Apéndice I Parte del comandante La Madrid desde Tarija, en 18 de abril
Exmo. Señor: El día 14 a las 4 de la tarde me presenté por la puerta de Gallinazo, al oeste de esta Villa, sorprendiendo completamente al enemigo a costa de las mayores precauciones; pues no me sintió, hasta que llegué a dicho punto, que dista seis cuadras del pueblo, una legua antes de...



Exmo. Señor:
El día 14 a las 4 de la tarde me presenté por la puerta de Gallinazo, al oeste de esta Villa, sorprendiendo completamente al enemigo a costa de las mayores precauciones; pues no me sintió, hasta que llegué a dicho punto, que dista seis cuadras del pueblo, una legua antes de llegar a éste, mandé al capitán de la primera compañía de húsares, D. Manuel Toro, con la suya llevando a más a sus órdenes los capitanes D. Alexo Colet del núm. 2 D. José Alexandro Carrasco, de dragones de las milicias de Tucumán, con sus respectivas compañías, y al capitán de gauchos de Santa Victoria, D. José Antonio Ruiz, con 40 de aquellos, con orden de situarse en el campo de las Carreras, para evitar la reunión de la caballería enemiga, que se hallaba situada en el valle de la Concepción, distante 5 leguas de esta Villa, en caso de intentarlo; y como yo me avistase primero con las compañías segunda de húsares, tres y nueve de infantería, algunos gauchos, con los capitanes D. Juan Esteban Garay, y D. Matías Guerrero y las dos piezas de artillería, salió el enemigo a mi frente en número de 200 infantes (en cuyo tiempo mandó Toro al teniente D. José Martín Ferreyra, ocupara con una partida el alto de San Juan situado al norte, orilla de esta Villa) los que inmediatamente fueron encerrados en sus trincheras, pues las tenían bien fortificadas por dirección del general Serna, dexando en la playa del río dos muertos y matando de un balazo al negro herrador. –En seguida se montó la artillería y rompió el fuego mi segundo, el sargento mayor D. Antonio Giles, con tan buen acierto, que a los 6 tiros logró desalojar a los que ocupaban las barrancas del rio que nos dividía, con cuyo motivo mandé cesar el fuego, y dirigí por medio de mi ayudante D. Manuel Cainzo un oficio al comandante enemigo intimándole rendición; de cuyo contenido impondrá a V. S. mi núm. 27, como igualmente del que pasé después y su contesto: vista la primera, ordené al capitán de la segunda de húsares D. Mariano García marchase al alto de San Juan y reunido a Ferreyra, que se hallaba situado en aquel punto, la sostuviese a toda costa; al capitán D. Francisco Pombo de Otero que echando pie a tierra con su compañía, se situase sobre la barranca del rio; al de la misma clase D. Manuel Segovia con la suya y una pieza de artillería, ocupara los corrales llamados del matadero, al oeste del pueblo, distante tres cuadras de la plaza; lo que ejecutaron todos con la mayor bizarría, haciendo abandonar las primeras trincheras en todos los puntos y entrándose hasta muy cerca de la plaza, lo que también ejecutaron los capitanes Toro, Colet y Carrasco por los que se les designó. –En esta posición me tomó la noche, y habiéndome dado parte el mayor Giles de los puntos que ocupaban dichas divisiones, marché con una escolta que la había nombrado para reserva, compuesta de 20 húsares, 12 infantes y 4 dragones, al campo de las Carreras, llevando la otra pieza que ya se había inutilizado, y ordené abandonaran las posiciones tomadas para evitar que por la noche pudiesen desordenarse los soldados viéndose dentro del pueblo, mandando al capitán Otero con García y Ferreyra ocupasen mi primera posición en la puerta del Gallinazo; cubriendo con partidas aquel costado y haciendo replegar a la mía a los capitanes Toro, Segovia, Colet y Carrasco, verifiqué lo mismo, de modo que quedó el pueblo circunvalado. –al rayar el día ordené a Otero ocupara el alto de San Juan, dejando una partida en la posición que había tenido, y mandando a Segovia con su compañía y parte de la primera de húsares con el teniente D. Rafael Riesco ocupar las calles de San Francisco y San Agustín, lo que verificaron; marché con el resto a donde estaba otero: de allí destiné al capitán Colet con su compañía y Carrasco con parte de la suya a la fortificación que tenía el enemigo en la capilla de San Roque, que era la más fuerte, y fue tanto el ardor con que se avanzaron que lograron situarse, a pesar del vivo fuego que recibían, en unos ranchos que distaban 10 o 12 varas de dicha fortificación . –De la altura que yo ocupaba se dirigieron algunos cañonazos a la capilla dicha, y también al cabildo, con el mejor acierto; y cuando a las 9 de la mañana me preparaba para asaltar las trincheras, apareció por la pampa de la Tablada la caballería enemiga con alguna infantería en número de 140 hombres, lo que me obligó a salir en el acto con la escolta y 20 húsares al mando de Ferreyra, llevando a los oficiales Otero, Cainzo, Gainza, y del aventurero Lorenzo Lugones; a este