De como el ciempiés se quedó sin medias y sin zapatos
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546201,546205"] Hay…ya…ya… yai… Al cocodrilo le duele la muela, el pobre esta con la cara hinchada, su ojo izquierdo tapado-¡Hay...ya...ya...yai... ! Sus gritos lastimeros se escuchan hasta el final del bosque, toda la noche no durmió, ni...



[gallery type="slideshow" size="full" ids="546201,546205"]
Hay…ya…ya… yai…
Al cocodrilo le duele la muela, el pobre esta con la cara hinchada, su ojo izquierdo tapado-¡Hay...ya...ya...yai... ! Sus gritos lastimeros se escuchan hasta el final del bosque, toda la noche no durmió, ni dejo dormir.
El ciempiés “comedido”
Hace algunas horas que el ciempiés “comedido” se fue a traer a los pájaros dentistas y su tardanza preocupa a la colonia del bosque.
-¿Qué pasara?- decía doña ardilla con las manos sobre los ojos oteando el horizonte.
-¡hay...ya...ya...yai...!- un grito aterrador pone los pelos de punta a los conejos y ratones quienes rápidamente se meten en sus madrigueras.
“Al cocodrilo
Le duele la muela
Necesita un dentista
Antes que muera”
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546198"]
Gritan los loros repetidas veces y con desesperación.
El águila busca al ciempiés “comedido”
Un águila que pasaba por allí escucha el “hay” aterrador y pide explicación.
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546199"]
Después de escuchar atentamente a los pájaros habladores decide ir al alcance del ciempiés “comedido”; primero mira fijamente barriendo el sendero con sus ojos de águila y luego alza el vuelo y un rato después ¡Zas! cae sobre el ciempiés “comedido” que en ese instante se lavaba los pies en las cristalinas aguas de un arroyuelo ¡suéltame... acabo de lavarme los pies y debo secarlos! -gritó molesto el ciempiés
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546200"]
“Al cocodrilo
Le duele la muela
Necesita un dentista
Antes que muera”
Le contesta el águila impaciente.
-Los dentistas están descansando dice el ciempiés “comedido”-espera un ratito mientras yo me pongo mis cien mediecitas y mis cien zapatitos.
-No podemos esperar- dice el águila con energía.
“Al cocodrilo Le duele la muela Necesita un dentista Antes que muera”
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546202"]
Los pájaros dentistas
Con una imperiosa voz de mando ordena el águila a los pájaros dentistas:
¡Pájaros dentistas a cumplir con vuestro deber!-allá volamos- le contestan obedientes y parten como rayos detrás del águila que llevaba al ciempiés por los aires gritando:
¡Déjame ponerme mis cien mediecitas y mis cien zapatitos!...
¡No! -chilla el águila-
“Al cocodrilo
Le duele la muela
Necesita un dentista
Antes que muera”
Mediecitas y zapatitos se fueron danzando
Las cien mediecitas y los cien zapatitos se fueron danzando sobre el arroyuelo cantarín y dicen que los encontraron unos descalzos gusanitos niños que fueron felices en ese invierno, cubiertos sus piececitos con zapatitos y mediecitas bordadas.
Derramando abundantes lágrimas de cocodrilo; el enfermo se dejó limpiar las muelas con los afilados picos de los hábiles pájaros dentistas.
¿Y...que fue del ciempiés?...
Algunos dicen que desde entonces el ciempiés camina descalzo cuidándose de las espinas.
Niños queridos:
Imaginen el final de este cuento y escríbanlo
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546203"]
Obertura
La exquisita imaginación de Nilda (la autora) nos conduce a un mundo de milagrosa realidad donde; los pequeños lectores recogen sabias lecciones de generosidad del águila, de sacrificio del ciempiés, de solidaridad de los pájaros para mitigar el dolor ajeno.
