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Piso 13, Apart Hotel

A tiempo de ingresar al Hotel Terrado Club el recepcionista manifestó, frente al computador, que en el piso quinto tenemos una reservación establecida, pero si queremos habitaciones con vista a la playa y al mar podían ubicarnos en el piso 13. Por cuanto se escucha en las conversaciones con...

Cántaro
  • Heberto Arduz Ruiz
  • 24/03/2019 00:00
Piso 13, Apart Hotel
Piso-13
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A tiempo de ingresar al Hotel Terrado Club el recepcionista manifestó, frente al computador, que en el piso quinto tenemos una reservación establecida, pero si queremos habitaciones con vista a la playa y al mar podían ubicarnos en el piso 13. Por cuanto se escucha en las conversaciones con personas mayores, hombres y mujeres, que abrigan supersticiones respecto al número trece, tuve cierto temor al cambio, aunque mi compañera mostró plena conformidad. Aceptamos en seguida.
En efecto, el motivo del viaje era estar junto al mar, tocar y recibir el impulso de sus olas, aspirar la brisa fría, en fin, observarlo en distinto horario y sumergirnos en el agua. En este sentido, la ventana de hotel era importante, tanto como pisar la suave arena marina.
No obstante de pensar en que algún estropicio podría suceder en nuestra visita a Iquique, callé en siete idiomas y de modo rápido, como cambian las olas, nos instalamos en el nuevo piso. Presentí que un tsunami podría alcanzar y dar fin a todo indicio de vida en el edificio y en la población costeña. Menos mal no ocurrió ello y sí un pequeño sacudón de la tierra el primero de marzo, cuyas réplicas se registraron en algunos lugares de Bolivia, incluso en la ciudad de La Paz.
Arica e Iquique tiemblan con frecuencia…y nosotros en el departamento 06 del piso 13 también. Los chilenos, demás está decirlo, en el ámbito de sus actividades cotidianas se encuentran sobre aviso acerca de que cualquier momento podrán producirse temblores o movimientos sísmicos. Mi abuela habría dicho: ¡No! ¡Es para andar con el Jesús en la boca!
Durante las primeras horas del día el extenso mar, hoy cautivo, visto desde las alturas del hotel aparece al fondo cubierto por un manto plomizo, que a medida que pasan las horas y el sol asciende se va pintando de azul, fusionado siempre al cielo. Amor infinito declarado en el momento de la Creación.
La cama del dormitorio era tan ancha, tan ancha, pero tan ancha, como para separar aún más a alguna pareja en discordia; caso que felizmente no fue el nuestro. Estiré los brazos y no atiné a tocarla a mi compañera. Tal vez se convirtió en gaviota y se fue a dar una vuelta de reconocimiento a la playa nocturna. No aconteció así. Dormía profundamente a nivel del mar…

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Lo de la cama ancha también sucede con el mar. Damos brazadas y brazadas, ya en lo diplomático, ya en lo jurídico contencioso. Verbigracia: El abrazo de Charaña y el juicio en el tribunal internacional de justicia de La Haya. Luego en el flujo y reflujo viene una ola gigante que lo arruina todo…
Por ello mismo la experiencia enseña que no se debe idealizar en asuntos que conciernen a un país, ya que en ocasiones la realidad propina golpes que la ciudadanía no merece. En ambos casos todo empezó en alas de una ilusión enorme que a su turno no se la supo manejar y, a la vuelta de la esquina, salió a escena el garrote más duro de la historia, uno en el último tercio del siglo XX y el otro durante la presente centuria, noqueándonos y dejándonos droguis como en el boxeo. No idealizar y no jugar con los sentimientos del pueblo, es la moraleja que se extrae.
En inmediaciones del hotel, en un edificio con asombro pude leer: “SAN MÁS”. ¡Ah, caray! me dije, o sea que abrieron una sucursal en Iquique, bajo la pretensión, no de santificar a nadie, que sería misión imposible, si no de ganar adeptos a la causa en tierra por ellos considerada enemiga.
Al amanecer del día pude percatarme que se trataba de un letrero de la Universidad Santo Tomás y que el doble “TO” (UNIVERSIDAD SANTO TOMAS) no estaba iluminado por los focos a neón; debido a ello a la distancia sólo se leía SAN MAS. Tengo el registro fotográfico.
¿Cómo por la simple apariencia ciertas situaciones se prestan a doble interpretación? Lo sucedido es un buen ejemplo. Nada tan cierto, las apariencias engañan.
En el piso 13, dicha sea la verdad, sólo hubo cierta visita inesperada que se posó en el pretil exterior de la ventana. Un ave del tamaño de una gallina, fea como ella sola, parecía que acababa de salir de alguna peluquería de moda, sin pelambre en el cogote ni en la cabeza. Luego pude verificar en el internet que era nada menos que cóndor, pichón de cóndor trasandino.
Dejamos el hotel sin novedad, tras cinco días de paseo y turismo por tierra araucana. Sobrevolaba una sombra de amargura por lo que un día fuera nuestro patrimonio: el extraviado mar boliviano, al que miré a momentos –de día y de noche- en rapto de la solidaridad perdida. Ahora estamos solos, a fojas cero.

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