lo destiné por mi izquierda con ocho hombres, y mandando por mi derecha a mi ayudante Cainzo con doce, seguí con el resto por el centro a encontrar al enemigo que venía cargando con vivo fuego: ordenar la carga tocar a degüello, y quedar el campo cubierto de 65 cadáveres, entre ellos dos oficiales, 40 prisioneros, porción de armamento, y cabalgaduras, todo fue uno, sin haber perdido en esta jornada tan heroica un sólo hombre, en la cual se distinguieron los oficiales y tropa con un valor sin segundo, particularmente el valiente Cainzo, que fue el primero que se mezcló con el enemigo. –Después de concluida esta operación, regresé a mi antigua posición, que había quedado ocupada por mi segundo y habiéndole despachado cuatro prisioneros al comandante enemigo, porque le instruyeran de la suerte que había corrido su caballería, y de la bravura de los defensores de la Patria, le hice la segunda intimación, por medio del capitán García, a la que no pudiendo resistir, salió al campo de las Carreras con toda su división compuesta de 234 hombres, tres tenientes coroneles, incluso el comandante y un graduado, tres capitanes, dos ayudantes mayores, cuatro tenientes y ocho sub-tenientes, y rindiendo las armas quedaron prisioneros. Los fusiles tomados son 400, como verá V. S. en el estado que acompaño, lo mismo que los demás útiles de guerra. –Nuestra pérdida en los días 14 y 15 que duró el sitio, consiste en la de un balazo que recibió el bravo portaestandarte interino, cadete D. Carlos Gonzáles al llevar una orden, y tres soldados heridos levemente, a excepción de uno que corre riesgo. La bravura de todos los oficiales y tropa les hace acreedores a la especial consideración de V. S., pues desde que tengo el honor de militar bajo las banderas de la patria, aseguro a V. S que no he visto jamás batirse con igual energía, porque todos a porfía, se han distinguido en cuántos puntos han sido destinados.
Mis ayudantes D. Manuel Cainzo, D. Melchor Daza y D. Manuel Rico, lo mismo que mi segundo, el benemérito sargento mayor D. Antonio Giles, y su ayudante D. Victorio Lloreti, y los portaestandartes D. Manuel Sueldo y D. Carlos Gonzáles, han desempeñado sus funciones con el valor y denuedo debido. El capellán Dr. Agustín de la Serna, no se ha separado de mi lado y me ha servido mucho. –Dios guarde a V. S. muchos años. –
Tarija, abril 18 de 1817. –Exmo. Sr. Gregorio Aráoz de La Madrid. –Exmo. Sr. Manuel Belgrano, capitán general de provincias y en jefe del ejército auxiliar del Perú. –Es copia. –Ycazate, Secretario5.
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II
TOMA DE TARIJA
CAMPAÑA DEL ALTO PERU–EXPEDICIÓN DEL CORONEL
D. GREGORIO ARAOZ DE LA MADRID
DOCUMENTOS
Nº. 1
El comandante don Gregorio Araoz de La Madrid, comandante de Húsares del Tucumán y de la división de Vanguardia, me avisa desde Cangrejillos, con fecha 8, que una de sus partidas, al mando del capitán García, batió a otra enemiga de doce hombres en aquel punto, al mando de un teniente; y dexando en el campo a este y seis de sus soldados, se rindieron los seis restantes que vienen a ese punto.
D. Juan Manuel Aramayo, con fecha 15 desde Pozuelos, me da parte de que el 9 logró ir con D. Agustín Centeno y diez hombres que forman su partida hasta Tarija, sin ser sentidos del enemigo y sorprendieron completamente al teniente don Agustín Castellanos, a quién hicieron prisionero, un sargento, un cabo, dos tambores y cinco soldados veteranos, desbaratando a más de setenta reclutas que estaban disciplinando: tomaron once fusiles y como el enemigo cargaba con más fuerza, de la que tenía en Tupiza, rompieron el demás armamento que no podían conducir.
Ya Centeno había hecho prisioneros a un oficial y siete soldados del enemigo, en el Potrero del Puesto del Márquez, el 20 del pasado, que se hallan aquí; espero continúen con empeño las partidas destinadas a hostilizar al enemigo por retaguardia; pues sus xefes son de espíritu y decidido amor a la Patria.
Dios guarde a V. E. muchos años, Tucumán, a 26 de abril de 1817.
Exmo. Sr. Manuel Belgrano. –Exmo. Sr. Juan Martín de Pueirredón, Director Supremo de las Provincias Unidas de Sud América.
Nº. 2
Exmo. Señor:
No quiero defraudar un momento a V. E, y ese digno pueblo, la gloria de llevar a su superior conocimiento los triunfos de nuestras armas que el 15 de abril último consiguió sobre los enemigos en la Villa de Tarija el comandante, teniente coronel D. Gregorio Araoz de La Madrid. La carta adjunta N° I, que acabo de recibir, de este benemérito oficial y la N°. 2 del capitán de milicias de las de mi mando, don José Carrasco, que siguió con su compañía el destino de La Madrid, de mi orden, impondrán la superioridad de V. E. de aquel venturoso suceso por el que felicito a V. E. a nombre de esta provincia, entre tanto recibe más circunstanciada tan plausible victoria, que indudablemente llenará de pavor y espanto a los tiranos.
