Del folleto DIFUSIÓN: 2 División de Extensión Universitaria UB “JMS”. Abril-1977
Incorporación de Tarija a la República de bolivia (Primera parte)



ALBERTO SÁNCHEZ ROSSEL
Nació en Tarija, en 1.910. Catedrático en la Universidad Boliviana "Juan Misael Saracho" durante más de veinte años, el Dr. Alberto Sánchez Rossel alternó dichas actividades con el periodismo como Director de "La Voz de Tarija" y "Vanguardia".
Su fecunda labor como escritor y disertante lo lleva a dictar varias conferencias sobre temas históricos y económicos en diversos distritos del país.
Diputado nacional y diplomático, el Dr. Sánchez Rossel es autor de las siguientes obras teatrales: "Así son ellas", comedia en tres actos; "Madre Mártir", drama en tres actos y el "Precio del Triunfo", comedia en tres actos.
Vocal del Consejo Nacional de Educación Superior desde mayo de 1974 a la fecha, tiene publicados los siguientes libros: "Tierruca Chapaca" y "Moto Méndez, caudillo chapaco".
La señera y heroica actitud de Tarija que rubricara su decisión de pertenecer a Bolivia, un 26 de agosto de 1826, fue anexión o reincorporación?. Tal la interrogante que, a manera de exordio, quisiéramos esclarecerla.
Y lo haremos en base de documentos históricos y de apreciaciones de escritores de insospechada capacidad y solvencia.
Don José María Salinas, destacado internacionalista e historiógrafo, dice: "El distrito de Tarija perteneció a la Audiencia de Charcas desde la conquista hasta el 17 de febrero de 1807 en que el Rey Carlos IV, creó el Obispado de Salta al cual se ordenó agregar todo el partido de Tarija, desmembrándolo así de la Intendencia de Potosí y de su arzobispado.
Por suerte no fue ejecutado este arreglo porque no tuvo lugar la delimitación sobre el terreno de modo que este inconsulto despojo quedó en trámite". Hay que agregar, de acuerdo a múltiples testimonios históricos, que Tarija se negó firme y abiertamente a segregarse del Alto Perú.
El 6 de junio de 1825, Tarija proclama en documento público aprobado en Cabildo Abierto, su franca adhesión al Alto Perú y elige a los Diputados que debían representarla en la Asamblea Constituyente del Estado a formarse, conforme al Decreto de 9 de febrero promulgado por el Mariscal Antonio José de Sucre. El Acta respectiva, anota: "Reunidos en la casa consistorial de esta ciudad los electores nombrados por la Provincia para la elección de los Diputados que debían representarla al Congreso del Alto Perú a donde pertenecemos, procedieron a calificar las credenciales de los electores..."
Los Diputados electos no fueron recibidos en la Asamblea Constituyente, como veremos en el curso de esta disertación. El Cabildo, Justicia y Regimiento, frente a esta emergencia, dirigió la nota de fecha 13 de agosto de 1825, que copiamos en parte:
"A la Soberana Asamblea del Alto Perú.-La Provincia de Tarija, desde la gloriosa recuperación de la libertad americana, se decidió agregarse y pertenecer a la del Alto Perú y, al efecto de examinar imparcialmente el voto general de ésta, se "reunió toda por medio de sus representantes quienes, unánimemente dijeron y proclamaron ser su voluntad agregarse y pertenecer a las Provincias del Alto Perú, "como aparece de la Acta celebrada el 6 de junio del presente año, cuya copia autorizada acompaña esta Municipalidad, por la que en inteligencia de pertenecer al Alto Perú nombraron sus Diputados para esa Asamblea General… (Manuscrito del Archivo Biblioteca Universidad San Andrés de La Paz).
Como se ve, el primer acto de incorporación de Tarija al Alto Perú, tuvo lugar el 6 de junio de 1825, ratificado y reiterado por la comunicación del 13 de agosto del mismo año, o sea cuando ya estaba creada la República de Bolivia.
Don Bernardo Trigo, en su libro Tejas de mi Techo, afirma que después del pronunciamiento del 6 de junio, "Las autoridades bolivianas continuaron desempeñando sus funciones, serenas y ecuánimes gozando del aprecio del vecindario. Esperaban la llegada del General Arenales y suponían que, al ver a un pueblo unido y compacto, su papel estaba señalado. Nada de eso. Arenales ingresó a Tarija rodeado de un grupo de matones que venía a coreas la política salteña, ya que habían hecho de esta ciudad su feudo…" Nombró Gobernador a don Felipe Echazú y organizó la policía y las milicias.
