados bolivianos los comandantes paraguayos comienzan a perifonear desde sus puestos anunciando que todo había terminado, que ya no podrían salir del cerco, que quienes querían podían ir hacia ellos, que tenían comida, que curarían sus heridas, que tenían agua...
Los mismos Comandantes bolivianos que días antes se habían negado a aceptar la realidad estaban desfallecidos en sus puestos y no atinaban a ninguna orden ni acción, al parecer esperaban una rendición pronta
Armando Ichazo sin embargo no podía aceptar ese destino, no estaba hecho para ello, luego de estudiar la situación procedió con esa energía que le caracterizaba a convocar a los oficiales del Lanza.
El 10 de diciembre en la madrugada una banda militar paraguaya celebró con música y fanfarrias la culminación del cerco. Más de 20 mil soldados paraguayos habían terminado de cerrar en un doble anillo de fuego a las dos Divisiones bolivianas,
Divísiones que tenían la mayor cantidad de tropa del ejército boliviano. La noticia corrió por las radiodifusoras paraguayas y argentinas, llegando a las capitales de Bolivia que no podían creer el hecho. El estupor de la población boliviana, el temor ante los hechos pronunciados. Una racha de turbación y desconcierto corrió por todo el país “¡Ahora sí es el fin!” fue el angustiante comentario de la población ¿Con qué soldados se continuaría la guerra? ¿Quién enviaría más soldados al Chaco?
En medio del cerco y enervado por el festejo paraguayo Armando Ichazo manda a su ayudante Crisanto Morales(21) que reúna a los oficiales del Regimiento Lanza, una vez reunidos los oficiales Ichazo a viva voz dice: “Señores yo romperé el cerco inmediatamente. Todos listos para recibir órdenes”. Esa voz y esa orden electrizante levantaron la esperanza en ese grupo de oficiales y la moral en la tropa que estaba cerca y esperanzada en el líder que surgía de aquel espantoso escenario. El objetivo planteado era romper el cerco en un frente de 300 metros mediante el empuje de sucesivas olas de ataque.(22)
Era una temeridad. Una acción tan extrema que su simple sugerencia entendíase como una invitación al suicido masivo. 20 mil fusiles paraguayos, más de 200 ametralladoras pesadas y una cantidad enorme de morteros cercaban a esas tropas desmoralizadas y en medio de esa catástrofe surgía una voz de mando, una voz de líder.
Los comandantes de las divisiones bolivianas cercadas al enterarse de la acción a realizarse dispusieron alguna organización pero infructuosa, su ánimo estaba ya en la rendición y sus tropas exánimes.
Ese epónimo y hoy olvidado domingo 10 de diciembre, cuando el reloj marcaba las 16:35 los aproximadamente 500 hombres del Regimiento Lanza a rastras se acercaron lo más posible a las líneas paraguayas, una escuadrilla de aviones bolivianos comenzó a lanzar bombas sobre esa misma línea, los morteros en retaguardia reglaron sus tiros para el mismo frente. Volaban en astillas los troncos de los árboles, temblaba la tierra, los soldados y los oficiales en silencio y con la angustia del momento esperaron la señal de la última explosión mientras recordaban a la familia o rezaban aferrados a su fusil. Cuando estallaron los últimos disparos de mortero los hombres del Lanza, medio héroes medio dioses al grito poderoso de “¡Viva Bolivia!" se levantaron y corrieron en busca del enemigo que comenzó a vomitar fuego de metralla desde sus escondites en la sombra de los montes cercanos.(23)
Fue espacio de unos minutos en que quedó cegada la primera ola de ataque, los paraguayos sorprendidos por la fiereza de ese primer ataque creyeron que gracias a Dios estaba todo terminado, más su sorpresa se tornó en terror cuando nuevamente los hombres - fieras saltando de sus posiciones les acometieron con la bayoneta calada. El acero de las balas no los detenía, sus cuerpos erizados por el valor despreciaban el fuego de la metralla. Las filas paraguayas comenzaron a temblar, flaquearon sus piernas y otros comenzaron a correr, los oficiales paraguayos no podían creer lo que sus ojos veían. Era el asalto del inmortal regimiento Lanza, por vez primera los paraguayos veían a los soldados de los que tanto habían escuchado y no creían tanto valor junto.
Fue cuestión de minutos en que nuevamente el campo quedó desolado, solos los ayes de los heridos, el lloro de algún moribundo, incluso el último suspiro de algún soldado podía percibirse en el silencio mortal generado tras el segundo oleaje. Los paraguayos ya creyeron culminada la jornada y se disponían a inspeccionar y reforzar sus filas cuando nuevamente sintieron el terror al escuchar el grito que más pavor les generaba ¡Viva Bolivia! ¡Adelante el asalto!"