Dios guarde a V. E. muchos años. Tucumán, 2 del mes de América de 1817, 8 de nuestra libertad, 2 de nuestra independencia. –Excmo. Sr. Bernabé Aráoz. –Exmo. Sr. Director Supremo de la Nación.
Nº. 3
Tarija, abril 18 de 1817.
Mi amado primo:
Por el parte que dirijo al Señor General se impondrá usted del glorioso triunfo conseguido el 15 de este, y pronto espero que el cielo nos conceda otro. No hay lugar para nada. –A Dios, y expresiones a todos de su amante primo. Gregorio Araoz de La Madrid. –Señor D. Bernabé Aráoz.
Nº. 4
Tarija, abril 17 de 1817.
Mí venerado y distinguido señor:
El día 15 de los corrientes, uno de los días más gloriosos de nuestra Patria, haciendo rendir las armas a los enemigos que ocupaban esta plaza. Nuestro sitio solo duró 24 horas y a pesar de haber mantenido un continuo tiroteo, no hemos tenido más pérdida que la de un solo hombre y cuatro heridos levemente. Los enemigos tenían cerradas con dobles trincheras todas las entradas del pueblo, y con otras de igual clase todas las bocacalles de la plaza, con una batería también doble todos los portales del cabildo. Cuando manteníamos aun el sitio vinieron del campo a atacarnos 140 hombres de caballería, bien montados; avistados que fueron, marchó sobre ellos nuestro comandante La Madrid con una corta división de húsares, y en el momento fueron derrotados tan completamente que quedaron 60 muertos y se hicieron los demás prisioneros. Apenas regresó nuestro comandante dictó las más vivas providencias para el ataque de la plaza, ordenando a todos los piquetes sitiadores que estuviesen prontos a la señal de un cuete para avanzar por todas las calles hasta la plaza. Se verificó bien pronto tocándose a degüello; y no fue preciso más que saliese un parlamento enemigo a tratar de la rendición que verificaron en el número de 354 hombres, entre ellos 20 oficiales incluso 3 tenientes coroneles y 80 heridos, con 400 fusiles y demás pertrechos y útiles de guerra.
V. S. se impondrá de este glorioso triunfo por el parte circunstanciado de nuestro comandante que con esta misma fecha dirige al Sr. General en xefe. De nuestra comportación responde el suceso, y si hay algo que circunstanciar corresponde hacerlo a nuestro comandante, pero no puedo dexar de decir que nuestros milicianos por su coraje y por el terror que inspiran a los enemigos, no tienen que deber nada a los veteranos. Nada digo de mi regreso que se me ha indicado conduciendo los prisioneros, aunque nuestro comandante siente que me separe hasta no pasar otra acción.
Sabe V. S. que soy siempre su apasionado y atento S. S. Q. S. M. B.
José Alejandro Carrasco. –Señor Gobernador Intendente D. Bernabé
Araoz6.
Nº. 5
Excmo. Señor:
Presento a V. S. los primeros ensayos del exército que se me ha confiado, en el adjunto parte del distinguido comandante de húsares de Tucumán y la división de vanguardia, D. Gregorio Araoz de La Madrid.
Su marcha por los valles de San Carlos, Cachi, Poma, Cuesta de Acay, Despoblado, y trasmontar las cordilleras de Tarija, hasta ponerse en la puerta de Gallinazo, sin ser sentido del enemigo, le hacen acreedor, igualmente que a sus subalternos y tropas a las atenciones de V. E. que conoce el mérito de las penalidades que se han debido pasar por esos valientes hijos de la Patria.
Dígnese V. S. permitirme que me tome la libertad de recomendar a tan benemérito comandante, que no ha dado paso en la carrera ilustre de las armas que no haya cubierto sus sienes de laureles e igualmente a su segundo, jefe de estado mayor de la división, sargento mayor de artillería D. Antonio Giles, y demás oficiales que el mismo parte refiere.
Y creyendo de justicia que es acreedora a premios la tropa que así ha correspondido a la disciplina y subordinación, dando exemplo de constancia a prueba, y de un valor denodado, quiera V. E. tenerla presente para dispensarle sus gracias; cierto asimismo de que, con nuevos triunfos, van a aumentar las glorias de la nación.
Dios guarde a V. S. muchos años. –Tucumán, a 3 de mayo de 1817.
–Excmo. Sr. Manuel Belgrano. –Exmo. Sr. D. Juan Martín de Puyrredon, Director Supremo de las Provincias Unidas de América del Sud.
BOLETÍN N°. 21
La división del acreditado comandante de Húsares y Teniente Coronel Don Gregorio Araoz de La Madrid, que salió de este cuartel general el 3 de marzo pasado, con una fuerza respetable y con instrucciones para operar sobre los tiranos que oprimen el país, les ha dado el día 15 del próximo pasado a su guarnición de Tarija un golpe tan importante que a más de trastornarles sus proyectos y quitar los recursos de aquella fértil provincia, ha llenado de gloria a la Patria y a sus compañeros.
