Visión Geopolítica del General Manuel Belgrano: El Plan Continental (Tercera parte)
Incluso había una cooperación de apoyo mutuo al plan operativo original. Por ello, a pesar de la falta de recursos del Ejército Auxiliar que en todo momento se advierte a través de las distintas crónicas, Memorias y documentación, Belgrano dispuso el envío de tropas vía Copiapó, para...



Incluso había una cooperación de apoyo mutuo al plan operativo original. Por ello, a pesar de la falta de recursos del Ejército Auxiliar que en todo momento se advierte a través de las distintas crónicas, Memorias y documentación, Belgrano dispuso el envío de tropas vía Copiapó, para apoyar la campaña sanmartiniana.
Se debe destacar el proyecto belgraniano referido al Plan Continental u Operativo. El gobierno de Buenos Aires volcó todos los recursos bélicos al Ejército sanmartiniano. Pueyrredón y San Martín se entrevistaron en Córdoba para definir lo que habría de ser el llamado “negocio de Chile”. San Martín obtuvo recursos en las distintas provincias para conformar el Ejército de los Andes, lo que generó serias resistencias. Se destaca la presencia de los sectores jesuitas en Mendoza, y el apoyo de algunos sectores del exterior.
La designación de Pueyrredón como Director Supremo del Estado provocó numerosas resistencias, tanto en Buenos Aires como en el interior del territorio rioplatense. Se advierten los manejos de la Logia y las intrigas internacionales. Posteriormente, en Buenos Aires surgió un gran grupo opositor, liderado por Agrelo, quien debe exilarse a raíz de la publicación de la “Carta Apologética contra el Director Pueyrredón”, más conocida por “Libelo de Baltimore”. En el Archivo Pueyrredón aparece un informe de un diplomático norteamericano, M. Alejandro H. Everett, que cumple su misión en España. Este debe ser justificado en un largo informe por el mismo Pueyrredón, quien a su vez debe dar explicaciones ante los diputados de los pueblos reunidos en Tucumán. El reconocimiento de la independencia declarada por el Congreso de Tucumán y las distintas convenciones de paz con los pueblos de América dieron lugar a numerosas negociaciones, que tuvieron diferentes matices. Una serie de documentos y crónicas periodísticas aclaran este episodio.16
Pueyrredón, al ser elegido Director Supremo del Estado dado el manejo de la Logia y de algunos sectores de opinión, descargó sus maquinaciones contra los hombres que manejaban el Ejército Auxiliar del Alto Perú. Se recuerda que Belgrano no solo fue el hombre del orden para disciplinar el Ejército, sino que fue el candidato más firme para ocupar el cargo de Director Supremo del Estado, siendo candidatos, entre otros: San Martín, Saavedra, Soler, Pueyrredón y Belgrano. Dadas las intrigas políticas del interior del país y las situaciones difíciles en el seno del Congreso de Tucumán, así como los manejos de la gente de Buenos Aires, terminaron por elegir a Pueyrredón en el cargo. Las dificultades que se advierten en la correspondencia Pueyrredón-Belgrano así como con distintos hombres del quehacer político argentino, demuestran esta situación de manera clara y evidente. Son interesantes las réplicas de Belgrano a Pueyrredón cuanto este quiere asumir directivas en el tema de la guerra, ya que aclara que justamente la metodología en la guerra de recursos era ya utilizada por el ejército desde el año 1812.
No obstante, Belgrano contesta siempre con diplomacia a Pueyrredón, y le reclama constantemente la falta de recursos de todo tipo para equipar al ejército y poder hacer la guerra con acierto, así como la necesidad de contar con dinero en efectivo, pues ello daría lugar a un ejército de salteadores, pero esa no era la visión que él tenía de la guerra. Esta situación inmovilizó al Ejército Auxiliar, que solo pudo defenderse a través de un plan de dispersión con distintos jefes de la guerrilla. 17
El Gobierno de Buenos Aires no enviaba refuerzos con regularidad. Además muchas veces se atascaban porque eran captados en su recorrido por los revolucionarios de Santa Fe o de Córdoba, que estaban bajo la influencia de Artigas.
San Martín organizaba desde Cuyo su Expedición a Chile, que marcó con jalones de gloria su triunfo, al tiempo que organizaba un operativo marítimo. Este último aspecto fue puntualizado por Belgrano en muchos de sus escritos, estableciendo con precisión la importancia que tenía el control del mar en el Pacífico y detalles de lo que podía ser un desembarco, donde la figura de Cochrane cobra importante dimensión. Esto a pesar de las dificultades que este personaje tenía con San Martín. Pero de la documentación y de las crónicas belgranianas, se puede captar la visión de este héroe en este tipo de proyección militar. Su conversación e informes, así como los consejos con Álvarez de Arenales, el héroe de los Puertos Intermedios en el futuro, fueron realmente notables.
En el plan de San Martín figuraba la posibilidad de ejecutar una operación de desembarco para llevar a cabo una maniobra por líneas interiores, aislando al Ejército Real del Alto Perú del existente en el Perú, para poder abatirlos separadamente. Se debía promover la insurrección generalizada, tanto en el Perú, como en el Alto Perú. Como ya se vio, Belgrano adhiere a la proyección marítima del plan.
Este plan abarcaba algunos aspectos de los proyectos conocidos en el momento bajo el punto de vista militar, que se referían a las operaciones contra los realistas de Chile, pues contiene muchos puntos novedosos que los especialistas en técnica militar se han destacado constantemente. Se ha relevado la información existente en el Archivo Guido que se encuentra en el Archivo General de la Nación y que permite asegurar la correspondencia que Belgrano sostiene con los diversos jefes y oficiales de nota, así como la innumerable información que existía en el Departamento de Guerra que fue utilizada por San Martín en su momento. En el Archivo General de la Nación de Buenos Aires también se encuentra una nutrida documentación: Guerras por la Independencia, que permiten dar una visión de las campañas militares y otros temas de interés. La correspondencia Guido-Darragueyra en este repositorio es también relevante a los efectos de destacar las controversias provocadas por la elección del Director Supremo Belgrano-Pueyrredón.
VI
BELGRANO Y EL CONGRESO DE TUCUMÁN
El Congreso de Tucumán inició sus sesiones el 9 de marzo de 1816. Era un Congreso de carácter Americano, ya que no solo participaron diputados del Río de la Plata, salvo la Banda Oriental y las provincias del Litoral (Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes) que formaban parte de la Liga de los Pueblos Libres, liderada por Artigas, sino que contó con la presencia de diputados altoperuanos, de gran actuación en estos momentos, lo cual provocó conflictos con Buenos Aires repetidamente, según se advierte en los debates y sesiones. Este Congreso realizó una obra importante. En materia de relaciones exteriores envió misiones diplomáticas al exterior: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España; en el orden interno, a los distintos pueblos del interior, así como Paraguay y Banda Oriental, invitándoles a enviar diputados al Congreso. Este había sido el objetivo preciso de la Revolución de Mayo de 1810, cuya finalidad fue abortada en 1811 al producirse la incorporación de los diputados de los pueblos a la Junta Grande, que lejos de tener tinte federativo fue mucho más centralista en sus disposiciones, frustrándose la posibilidad de reunir congreso y dictar constitución.
Respecto al Congreso, se dice que a duras penas y después de varios meses se pudo llegar a una composición efectiva, lográndose la incorporación de diputados del interior del país, y en especial del Alto Perú, hoy Bolivia. Las disensiones internas provocaron muchas dificultades en la reunión del Congreso.