El tercer oleaje de soldados - fieras mostró su fortaleza, corrieron atravesando el campo por encima sus camaradas moribundos o muertos. Nada les detenía; esa locura por la sangre vista, esa prisa en encontrar la vida entera o encontrar la muerte, ese valor concentrado por llegar al enemigo y hacerle pagar tanto daño hacía de ellos seres inmortales; apenas pasaron segundos y se levantó el cuarto oleaje y luego el quinto, era mucho para los paraguayos que comenzaron a huir, otros fueron muertos. El cerco estaba roto.
El “Lanza” había cumplido una vez más su destino. Armando Ichazo fue el artífice de ese destino.
De los 500 soldados del Lanza, quedaron en pié y fuera del cerco 123, entre ellos tres oficiales: Román Urdininea, Jaime Urriolagoitia y Armando Ichazo. Urriolagoitia murió el día 11 en un enfrentamiento con tropas paraguayas, quedando sólo de esos oficiales inmortales: Urdininea e Ichazo.
Los comandantes de las 4ta y 9na. División, coroneles Bánzer y González Quint, desaprovecharían el acto heroico y el 11 de diciembre firmarían su rendición incondicional entregando al Paraguay 18 Jefes; 170 oficiales; 18 cirujanos; 9.997 soldados y cantidades considerables de camiones, tanques,
fusiles, ametralladoras livianas, pesadas, granallas...
Ese mismo día 11 de diciembre los restos del Lanza que junto a Ichazo y Urdininea rompieron el cerco de Campo Vía se unieron a tropas de otras unidades que pudieron aprovechar la ruptura del cerco. Todas esas tropas admiraban a Ichazo, miraban a ese hombre como se mira a un ser superior por su valentía y sencillez. Ichazo junto a ellos recorrió bajo la canícula chaqueña de diciembre toda esa jornada enfrentándose con fuerzas paraguayas que Estigarribia había mandado para detener la ruptura y cerrar el paso. Cerca la noche los restos gloriosos del Lanza se encuentran con las tropas del Coronel Peñaranda, pero resulta que Peñaranda viéndose en situación de peligro retorna sobre sus pasos con su Estado Mayor y algunos efectivos que pudieron seguirle dejando a los demás en verdadero desamparo.
Peñaranda ingenuamente había sido cercado a su vez por tropas paraguayas del teniente Coronel Vicente Machuca y al sentir que sería un trofeo más para el ejército paraguayo decide volver sobre sus pasos y abrirse senda a machetazos dejando a gran parte de sus tropas sin comando, mismas tropas que fueron encontradas por los oficiales del Lanza.
Tan seguros estaban los comandos del ejército paraguayo que la guerra estaba acabada en estos cercos que dieron a publicidad un ultimátum que las radioemisoras del Paraguay y de la Argentina difundieron rápidamente, donde el general Estigarribia en su condición de Comandante del Ejército paraguayo, señalaba la imposibilidad de quebrar los cercos en que estaba encerrado la mayor parte del ejército boliviano en campaña y que por lo tanto era necesaria una rendición de Bolivia y consecuentemente el fin de la guerra.
Sin embargo un escenario de rendición no se contemplaba en el pensamiento y acción de los dos oficiales del Lanza. No. Sin mucha consulta ni planificación decidieron abrirse una brecha en el tercer cerco, utilizando la misma acción que en los dos anteriores cercos dio resultado y con ello lograron liberar las tropas que les seguían y a las de Peñaranda que en vez de ser salvadoras fueron salvadas.
El coronel Peñaranda que había sido de los primeros en zafar del tercer cerco no se detuvo sino hasta llegar a la punta de línea telefónica en Campo Jordán y llamar a Kundt para señalarle que “3.500 hombres estaban con él libres de todo riesgo”.(24)
Esa noticia ambigua era en el momento lo que Bolivia esperaba. Era el golpe de suerte que esperaban los militares y gobernantes civiles. El 12 de diciembre a las 13 horas Kundt dio parte al presidente Salamanca que “Coronel Peñaranda rompiendo cerco, logró salir a Campo Jordán con 2.500 hombres. Indica siguen saliendo tropas.. .’’Dicen que el presidente Salamanca lloró de alegría al conocer esa noticia, que Kundt de corriente frió y solemne abrazó efusivamente a Peñaranda. La población salió a las calles llorando de felicidad. El milagro se había producido. Las trincheras del Chaco habían parido a su “héroe...”