No obstante la política de arbitrariedad y violencia que imperaba, el Cabildo se reunió y aprobó con fecha 16 de julio de 1825 la siguiente comunicación dirigida a Arenales:
"Señor: Esta Provincia por su voto general está agregada al Alto Perú, ya en uso de la plena libertad que el mismo Congreso General Constituyente de las Provincias "del Río de La Plata, han sancionado que disfruten las del Alto Perú, para disponer de su suerte según mejor les convenga a sus intereses y felicidad; y si éstas tienen esa regalía, no obstante haber pertenecido siempre a la Capital Buenos Aires, con igual o mejor derecho debe gozarla Tarija, que sólo perteneció a Salta desde la erección de su obispado de cuya orden se suplicó oportunamente por lo político..." (Bernardo Trigo. Obra citada).
Este memorial fue elevado por Arenales a la Junta Provincial de Salta, la que respondió con una llamada "Resolución votada en Pleno" que a la letra, dice:
"Primero.- La Provincia de Salta no reconoce legal y bastante la resolución acordada por el Cabildo de Tarija, por la que se separa de esta Provincia y se agrega a las del Alto Perú.
"Segundo.- Si el expresado Cabildo pretendiese sostener este acto con el pronunciamiento de una Asamblea Popular, el Poder Ejecutivo de la Provincia, en virtud de sus atribuciones, tomando las medidas más eficaces al efecto, garantiza la libre y legal instalación de una Junta General de Representantes de aquel Departamento que delibere sobre este negocio..."
Esta Resolución, transcrita en parte, tiene fecha 12 de agosto de 1825, o sea días después de sancionada la creación de la República de Bolivia.
Otro episodio histórico que reputamos necesario señalar es el nombramiento del primer Gobernador boliviano de la Villa de Tarija. El doctor Bernardo Trigo, en su citada obra, escribe:
"El General Antonio José de Sucre, recibía frecuentemente comunicaciones poniéndole al corriente de los atentados que se cometían (por las autoridades argentinas), por cuyo motivo resolvió su directa intervención. El General Francisco Burdett O'Connor que se encontraba en Tupiza, recibió orden del Mariscal para marchar inmediatamente a Tarija y atender las quejas del vecindario. Le instruye también para que nombre Gobernador a un caballero que obedezca a las autoridades de la nueva República, El General O'Connor partió de Tupiza inmediatamente y arribó a Tarija. Al siguiente día reunió a los miembros del Cabildo para escuchar sus quejas y atender sus reclamaciones. Indicó la necesidad de nombrar Gobernador a una persona que siga las órdenes del Gobierno nuevo que se ha organizado en Chuquisaca. Todos guardaron absoluto silencio; y el General rompiendo ese silencio claustral, hizo la designación. Las felicitaciones se desbordaron en entusiasmo. El elegido fue el entonces Coronel Bernardo Trigo, que era la persona de mayor influencia en la Villa, de talento y de un trato fino y "distinguido".
De lo expuesto y a la luz de otros documentos de autenticidad insospechable, se tiene que Tarija proclamó su adhesión al Alto Perú en el vibrante Manifiesto de 6 de junio de 1825, representación de 16 de julio y ratificación de 13 de agosto del mismo año. Es indudable pues, que se consumó en forma abierta, franca, pública y heroica, su incorporación a Bolivia y que ejerció sus derechos políticos y ciudadanos emergentes, bajo el gobierno de autoridades bolivianas.
Ahora bien: el Libertador, accediendo a la insistente solicitud de la delegación argentina que lo entrevistó en Potosí, ordenó en nota suscrita por su Secretario en fecha 17 de noviembre de 1825 "entregar el mando de la enunciada Provincia de Tarija y su jurisdicción al Edecán de la legación don Ciriaco Díaz Vélez, designado por los señores Ministros para tomar posesión de ella a nombre del Gobierno del "Río de la Plata…"
La orden del Libertador hubo de cumplirse, pese a la indisimulada protesta y desagrado del pueblo tarijeño. Se designaron nuevas autoridades, entregándose la Gobernación a Mariano Gordaliza. En el hecho, Tarija volvió a la jurisdicción argentina. Empero, su pueblo viril, rebelde y altivo no se resigna al sometimiento impuesto y, el 26 de agosto de 1826, se levanta en armas, depone, apresa, destierra a las autoridades argentinas y proclama ante el mundo que prefiere desaparecer del mapa antes que dejar de ser boliviana.