Después de una marcha sin incomodidad y habiendo encontrado en su tránsito por Cangrejillos una partida enemiga de 12 hombres, de los que murieron seis con su oficial quedando el resto prisionero, después de haber peleado con valor extraordinario, sin que hubiese más pérdida que la sensible del bravo teniente de húsares D. Cayetano Mendoza, que murió por su demasiado arrojo, llegó esta división a las inmediaciones de Tarija sin ser sentida del enemigo, y habiéndosele reunido allí varios oficiales con cien hombres del país bien armados, estuvo sobre el pueblo el 14, a las cinco de la tarde, tomadas ya de antemano todas las providencias para ocupar los principales puntos: El enemigo se presentó con sus fuerzas, pero fue obligado por los fuegos acertados de nuestra artillería y fusilería a encerrarse en sus trincheras, fuertes y bien construidas por dirección del mismo general La Serna: El 15, fue arrollada su caballería que desde el Valle de la Concepción, donde estaba con alguna infantería, venía a introducirse en la plaza: cargarla el comandante La Madrid en persona y concluir con ella todo fue instantáneo, dexando en el campo sesenta y cinco muertos, entre ellos dos oficiales, cuarenta prisioneros y todas sus armas.
Seguidamente se intimó por segunda vez al gobernador de la plaza se rindiese a discreción con todas sus tropas, el que conociendo entonces su impotencia y nulidad para resistir a los héroes defensores de la Patria, lo verificó sin más condiciones para rendir sus armas, que la de que se les concediese los honores de la guerra, uso de espada a los oficiales y el que fuesen bien tratados por nuestras tropas los pocos paisanos que ellos habían obligado a tomar las armas en su favor, a todo lo que accedió la generosidad del carácter americano.
El fruto de esta gloriosa empresa son 20 oficiales, incluso el gobernador, y 274 prisioneros; 400 fusiles tomados, 10 pares de pistolas, 20 sables, 47 lanzas, 5 caxas de guerra, todas sus municiones y muchos útiles de maestranza, sin más pérdida de nuestra parte que un soldado muerto, un portaestandarte y 3 soldados heridos.
El teniente coronel La Madrid no encuentra elogios bastantes para dar una idea así del valor y denuedo con que los oficiales y tropa se presentaron al enemigo desalojándolo de cuantas posiciones ocupaba, como del entusiasmo y deseos que tenían de asaltar las trincheras y acabar con el tirano; sus húsares, los artilleros, las compañías de los regimientos 2, 3 y 9, y la de las milicias de dragones de la valerosa Tucumán igualmente que los soldados del país que se le habían reunido.
También ha tenido parte del Sr. General en xefe de D. Mariano Acebo en que le avisa desde la Loma, que el comandante D. Esteban Fernández entró el 5 de marzo en la Villa de la Laguna, después de haber derrotado al enemigo matándole sobre 150 hombres y hechole muchos prisioneros, y que dirigía aquel su marcha a Chuquisaca cuya guarnición era bien corta. Igualmente se han recibido las dos banderas del regimiento 1°. de los tiranos, tomadas en Humahuaca por el valeroso teniente coronel Arias, y se han presentado abatidas a la expectación del ejército y a la del público, que concurrió al efecto al campo de la victoria. Tantas glorias repetidas forman la nación de Sud América y manifiestan su genio. –Cuartel General de Tucumán, 1º. De Mayo de 1817. –Francisco de la Cruz7.
LO QUE DICE EL NOTABLE HISTORIADOR ARGENTINO GENERAL DON BARTOLOMÉ MITRE EN SU MONUMENTAL HISTORIA DE BELGRANO Y DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA, Capítulo XXXII,
EXPEDICIÓN DE LA MADRID, PÁGINA 610
Tal era el estado de la insurrección del Alto Perú, cuando la expedición de La Madrid penetrando en su territorio, cortó la línea de comunicaciones de los invasores de Salta a la altura de Yavi. La Madrid faltando a sus instrucciones, en vez de operar por el despoblado, se inclinó sobre su derecha, dejó a su izquierda el río y la quebrada de Sococha y determinó dirigirse a Tarija, dando como causal de esta variación la falta de cabalgaduras para llenar aquel objeto. De modo que una simple diversión, se convertía en una verdadera operación de guerra ofensiva, sin base, sin plan y sin más objetivo que la buena o mala estrella del aventurero jefe de aquella expedición.
A la Altura de Cangrejillos, una de las partidas de la expedición sorprendió un destacamento enemigo (el 8 de abril de 1817, que de Tupiza se dirigía con comunicaciones al ejército invasor de Salta), matando seis soldados y un oficial de los doce que lo componían, y tomando prisionero el resto, sin que uno solo escapase. Desde este punto tomó el rumbo al Noroeste, y marchando con suma rapidez día y noche, trasmontó la Sierra, y entrando por la quebrada de Tolomosa, penetró al territorio de Tarija por la abra llamada la Puerta del Gallinazo a cuyo pie se extiende La Cuesta del Inca. Allí se le unió el caudillo Méndez, con su partida fuerte como de 100 hombres. El 14 de abril se presentó sobre la altura que domina la Villa de Tarija, sin que hasta ese momento se hubiese sospechado su presencia en aquellos lugares, pues La Madrid había tenido la precaución de secuestrar más de 100 personas de ambos sexos que encontró en su camino, a fin de que no dieran noticia de su marcha.