No se sabe si fue intencional o descuidada la información de Peñaranda al señalar que había roto el cerco, pero esa frase significaba varias interpretaciones a la vez. En las ciudades de Bolivia sólo se conocía del cerco a las dos Divisiones, no se conocía del segundo cerco ni del tercero en que había caído Peñaranda. La ruptura de esos cercos no fueron acciones de Peñaranda sino de las tropas del glorioso regimiento Lanza comandadas por los insignes oficiales Ichazo y Urdininea. Sin embargo esta información no se la hizo conocer.
Bastaba con que el primero en salir diera la voz de “el cerco está roto” y ese primero en dar esa voz y estar fuera del cerco sería encumbrado como el “afortunado héroe” de la jomada.
El gobierno en La Paz dispuso que Kundt fuera reemplazado por el nuevo “héroe” Peñaranda a quien se le ascendió a General en el acto y se le formalizó como Comandante del Ejército boliviano el 14 de diciembre de 1933.(25)
Armando Ichazo junto a Urdininea se presentaron ante el nuevo Comandante prontos a recibir órdenes. Pero muchos de los soldados y oficiales de los otros regimientos que habían presenciado la acción desde un inicio intuyeron que había una injusticia...
Para aplacar esos rumores sobre los verdaderos actores de la jomada y la injusticia que se venía cometiendo se informó que existía un detalle que impedía un ascenso inmediato del Tte. Ichazo y es que había sido ascendido un mes antes y no podía ser sujeto de un nuevo ascenso, por lo que sería condecorado y luego de un tiempo el ascenso se le reconocería... Verbis et magis verbis.
Sabedores de esa acción de gobernantes y superiores militares con el Teniente Ichazo, la tropa y la oficialidad que estuvo con él en las jornadas de diciembre reconocieron el valor del tarijeño llamándolo desde entonces, con respeto y admiración: “Teniente Machazo”.
“EL AFORTUNADO” RECONOCE EL VALOR DE ICHAZO, LA HISTORIA OFICIAL LO OLVIDA
Contados son los relatos en la historiografía boliviana dedicada al Chaco que se detienen en el detalle de lo sucedido en Campo Vía, cosa curiosa pues en situaciones similares y cuando los protagonistas no son propios de Tarija esa misma historiografía logra darles proyecciones de heroicidad y leyenda, con los consabidos marbetes de lección y ejemplo a replicar.
Empero en un arranque de hidalguía, quien fue el más beneficiado por la acción de Campo Vía certificó la actuación y reconoció la iniciativa y conducción en los hombres del Lanza y más propiamente del Teniente Ichazo, tal es la pieza histórica que refrenda esta afirmación: “El General de División Enrique Peñaranda del Castillo, ex Comandante en Jefe del Ejército en campaña, en la pasada Guerra del Chaco con la República del Paraguay.- CERTIFICA: Que el Señor Coronel ARMANDO ICHAZO URQUIDI, en Diciembre del año 1933, entonces TENIENTE del Regimiento “Lanza” 5 de Caballería de la Novena División de Infantería fue uno de los tres oficiales valientes, que rompieron a viva fuerza el cerco en el “Cañadón de Gondra” del enemigo a las Divisiones 4a y 9a y se incorporaron con las fracciones que sacaron a las tropas que después de romper el Cerco en Campo Vía y Kilómetro 22, salieron al kilómetro 7 de fortín Saavedra, donde hicieron la primera resistencia para después retirarse con dirección al fortín Muñoz. Debo hacer constar que estas tropas que salieron del cerco de “Campo Vía”, Kilómetro 22 y Campo Victoria, fueron las que salvaron la derrota total del Ejército boliviano y la pérdida completa del (iliaco y el Petróleo. Sería justo que Bolivia reconozca a estos héroes.-Haciendo Constar que el entonces 'Uniente Ichazo, su comportamiento en las distintas misiones, acciones y batallas que le tocó pelear fue excelente, valiente, buen conductor y decidido que mereció las felicitaciones del Comandante que suscribe.-Es cuanto tiene a bien certificar para los fines consiguientes del interesado. La Paz 6 de diciembre de 1962. Firma Gral. Peñaranda”(26)
El distinguido académico orureño Luís Ramiro Beltrán, dilecto amigo y admirador del general Ichazo, fue uno de los primeros en reparar el olvido injusto de la historia boliviana para con Armando Ichazo; sobre esa admiración la curiosidad picó en Mariano Baptista G. quien escribió también sobre Ichazo y su acción en la guerra del Chaco.