La gran labor de este Congreso fue declarar la Independencia de las Provincias Unidas de la América del Sud de los Reyes de España y su Metrópoli, el 9 de julio de 1816, con un sentido claramente americanista. El Acta de la Independencia fue redactada por el diputado Serrano, representante de Charcas, y hombre muy ligado a Belgrano y a Juan José Paso en cuanto a las cuestiones que se debían tratar en el Congreso.
La situación era tan dramática para sostener los gastos de la guerra que obligó al Congreso a publicar un Decreto el 3 de agosto de 1816, estableciendo un plan de arbitrios, con el fin de recaudar fondos y reducir gastos superfluos.
La obra de este Congreso fue ímproba bajo el punto de vista social, económico, político, educacional, y religioso. No solo define la declaración de la independencia, sino también el Doble Juramento a los funcionarios y a los pueblos, lo que establecía el carácter soberano del mismo. Otras medidas fueron también relevantes, como ser la disposición del símbolo patrio: la bandera celeste y blanca, la disolución del Colegio de San Carlos, creándose el Colegio Unión del Sur y la Universidad de Buenos Aires. Incluso esta asamblea declaró como Primera Santa Americana a Santa Rosa de Lima, estableció la posibilidad de unificar criterios para disponer con Roma la cuestión del Patronato Real. Esta declaración religiosa fue también estimulada por bandos y proclamas a los pueblos y al ejército, tanto de Belgrano como de Güemes, lo que ha quedado reflejado en la documentación. Ya se ha visto que su labor en materia diplomática fue muy importante. En el orden interno, le preocuparon al Congreso las disensiones de las provincias del Litoral, Santa Fe y Córdoba, así como los movimientos que se realizaban en Tucumán, La Rioja, y Santiago del Estero. También Paraguay y Banda Oriental fueron objetivo de las mismas, no se habla de la situación portuguesa, los Comisionados definieron un accionar muy interesante, pero poco estudiado. La conducta de Bernabé Aráoz, que fue puntualizada por Belgrano ante el Congreso, largamente debatida por los diputados de los pueblos, dado que este personaje mantenía relaciones con la elite realista, compraba y vendía hacienda que restaba al ejército patrio. No se puede dejar de mencionar la conducta de varios importantes clérigos, cuyo accionar con uno y otro bando, reflejaba cierta inestabilidad en el proceso en que estaban empeñados los hombres de la revolución o de la Patria Nueva, como se llamaba entonces.
La industrial y el desarrollo en este orden, fue también preocupación constante de la Asamblea, una de las discusiones más potentes era el traslado del Congreso, largamente debatido en las sesiones por los diputados, un posible centro de traslado era Córdoba en principio, luego Buenos Aires. Esta medida no fue aceptada por muchos hombres públicos notables de la época, entre ellos San Martín, Belgrano, Güemes y los distintos hombres del Alto Perú.
El traslado justamente de esta asamblea a Buenos Aires terminó con su disolución, así como la no aceptación de la Constitución del año 1819. Pero este es otro tema.
VII
BELGRANO, GÜEMES Y EL PROYECTADO PLAN DE LA MONTAÑA (1817)
A partir del proceso de la revolución de 1815 en Buenos Aires, que desembocó con la convocatoria al Congreso de Tucumán y con la resolución a través de un estatuto que debía identificar al nuevo gobierno, se encontró con un panorama muy definido en el país. Tres vertientes quedan perfectamente identificadas.
Primera: existen operaciones que enmarcan los intereses de la región cuyana, donde se desarrollará el plan libertario trazado por San Martín en territorio chileno, cuya proyección se extenderá a Lima-Perú, que era en esos momentos el centro del poder realista en América del Sud.
Segunda: los intereses de la región del litoral, a través del liderazgo de José Gervasio de Artigas, que se convirtió en la Confederación o Liga de los Pueblos Libres integrada por: Santa Fe, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Banda Oriental (actual República del Uruguay), Córdoba y otros pueblos del interior del país. A ello se agrega el Paraguay y los conflictos de la Banda Oriental, con la Corte Portuguesa y el gobierno de Buenos Aires. Artigas es el Protector de los Pueblos Libres.
Tercera: aquí se contemplan intereses del norte rioplatense que abarca las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y el Alto Perú (actual Estado Plurinacional de Bolivia). Se advierte las figuras de los Generales Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes. Ambos han de convertirse en antemurales de la gloria, pues definieron de manera precisa las famosas “Guerras Gauchas”, en el actual territorio argentino, y las “Guerras de Partidarios”, en el Alto Perú.
Con respecto a Belgrano y Güemes, ellos se escriben cartas y finalmente tienen un histórico encuentro en “el balcón del cuarto de Gurruchaga” en junio de 1817. En Güemes Documentado, se indica como ambos próceres se encontraron justamente en la casa hospitalaria de los Toledo Pimentel. En las conversaciones en la entrevista surgen temas vinculados con la táctica a llevar a cabo con respecto a la guerra, y las necesidades y recursos necesarios para resolver el proyecto belgraniano, llamado precisamente “Guerra de Montaña”.
Los temas, según la documentación, son los siguientes: operaciones del ejército, retorno de los emigrados, remoción del Gobernador Intendente de Tucumán, Bernabé Aráoz, medidas de recuperación económica para Salta, implementando el desarrollo de su producción y comercio, y el regreso de los capitales, que habían emigrado a otras provincias. Si bien prevaleció la intención de llevar una ofensiva, esto era muy difícil por la falta de recursos que ambos tenían y que de manera constante se ve reflejado en la correspondencia entre Güemes y Belgrano, así como entre este último y los guerrilleros. 18
Parte de lo tratado en la entrevista entre Belgrano y Güemes, se puede advertir en cartas fechadas entre el 26 de septiembre de 1817 y el 7 de noviembre del mismo año. El tema principal de la conferencia fue indudablemente la combinación que debía operarse con respecto al Ejército de los Andes. Por otra parte, se advierten los movimientos realizados por Francisco de Uriondo, así como la actividad de La Madrid, que no había sido tan desbaratada. Todo ello quedaba supeditado al movimiento que debía realizar el Ejército de los Andes. El plan fue muy claro: el Ejército en su mayor parte quedaba inmovilizado. En tanto, debían establecerse por distintas direcciones avances de las fuerzas en un plan llamado “de dispersión”, que debía obtener resultados eficaces bajo el punto de vista bélico.
Es preciso puntualizar que Belgrano fue llamado a Buenos Aires, debiendo sortear serios conflictos en el orden militar así como una crítica situación en la provincia de Santa Fe. Liberada esta cuestión, llega a Buenos Aires, en medio de dolencias y enfermedades que han de provocar su muerte, el 20 de junio de 1820. Este acontecimiento ha sido tratado por numerosos investigadores, quienes aportaron datos por demás interesantes. A partir de este momento la campaña altoperuana quedará a cargo de Martín Miguel de Güemes, que fuera el Jefe de Vanguardia y combinará las operaciones ya planificadas por San Martín.
La Guerra de Recursos, o Plan de la Montaña fue elogiada por técnicos de la Segunda Guerra Mundial, entre los que se contó el Mayor Borivoje S. Radulovic, que presentó su libro en Buenos Aires, en 1940.