La Villa de Tarija estaba atrincherada y guarnecida por un batallón de cuzqueños, mandados por el comandante D. Mateo Ramírez. En el inmediato valle de la Concepción estaba acampado un escuadrón, protegido por 50 hombres de infantería, del cual era jefe el teniente coronel D. Andrés Santa Cruz, tan célebre después, quién por un accidente se hallaba aquel día en Tarija. La Madrid, en la dirección que llevaba, dejaba a Concepción a su derecha, y por lo tanto se interponía con ambas fuerzas, amagando la Villa por la parte del Este. El jefe español intentó una salida; pero intimidado por los cañonazos que le disparó La Madrid, río por medio, se reconcentró a la Plaza. La Madrid ocupó el morro de San Juan que domina la Villa, estableciendo en él sus dos piezas de artillería, ocupó los suburbios e intimó rendición al
enemigo.
Ramírez le contestó que ‘un jefe de honor no se entrega a discreción por el hecho de disparar cuatro tiros y que el sólo lo haría cuando no le quede más que 20 hombres, y estos sin munición’. Ya se verá de qué modo correspondió a esta enérgica resolución.
Al siguiente día (15 de Abril) por la mañana se presentó en el campo dominado La Tablada la fuerza de Concepción, que al ruido de los cañonazos acudía en auxilio de la plaza, en número de 50 jinetes y 50 infantes. Mandábala el segundo de Santa Cruz, llamado Malacabeza. La Madrid, sin desatender el sitio, salió en persona a su encuentro al frente de sus húsares y lo batió completamente, le causó 50 muertos y tomóles otros tantos prisioneros, distinguiéndose en este encuentro el capitán D. Lorenzo Lugones, que en calidad de aventurero siguió la expedición procurando rehabilitarse de su participación en la insurrección de Santiago del Estero el año anterior. Bajo la impresión de este triunfo, dirigió segunda intimación a la plaza, previniendo al jefe de ella que las comunicaciones en que pedía auxilio a Cotagaita, Potosí y Cinti, habían sido interceptadas y le dio plazo de cinco minutos para decidirse. El jefe español olvidando su arrogante respuesta anterior, contestó que, aun tenía fuerza suficiente para sostenerse, pedía capitulación, y se entregaba prisionero con su guarnición, sin más condiciones que los honores de la guerra, garantías para los paisanos a quienes había obligado a tomar armas y uso de la espada para los oficiales, con seguridad para sus bagajes. En consecuencia, en el mismo día rindieron sus armas en el campo de las Carreras, al Este de la Villa 3 tenientes coroneles (entre ellos Santa Cruz), 17 oficiales, 274 soldados, siendo los trofeos de este triunfo 400 fusiles, 114 armas de toda especie, 5 cajas de guerra y muchos otros pertrechos militares.
(Historia de Belgrano, Tomo II, Cuarta y definitiva edición, corregida y aumentada, Buenos Aires, Félix Lajouane–Editor, 1887.
5. Gazeta de Buenos Aires, 22 de Mayo de 1817 (Extraordinaria). Tomado del tomo segundo, página 423, del libro titulado Partes oficiales. Edición de Buenos Aires. Edición de Buenos Aires. –Taller tipográfico de la Penitenciaria Nacional. Año de 1901. –Biblioteca de la Sociedad Geográfica «Sucre».
NOTA: En todos los documentos se ha conservado la ortografía. [R]
6. Gazeta (Extraordinaria) de Buenos Aires, 14 de mayo de 1817. [R]
7. Archivo General de La Nación. –Partes oficiales y documentos relativos a la guerra de la Independencia Argentina, Tomo segundo, Publicación oficial. Buenos Aires, Taller tipográfico de la Penitenciaria Nacional, 1901. [R]
El día 14 a las 4 de la tarde me presenté por la puerta de Gallinazo, al oeste de esta Villa, sorprendiendo completamente al enemigo a costa de las mayores precauciones; pues no me sintió, hasta que llegué a dicho punto, que dista seis cuadras del pueblo, una legua antes de llegar a éste, mandé al capitán de la primera compañía de húsares, D. Manuel Toro, con la suya llevando a más a sus órdenes los capitanes D. Alexo Colet del núm. 2 D. José Alexandro Carrasco, de dragones de las milicias de Tucumán, con sus respectivas compañías, y al capitán de gauchos de Santa Victoria, D. José Antonio Ruiz, con 40 de aquellos, con orden de situarse en el campo de las Carreras, para evitar la reunión de la caballería enemiga, que se hallaba situada en el valle de la Concepción, distante 5 leguas de esta Villa, en caso de intentarlo; y como yo me avistase primero con las compañías segunda de húsares, tres y nueve de infantería, algunos gauchos, con los capitanes D. Juan Esteban Garay, y D. Matías Guerrero y las dos piezas de artillería, salió el enemigo a mi frente en número de 200 infantes (en cuyo tiempo mandó Toro al teniente D. José Martín Ferreyra, ocupara con una partida el alto de San Juan situado al norte, orilla de esta Villa) los que inmediatamente fueron encerrados en sus trincheras, pues las tenían bien fortificadas por dirección del general Serna, dexando en la playa del río dos muertos y matando de un balazo al negro herrador. –En seguida se montó la artillería y