Se designan por aclamación popular a las principales autoridades y se informa de los hechos al Gobierno del Mariscal Sucre.
Así reitera Tarija, en gesto másculo de autodeterminación, su voluntad inquebrantable de pertenecer a Bolivia. No puede, pues caber duda alguna de que este glorioso episodio histórico configura con claridad meridiana la reincorporación de Tarija a Bolivia.
Hemos reputado necesario este esclarecimiento porque creemos que hechos históricos de trascendental importancia en la vida de los pueblos deben testificarse con exactitud inobjetable.
Acuciados, por otra parte, por el artículo que hace poco tiempo publicara en Presencia Literaria, el ilustre intelectual tarijeño, muy apreciado y respetable amigo , doctor Octavio O'Connor d'Arlach, bajo el título de "¿INCORPORACIÓN 0 REINCORPORACIÓN DE TARIJA A BOLIVIA?", hemos juzgado indispensable establecer la verdad histórica. En el citado artículo se lee este período:
"Otra duda surgió respecto a la unión de Tarija a Bolivia y es la de sí puede llamarse reincorporación como se venía diciendo o más bien incorporación a la República de Bolivia. Sobre esto creemos que tienen razón quienes designan a ese suceso histórico "incorporación" y no "reincorporación" porque el nuevo Estado no estaba todavía constituido y existía solo en la mente de sus fundadores… Por todo lo que antecede podemos decir que Tarija celebrará el Sesquicentenario de su incorporación a Bolivia, la que tuvo lugar "el 26 de agosto de 1826".
Yo he sostenido con firmeza en una actuación pública en La Paz, que la actitud de Tarija, el 26 de agosto de 1826, constituía su reincorporación a Bolivia y por ello he creído que estoy obligado a justificar mi afirmación. Podríamos citar muchos documentos de indiscutible valor histórico que hemos encontrado en el Archivo de Manuscritos de la Biblioteca de la Universidad Boliviana Mayor de San Andrés, que se refieren a la reincorporación de Tarija a Bolivia. No lo hacemos en extenso por temor de cansar vuestra atención. Nos limitamos a transcribir tres testimonios inobjetables:
En el memorial que el Presidente y Secretarios del Congreso General constituyente, dirigen al Excelentísimo Mariscal don Antonio José de Sucre, el 24 de julio de 1826, se lee en un acápite:
"Empieza el Congreso por vindicar a la Asamblea General por su interferencia sobre los negocios de Tarija, puesto que el señor Ministro sienta como un dato lo que no existió. Verdad es que el Ayuntamiento unido a los notables de aquel pueblo, "pidió a la Asamblea, su REINCORPORACIÓN A BOLIVIA…"
En el mismo documento se consigna:
"S.E., el Libertador, lleno de la justicia con que acompaña sus actos, permitió que la Diputación permanente entre sus instrucciones a nuestro enviado cerca del Gobierno argentino, se le encargase negociar amigablemente la REINCORPORACIÓN DE TARIJA A BOLIVIA..."
En la nota que el señor Facundo Infante, Ministro de Relaciones Exteriores, dirige a los Secretarios del Soberano Congreso Constituyente, con fecha 17 de julio de 1826, expresa:
"S.E. no tiene antecedentes sobre esta protesta sino acusaciones que en su opinión a creído vulgares, contra ciudadanos de esta República (sin determinarlos) y con los ciudadanos de Tarija, por suponerles "que se la instiga a la REINCORPORACIÓN DE AQUELLA PROVINCIA A BOLIVIA…".
En el oficio que el citado Ministro de Relaciones dirige a los Secretarios del Soberano Congreso, con fecha 6 de septiembre de 1826, dice:
"Esta mañana ha recibido el Gobierno un extraordinario de Tarija, con los papeles que en originales se adjuntan y que informarán al Soberano Congreso la novedad ocurrida allí, proclamando el pueblo y la Municipalidad su REINCORPORACIÓN A BOLIVIA" "…El N° 3, es la acta de la Municipalidad y notables de la Provincia en que han declarado su REINCORPORACIÓN a esta República".