VIII
BELGRANO Y EL AMOR A LA PATRIA
Belgrano era realmente un militante católico. Este juró en la Universidad de Salamanca proteger el Misterio de la Purísima Concepción, antes de que sea declarado Dogma de Fe en 1854. El mimo fue también asumido por distintas universidades americanas y dio lugar luego a un movimiento opositor a Fernando VII, al grito de: “Defendamos la religión católica, apostólica y romana. ¡Abajo Fernando VII!”, ya que este último había adoptado a su regreso al trono español una conducta absolutista, tanto en España como en América. 19
El carácter humanístico de Belgrano, tiene punto de partida en la Universidad de Salamanca, se reflejó en muchos de sus escritos, memorias, crónicas y documentos. Habla de la patria con fuerza inusitada. La patria es América e insiste en bandos y proclamas a los habitantes del territorio rioplatense: “Dulce y decoroso es morir por la Patria”. Su significación, es la tierra americana. La lucha queda centrada justamente en la defensa de la tierra y fue heroica esa resistencia precisamente en el norte del territorio rioplatense. Por eso se justifica en aquella famosa frase de los romanos: “pro patria mori”, que se traduce a “morir de frente y no darle la espalda a la patria”, es decir, valorizar la patria en la tierra. Es la heredad, la que se recibe de los antepasados.
Se trata del ethos cultural o “jus solis”. Esto se ve muy claro en la literatura latina. Virgilio en sus Églogas expresa: “quaerum meam patria Italia”; “Busco a mi patria Italia”. Se refiere a la Campaña Mantuana (Mantua), donde ha nacido, y no al Imperio Romano. En este caso es la tierra la que protege, la que abriga, la que da vida, y que encuentra repercusión, como Belgrano mismo lo expresa a San Martín, en los pueblos autóctonos cuando hace referencia a sus contactos con los chiriguanos y otros sectores de indígenas, aymaras o quechuas. Es la Pachamama, o entre los chiriguanos “la tierra sin mal”.
Respecto a las guerras de la independencia, se debe destacar las luchas libradas por el pueblo
No por realistas, no por los doctores o revolucionarios del proceso, sino por el pueblo, ese sector sufrido que dio páginas de gloria a la defensa del territorio. El historiador boliviano H. Vázquez Machicado, en sus Obras Completas, hace referencia a los doctores de Charcas, quienes fueron el cerebro de la revolución, pero no fueron su brazo. Si bien dieron sus ideas, fue ese pueblo valiente hasta la temeridad quien tuvo la labor de sostener la ideología.20
Esta fue una guerra cruenta pero también épica y poco conocida desde Buenos Aires, que provocó todo tipo de accionar de ese pueblo que siguió el ideario belgraniano.
Se dice que los que lucharon en esa gesta heroica fueron caudillos, muchos de los cuales provenían sector popular y en especial indígena, así como también, mestizos, criollos y blancos europeos. Surgen nombres gloriosos dentro de la Guerra Gaucha: Pachi Gorriti, Rudecindo Alvarado, Álvarez Prado, Apolinario Saravia, Luis Burela, Pérez de Urdininea, el Marqués de Tojo y tantos otros. Dentro de la Guerra de Partidarios se pueden citar a: Baltazar Cárdenas, Ildefonso de las Muñecas, Vicente Camargo, Miguel Lanza, Ventura Zárate, Miguel Betanzos, Manuel Asencio Padilla, Juana Azurduy, entre otros. En Tarija se destacaron entre otros: Eustaquio Méndez (alias el Moto) y Francisco de Uriondo, así como Juan Antonio Rojas.
La mayoría de los caudillos sucumbieron. Unos pocos quedaron como testigos de esas gloriosas hazañas, donde emerge principalmente la palabra pueblo, unida a la defensa de la tierra americana. El patriotismo, humildad y perseverancia de estos grandes hombres, aún en los momentos más difíciles, nos sigue conmoviendo e interpelando a todos los americanos.
IX
LA PROYECCIÓN DE TARIJA EN LAS GUERRILLAS DE PARTIDARIOS
Tarija, cuya Villa fue ocupada sucesivamente por patriotas y realistas en el marco de una guerra cruenta y difícil, fue desde un comienzo no solo un centro misional y poblador, sino el núcleo de comunicaciones con los distintos puntos del territorio altoperuano (hoy Bolivia) y argentino. Así se convirtió en un antemural de la defensa dado el accionar de todos sus hombres que comprendieron el carácter y la defensa de la tierra, enrolados en los distintos sectores de esa gesta revolucionaria. 21
Belgrano elogió y mantuvo nutrida correspondencia con los principales guerrilleros tarijeños, quienes conformaron, como se vio, los distintos sectores revolucionarios en defensa del suelo. Es interesante señalar la correspondencia con el caudillo jujeño Manuel Eduardo Arias, con parte de los milicianos tarijeños, que se le habían unido para la defensa de la frontera jujeña ante el avance realista.
En la segunda etapa, el General Belgrano, a cargo del Ejército Auxiliar del Alto Perú y a mismo tiempo Comandante en Jefe de los Pueblos de Campaña, designado por el Congreso de Tucumán, con especialísimas facultades, se dirige a Güemes refiriéndose a los tarijeños, precisamente sobre su valor y a las distintas circunstancias que ocurrían en los procesos de la guerrilla. La documentación permite advertir episodios muy peculiares. En uno de ellos Belgrano, en correspondencia con Güemes, menciona a Tarija y a su gente, preguntándole qué más podía darle a los tarijeños en virtud de su lealtad y compromiso con la defensa de la patria nueva.
Así señala el accionar de Francisco de Uriondo, diciéndole: “¿No es que Tarija es una tenencia de Salta? ¿Qué le pasa a Uriondo que se ha designado gobernador? ¿A dónde vamos a parar?”.22
Se debe apuntar que eran reiterados los intentos de seducción de los realistas para que los jefes patriotas se pasaran a su bando. El General José de la Serna, llamado por Belgrano “el gran Visir”, en diferentes ocasiones buscó tentar al Teniente Coronel Francisco de Uriondo para pasarse al enemigo, a lo que éste se había negado rotundamente, según lo ofició al General Belgrano oportunamente, así como también a Güemes, negándose a las insinuaciones de los realistas. Estos últimos intentaron seducir también a Eustaquio Méndez, Alias El Moto, según consta en la Gaceta de Lima del miércoles 16 de diciembre de 1818. Esta información ha sido también puntualizada en Güemes Documentado, se trató de un soborno que el General Realista José de La Serna intentó realizar para obtener el pasaje de Méndez a las fuerzas realistas. Se le ofrecía el empleo de Teniente Coronel de las Milicias, con sueldo de ochenta pesos mensuales, y al mismo tiempo se les concedía la suma de treinta pesos mensuales a dos sobrinos de Méndez, llamados los Segovia, pues de este modo “sería más fácil que se decidan con entusiasmo a defender con las armas en mano la justa causa del Rey”.
Esta cuestión vinculada a la defección de Eustaquio Méndez, alias El Moto, fue producto de las intrigas y seducciones que los distintos jefes realistas realizaban con respecto a los patriotas para obtener éxito en sus campañas. No se puede olvidar que se trataba de una guerra, así fue considerada por uno y otro bando. No había cuartel. No obstante, todo se vio dificultado porque el patriotismo de los guerrilleros fue demostrado en distintas formas, tal como sucedió con Eustaquio Méndez. Los rumores no pudieron opacar los jalones de victoria que éste obtuvo en las distintas campañas al mando de las fueras tarijeñas.
Belgrano, al dirigirse a los jefes de las guerrillas, exaltó el valor de su patriotismo. Al mismo tiempo les promueve el amor a la tierra y el deseo de libertad, que era el objetivo fundamental de la revolución. Belgrano, como Jefe del Ejército, tenía muy clara la organización jerárquica y permanentemente estaba en comunicación con sus subordinados, alentándolos en su accionar. Esto demuestra de manera evidente que uno de los graves problemas que se suscitaron, tanto en el territorio altoperuano como argentino, fueron las intrigas, la falta de coherencia y la inconducta de los distintos sectores del Ejército. Ardua fue la tarea belgraniana en ese aspecto de unificar criterios, estimular valores y conceptos de patria. Generalmente debió designar a jefes destacados en la guerra de partidarios para dar una acción unificada a la lucha, dado que la Guerra Gaucha tenía en Güemes un centro de acción personificado que evitaba en lo posible disensiones o divisiones.
