Mama Luna
Una de las características resaltantes de este poemario es su cercanía con el romance y la copla



Una de las características resaltantes de este poemario es su cercanía con el romance y la copla, a nivel rítmico, que se adecúa perfectamente a la imagen que tenemos de la “poesía infantil”, es decir sencillo y musical, narrativo y pedagógico. El poemario tiene, además, la virtud de ser una pequeña fiesta del lenguaje. Su variedad de términos le dan color a las imágenes cotidianas y extraordinarias de los sucesos poetizados.
Ricardo Vírhuez V.
Poeta, narrador y crítico
PALABRAS PARA MAMA LUNA
En algún lugar del planeta Myra Castrillo, lejos, muy lejos de su pequeña patria, inició este maravilloso libro que por la calidad de los temas y de los destinatarios, ha de vivir en cada palabra o juego que nos sugiere descubrir y que confrontamos en esta época de crisis y de luchas. Su poesía tiene el privilegio de rememorarnos esa edad de oro que todos y cada uno de nosotros guardamos como el tesoro más grande de nuestra vida. Y es cuando aparece su auténtica dimensión de hada traviesa y juguetona, invitándonos a reconocer en los elementos de la naturaleza, la parte de la ensoñación que hemos ido perdiendo. El viento, la lluvia y la primavera son motivos de algarabía y de secreto deslumbramiento, que oscilan entre la oralidad y lo ágrafo, pues la poetisa conjuga una serie de experiencias que vienen desde su propia infancia; de suerte que a partir de estos poemas bien podemos apuntalar nuevos estudios sobre el comportamiento de una niñez que cronológicamente ha realizado su historia.
Mama Luna, además de sugerente y sugestivo, es un título que nos conduce a la búsqueda de nuestras raíces. Iniciado como un juego cándido y amoroso, es a fin de cuentas el emblema de una generación en la que la autora no sólo deslizó palabras sino también profundos sentimientos. Hay en este libro una identificación plena con el entorno pero también con una historia que es rediviva en versos sencillos y donde se siente el palpitar del pueblo boliviano, en especial de Tarija, lugar de origen de la insigne poetisa, que en este poemario abre las puertas a la esperanza, a la vida, al triunfo definitivo y entrega para los niños de esta parte del mundo y en general, poemas con tanta ternura y belleza que en realidad nos conmueve y nos alienta a luchar por un nuevo amanecer plural. ¡Qué duda nos cabe de su compromiso y lealtad para con los niños y los jóvenes! Myra Castrillo es el ejemplo más noble de la palabra convertida en acción, transformada en auténtica poesía.
Confieso que estas palabras de celebración y homenaje a Myra Castrillo, luchadora social por excelencia y poeta por vocación y fe, están en el límite próximo a un futuro estudio documentado de su vida y de su obra, que sabemos cubre varios géneros literarios, pero que, a partir, de Mama Luna, ha de merecer siempre nuestro recuerdo, afecto y respeto por habernos legado una obra clave en el proceso de Ica, julio del 2000
Jesús Cabel Presidente Nacional de la APLIJ
PRESENTACIÓN
El poemario que pongo a disposición de las niñas y niños (y también de los adultos) de este lado de Bolivia fue escrito veinte años atrás, en el extranjero, cuando su autora, como muchos otros bolivianos vivía en situación de exilio.
El exiliado siente una extrema exaltación de la belleza y los más nobles valores de sus lares, tanto, que la nostalgia viene a ser íntima parte, a veces desesperada, de su ser, en consecuencia, busca formas de manifestarse y éstas sueles ser las artes inmediatas: poesía, música, pintura, no pocas veces inspiradas en las tradiciones vividas.
Mama Luna fue, originariamente, una recopilación en verso de los juegos que jugó mi generación, muchos de ellos ya perdidos en el olvido impuesto por el progreso urbano que cubrió a la aldea que en mi infancia fue Tarija. Este hecho sociológico me impelió a eliminar de este volumen aquella parte que sería incomprensible para los niños de hoy.
Empero, el material reunido fue vertido en mi libro El folklore infantil tarijeño, aún inédito, cuya publicación contribuiría, por cierto, al mejor conocimiento y conservación de nuestra cultura popular.
En Mama Luna los poemas suelen ser extensos: son historias que incentivarán la imaginación antes que la memoria; identificándose con sus protagonistas, el niño-lector o niño-escucha podrá recrearlas con otros personajes y paisajes, el maestro o la madre o el padre.
Mama Luna es una entrega respetuosa de la infancia, pues ubica a los niños en su dimensión de personas en desarrollo (no de adultos en miniatura o de eternos peterpanes) capaces de recibir un lenguaje que elude la puerilidad, incentiva su naturaleza lúdico-social, los impulsa a la investigación del pasado y a amar nuestros valores culturales.