rompió el fuego mi segundo, el sargento mayor D. Antonio Giles, con tan buen acierto, que a los 6 tiros logró desalojar a los que ocupaban las barrancas del rio que nos dividía, con cuyo motivo mandé cesar el fuego, y dirigí por medio de mi ayudante D. Manuel Cainzo un oficio al comandante enemigo intimándole rendición; de cuyo contenido impondrá a V. S. mi núm. 27, como igualmente del que pasé después y su contesto: vista la primera, ordené al capitán de la segunda de húsares D. Mariano García marchase al alto de San Juan y reunido a Ferreyra, que se hallaba situado en aquel punto, la sostuviese a toda costa; al capitán D. Francisco Pombo de Otero que echando pie a tierra con su compañía, se situase sobre la barranca del rio; al de la misma clase D. Manuel Segovia con la suya y una pieza de artillería, ocupara los corrales llamados del matadero, al oeste del pueblo, distante tres cuadras de la plaza; lo que ejecutaron todos con la mayor bizarría, haciendo abandonar las primeras trincheras en todos los puntos y entrándose hasta muy cerca de la plaza, lo que también ejecutaron los capitanes Toro, Colet y Carrasco por los que se les designó. –En esta posición me tomó la noche, y habiéndome dado parte el mayor Giles de los puntos que ocupaban dichas divisiones, marché con una escolta que la había nombrado para reserva, compuesta de 20 húsares, 12 infantes y 4 dragones, al campo de las Carreras, llevando la otra pieza que ya se había inutilizado, y ordené abandonaran las posiciones tomadas para evitar que por la noche pudiesen desordenarse los soldados viéndose dentro del pueblo, mandando al capitán Otero con García y Ferreyra ocupasen mi primera posición en la puerta del Gallinazo; cubriendo con partidas aquel costado y haciendo replegar a la mía a los capitanes Toro, Segovia, Colet y Carrasco, verifiqué lo mismo, de modo que quedó el pueblo circunvalado. –al rayar el día ordené a Otero ocupara el alto de San Juan, dejando una partida en la posición que había tenido, y mandando a Segovia con su compañía y parte de la primera de húsares con el teniente D. Rafael Riesco ocupar las calles de San Francisco y San Agustín, lo que verificaron; marché con el resto a donde estaba otero: de allí destiné al capitán Colet con su compañía y Carrasco con parte de la suya a la fortificación que tenía el enemigo en la capilla de San Roque, que era la más fuerte, y fue tanto el ardor con que se avanzaron que lograron situarse, a pesar del vivo fuego que recibían, en unos ranchos que distaban 10 o 12 varas de dicha fortificación . –De la altura que yo ocupaba se dirigieron algunos cañonazos a la capilla dicha, y también al cabildo, con el mejor acierto; y cuando a las 9 de la mañana me preparaba para asaltar las trincheras, apareció por la pampa de la Tablada la caballería enemiga con alguna infantería en número de 140 hombres, lo que me obligó a salir en el acto con la escolta y 20 húsares al mando de Ferreyra, llevando a los oficiales Otero, Cainzo, Gainza, y del aventurero Lorenzo Lugones; a este lo destiné por mi izquierda con ocho hombres, y mandando por mi derecha a mi ayudante Cainzo con doce, seguí con el resto por el centro a encontrar al enemigo que venía cargando con vivo fuego: ordenar la carga tocar a degüello, y quedar el campo cubierto de 65 cadáveres, entre ellos dos oficiales, 40 prisioneros, porción de armamento, y cabalgaduras, todo fue uno, sin haber perdido en esta jornada tan heroica un sólo hombre, en la cual se distinguieron los oficiales y tropa con un valor sin segundo, particularmente el valiente Cainzo, que fue el primero que se mezcló con el enemigo. –Después de concluida esta operación, regresé a mi antigua posición, que había quedado ocupada por mi segundo y habiéndole despachado cuatro prisioneros al comandante enemigo, porque le instruyeran de la suerte que había corrido su caballería, y de la bravura de los defensores de la Patria, le hice la segunda intimación, por medio del capitán García, a la que no pudiendo resistir, salió al campo de las Carreras con toda su división compuesta de 234 hombres, tres tenientes coroneles, incluso el comandante y un graduado, tres capitanes, dos ayudantes mayores, cuatro tenientes y ocho sub-tenientes, y rindiendo las armas quedaron prisioneros. Los fusiles tomados son 400, como verá V. S. en el estado que acompaño, lo mismo que los demás útiles de guerra. –Nuestra pérdida en los días 14 y 15 que duró el sitio, consiste en la de un balazo que recibió el bravo portaestandarte interino, cadete D. Carlos Gonzáles al llevar una orden, y tres soldados heridos levemente, a excepción de uno que corre riesgo. La bravura de todos los oficiales y tropa les hace acreedores a la especial consideración de V. S., pues desde que tengo el honor de militar bajo las banderas de la patria, aseguro a V. S que no he visto jamás batirse con igual energía, porque todos a porfía, se han distinguido en cuántos puntos han sido destinados.