La Dra. Cristina Minutolo en su trabajo Belgrano y las Heroínas de la Coronilla, publicado en
Fuentes, revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, así como en los Anales Nº 14 del Instituto Nacional Belgraniano, señaló estos episodios así como el accionar de las mujeres en esa gloriosa gesta. Asimismo, varios autores tarijeños, como ser el Dr. Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach, en su trabajo Tarija en la Independencia del Virreinato del Río de la Plata, puntualizaron estos aspectos que se acaba de perfilar. Así también han aparecido bajo el punto de vista historiográfico trabajos de enorme interés para la historia tarijeña. Se debe mencionar a Normando Julio Saiquita, autor de Yavi. Apuntes Históricos, y la no menos interesante tarea del Dr. Alejandro Ubaldo Pojasi, Tarija y Salta. Crónica de cien años de negociaciones argentino-bolivianas.
La Batalla de la Tablada, ocurrida el 15 de abril de 1817, fue un episodio en el cual participó el Coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid, a instancias del plan operativo trabajo por el General Manuel Belgrano. Este episodio fue relatado por numerosos investigadores de la historia común. Se trató de un operativo personal realizado por el Coronel Aráoz de Lamadrid, quien debía operar en conjunto con el Coronel Bustos y Güemes, afianzando las operaciones o Guerra de Recursos contra los realistas. En tanto, la masa del Ejército servía de apoyo vital a este accionar.
Los nuevos aportes historiográficos corrigen algunos aspectos negativos que se tuvieron de esta campaña belgraniana, y que constituyen parte de la gloria militar de Belgrano, donde se advierte sus maniobras y estrategias brillantes al perfilar ese plan de unidad continental americano. El Ejército Auxiliar en buena parte quedaba detenido no solamente por un proceso de estrategia, sino también por la falta de recursos que en todo momento se advierte a través de las crónicas y documentos relacionados con el tema. Varios fueron los factores. En principio la actividad anárquica producida por los movimientos artiguistas del territorio, que impedían la facilidad de las comunicaciones, y por otra parte la falta de interés del gobierno de Buenos Aires en apoyar justamente esta actividad militar al volcar todos sus recursos hacia el “negocio de Chile” que ya se ha citado. Surgían en otros puntos del territorio numerosas oposiciones, dado que se realizaban negocios de intereses específicos con el enemigo. Todo ello reducía las posibilidades de acción del Ejército Auxiliar. Esto se ve puntualmente a través de las sesiones del Congreso de Tucumán, donde Belgrano cumplió una tarea de enorme gravitación, dado que era hombre de consulta y que tuvo el apoyo de distintas facciones de los diputados de los pueblos.
Se ha intentado dar una visión global de todos los acontecimientos que se suscitaron a partir del movimiento revolucionario iniciado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Diversas alternativas provocadas en el interior del territorio conflictivo en el proceso, que creó crisis en dos momentos específicos: 1815 y luego 1820 (crisis política del gobierno de Buenos Aires). Desaparecidas las dos figuras excepcionales de estos heroicos episodios: Belgrano (1820) y Güemes (1821). El desencanto de los pueblos y determinados intereses han de provocar fundamentalmente la disgregación del territorio. Esto es otra cuestión diferente, cuyo tema escapa a nuestro trabajo. No obstante, tiene raíces profundas que se definen en estos momentos y que hacen explosión en la Batalla de Tumusla (1825), definiéndose con ello las Guerras de la Independencia, precisamente en este territorio cuyo conflicto se ha ocupado.23
1 Dra. Cristina Minutolo de Orsi, es Miembro Emérito del Instituto Nacional Belgraniano; Profesora Titular de Historia Argentina I y II, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras; Profesora Emérito de Universidad del Salvador, Facultad de Historia, Geografía y Turismo.
Dra. Norma Noemí Ledezma, es Investigadora del Instituto Nacional Belgraniano y Prof. Adjunta de Cátedra de Historia Argentina I, Escuela de Historia, Universidad del Salvador.
16 Cfr. Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. Véase también Documentos del Archivo de Pueyrredón, T. II, Buenos Aires, Museo Mitre, 1912. Interesante relato referido justamente al Plan Belgraniano realiza Luis Grenni. Cfr.: Belgrano: Proyecto Siglo XXI. I. Belgraniano Jujuy, Centro de Estudios e Investigaciones Huacalera, Jujuy, 2016.
17 Cfr. Güemes Luis. Güemes Documentado. t. III al VI. Buenos Aires, Plus Ultra, 1980.
18 Cfr. Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. Véase: Luis Grenni, Belgrano y los sueños de una revolución silenciada. Jujuy, 2013. Por el mismo autor, Jujuy en la gesta revolucionaria (1810-1825), Jujuy, 2008. Luis Grenni, La revolución de las Provincias Unidas de Sudamérica: una gesta popular. Jujuy, 2009. Por el mismo autor, Belgrano: Proyecto Siglo XXI. Ob. Cit. Cristina Minutolo de Orsi. Belgrano en territorio jujeño: de la revolución a la independencia. Jujuy, 2016.
19 Cfr. Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. 20 Véase Humberto y José Vázquez Machicado. Obras Completas. Cinco volúmenes. La Paz, Talleres de Artes Gráficas, Don Bosco, 1988. Gentileza del Dr. Eduardo Trigo d’Arlach, quien nos hizo llegar esta obra.
20 Véase Humberto y José Vázquez Machicado. Obras Completas. Cinco volúmenes. La Paz, Talleres de Artes gráficas, Don Bosco, 1988. Gentileza del Dr. Eduardo Trigo d’Arlach, quien nos hizo llegar esta obra.
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21 Cristina Minutolo de Orsi. Tarija como centro misional y poblador. Revista I. de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Nº 31, Buenos Aires, 1993. Cristina Minutolo de Orsi. Historia de Tarija. Corpus Documental. Ob. Cit.
22 Cfr.: Historia de Tarija. Corpus Documental. Véase también Cristina Minutolo de Orsi. Belgrano: 1816, Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. Véase, Normando J. Saiquita, Yavi. Apuntes históricos, Edit. A.E.A.N.A., Jujuy, 2008. Véase también Alejando Ubaldo Pojasi. Tarija y Salta. Crónica de cien años de negociaciones argentino-bolivianas. Editorial Mundo, Salta, 2017. El autor en la tercera parte, hace referencia a la culminación de las guerras de Tarija y Salta juntas, en especial sobre el primer Ejército Auxiliar en el Alto Perú, así como la segunda campaña, en donde Belgrano reemplaza a Pueyrredón, desarrollando de manera efectiva todo el proceso y en especial sobre la reconquista de Jujuy, en donde destaca la labor de los historiadores como Ricardo Rojas y Emilio Bidondo. Aparecen justamente los temas finales de la acción de los guerrilleros altoperuanos y de los procesos que se dieron en el territorio argentino.
23 Véase Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit., y por la misma autora, Belgrano: de la revolución a la independencia. Instituto Belgraniano de Jujuy, Jujuy, 2016. Cfr.: Normando J. Saiquita, Yavi. Apuntes Históricos. Ob. Cit. Véase también: Alejandro Ubaldo Pojasi. Tarija y Salta. Crónica de cien años de negociaciones argentino-bolivianas. Ob. Cit. Luis Grenni, Belgrano: Proyecto Siglo XXI. Jujuy, 2016. Ob. Cit. Luis Grenni, Belgrano y los sueños de una revolución silenciada. Jujuy, 2013. Por el mismo autor, La revolución de las Provincias Unidas de Sudamérica: una gesta popular. Jujuy, 2009. Emilio Bidondo. La guerra de la independencia en el norte argentino. Buenos Aires, 1968.
