Subieta, una estirpe boliviana y los Paniagua de Loaysa
En Potosí, y el 19 de diciembre de 1844



En Potosí, y el 19 de diciembre de 1844, doña Josefa Gainza de Benavides dueña de una importante panadería de esa ciudad, compraba una tienda perteneciente al Ramo de Beneficencia. Doña Josefa alquilaba dicho local que unía dos propiedades que le pertenecían en la esquina de la calle Colombia, a un paso del antiguo Convento de Santo Domingo. Buscaba la adquirente remodelar esas propiedades para hacer una decente construcción, más cuando ella se encontraba a una cuadra de la plaza principal y en esquina. Aceptada la venta por el gobierno (el propio presidente de la República aceptó la misma), se otorgó escritura de traspaso de dominio por 160 pesos con lo cual doña Josefa podía seguir con el arreglo de su casa (1).
No perdió tiempo la nueva propietaria y siguió con la remodelación emprendida. Hasta que un conflicto surgió. Su vecina, doña Justa Ibero de Lacavera, le entabló pleito porque los techos de la nueva construcción volcaban sus aguas pluviales sobre los suyos. Razón tenía doña Justa en su protesta, peo no en la forma despectiva y discriminatoria con que se refería a su vecina por el solo hecho de considerarla mestiza e hija natural de sus padres.
Nacida en Cochabamba en 1796, doña Josefa descendía por su padre de una importante estirpe radicada en Charcas desde el siglo XVI con raíces españolas que llegan al siglo XIII. Ellos eran los Paniagua de Loaysa. Por su abuela paterna, doña Manuela Gainza, descendía de don Domingo de Gainza Gobernador Intendente de Cochabamba casado con una dama cochabambina llamada doña María Josefa de Marañón y Vargas, cuyas raíces genealógicas llegan al conquistador el célebre General don Pedro Álvarez de Hinojosa y al no menos conocido don Martín de Rocha (2).
Pero era por don Clemente Gainza por donde le provenía a doña Josefa su mayor relevancia social y genealógica. Era su padre hijo legítimo del 24 del Cabildo de Cochabamba don Miguel Paniagua de Loaysa y de doña Manuela de Gainza. Bautizado a los seis años, la muerte de su padre nos revela la existencia de un conflicto serio familiar. Probablemente era don Miguel un hombre de carácter adusto y difícil acrecentado al final de su vida por una enfermedad cerebral, ya que no tenía relación alguna con su hijo ni con su esposa. ¿Influiría en ello el comportamiento disipado de ese hijo que convivía con una mujer de ascendencia mestiza? ¿Y habría su madre aceptado ese comportamiento tan opuesto a las radicales costumbres de ese siglo? En esos años una unión libre y con una niña considerada mestiza (doña Catalina Subieta) se lo veía como un insulto al honor de la familia. Y los Paniagua de Loaysa eran vistos y se consideraban como una de las más importantes y nobles familias de Charcas. Habían sido proveídos por el Rey con el DON ya a fines del siglo XV y como Caballero de la Orden de Calatrava en la persona de don Gabriel Paniagua de Loaysa quien, a la muerte de su padre (fundador de la Plata hoy Sucre), se vio obligado viajar a las Indias para heredar las mercedes recibidas por éste y la importante encomienda de Misque que abarcaba un amplio territorio y en especial gran cantidad de población indígena ubicada en ricos valles que así tributaban buena cantidad de dinero.
Tal es el origen de doña Josefa a la que se maltrató en Potosí muchas veces por su origen mestizo y supuestamente dubitativo. Tal estigma social perduró socialmente por muchos años hasta que transcurrida la República hasta mediados del siglo XIX fue diluyéndose ante diversos acontecimientos políticos en los que muchos actores, ya por su capacidad y cargos en los gobiernos, lograron un reconocimiento social elevado.