En el ámbito local uno de los autores que reparó sobre éste y otros pasajes históricos de Ichazo fue Víctor Varas R., ex combatiente del Chaco, quien en una nota publicada en un periódico de circulación nacional escribe: “Cuando salieron los nuestros de Campo Vía a Saavedra el Cnl. E. Peñaranda dio parte de su regreso a este fortín. Nuestro gobierno le dio todos los honores de héroe que rompió el cerco. Fue ascendido -a General, fue condecorado y nombrado Comandante en Jefe del Ejército. Cuando Peñaranda pidió el ascenso a Capitán para el Tte. Armando Ichazo U., en su comando le objetaron: “No es posible en menos de dos meses 2 ascensos.” Este nos va a pasar a todos, le daremos condecoraciones toda vez que se distinga.”(27)
12) COPIA FIEL Y LEGALIZADA, franqueada en La Paz el 26 de Sept. de 1966/Firma de Aquiles Echenique Notario Público
13) PEÑARANDA Enrique, citado en QUEREJAZU C. Roberto/MASAMA.. ./P.114; 115
14) La Resolución Ministerial 311/70 (Min. de Defensa), reconoce y declara "Héroe Nacional" a Ichazu en base a la Orden de Ejército N° 15/34 (dictada en Samayhuate) donde registra el nombre de nuestro biografiado en calidad de "voluntario", en la acción referida.
15) DIAZ. A. JULIO/REMINISCENCIA DE LA CAMPAÑA DEL CHACO/Edic. Populares Camarlinghi/La paz/1978/P.79
16) ESTIGARRIBIA J„ citado en QUEREJAZU C. Roberto/MASAMA.../P. 219; 220
17) ICHAZO U. Armando/ACCIONES Y HOMBRES.../P 123-P 127
18) Dice el histórico documento en su parte central: "Daniel Salamanca... Atendiendo a los méritos y servicios del Subteniente Armando Ichazo, le confiere el ascenso al grado de Teniente por méritos de guerra en conformidad a la Orden General dictada el 9 del presente." Armando Ichazo a la fecha de su ascenso a Teniente contaba con 22 años.
19) DIAZ A. JULIO/REMINISCENCIA... /P. 29
20) ALVÉSTEGUI David/ SALAMANCA/Tomo IV/ Edit. Fund. Simón Patiño /Cbba./ 1970/Desde la página 291 a la 300 se transcriben todos los partes enviados por Kundt a Salamanca y los de éste a Kundt. Puede apreciarse que el comandante de las fuerzas bolivianas escondía información al presidente sobre la verdadera dimensión del desastre que se avecinaba.
21) Entre los documentos privados del general Ichazo, conservados por la familia Paz, se cuenta una carta manuscrita que es firmada por Crisanto Morales y "sus ex soldados de la guerra del Chaco de su Reg. Lanza 5to. de Caballería, le saludan muy atentamente a su recordado y valiente Comandante del 2do. Escuadrón de dicho Regimiento, deseándole todo género de felicidades: Sub Oficial Crisanto Morales, Sub Oficial Mariano Eguez; Sargento Rafael Arias, Cabo Oscar Mercado, Cabo Pablo Bazán, Carlos Klages. Sta. Cruz, 29/Sept./1991" En dicho documento los firmantes recuerdan a quien dirigió la acción para salvar al ejército en campaña.
22) Tal vez el mejor relato de lo sucedido en Campo Vía esté registrado en: BELTRAN Luís Ramiro /PAPELES AL VIENTO/ Edit. Plural/1999/La Paz/P.177 - 185/
23) Según un documento manuscrito y preparado por Ichazo, al recordarse los 60 años de Campo Vía, registra la acción heroica de un oficial que ha pasado un tanto desapercibida: "Sobre un frente pequeño, se lanzan uno tras otro, los feroces asaltos del Regimiento Lanza y del Abaroa. El Subtte. Paz Galarza (Néstor) condujo los 3 primeros asaltos sangrientos, le siguió el Tte. Ichazo con 2 asaltos más y recién al 5to. asalto consecutivo, el cerco enemigo quedó roto."
24) ALVÉSTEGUI David/ SALAMANCA/P.309
25) Confirmando la información de los 3 cercos que se extendieron sobre las fuerzas bolivianas existe un pasaje que dice: "En otro capítulo de su libro, Estigarribia anota: "El día 10 a horas 9 y 30 lancé al espacio la afirmación que se estaban bajo un Triple Cerco la 4a. y 9a divisiones bolivianas." Se refiere al cerco de Alihuatá, sorteado por la 9a División al retirarse hacia Gondra. El segundo cerco era el de Gondra - Campo Vía, el tercero era al destacamento Peñaranda."/ ICHAZO U. Armándo/ACCIONES Y HOMBRES.../P.167
26) COPIA FIEL Y LEGALIZADA, franqueada en La Paz el 26 de Sept. de 1966/Firma de Aquiles Echenique Notario Público