Julio en La Paz
La presente nota no se refiere al conjunto, o a alguna, de las actividades relativas a la pasada efeméride paceña. Concierne más bien a otro Julio que por apellido lleva Barriga, poeta y escritor que en uno de los salones de la Cinemateca Boliviana presentó su nuevo libro Aforismos + Diario...



La presente nota no se refiere al conjunto, o a alguna, de las actividades relativas a la pasada efeméride paceña. Concierne más bien a otro Julio que por apellido lleva Barriga, poeta y escritor que en uno de los salones de la Cinemateca Boliviana presentó su nuevo libro Aforismos + Diario de hospital, bajo el sello editorial El Cuervo.
En realidad, conforme el autor aclara, no se trata en stricto sensu de aforismos, vocablo que semánticamente significa sentencia breve y doctrinal. ¡Qué más da...? ¿De qué vale si confundimos ensalada rusa con salsa de algún país, o de ninguno…?
Y su Diario de hospital, anotaciones archivadas por más de 20 años, tiene que ver con la internación durante veintiún días en un nosocomio argentino, debido a haber sido atropellado por un camión en circunstancias en que montado en una bicicleta se aprestaba a ir a celebrar el fin de siglo el 31 de diciembre de 1999. “Me dan de alta. Abandonaré este mundo de seres crepusculares conectados a botellas de plástico, de descalabrados semidesnudos y dolientes”. Así también, en contados párrafos, formula un recuento de los libros que devoró en su cuarto de hospital y en el post operatorio mediato. La lectura representa, pues, un antídoto valioso para contrarrestar alteraciones que afectan al cuerpo y alma, pero gracias a Dios se extinguen ahí mismo con fe y esperanza.
A modo de ejemplo, he aquí algunos de los aforismos en materias específicas: el amor, el alcoholismo, el vino, la poesía, la infancia, la milicia, la muerte y, en fin, otros aspectos que recoge el pensador en su cotidiano vivir en la tierra del Guadalquivir.
• “El amor es una página de piel más allá del aire”.
• “El alcohol es un veneno lento. Los familiares (del alcohólico) preferirían algo más rápido”.
• “Y si te gusta el veneno, por lo menos que sea del bueno”.
• “De Noé hasta aquí el mejor invento sigue siendo el vino”.
• “Con el poeta somos todos poetas, con otros oficios no. La poesía, el arte, tienen que ser siempre no colegiados”.
• “En la risa, a cualquier edad y por un instante, recuperas la infancia”.
• “De vez en cuando tengo la sensación de que ya me morí hace tiempo, y no me di cuenta, o a alguien se le olvidó avisarme”.
• “No puedo entender la vida sino como un suicidio lento”.
Y la nota cómica salta en la página 41, cuando afirma: “Haz lo que te dice el Tao. Quédate sentao”. Y “¿Cómo puede haber Círculo de Oficiales si todos ellos son unos cuadrados?”. Otro de tono grave: “Qué haría si fuera Dios? Renunciaría”. En la página 38 se repite el aforismo registrado en la página 30.
Estos aforismos, parcialmente transcritos, conducen a reflexionar en el campo de la filosofía o de la metafísica: “Pedirle a la cercanía de la muerte la ilusión de que entiendes un poco más la vida”, o esta otra: “Y si la muerte no fuera sino una forma (y no la peor) de la felicidad? Aquella a la que se arriba luego de una ardua travesía”.
Julio publicó con anterioridad dos libros titulados Aforismos desaforados (1994 y 2004), que en la actualidad son ediciones agotadas y no se las encuentra, salvo en algunas bibliotecas. En el prólogo del nuevo libro el autor puntualiza: “rompo la promesa de no publicar más aforismos y con la esperanza de llegar con este libro a las inmensas minorías del país”. ¡Vaya ironía la suya...! Julio inunda la obra de reflexiones irónicas.
Al cabo este nuevo libro es de bolsillo. Para llevarlo a algún café y, ávidos de curiosidad, pasear por sus entretenidas páginas.
En realidad, conforme el autor aclara, no se trata en stricto sensu de aforismos, vocablo que semánticamente significa sentencia breve y doctrinal. ¡Qué más da...? ¿De qué vale si confundimos ensalada rusa con salsa de algún país, o de ninguno…?
Y su Diario de hospital, anotaciones archivadas por más de 20 años, tiene que ver con la internación durante veintiún días en un nosocomio argentino, debido a haber sido atropellado por un camión en circunstancias en que montado en una bicicleta se aprestaba a ir a celebrar el fin de siglo el 31 de diciembre de 1999. “Me dan de alta. Abandonaré este mundo de seres crepusculares conectados a botellas de plástico, de descalabrados semidesnudos y dolientes”. Así también, en contados párrafos, formula un recuento de los libros que devoró en su cuarto de hospital y en el post operatorio mediato. La lectura representa, pues, un antídoto valioso para contrarrestar alteraciones que afectan al cuerpo y alma, pero gracias a Dios se extinguen ahí mismo con fe y esperanza.
A modo de ejemplo, he aquí algunos de los aforismos en materias específicas: el amor, el alcoholismo, el vino, la poesía, la infancia, la milicia, la muerte y, en fin, otros aspectos que recoge el pensador en su cotidiano vivir en la tierra del Guadalquivir.
• “El amor es una página de piel más allá del aire”.
• “El alcohol es un veneno lento. Los familiares (del alcohólico) preferirían algo más rápido”.
• “Y si te gusta el veneno, por lo menos que sea del bueno”.
• “De Noé hasta aquí el mejor invento sigue siendo el vino”.
• “Con el poeta somos todos poetas, con otros oficios no. La poesía, el arte, tienen que ser siempre no colegiados”.
• “En la risa, a cualquier edad y por un instante, recuperas la infancia”.
• “De vez en cuando tengo la sensación de que ya me morí hace tiempo, y no me di cuenta, o a alguien se le olvidó avisarme”.
• “No puedo entender la vida sino como un suicidio lento”.
Y la nota cómica salta en la página 41, cuando afirma: “Haz lo que te dice el Tao. Quédate sentao”. Y “¿Cómo puede haber Círculo de Oficiales si todos ellos son unos cuadrados?”. Otro de tono grave: “Qué haría si fuera Dios? Renunciaría”. En la página 38 se repite el aforismo registrado en la página 30.
Estos aforismos, parcialmente transcritos, conducen a reflexionar en el campo de la filosofía o de la metafísica: “Pedirle a la cercanía de la muerte la ilusión de que entiendes un poco más la vida”, o esta otra: “Y si la muerte no fuera sino una forma (y no la peor) de la felicidad? Aquella a la que se arriba luego de una ardua travesía”.
Julio publicó con anterioridad dos libros titulados Aforismos desaforados (1994 y 2004), que en la actualidad son ediciones agotadas y no se las encuentra, salvo en algunas bibliotecas. En el prólogo del nuevo libro el autor puntualiza: “rompo la promesa de no publicar más aforismos y con la esperanza de llegar con este libro a las inmensas minorías del país”. ¡Vaya ironía la suya...! Julio inunda la obra de reflexiones irónicas.
Al cabo este nuevo libro es de bolsillo. Para llevarlo a algún café y, ávidos de curiosidad, pasear por sus entretenidas páginas.