Entre los primeros podemos citar a varios integrantes de la familia Subieta. Fue relevante en Potosí por su destacada intelectualidad. Así se destacan por ello Eduardo (1847-1915) y Pablo (1844-1884) Subieta Dávalos, ambos ilustres literatos que a fines de ese siglo ilustraron las letras bolivianas con escritos destacables haciéndose conocer por ello en otros países aledaños a su patria. Ambos hermanos eran primos cercanos de doña Josefa Gainza como hemos visto en la genealogía aquí publicada. No queremos tampoco dejar en silencio al distinguido historiador don Luis Subieta Sagárnaga (1875-1966) cuyos trabajos sobre el pasado de su patria nos ilustran muchos aspectos sobre el pasado de ella. Y por último, no olvidamos al prócer potosino Mariano Subieta, que en los albores de la República dio su vida y libertad en favor de la independencia de Charcas sufriendo cruel prisión en las mazmorras de Ceuta (territorio español al norte de África) por casi una decena de años. Su libertad tuvo lugar en 1822, junto con el Inca don Juan Bautista Condorcanqui, regresando a su patria donde siguió actuando públicamente en bien de ella y de sus compatriotas.
Por otro lado, aún e nuestros días integrantes de esta familia siguen el camino de sus antepasados como ciudadanos ilustres, pues hay en ellos pintores destacados y mucha personas
Luego de esta digresión sobre una rama de la familia de doña Josefa Gainza y Subieta, debemos hablar sobre la de su padre don Clemente Gainza, pero en su varonía los Paniagua de Loaysa. Como ya hemos mencionado, quien primero comenzó la estirpe en América fue el conquistador Pedro Hernández Paniagua, hijo de Gabriel y de doña María de Loaysa, dueña de varios mayorazgos (3). Casó Pedro con doña María de Trejo, y de ellos descienden los Paniagua de Loaysa americanos, cuyas tierras en Misque les dieron por varias generaciones un buen bienestar económico.
Fue hijo de ambos don Gabriel Paniagua de Loaysa, Caballero de La Orden de Calatrava, quien a la muerte de su padre se trasladó a América para recibir la gran fortuna que éste adquirió por su actuación en la Conquista (4). De don Gabriel descienden las numerosas ramas familiares que en su varonía permanecieron en Charcas. Otras se establecieron en Perú, Chile y, por último, en el Río de la Plata.
Tiene pues el lector la oportunidad de conocer a continuación la zaga de una importante
N O T A S
1.- dicha casa aún existe y en ella se ha instalado un hotel.
2.- Ésta es la genealogía ascendente de doña Josefa:
Gonzalo de Torres (fall. Extremadura), padre de Pedro Alfonso de Hinojosa, Fundador de Plata el 6-III-1553. Padre de Isabel de Alvarado (mestiza) casada con Martín de la Rocha. Padres de María de la Rocha casada con Francisco de Osorio. Padres de María de Osorio, casada con Bernardino Ximénez el Viejo. Padres de Claudina Ximénez (n. 1613), casada con Rodrigo de Orinaga. Padres de Ana de Orinaga casada con Isidro Méndez de Navia; padres de Claudina Méndez de Navia, casada con Hermenegildo de Vargas: padres de María de Vargas (1687-1711), c.c. Antonio Marañón; padres de María Josefa Marañón, c.c. don Domingo de Gainza, Gobernador Intendente de Cochabamba. Padres de doña Manuela de Gainza, c.c. don Miguel Paniagua de Loaysa. Padres de don Clemente de Gainza, unido a Catalina Subieta, padres de Josefa Gainza, c.c. Pedro Benavides.
Por el lado Subieta, que era su vinculación con orígenes indígenas, su genealogía es la siguiente: Joseph Subieta, natural de Oruro, unido a Juana Díaz (¿mestiza?), padres de Joseph Subieta (hijo), c.c. María Ledesma, natural de Sacaba, padres de Catalina Subieta, quien con don Clemente Gainza tuvo a doña Josefa Gainza de Benavides.
3.- Sobre este último, su sobrino Mario Araujo Subieta ha recopilado en un volumen toda su importante obra literaria de los que hay que destacar sus profundos conocimientos. Ambos hermanos descendían (nietos) de un hermano de doña Catalina llamado Cayetano quien casó con María de Espinosa, padres de Eduardo casado con María Carmen Dávalos, padres de los literatos.
4.- Doña María era hermana de Fray Jofré García de Loaysa, expedicionario con Sebastián Elcano en su segunda expedición naval a las Molucas. Ambos murieron en ese viaje, probablemente de escorbuto, el año 1528. Ver de Juan Isidro Quesada:
Paseo Genealógico por la Argentina y Bolivia. Centro de Genealogía de Entre Ríos. Buenos Aires. 2006. pp. 336 y 337.