Pero el documento de mayor significación histórica y que constituye testimonio inapelable por lo definitivo, es el Decreto del Congreso General Constituyente de la República Boliviana, sancionado el 23 de septiembre de 1826, que en su artículo Segundo, expresa:
"En vista de las reiteradas solicitudes de Tarija y de su libre y espontánea resolución por REINCORPORARSE A BOLIVIA, se admitirán en el Congreso Constituyente los Diputados que se hallan en esta Capital, luego que examinadas las credenciales, estén conformes al Reglamento de Elecciones de 26 de noviembre del año pasado", (las citas documentales las hemos tomado de los manuscritos del Archivo de la Universidad de San Andrés).
Creemos haber justificado que, la gesta inmarcesible del 26 de agosto de 1826, rubrica con refulgencias de gloria, la REINCORPORACIÓN de Tarija a Bolivia.
Ella marca, dentro el historial republicano la concreción augusta, gallarda y heroica de autodeterminación de un pueblo de ancestro viril, que lanza ante la América y el mundo, la máscula expresión de gloriosa perennidad: "Tarija prefiere desaparecer del mapa antes que dejar de ser boliviana"
Pero permitidme que antes de entrar al meollo del tema de mi conferencia, me refiera a la verdad histórica en torno al pronunciamiento de Tarija por su liberación del yugo ibérico. Y lo hago porque considero un deber inexcusable establecer la pureza de aquella verdad que no mereció la necesaria investigación de nuestros historiadores.
Se ha consagrado en los fastos cívicos que el 15 de abril de 1817, con la victoria de La Tablada, el pueblo tarijeño se incorpora a la lucha por la independencia. Es esta una apreciación errada. La Tablada fue una de las muchas acciones guerreras de los montoneros chapacos, pero no fue la primera ni la última, aunque acaso la más importante y de mayor significación en el curso de la contienda. Existen documentos que dan testimonio inequívoco de que Tarija, se había pronunciado por la independencia a fines de 1809 o principios de 1810. La Junta Revolucionaria integrada por José Antonio Larrea, Francisco Gutierréz del Dozal y José Manuel Núñez de Pérez, suscribió con fecha 13 de julio de 1811, una vibrante Proclama que en sus partes salientes dice:
"Valerosos tarijeños: desde los primeros momentos en que supisteis que la inmortal Buenos Aires trataba de defender la patria de la esclavitud y tiranía en que ha gemido por tres siglos, manifestasteis vuestra adhesión a ese gran sistema y, cuando algunos de los pueblos circunvecinos se disponían a sofocarlo en su nacimiento, vosotros les disteis lecciones de patriotismo, jurando derramar vuestra sangre para sostenerlo. Así lo cumplisteis. La Patria os llamó a Santiago de Cotagaita en su defensa y volasteis a socorrerla.
Allí peleasteis con unas tropas veteranas, aguerridas y superiores en número y, a pesar de estas ventajas que debían asegurarles la victoria, las obligasteis a encerrarse en sus trincheras. En Suipacha os cubristeis de gloria ganando una victoria que dio nueva fuerza y energía a nuestro sistema"…
Recuérdese que las acciones de Cotagaita y de Suipacha se realizaron el 27 de octubre y el 7 de noviembre de 1810, respectivamente.
En la Batalla de Tucumán en septiembre de 1812, los jinetes chapacos a órdenes de sus caudillos arrasaron a las unidades "Paura" y "Fernando Séptimo".
De esta actuación, el epónimo guerrillero Uriondo, manifestó en una de sus arengas: "Los tarijeños pasamos por entre el enemigo como rayando el surco para la siembra".
La decisión heroica y el temerario arrojo de los montoneros a caballo hizo exclamar al General Felipe Braun: "Con mil jinetes tarijeños me pasearía triunfante desde el Perú hasta El Plata" y al General Burdett O'Connor: "Los jinetes chapacos solo pueden ser aventajados por los llaneros de la Gran Colombia".