Se debe destacar el proyecto belgraniano referido al Plan Continental u Operativo. El gobierno de Buenos Aires volcó todos los recursos bélicos al Ejército sanmartiniano. Pueyrredón y San Martín se entrevistaron en Córdoba para definir lo que habría de ser el llamado “negocio de Chile”. San Martín obtuvo recursos en las distintas provincias para conformar el Ejército de los Andes, lo que generó serias resistencias. Se destaca la presencia de los sectores jesuitas en Mendoza, y el apoyo de algunos sectores del exterior.
La designación de Pueyrredón como Director Supremo del Estado provocó numerosas resistencias, tanto en Buenos Aires como en el interior del territorio rioplatense. Se advierten los manejos de la Logia y las intrigas internacionales. Posteriormente, en Buenos Aires surgió un gran grupo opositor, liderado por Agrelo, quien debe exilarse a raíz de la publicación de la “Carta Apologética contra el Director Pueyrredón”, más conocida por “Libelo de Baltimore”. En el Archivo Pueyrredón aparece un informe de un diplomático norteamericano, M. Alejandro H. Everett, que cumple su misión en España. Este debe ser justificado en un largo informe por el mismo Pueyrredón, quien a su vez debe dar explicaciones ante los diputados de los pueblos reunidos en Tucumán. El reconocimiento de la independencia declarada por el Congreso de Tucumán y las distintas convenciones de paz con los pueblos de América dieron lugar a numerosas negociaciones, que tuvieron diferentes matices. Una serie de documentos y crónicas periodísticas aclaran este episodio.16
Pueyrredón, al ser elegido Director Supremo del Estado dado el manejo de la Logia y de algunos sectores de opinión, descargó sus maquinaciones contra los hombres que manejaban el Ejército Auxiliar del Alto Perú. Se recuerda que Belgrano no solo fue el hombre del orden para disciplinar el Ejército, sino que fue el candidato más firme para ocupar el cargo de Director Supremo del Estado, siendo candidatos, entre otros: San Martín, Saavedra, Soler, Pueyrredón y Belgrano. Dadas las intrigas políticas del interior del país y las situaciones difíciles en el seno del Congreso de Tucumán, así como los manejos de la gente de Buenos Aires, terminaron por elegir a Pueyrredón en el cargo. Las dificultades que se advierten en la correspondencia Pueyrredón-Belgrano así como con distintos hombres del quehacer político argentino, demuestran esta situación de manera clara y evidente. Son interesantes las réplicas de Belgrano a Pueyrredón cuanto este quiere asumir directivas en el tema de la guerra, ya que aclara que justamente la metodología en la guerra de recursos era ya utilizada por el ejército desde el año 1812.
No obstante, Belgrano contesta siempre con diplomacia a Pueyrredón, y le reclama constantemente la falta de recursos de todo tipo para equipar al ejército y poder hacer la guerra con acierto, así como la necesidad de contar con dinero en efectivo, pues ello daría lugar a un ejército de salteadores, pero esa no era la visión que él tenía de la guerra. Esta situación inmovilizó al Ejército Auxiliar, que solo pudo defenderse a través de un plan de dispersión con distintos jefes de la guerrilla. 17
El Gobierno de Buenos Aires no enviaba refuerzos con regularidad. Además muchas veces se atascaban porque eran captados en su recorrido por los revolucionarios de Santa Fe o de Córdoba, que estaban bajo la influencia de Artigas.
San Martín organizaba desde Cuyo su Expedición a Chile, que marcó con jalones de gloria su triunfo, al tiempo que organizaba un operativo marítimo. Este último aspecto fue puntualizado por Belgrano en muchos de sus escritos, estableciendo con precisión la importancia que tenía el control del mar en el Pacífico y detalles de lo que podía ser un desembarco, donde la figura de Cochrane cobra importante dimensión. Esto a pesar de las dificultades que este personaje tenía con San Martín. Pero de la documentación y de las crónicas belgranianas, se puede captar la visión de este héroe en este tipo de proyección militar. Su conversación e informes, así como los consejos con Álvarez de Arenales, el héroe de los Puertos Intermedios en el futuro, fueron realmente notables.
En el plan de San Martín figuraba la posibilidad de ejecutar una operación de desembarco para llevar a cabo una maniobra por líneas interiores, aislando al Ejército Real del Alto Perú del existente en el Perú, para poder abatirlos separadamente. Se debía promover la insurrección generalizada, tanto en el Perú, como en el Alto Perú. Como ya se vio, Belgrano adhiere a la proyección marítima del plan.
Este plan abarcaba algunos aspectos de los proyectos conocidos en el momento bajo el punto de vista militar, que se referían a las operaciones contra los realistas de Chile, pues contiene muchos puntos novedosos que los especialistas en técnica militar se han destacado constantemente. Se ha relevado la información existente en el Archivo Guido que se encuentra en el Archivo General de la Nación y que permite asegurar la correspondencia que Belgrano sostiene con los diversos jefes y oficiales de nota, así como la innumerable información que existía en el Departamento de Guerra que fue utilizada por San Martín en su momento. En el Archivo General de la Nación de Buenos Aires también se encuentra una nutrida documentación: Guerras por la Independencia, que permiten dar una visión de las campañas militares y otros temas de interés. La correspondencia Guido-Darragueyra en este repositorio es también relevante a los efectos de destacar las controversias provocadas por la elección del Director Supremo Belgrano-Pueyrredón.
VI
BELGRANO Y EL CONGRESO DE TUCUMÁN
El Congreso de Tucumán inició sus sesiones el 9 de marzo de 1816. Era un Congreso de carácter Americano, ya que no solo participaron diputados del Río de la Plata, salvo la Banda Oriental y las provincias del Litoral (Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes) que formaban parte de la Liga de los Pueblos Libres, liderada por Artigas, sino que contó con la presencia de diputados altoperuanos, de gran actuación en estos momentos, lo cual provocó conflictos con Buenos Aires repetidamente, según se advierte en los debates y sesiones. Este Congreso realizó una obra importante. En materia de relaciones exteriores envió misiones diplomáticas al exterior: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España; en el orden interno, a los distintos pueblos del interior, así como Paraguay y Banda Oriental, invitándoles a enviar diputados al Congreso. Este había sido el objetivo preciso de la Revolución de Mayo de 1810, cuya finalidad fue abortada en 1811 al producirse la incorporación de los diputados de los pueblos a la Junta Grande, que lejos de tener tinte federativo fue mucho más centralista en sus disposiciones, frustrándose la posibilidad de reunir congreso y dictar constitución.
Respecto al Congreso, se dice que a duras penas y después de varios meses se pudo llegar a una composición efectiva, lográndose la incorporación de diputados del interior del país, y en especial del Alto Perú, hoy Bolivia. Las disensiones internas provocaron muchas dificultades en la reunión del Congreso.
La gran labor de este Congreso fue declarar la Independencia de las Provincias Unidas de la América del Sud de los Reyes de España y su Metrópoli, el 9 de julio de 1816, con un sentido claramente americanista. El Acta de la Independencia fue redactada por el diputado Serrano, representante de Charcas, y hombre muy ligado a Belgrano y a Juan José Paso en cuanto a las cuestiones que se debían tratar en el Congreso.
La situación era tan dramática para sostener los gastos de la guerra que obligó al Congreso a publicar un Decreto el 3 de agosto de 1816, estableciendo un plan de arbitrios, con el fin de recaudar fondos y reducir gastos superfluos.