Entre juego y juego se presentan algunas semblanzas de niños trabajadores, se plantea la cuestión de la libertad (“Canción de la niña esclava”) y también la de la muerte (“Romancillo de la ovejerita”), no faltan estampas de la Fiesta Grande y la Navidad; la naturaleza: Luna, Sol, río, lluvia, árboles, aves, tierra, lo impregna todo, y por último, se canta el amor niño y del río omnipresente junto a su amada: Tarija, la de las rubias espigas.
Myra Castrillo Colodro
RONDA DE LA LUNAY EL SOL
El Sol
El Sol
se ha ido
montado en un halcón
Una paloma
ha venido
a encender
el callejón
Yo soy el Sol
y me voy volando
montado
en mi halcón
Yo soy la Luna
y vengo bogando
a encender
el callejón
Adiós, Sol
adiós, amor
adiós, rojo halcón
Mamaluna
mama blanca
alumbra el callejón.
RONDA CON PALOMAS
Para Balú-Deby-Daya
El bajel de la noche se ha estrellado
contra una roca de constelaciones
su velamen al aire desplegado
se hizo trizas en canciones
Mil luceros descendieron a la tierra
-son palomas mensajeras de las hadas-
los niños de las vegas tarijeñas
corren a tomarlas de las alas
Ya formaron su ronda de ilusiones
ya danzan la danza de la infancia
A la ronda ronda, hermanito indio
a la ronda ronda, rusito lejano
a la ronda ronda, amable chinito
la ronda ronda, zambito africano
Palomas y niños de todas las razas
se abrazan danzando en ronda fraterna
y sus locos trinos de avecillas tiernas
despiertan raros ecos en las almas de piedras.
Achocalla, 1973
EL VOLADOR
A don Carlos Castalio Lema, mi padre
Con seda de mil matices
he inventado una estrella
para que vuele hasta el cielo
sobre las alas del viento
Un hilo le abrió el camino
quebrando el talle del aire
y la canción de colores
trepa cantando mensajes
Prendiendo todas sus luces
hace cabriolas, jugando
y llamándome, despacito
quiere llevarme a las nubes
De su cabellera encrespada
saltan corceles de fuego
que galopan por el cielo
sacándole chispas al viento
Hasta que en un cabeceo
endido, ya, de cansancio
yo lo bajo del cielo
para arrullarlo en mis brazos.
EL SURAZO
Por los tejados viene
maullando
un gato
arqueado el lomo
la garra pronta
Desde la cresta
del alto ceibo
rabioso araña
a la nube blanca
que huye gritando
Sus dientes trituran
armoniosos sones
y salta
mojando
con filosas gotas
la carne de las rosas
temblorosas
Y todo, porque
alguien
pisó
descuidado su gran cola
venerable.
LA CACHAÑA
Cuando cachañeo, sueño
cuando sueño, canto
cuando canto grito
“Royalistas a la cancha”
Bordando voy firuletes
por las calles empedradas
haciendo rodar una bola
que yo mismo he fabricado
Raudo, con la pelota de trapo
cachañeo corro y vuelo
y hago el quite a la gente
que quiere ganarme shuteando
Para la cachaña no necesito
cachos de cuero curtido
me bastan mis pies desnudos
y una esperanza en el alma
Porque el domingo flagrante
para la hinchada que canta
los jugadores del Royal
harán temblar la cancha.
CANCIÓN DEL NIÑO LUSTRABOTAS
A José Soruco Arancibia
El domingo de descanso
es mi mejor día de trabajo
porque caballeros y damas
van y vienen girando
«Lustra, lustra,». Señor
lustraré, señorita
sus zapatos de cristal
piden una lustradita
Tengo que ganar dinero
para ayudar a mi madre
que pierde su vida lavando
la ropa de casa grande
«Lustra, lustra». Señor
lustraré, señorita
sus zapatos de cristal
piden una lustradita.
LAS PAPACHAS1
Esas frutitas silvestres
tienen su pequeño misterio
un saborcito muy raro
y añoranzas del verano
Qué sería de las cercas
muriendo de soledad
sin la alegría del papachal
y de sus frutos plateados
Y qué sería de nosotros
si sobreviniera el caso
de nunca más saborear
las papachas del verano.
(1)Papachas: Pequeña frutita silvestre de sabor dulce que agrada muchísimo a los niños.