A la historia de Tarija en la Guerra de la Independencia se la conoce fragmentariamente. Sus fuentes de información están en Sevilla, Tucumán, Salta, Buenos Aires. Algo, muy poco he recogido en mi modesto libro "Moto Méndez, El Caudillo Chapaco". Mi más caro anhelo fue siempre, extraer de aquellos archivos el glorioso historial de mi amado solar nativo. No he podido hacerlo hasta ahora. Y a esta altura de mi vida ya me sería imposible. Pero acaricio la esperanza de que alguien tendrá que hacerlo. Es un deber imperativo para todo tarijeño.
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La Reincorporación de Tarija a Bolivia, es un proceso histórico que arranca en 1807 cuando una Cédula Real, complementada con una Bula Papal, dispusieron que el Partido de Tarija, perteneciera en lo eclesiástico al Obispado de Salta, segregándolo del de Chuquisaca y de la jurisdicción territorial de Potosí. El pueblo tarijeño reunido en Cabildo protestó por esta medida, rechazándola de hecho. Y nombró una comisión especial que se encargara de realizar las gestiones para su derogatoria. Entretanto decidió que Tarija seguiría dependiendo en lo eclesiástico de Chuquisaca y en lo político de Potosí. Con la iniciación de la Guerra de la Independencia la cuestión quedó olvidada, pero vigente la reclamación que se planteara. La lucha emancipadora se extendió por todos los confines y latitudes de nuestra América. Tarija, como hemos visto, actuó como parte integrante del Alto Perú, desde 1810, o antes.
Los montoneros chapacos al mando de sus caudillos Méndez, Rojas, Uriondo, Avilez, los hermanos León, Mendieta, Flores y cien más, con sus propias cabalgaduras y arreos armados con picas, palos y lanzas, sostuvieron desde Suipacha hasta Tucumán, una incansable guerra de guerrillas jalonando la gloria con temerario arrojo y heroísmo. El General Canterac primero y el Virrey La Serna después, marcharon sobre Tarija para dominar a los guerrilleros. Eustaquio Méndez, el glorioso Moto, sitió la plaza. La Serna, no obstante el número de sus efectivos muy bien pertrechados, fracasó en sus intentos de romper el cerco. Este episodio lo consigna el General Burdett O'Connor, en su libro MEMORIAS. Lo copiamos textualmente:
"Al anochecer montamos a caballo y nos dirigimos al inmediato pueblo de San Lorenzo, a casa del Coronel Eustaquio Méndez, el célebre guerrillero, antiguo y muy benemérito patriota tarijeño, gaucho en toda la extensión de la palabra, hombre de mucho carácter, de sincero patriotismo y valiente en sumo grado. Este Méndez prestó muchos y muy importantes servicios a la causa de la independencia. En la época de la guerra tuvo sitiados en la ciudad de Tarija al Virrey La Serna y a todos los Jefes y tropa del Ejército realista capitulados después de Ayacucho. No les dejaba entrar ganado ni comestible alguno de las inmediaciones; en el punto llamado Barrancas entre Tarija y San Lorenzo quitaba los contingentes que venían de Tupiza para las tropas realistas, escoltados siempre por una Compañía de Cazadores. El General José Miguel de Velasco que fue Capitán de una de estas compañías y más tarde Presidente de Bolivia, me refirió toda esa historia y esas proezas y la manera como el Coronel Méndez le quitó en una ocasión a él y su compañía todo el contingente que traía en aquellas célebres Barrancas de Tarija.
"El Virrey La Serna, viéndose ya sumamente estrechado por este infatigable y valiente guerrillero patriota, le propuso un día que pidiese la gracia que quisiere a cambio de que levantase el sitio de la plaza y le dejase entrar víveres.- "Muy bien señor Virrey, si es así, le respondió el heroico Méndez: yo no pido otra cosa sino que se digne suspender el tributo que paga el paisanaje de mi tierra, y yo suspendo el sitio y dejo entrar lo que "guste". Es desde ese día que se suspendió el tributo en Tarija lo que se debió pura y exclusivamente a Méndez. Toda "aquella noche se bailó en casa del benemérito Coronel Méndez y al día siguiente nos regresamos todos a Tarija".