Mis ayudantes D. Manuel Cainzo, D. Melchor Daza y D. Manuel Rico, lo mismo que mi segundo, el benemérito sargento mayor D. Antonio Giles, y su ayudante D. Victorio Lloreti, y los portaestandartes D. Manuel Sueldo y D. Carlos Gonzáles, han desempeñado sus funciones con el valor y denuedo debido. El capellán Dr. Agustín de la Serna, no se ha separado de mi lado y me ha servido mucho. –Dios guarde a V. S. muchos años. –
Tarija, abril 18 de 1817. –Exmo. Sr. Gregorio Aráoz de La Madrid. –Exmo. Sr. Manuel Belgrano, capitán general de provincias y en jefe del ejército auxiliar del Perú. –Es copia. –Ycazate, Secretario5.
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II
TOMA DE TARIJA
CAMPAÑA DEL ALTO PERU–EXPEDICIÓN DEL CORONEL
D. GREGORIO ARAOZ DE LA MADRID
DOCUMENTOS
Nº. 1
El comandante don Gregorio Araoz de La Madrid, comandante de Húsares del Tucumán y de la división de Vanguardia, me avisa desde Cangrejillos, con fecha 8, que una de sus partidas, al mando del capitán García, batió a otra enemiga de doce hombres en aquel punto, al mando de un teniente; y dexando en el campo a este y seis de sus soldados, se rindieron los seis restantes que vienen a ese punto.
D. Juan Manuel Aramayo, con fecha 15 desde Pozuelos, me da parte de que el 9 logró ir con D. Agustín Centeno y diez hombres que forman su partida hasta Tarija, sin ser sentidos del enemigo y sorprendieron completamente al teniente don Agustín Castellanos, a quién hicieron prisionero, un sargento, un cabo, dos tambores y cinco soldados veteranos, desbaratando a más de setenta reclutas que estaban disciplinando: tomaron once fusiles y como el enemigo cargaba con más fuerza, de la que tenía en Tupiza, rompieron el demás armamento que no podían conducir.
Ya Centeno había hecho prisioneros a un oficial y siete soldados del enemigo, en el Potrero del Puesto del Márquez, el 20 del pasado, que se hallan aquí; espero continúen con empeño las partidas destinadas a hostilizar al enemigo por retaguardia; pues sus xefes son de espíritu y decidido amor a la Patria.
Dios guarde a V. E. muchos años, Tucumán, a 26 de abril de 1817.
Exmo. Sr. Manuel Belgrano. –Exmo. Sr. Juan Martín de Pueirredón, Director Supremo de las Provincias Unidas de Sud América.
Nº. 2
Exmo. Señor:
No quiero defraudar un momento a V. E, y ese digno pueblo, la gloria de llevar a su superior conocimiento los triunfos de nuestras armas que el 15 de abril último consiguió sobre los enemigos en la Villa de Tarija el comandante, teniente coronel D. Gregorio Araoz de La Madrid. La carta adjunta N° I, que acabo de recibir, de este benemérito oficial y la N°. 2 del capitán de milicias de las de mi mando, don José Carrasco, que siguió con su compañía el destino de La Madrid, de mi orden, impondrán la superioridad de V. E. de aquel venturoso suceso por el que felicito a V. E. a nombre de esta provincia, entre tanto recibe más circunstanciada tan plausible victoria, que indudablemente llenará de pavor y espanto a los tiranos.
Dios guarde a V. E. muchos años. Tucumán, 2 del mes de América de 1817, 8 de nuestra libertad, 2 de nuestra independencia. –Excmo. Sr. Bernabé Aráoz. –Exmo. Sr. Director Supremo de la Nación.
Nº. 3
Tarija, abril 18 de 1817.
Mi amado primo:
Por el parte que dirijo al Señor General se impondrá usted del glorioso triunfo conseguido el 15 de este, y pronto espero que el cielo nos conceda otro. No hay lugar para nada. –A Dios, y expresiones a todos de su amante primo. Gregorio Araoz de La Madrid. –Señor D. Bernabé Aráoz.
Nº. 4
Tarija, abril 17 de 1817.
Mí venerado y distinguido señor:
El día 15 de los corrientes, uno de los días más gloriosos de nuestra Patria, haciendo rendir las armas a los enemigos que ocupaban esta plaza. Nuestro sitio solo duró 24 horas y a pesar de haber mantenido un continuo tiroteo, no hemos tenido más pérdida que la de un solo hombre y cuatro heridos levemente. Los enemigos tenían cerradas con dobles trincheras todas las entradas del pueblo, y con otras de igual clase todas las bocacalles de la plaza, con una batería también doble todos los portales del cabildo. Cuando manteníamos aun el sitio vinieron del campo a atacarnos 140 hombres de caballería, bien montados; avistados que fueron, marchó sobre ellos nuestro comandante La Madrid con una corta división de húsares, y en el momento fueron derrotados tan completamente que quedaron 60 muertos y se hicieron los demás prisioneros. Apenas regresó nuestro comandante dictó las más vivas providencias para el ataque de la plaza, ordenando a todos los piquetes sitiadores que estuviesen prontos a la señal de un cuete para avanzar por todas las calles hasta la plaza. Se verificó bien pronto tocándose a degüello; y no fue preciso más que saliese un parlamento enemigo a tratar de la rendición que verificaron en el número de 354 hombres, entre ellos 20 oficiales incluso 3 tenientes coroneles y 80 heridos, con 400 fusiles y demás pertrechos y útiles de guerra.