EL COLUMPIO
Trenzando la cabellera
de un verde sauce que ríe
de un sauce verde que llora
hemos construido un columpio
para mecer nuestros sueños
domingueros del verano
Escuchando las voces
de las sirenitas de plata
que me llaman, impacientes
desde el fondo de las aguas
yo les propongo mecerse
en el columpio del aire
Ellas me dicen que ¡no!
yo les digo ¡tampoco!
y en mi alegría transportado
levanto las manos y toco
la cara de cobre del Sol
y el Sol me insulta, furioso
No sé si reír, divertido
o lanzar un grito, aterrado
prefiero cerrar los ojos
en mi embriaguez de juegos
y mecerme en el columpio
invisible de los sueños.
EL DULCE
Nadando a todo vapor
en su estanque de metal
los membrillos de febrero
van cambiando de color
Jugando con las burbujas
se sumergen hasta el fondo
para reaparecer al momento
en grandes oleajes de azúcar
Golosos de miel y aromas
-en su piscina de cobre-
saboreándose a sí mismos
se han disuelto en rojo arrope.
CANCIÓN TÍMIDA
Homenaje a Oscar Alfaro
Queremos trepar al peral
queremos sus dulces frutos
Desde el vientre de la tierra
niños, yo vengo a juga
Peras suaves de piel verde
peras verdes de alba carne
Si ustedes juegan conmigo
mi trompo les puedo prestar
Queremos trepar al peral
queremos sus dulces frutos
Mi trompo inventa colores
mi trompo canta alegrías
Peras suaves de piel verde
peras verdes de alba carne
Tomad las peras jugosas
cantemos todos los cantos
Queremos jugar con el trompo
que canta y baila en tu mano.
EL CEIBO MUERTO
(In memorian del Ceibo de los Montoneros)
Para el poeta Franz Ávila del Carpio
¿Qué gritos son esos gritos?
¡Qué ayes traspasan el viento?
a veces parecen rugidos
a veces, de niño el lamento
¿Qué pasa, vecina
qué pasa, mujeres del mercado
qué pasa, hombres honestos
a quién han asesinado?
Nada sabemos, comadre
¡pobre ánima bendita!
Ay, ay, ay, ay
escucha pueblo
ay, ay, ay, ay
mataron al ceibo
al Ceibo de los Montoneros
¡Ahhhhhhhhhhhhhhhü!
¡ Ahhhhhhhhhhhhhhhü!
¡Riendo lo mutilaron!
¡A hachazos lo segaron!
La sangre se iba llorando
llorando de su corazón de árbol
Bramaba el Montonero
-fiera acorralada-
respeto por su historia
exigiendo
y por la hermosura de sus ramas
Pero el asesino
bajó el pulgar
y en la hoguera lo ultimaron
y dispersaron sus cenizas
en los cenizales
¿Y sus hijos qué hicieron?
¡Qué hicieron los que de su sombra
gozaron?
Nada...
Miraron por las ventanas.
LAS FLECHITAS (1)
A Ocachín Varas Castrillo
Entre escorias y erial
de un pasado primitivo
he descubierto el cuarzo
bajo forma de flechitas
Afiladas como garras
como la luz diáfanas
sus facetas son distintas
según la cadencia del astro
Si las hiere con sus rayos
son estrellitas de fuego
si las sombras las alcanzan
lloran lágrimas cromáticas
Cuando fijamente las miro
parece que se movieran
cual insectos moribundos
que cobraran nueva vida
En la penumbra de mi cuarto
al impulso misterioso
de un no sé qué intangible
unas abejas irreales
vuelan de un ángulo a otro.
(1) Flechitas: Puntas líticas de los pueblos originarios, precolombinos, que habitaron el valle de Tarija. Los niños, convertidos en “arqueólogos", solían coleccionarlas.
CHIRRIADA Y CHICHARRA
Cómo chirría
la chirriada(1)
y cómo canta
la chicharra
la primera en la piedra
la segunda en una rama
Chirr chirr chirr
chirría la chirriada
chirr chirr chirr
canta la cigarra
La chirriada es un sol
por el color y el calor
La chicharra, una guitarra
por el rasgar y el cantar
Los kollas, la quispiña(2)
los cambas, el masaco(3)
los chapacos, la chirriada
y la chicharra, guitarra
Chirriada maíz
chicharra guitarra
chapaca chirriada
gitana chicharra.
(1)Chirriada: Tortilla de maíz cocida sobre una piedra recalentada
(2)Quispiña: Pan de quinua propia de los aymaras
(3)Masaco: Manjar de yuca cocida y molida que se mezcla con chicharrón, es el pan de la gente de los llanos orientales.
EL CHISTE DE LA GOLONDRINA
A Nilda C. de Varas. Mi hermana
Los chorros de Jurina
bajan riendo a carcajadas
del chiste que la golondrina
les susurró, encantada
De gota en gota rodando
desde los chorros al río
el chiste llegó a la nube
en un volátil navío
La nube, muriendo de risa
lo narró a la golondrina
y la golondrina, encantada
a los chorros de jurina.