Deseo agregar que el famoso Moto Méndez recibió del General Belgrano, en 1915, el grado de Teniente Coronel del Ejército Auxiliar Argentino, y que, con una conceptuosa carta le obsequió un sable plateado con empuñadura dorada y un entorchado uniforme distintivo de su alta graduación militar. Más tarde, el Libertador Simón Bolívar lo ascendió a Coronel Efectivo del Ejército de la República.
Méndez, el glorioso Moto, es el paradigma de las virtudes cívicas y guerreras de la indomable raza chapaca. No resisto, perdonadme, os lo ruego, al deseo de referirme a su muerte. En abril de 1849, los exiliados bolivianos en la República Argentina al mando del General José Miguel de Velasco organizaron una expedición revolucionaria para derrocar al Gobierno de Belzu y se internaron por Tarija. Méndez, fervoroso partidario de Belzu, al tener conocimiento de la incursión, organizó a sus montoneros para enfrentar a los invasores. El Coronel José Rosendi, famoso por su valentía y crueldad, a la cabeza de una fuerte fracción de soldados sorprendió a los montoneros con una hábil maniobra. La defensa no era posible y Méndez ordenó la retirada, mientras él, logró tomar su cabalgadura y huir sobre el camino a Tarija, perseguido por Rosendi quién le dio alcance intimándole rendición. El caudillo frenó su caballo y blandiendo su sable, que era su única arma, exclamó iracundo: ¡Que se rinda du abuela, carajo!…
Recibió dos disparos y rodó por tierra gravemente herido. Treinta años después en similares circunstancias, idéntica imprecación escupiera en el rostro del araucano cobarde, en el Topáter, nuestro másculo héroe civil don Eduardo Abaroa.
Herido, casi agónico fue encerrado en una húmeda, oscura y maloliente celda. Logró dictar su testamento. El provisor eclesiástico doctor José Manuel Rodó, le ministró los Sacramentos de Viático y Extremaunción. Respiraba con dificultad. Se apagaba su vida segundo a segundo… Un ronco estertor… una postrera reacción muscular… sus ojos se cerraron para siempre. Y su nombre conquistó la perennidad excelsa de la inmortalidad.
Era el anochecer del 4 de mayo de 1849.
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Volvamos a nuestro tema. Sellada la Independencia Altoperuana con la Victoria de Ayacucho y, abatido el último reducto realista en la acción de Tumusla, el Mariscal Antonio José de Sucre, rubricó el célebre Decreto de 9 de febrero de 1825, convocando a una Asamblea Constituyente para la creación de la República.
Los tarijeños se aprestan a designar a sus representantes ante dicha Asamblea mediante la Junta de Electores.
Se suscribe el documento, de fecha 6 de junio del citado año 1825, que constituye el primer acto público y categórico de la decisión de Tarija de formar parte de la República a crearse:
Textualmente dice:
"Reunidos en la casa consistorial de esta ciudad los electores nombrados por la Provincia para la elección de los Diputados que por parte de esta Provincia debían representar en el Congreso del Perú a donde credenciales de los Electores, que fueron por la ciudad seis Electores, ciudadano "Bernardo Trigo, Gobernador Político y Militar; Doctor José Mariano Ruiloba, Cura y Vicario Foráneo; doctor Baltazar de Arce, Cura de la Concepción; doctor Francisco Mariano de Caso, cura de Camataquí; don Ignacio Mealla, Alcalde de Primer Voto; y don Manuel Lea Plaza, Alcalde de Segundo Voto. Por el partido de San Lorenzo, el cura de ese beneficio don Francisco de los Reyes y el Alcalde de la Hermandad don Pedro José Cavero. Por el Partido de "Padcaya, don Agustín Caso y don José Morales. Por el Partido de Tomayapo, el Alcalde Pedáneo don Apolinar Segobia Por el Partido de Tojo, don Pedro Antonio de Lizárraga. Por el Partido de San Luis de las Salinas en la Frontera, el Comandante don Diego Vaca. Por el Partido del Valle de Abajo, el Capitán de Milicias don Juan Esteban Correa y por parte del Partido de Itaú y Caraparí, el Capitán don José Manuel Sánchez, que forman el total de diecisiete electores. Instalado el acto bajo la Presidencia del Cura y Vicario Foráneo don José Manuel Ruiloba y secretaría de don Bernardo Trigo, se eligió como "Diputados a los Curas, José María Ruiloba "Baltazar de Arce y al Sr. Joaquín de Tejerina.