La obra de este Congreso fue ímproba bajo el punto de vista social, económico, político, educacional, y religioso. No solo define la declaración de la independencia, sino también el Doble Juramento a los funcionarios y a los pueblos, lo que establecía el carácter soberano del mismo. Otras medidas fueron también relevantes, como ser la disposición del símbolo patrio: la bandera celeste y blanca, la disolución del Colegio de San Carlos, creándose el Colegio Unión del Sur y la Universidad de Buenos Aires. Incluso esta asamblea declaró como Primera Santa Americana a Santa Rosa de Lima, estableció la posibilidad de unificar criterios para disponer con Roma la cuestión del Patronato Real. Esta declaración religiosa fue también estimulada por bandos y proclamas a los pueblos y al ejército, tanto de Belgrano como de Güemes, lo que ha quedado reflejado en la documentación. Ya se ha visto que su labor en materia diplomática fue muy importante. En el orden interno, le preocuparon al Congreso las disensiones de las provincias del Litoral, Santa Fe y Córdoba, así como los movimientos que se realizaban en Tucumán, La Rioja, y Santiago del Estero. También Paraguay y Banda Oriental fueron objetivo de las mismas, no se habla de la situación portuguesa, los Comisionados definieron un accionar muy interesante, pero poco estudiado. La conducta de Bernabé Aráoz, que fue puntualizada por Belgrano ante el Congreso, largamente debatida por los diputados de los pueblos, dado que este personaje mantenía relaciones con la elite realista, compraba y vendía hacienda que restaba al ejército patrio. No se puede dejar de mencionar la conducta de varios importantes clérigos, cuyo accionar con uno y otro bando, reflejaba cierta inestabilidad en el proceso en que estaban empeñados los hombres de la revolución o de la Patria Nueva, como se llamaba entonces.
La industrial y el desarrollo en este orden, fue también preocupación constante de la Asamblea, una de las discusiones más potentes era el traslado del Congreso, largamente debatido en las sesiones por los diputados, un posible centro de traslado era Córdoba en principio, luego Buenos Aires. Esta medida no fue aceptada por muchos hombres públicos notables de la época, entre ellos San Martín, Belgrano, Güemes y los distintos hombres del Alto Perú.
El traslado justamente de esta asamblea a Buenos Aires terminó con su disolución, así como la no aceptación de la Constitución del año 1819. Pero este es otro tema.
VII
BELGRANO, GÜEMES Y EL PROYECTADO PLAN DE LA MONTAÑA (1817)
A partir del proceso de la revolución de 1815 en Buenos Aires, que desembocó con la convocatoria al Congreso de Tucumán y con la resolución a través de un estatuto que debía identificar al nuevo gobierno, se encontró con un panorama muy definido en el país. Tres vertientes quedan perfectamente identificadas.
Primera: existen operaciones que enmarcan los intereses de la región cuyana, donde se desarrollará el plan libertario trazado por San Martín en territorio chileno, cuya proyección se extenderá a Lima-Perú, que era en esos momentos el centro del poder realista en América del Sud.
Segunda: los intereses de la región del litoral, a través del liderazgo de José Gervasio de Artigas, que se convirtió en la Confederación o Liga de los Pueblos Libres integrada por: Santa Fe, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Banda Oriental (actual República del Uruguay), Córdoba y otros pueblos del interior del país. A ello se agrega el Paraguay y los conflictos de la Banda Oriental, con la Corte Portuguesa y el gobierno de Buenos Aires. Artigas es el Protector de los Pueblos Libres.
Tercera: aquí se contemplan intereses del norte rioplatense que abarca las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y el Alto Perú (actual Estado Plurinacional de Bolivia). Se advierte las figuras de los Generales Manuel Belgrano y Martín Miguel de Güemes. Ambos han de convertirse en antemurales de la gloria, pues definieron de manera precisa las famosas “Guerras Gauchas”, en el actual territorio argentino, y las “Guerras de Partidarios”, en el Alto Perú.
Con respecto a Belgrano y Güemes, ellos se escriben cartas y finalmente tienen un histórico encuentro en “el balcón del cuarto de Gurruchaga” en junio de 1817. En Güemes Documentado, se indica como ambos próceres se encontraron justamente en la casa hospitalaria de los Toledo Pimentel. En las conversaciones en la entrevista surgen temas vinculados con la táctica a llevar a cabo con respecto a la guerra, y las necesidades y recursos necesarios para resolver el proyecto belgraniano, llamado precisamente “Guerra de Montaña”.
Los temas, según la documentación, son los siguientes: operaciones del ejército, retorno de los emigrados, remoción del Gobernador Intendente de Tucumán, Bernabé Aráoz, medidas de recuperación económica para Salta, implementando el desarrollo de su producción y comercio, y el regreso de los capitales, que habían emigrado a otras provincias. Si bien prevaleció la intención de llevar una ofensiva, esto era muy difícil por la falta de recursos que ambos tenían y que de manera constante se ve reflejado en la correspondencia entre Güemes y Belgrano, así como entre este último y los guerrilleros. 18
Parte de lo tratado en la entrevista entre Belgrano y Güemes, se puede advertir en cartas fechadas entre el 26 de septiembre de 1817 y el 7 de noviembre del mismo año. El tema principal de la conferencia fue indudablemente la combinación que debía operarse con respecto al Ejército de los Andes. Por otra parte, se advierten los movimientos realizados por Francisco de Uriondo, así como la actividad de La Madrid, que no había sido tan desbaratada. Todo ello quedaba supeditado al movimiento que debía realizar el Ejército de los Andes. El plan fue muy claro: el Ejército en su mayor parte quedaba inmovilizado. En tanto, debían establecerse por distintas direcciones avances de las fuerzas en un plan llamado “de dispersión”, que debía obtener resultados eficaces bajo el punto de vista bélico.
Es preciso puntualizar que Belgrano fue llamado a Buenos Aires, debiendo sortear serios conflictos en el orden militar así como una crítica situación en la provincia de Santa Fe. Liberada esta cuestión, llega a Buenos Aires, en medio de dolencias y enfermedades que han de provocar su muerte, el 20 de junio de 1820. Este acontecimiento ha sido tratado por numerosos investigadores, quienes aportaron datos por demás interesantes. A partir de este momento la campaña altoperuana quedará a cargo de Martín Miguel de Güemes, que fuera el Jefe de Vanguardia y combinará las operaciones ya planificadas por San Martín.
La Guerra de Recursos, o Plan de la Montaña fue elogiada por técnicos de la Segunda Guerra Mundial, entre los que se contó el Mayor Borivoje S. Radulovic, que presentó su libro en Buenos Aires, en 1940.
VIII
BELGRANO Y EL AMOR A LA PATRIA
Belgrano era realmente un militante católico. Este juró en la Universidad de Salamanca proteger el Misterio de la Purísima Concepción, antes de que sea declarado Dogma de Fe en 1854. El mimo fue también asumido por distintas universidades americanas y dio lugar luego a un movimiento opositor a Fernando VII, al grito de: “Defendamos la religión católica, apostólica y romana. ¡Abajo Fernando VII!”, ya que este último había adoptado a su regreso al trono español una conducta absolutista, tanto en España como en América. 19
El carácter humanístico de Belgrano, tiene punto de partida en la Universidad de Salamanca, se reflejó en muchos de sus escritos, memorias, crónicas y documentos. Habla de la patria con fuerza inusitada. La patria es América e insiste en bandos y proclamas a los habitantes del territorio rioplatense: “Dulce y decoroso es morir por la Patria”. Su significación, es la tierra americana. La lucha queda centrada justamente en la defensa de la tierra y fue heroica esa resistencia precisamente en el norte del territorio rioplatense. Por eso se justifica en aquella famosa frase de los romanos: “pro patria mori”, que se traduce a “morir de frente y no darle la espalda a la patria”, es decir, valorizar la patria en la tierra. Es la heredad, la que se recibe de los antepasados.