Un poema hecho narración, un lenguaje sencillo y ajeno para la percepción infantil en la dulce presencia de la colonia del bosque
Dra. Simona Garzón de Antezana
Presidenta de la Comisión de Cultura del XX encuentro Nacional de la “Época de Oro”
Hay…ya…ya… yai…
Al cocodrilo le duele la muela, el pobre esta con la cara hinchada, su ojo izquierdo tapado-¡Hay...ya...ya...yai... ! Sus gritos lastimeros se escuchan hasta el final del bosque, toda la noche no durmió, ni dejo dormir.
El ciempiés “comedido”
Hace algunas horas que el ciempiés “comedido” se fue a traer a los pájaros dentistas y su tardanza preocupa a la colonia del bosque.
-¿Qué pasara?- decía doña ardilla con las manos sobre los ojos oteando el horizonte.
-¡hay...ya...ya...yai...!- un grito aterrador pone los pelos de punta a los conejos y ratones quienes rápidamente se meten en sus madrigueras.
“Al cocodrilo
Le duele la muela
Necesita un dentista
Antes que muera”
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546198"]
Gritan los loros repetidas veces y con desesperación.
El águila busca al ciempiés “comedido”
Un águila que pasaba por allí escucha el “hay” aterrador y pide explicación.
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546199"]
Después de escuchar atentamente a los pájaros habladores decide ir al alcance del ciempiés “comedido”; primero mira fijamente barriendo el sendero con sus ojos de águila y luego alza el vuelo y un rato después ¡Zas! cae sobre el ciempiés “comedido” que en ese instante se lavaba los pies en las cristalinas aguas de un arroyuelo ¡suéltame... acabo de lavarme los pies y debo secarlos! -gritó molesto el ciempiés
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546200"]
“Al cocodrilo
Le duele la muela
Necesita un dentista
Antes que muera”
Le contesta el águila impaciente.
-Los dentistas están descansando dice el ciempiés “comedido”-espera un ratito mientras yo me pongo mis cien mediecitas y mis cien zapatitos.
-No podemos esperar- dice el águila con energía.
“Al cocodrilo Le duele la muela Necesita un dentista Antes que muera”
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546202"]
Los pájaros dentistas
Con una imperiosa voz de mando ordena el águila a los pájaros dentistas:
¡Pájaros dentistas a cumplir con vuestro deber!-allá volamos- le contestan obedientes y parten como rayos detrás del águila que llevaba al ciempiés por los aires gritando:
¡Déjame ponerme mis cien mediecitas y mis cien zapatitos!...
¡No! -chilla el águila-
“Al cocodrilo
Le duele la muela
Necesita un dentista
Antes que muera”
Mediecitas y zapatitos se fueron danzando
Las cien mediecitas y los cien zapatitos se fueron danzando sobre el arroyuelo cantarín y dicen que los encontraron unos descalzos gusanitos niños que fueron felices en ese invierno, cubiertos sus piececitos con zapatitos y mediecitas bordadas.
Derramando abundantes lágrimas de cocodrilo; el enfermo se dejó limpiar las muelas con los afilados picos de los hábiles pájaros dentistas.
¿Y...que fue del ciempiés?...
Algunos dicen que desde entonces el ciempiés camina descalzo cuidándose de las espinas.
Niños queridos:
Imaginen el final de este cuento y escríbanlo
[gallery type="slideshow" size="full" ids="546203"]
Obertura
La exquisita imaginación de Nilda (la autora) nos conduce a un mundo de milagrosa realidad donde; los pequeños lectores recogen sabias lecciones de generosidad del águila, de sacrificio del ciempiés, de solidaridad de los pájaros para mitigar el dolor ajeno.
Un poema hecho narración, un lenguaje sencillo y ajeno para la percepción infantil en la dulce presencia de la colonia del bosque
Dra. Simona Garzón de Antezana
Presidenta de la Comisión de Cultura del XX encuentro Nacional de la “Época de Oro”