Los Diputados electos, no fueron admitidos en la Asamblea Constituyente. Su actitud es explicable si se tiene en cuenta que se conocía la nota cursada por el General Juan Antonio Arenales a la Legislatura de Salta, haciendo referencia a un pronunciamiento que se habría efectuado en Tarija, en abril de 1825 sobre su incorporación a la República Argentina. La Asamblea postergaba la admisión de los Diputados tarijeños; además de lo anotado, por el temor de suscitar un conflicto con el Gobierno de Buenos Aires. El Mariscal Sucre, por su parte, tampoco se decidía a tomar una determinación que bien pudiera no aprobarla el Libertador Bolívar. Es evidente, también, que el General Arenales ocupó militarmente Tarija y nombró Gobernador a don Felipe Echazú.
Se reunió el Cabildo Popular y suscribió una declaración que fue entregada a Arenales. Su texto es el siguiente:
"Señor: Esta provincia por su voto general está agregada al Alto Perú ya en uso de la plena libertad que el mismo Congreso General Constituyente de la Provincia del Río de la Plata, ha sancionado que disfruten las del Alto Perú, para disponer de su suerte según mejor les convenga a sus intereses y felicidad; y si éstas tienen esa regalía, no obstante haber pertenecido siempre a la capital Buenos Aires, con igual o mejor derecho debe gozarla Tarija, que sólo perteneció a Salta desde la erección de su obispado, de cuya orden se suplicó oportunamente por lo político; ya porque quiere reasumir las augustas funciones de soberanía que el Supremo Libertador se ha dignado prodigar a los pueblos americanos, para que decidan libremente de su suerte en orden a sus intereses y gobierno, conforme al deseo del poder ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y de las mismas dichas provincias del Alto Perú; y yá, finalmente, omitiendo otros poderosos motivos, en demostración de los brotes sinceros de gratitud y reconocimiento a los Libertadores que tanto se han sacrificado hasta romper las cadenas que a Tarija y demás pueblos del Perú oprimían. De todo esto se ha dado cuenta a las superioridades: se espera la contestación y, del mismo modo, la resolución de la Asamblea General que se ha congregado para esta decisión; y mientras tanto, no se puede hacer innovación alguna sin ollar los altos respetos que tan justamente son debidos. "Dios Guarde a usted muchos años. Tarija julio 16 de 1825.- (Fdo. Ignacio Mealla.- "Manuel Lea Plaza.- Bernardo Trigo.- Manuel José Araoz.- Agustín Mendieta.- Francisco Javier de Arce.- M. Zacarías Saracho".
Esta comunicación la elevó Arenales a la Junta Provincial de Salta, la que respondió con una llamada "Resolución Votada en Pleno", que decía: "Primero, la Provincia de Salta no reconoce legal y bastante la Resolución acordada por el Cabildo de Tarija, por la que se separa de esta Provincia y se agrega a las del Alto Perú aquel territorio, Segundo. Si el expresado Cabildo pretendiese sostener este acto con el pronunciamiento de una Asamblea Popular el Poder Ejecutivo de la Provincia, en virtud de sus atribuciones tomando las medidas más eficaces al efecto garantiza la libre y legal instalación de una Junta General de Representantes de aquel departamento que delibere sobre este negocio. Tercero. En el caso de que esa Asamblea resulte confirmando la deliberación del Cabildo ella deberá quedar en suspenso hasta la Resolución del Congreso General de las Provincias Unidas a quien se dará cuenta inmediatamente"... (Del citado libro "Tejas de mi techo")
Reunido el Cabildo, rechazó la Resolución de la Junta Provincial de Salta y procedió a nombrar nuevos Diputados al Congreso Constituyente de Chuquisaca. Fueron designados Baltazar de Arce, Joaquín Tejerina y José María Ruiloba, reiterando en las credenciales: "Que Tarija se reincorpora al Alto Perú en ejercicio de su libre y soberana voluntad".
El Congreso, estudió las credenciales, declarando que sensiblemente "faltaba el acta en que se declare la unión a la República de Bolivia" y manifestando "Cuán satisfactoria era la declaración de Tarija hacia Bolivia; que había llenado de placer al Congreso, quién omitía dictar las providencias para la incorporación de sus Diputados por faltar aquel documento".
Continuará...