Se trata del ethos cultural o “jus solis”. Esto se ve muy claro en la literatura latina. Virgilio en sus Églogas expresa: “quaerum meam patria Italia”; “Busco a mi patria Italia”. Se refiere a la Campaña Mantuana (Mantua), donde ha nacido, y no al Imperio Romano. En este caso es la tierra la que protege, la que abriga, la que da vida, y que encuentra repercusión, como Belgrano mismo lo expresa a San Martín, en los pueblos autóctonos cuando hace referencia a sus contactos con los chiriguanos y otros sectores de indígenas, aymaras o quechuas. Es la Pachamama, o entre los chiriguanos “la tierra sin mal”.
Respecto a las guerras de la independencia, se debe destacar las luchas libradas por el pueblo
No por realistas, no por los doctores o revolucionarios del proceso, sino por el pueblo, ese sector sufrido que dio páginas de gloria a la defensa del territorio. El historiador boliviano H. Vázquez Machicado, en sus Obras Completas, hace referencia a los doctores de Charcas, quienes fueron el cerebro de la revolución, pero no fueron su brazo. Si bien dieron sus ideas, fue ese pueblo valiente hasta la temeridad quien tuvo la labor de sostener la ideología.20
Esta fue una guerra cruenta pero también épica y poco conocida desde Buenos Aires, que provocó todo tipo de accionar de ese pueblo que siguió el ideario belgraniano.
Se dice que los que lucharon en esa gesta heroica fueron caudillos, muchos de los cuales provenían sector popular y en especial indígena, así como también, mestizos, criollos y blancos europeos. Surgen nombres gloriosos dentro de la Guerra Gaucha: Pachi Gorriti, Rudecindo Alvarado, Álvarez Prado, Apolinario Saravia, Luis Burela, Pérez de Urdininea, el Marqués de Tojo y tantos otros. Dentro de la Guerra de Partidarios se pueden citar a: Baltazar Cárdenas, Ildefonso de las Muñecas, Vicente Camargo, Miguel Lanza, Ventura Zárate, Miguel Betanzos, Manuel Asencio Padilla, Juana Azurduy, entre otros. En Tarija se destacaron entre otros: Eustaquio Méndez (alias el Moto) y Francisco de Uriondo, así como Juan Antonio Rojas.
La mayoría de los caudillos sucumbieron. Unos pocos quedaron como testigos de esas gloriosas hazañas, donde emerge principalmente la palabra pueblo, unida a la defensa de la tierra americana. El patriotismo, humildad y perseverancia de estos grandes hombres, aún en los momentos más difíciles, nos sigue conmoviendo e interpelando a todos los americanos.
IX
LA PROYECCIÓN DE TARIJA EN LAS GUERRILLAS DE PARTIDARIOS
Tarija, cuya Villa fue ocupada sucesivamente por patriotas y realistas en el marco de una guerra cruenta y difícil, fue desde un comienzo no solo un centro misional y poblador, sino el núcleo de comunicaciones con los distintos puntos del territorio altoperuano (hoy Bolivia) y argentino. Así se convirtió en un antemural de la defensa dado el accionar de todos sus hombres que comprendieron el carácter y la defensa de la tierra, enrolados en los distintos sectores de esa gesta revolucionaria. 21
Belgrano elogió y mantuvo nutrida correspondencia con los principales guerrilleros tarijeños, quienes conformaron, como se vio, los distintos sectores revolucionarios en defensa del suelo. Es interesante señalar la correspondencia con el caudillo jujeño Manuel Eduardo Arias, con parte de los milicianos tarijeños, que se le habían unido para la defensa de la frontera jujeña ante el avance realista.
En la segunda etapa, el General Belgrano, a cargo del Ejército Auxiliar del Alto Perú y a mismo tiempo Comandante en Jefe de los Pueblos de Campaña, designado por el Congreso de Tucumán, con especialísimas facultades, se dirige a Güemes refiriéndose a los tarijeños, precisamente sobre su valor y a las distintas circunstancias que ocurrían en los procesos de la guerrilla. La documentación permite advertir episodios muy peculiares. En uno de ellos Belgrano, en correspondencia con Güemes, menciona a Tarija y a su gente, preguntándole qué más podía darle a los tarijeños en virtud de su lealtad y compromiso con la defensa de la patria nueva.
Así señala el accionar de Francisco de Uriondo, diciéndole: “¿No es que Tarija es una tenencia de Salta? ¿Qué le pasa a Uriondo que se ha designado gobernador? ¿A dónde vamos a parar?”.22
Se debe apuntar que eran reiterados los intentos de seducción de los realistas para que los jefes patriotas se pasaran a su bando. El General José de la Serna, llamado por Belgrano “el gran Visir”, en diferentes ocasiones buscó tentar al Teniente Coronel Francisco de Uriondo para pasarse al enemigo, a lo que éste se había negado rotundamente, según lo ofició al General Belgrano oportunamente, así como también a Güemes, negándose a las insinuaciones de los realistas. Estos últimos intentaron seducir también a Eustaquio Méndez, Alias El Moto, según consta en la Gaceta de Lima del miércoles 16 de diciembre de 1818. Esta información ha sido también puntualizada en Güemes Documentado, se trató de un soborno que el General Realista José de La Serna intentó realizar para obtener el pasaje de Méndez a las fuerzas realistas. Se le ofrecía el empleo de Teniente Coronel de las Milicias, con sueldo de ochenta pesos mensuales, y al mismo tiempo se les concedía la suma de treinta pesos mensuales a dos sobrinos de Méndez, llamados los Segovia, pues de este modo “sería más fácil que se decidan con entusiasmo a defender con las armas en mano la justa causa del Rey”.
Esta cuestión vinculada a la defección de Eustaquio Méndez, alias El Moto, fue producto de las intrigas y seducciones que los distintos jefes realistas realizaban con respecto a los patriotas para obtener éxito en sus campañas. No se puede olvidar que se trataba de una guerra, así fue considerada por uno y otro bando. No había cuartel. No obstante, todo se vio dificultado porque el patriotismo de los guerrilleros fue demostrado en distintas formas, tal como sucedió con Eustaquio Méndez. Los rumores no pudieron opacar los jalones de victoria que éste obtuvo en las distintas campañas al mando de las fueras tarijeñas.
Belgrano, al dirigirse a los jefes de las guerrillas, exaltó el valor de su patriotismo. Al mismo tiempo les promueve el amor a la tierra y el deseo de libertad, que era el objetivo fundamental de la revolución. Belgrano, como Jefe del Ejército, tenía muy clara la organización jerárquica y permanentemente estaba en comunicación con sus subordinados, alentándolos en su accionar. Esto demuestra de manera evidente que uno de los graves problemas que se suscitaron, tanto en el territorio altoperuano como argentino, fueron las intrigas, la falta de coherencia y la inconducta de los distintos sectores del Ejército. Ardua fue la tarea belgraniana en ese aspecto de unificar criterios, estimular valores y conceptos de patria. Generalmente debió designar a jefes destacados en la guerra de partidarios para dar una acción unificada a la lucha, dado que la Guerra Gaucha tenía en Güemes un centro de acción personificado que evitaba en lo posible disensiones o divisiones.
La Dra. Cristina Minutolo en su trabajo Belgrano y las Heroínas de la Coronilla, publicado en
Fuentes, revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, así como en los Anales Nº 14 del Instituto Nacional Belgraniano, señaló estos episodios así como el accionar de las mujeres en esa gloriosa gesta. Asimismo, varios autores tarijeños, como ser el Dr. Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach, en su trabajo Tarija en la Independencia del Virreinato del Río de la Plata, puntualizaron estos aspectos que se acaba de perfilar. Así también han aparecido bajo el punto de vista historiográfico trabajos de enorme interés para la historia tarijeña. Se debe mencionar a Normando Julio Saiquita, autor de Yavi. Apuntes Históricos, y la no menos interesante tarea del Dr. Alejandro Ubaldo Pojasi, Tarija y Salta. Crónica de cien años de negociaciones argentino-bolivianas.
La Batalla de la Tablada, ocurrida el 15 de abril de 1817, fue un episodio en el cual participó el Coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid, a instancias del plan operativo trabajo por el General Manuel Belgrano. Este episodio fue relatado por numerosos investigadores de la historia común. Se trató de un operativo personal realizado por el Coronel Aráoz de Lamadrid, quien debía operar en conjunto con el Coronel Bustos y Güemes, afianzando las operaciones o Guerra de Recursos contra los realistas. En tanto, la masa del Ejército servía de apoyo vital a este accionar.
Los nuevos aportes historiográficos corrigen algunos aspectos negativos que se tuvieron de esta campaña belgraniana, y que constituyen parte de la gloria militar de Belgrano, donde se advierte sus maniobras y estrategias brillantes al perfilar ese plan de unidad continental americano. El Ejército Auxiliar en buena parte quedaba detenido no solamente por un proceso de estrategia, sino también por la falta de recursos que en todo momento se advierte a través de las crónicas y documentos relacionados con el tema. Varios fueron los factores. En principio la actividad anárquica producida por los movimientos artiguistas del territorio, que impedían la facilidad de las comunicaciones, y por otra parte la falta de interés del gobierno de Buenos Aires en apoyar justamente esta actividad militar al volcar todos sus recursos hacia el “negocio de Chile” que ya se ha citado. Surgían en otros puntos del territorio numerosas oposiciones, dado que se realizaban negocios de intereses específicos con el enemigo. Todo ello reducía las posibilidades de acción del Ejército Auxiliar. Esto se ve puntualmente a través de las sesiones del Congreso de Tucumán, donde Belgrano cumplió una tarea de enorme gravitación, dado que era hombre de consulta y que tuvo el apoyo de distintas facciones de los diputados de los pueblos.
Se ha intentado dar una visión global de todos los acontecimientos que se suscitaron a partir del movimiento revolucionario iniciado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Diversas alternativas provocadas en el interior del territorio conflictivo en el proceso, que creó crisis en dos momentos específicos: 1815 y luego 1820 (crisis política del gobierno de Buenos Aires). Desaparecidas las dos figuras excepcionales de estos heroicos episodios: Belgrano (1820) y Güemes (1821). El desencanto de los pueblos y determinados intereses han de provocar fundamentalmente la disgregación del territorio. Esto es otra cuestión diferente, cuyo tema escapa a nuestro trabajo. No obstante, tiene raíces profundas que se definen en estos momentos y que hacen explosión en la Batalla de Tumusla (1825), definiéndose con ello las Guerras de la Independencia, precisamente en este territorio cuyo conflicto se ha ocupado.23
1 Dra. Cristina Minutolo de Orsi, es Miembro Emérito del Instituto Nacional Belgraniano; Profesora Titular de Historia Argentina I y II, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras; Profesora Emérito de Universidad del Salvador, Facultad de Historia, Geografía y Turismo.
Dra. Norma Noemí Ledezma, es Investigadora del Instituto Nacional Belgraniano y Prof. Adjunta de Cátedra de Historia Argentina I, Escuela de Historia, Universidad del Salvador.
16 Cfr. Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. Véase también Documentos del Archivo de Pueyrredón, T. II, Buenos Aires, Museo Mitre, 1912. Interesante relato referido justamente al Plan Belgraniano realiza Luis Grenni. Cfr.: Belgrano: Proyecto Siglo XXI. I. Belgraniano Jujuy, Centro de Estudios e Investigaciones Huacalera, Jujuy, 2016.
17 Cfr. Güemes Luis. Güemes Documentado. t. III al VI. Buenos Aires, Plus Ultra, 1980.
18 Cfr. Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. Véase: Luis Grenni, Belgrano y los sueños de una revolución silenciada. Jujuy, 2013. Por el mismo autor, Jujuy en la gesta revolucionaria (1810-1825), Jujuy, 2008. Luis Grenni, La revolución de las Provincias Unidas de Sudamérica: una gesta popular. Jujuy, 2009. Por el mismo autor, Belgrano: Proyecto Siglo XXI. Ob. Cit. Cristina Minutolo de Orsi. Belgrano en territorio jujeño: de la revolución a la independencia. Jujuy, 2016.
19 Cfr. Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. 20 Véase Humberto y José Vázquez Machicado. Obras Completas. Cinco volúmenes. La Paz, Talleres de Artes Gráficas, Don Bosco, 1988. Gentileza del Dr. Eduardo Trigo d’Arlach, quien nos hizo llegar esta obra.
20 Véase Humberto y José Vázquez Machicado. Obras Completas. Cinco volúmenes. La Paz, Talleres de Artes gráficas, Don Bosco, 1988. Gentileza del Dr. Eduardo Trigo d’Arlach, quien nos hizo llegar esta obra.
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21 Cristina Minutolo de Orsi. Tarija como centro misional y poblador. Revista I. de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Nº 31, Buenos Aires, 1993. Cristina Minutolo de Orsi. Historia de Tarija. Corpus Documental. Ob. Cit.
22 Cfr.: Historia de Tarija. Corpus Documental. Véase también Cristina Minutolo de Orsi. Belgrano: 1816, Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit. Véase, Normando J. Saiquita, Yavi. Apuntes históricos, Edit. A.E.A.N.A., Jujuy, 2008. Véase también Alejando Ubaldo Pojasi. Tarija y Salta. Crónica de cien años de negociaciones argentino-bolivianas. Editorial Mundo, Salta, 2017. El autor en la tercera parte, hace referencia a la culminación de las guerras de Tarija y Salta juntas, en especial sobre el primer Ejército Auxiliar en el Alto Perú, así como la segunda campaña, en donde Belgrano reemplaza a Pueyrredón, desarrollando de manera efectiva todo el proceso y en especial sobre la reconquista de Jujuy, en donde destaca la labor de los historiadores como Ricardo Rojas y Emilio Bidondo. Aparecen justamente los temas finales de la acción de los guerrilleros altoperuanos y de los procesos que se dieron en el territorio argentino.
23 Véase Cristina Minutolo de Orsi. Manuel Belgrano: 1816. Unidad e Independencia Americana. Ob. Cit., y por la misma autora, Belgrano: de la revolución a la independencia. Instituto Belgraniano de Jujuy, Jujuy, 2016. Cfr.: Normando J. Saiquita, Yavi. Apuntes Históricos. Ob. Cit. Véase también: Alejandro Ubaldo Pojasi. Tarija y Salta. Crónica de cien años de negociaciones argentino-bolivianas. Ob. Cit. Luis Grenni, Belgrano: Proyecto Siglo XXI. Jujuy, 2016. Ob. Cit. Luis Grenni, Belgrano y los sueños de una revolución silenciada. Jujuy, 2013. Por el mismo autor, La revolución de las Provincias Unidas de Sudamérica: una gesta popular. Jujuy, 2009. Emilio Bidondo. La guerra de la independencia en el norte argentino. Buenos Aires, 1968.