V. S. se impondrá de este glorioso triunfo por el parte circunstanciado de nuestro comandante que con esta misma fecha dirige al Sr. General en xefe. De nuestra comportación responde el suceso, y si hay algo que circunstanciar corresponde hacerlo a nuestro comandante, pero no puedo dexar de decir que nuestros milicianos por su coraje y por el terror que inspiran a los enemigos, no tienen que deber nada a los veteranos. Nada digo de mi regreso que se me ha indicado conduciendo los prisioneros, aunque nuestro comandante siente que me separe hasta no pasar otra acción.
Sabe V. S. que soy siempre su apasionado y atento S. S. Q. S. M. B.
José Alejandro Carrasco. –Señor Gobernador Intendente D. Bernabé
Araoz6.
Nº. 5
Excmo. Señor:
Presento a V. S. los primeros ensayos del exército que se me ha confiado, en el adjunto parte del distinguido comandante de húsares de Tucumán y la división de vanguardia, D. Gregorio Araoz de La Madrid.
Su marcha por los valles de San Carlos, Cachi, Poma, Cuesta de Acay, Despoblado, y trasmontar las cordilleras de Tarija, hasta ponerse en la puerta de Gallinazo, sin ser sentido del enemigo, le hacen acreedor, igualmente que a sus subalternos y tropas a las atenciones de V. E. que conoce el mérito de las penalidades que se han debido pasar por esos valientes hijos de la Patria.
Dígnese V. S. permitirme que me tome la libertad de recomendar a tan benemérito comandante, que no ha dado paso en la carrera ilustre de las armas que no haya cubierto sus sienes de laureles e igualmente a su segundo, jefe de estado mayor de la división, sargento mayor de artillería D. Antonio Giles, y demás oficiales que el mismo parte refiere.
Y creyendo de justicia que es acreedora a premios la tropa que así ha correspondido a la disciplina y subordinación, dando exemplo de constancia a prueba, y de un valor denodado, quiera V. E. tenerla presente para dispensarle sus gracias; cierto asimismo de que, con nuevos triunfos, van a aumentar las glorias de la nación.
Dios guarde a V. S. muchos años. –Tucumán, a 3 de mayo de 1817.
–Excmo. Sr. Manuel Belgrano. –Exmo. Sr. D. Juan Martín de Puyrredon, Director Supremo de las Provincias Unidas de América del Sud.
BOLETÍN N°. 21
La división del acreditado comandante de Húsares y Teniente Coronel Don Gregorio Araoz de La Madrid, que salió de este cuartel general el 3 de marzo pasado, con una fuerza respetable y con instrucciones para operar sobre los tiranos que oprimen el país, les ha dado el día 15 del próximo pasado a su guarnición de Tarija un golpe tan importante que a más de trastornarles sus proyectos y quitar los recursos de aquella fértil provincia, ha llenado de gloria a la Patria y a sus compañeros.
Después de una marcha sin incomodidad y habiendo encontrado en su tránsito por Cangrejillos una partida enemiga de 12 hombres, de los que murieron seis con su oficial quedando el resto prisionero, después de haber peleado con valor extraordinario, sin que hubiese más pérdida que la sensible del bravo teniente de húsares D. Cayetano Mendoza, que murió por su demasiado arrojo, llegó esta división a las inmediaciones de Tarija sin ser sentida del enemigo, y habiéndosele reunido allí varios oficiales con cien hombres del país bien armados, estuvo sobre el pueblo el 14, a las cinco de la tarde, tomadas ya de antemano todas las providencias para ocupar los principales puntos: El enemigo se presentó con sus fuerzas, pero fue obligado por los fuegos acertados de nuestra artillería y fusilería a encerrarse en sus trincheras, fuertes y bien construidas por dirección del mismo general La Serna: El 15, fue arrollada su caballería que desde el Valle de la Concepción, donde estaba con alguna infantería, venía a introducirse en la plaza: cargarla el comandante La Madrid en persona y concluir con ella todo fue instantáneo, dexando en el campo sesenta y cinco muertos, entre ellos dos oficiales, cuarenta prisioneros y todas sus armas.
Seguidamente se intimó por segunda vez al gobernador de la plaza se rindiese a discreción con todas sus tropas, el que conociendo entonces su impotencia y nulidad para resistir a los héroes defensores de la Patria, lo verificó sin más condiciones para rendir sus armas, que la de que se les concediese los honores de la guerra, uso de espada a los oficiales y el que fuesen bien tratados por nuestras tropas los pocos paisanos que ellos habían obligado a tomar las armas en su favor, a todo lo que accedió la generosidad del carácter americano.
El fruto de esta gloriosa empresa son 20 oficiales, incluso el gobernador, y 274 prisioneros; 400 fusiles tomados, 10 pares de pistolas, 20 sables, 47 lanzas, 5 caxas de guerra, todas sus municiones y muchos útiles de maestranza, sin más pérdida de nuestra parte que un soldado muerto, un portaestandarte y 3 soldados heridos.
El teniente coronel La Madrid no encuentra elogios bastantes para dar una idea así del valor y denuedo con que los oficiales y tropa se presentaron al enemigo desalojándolo de cuantas posiciones ocupaba, como del entusiasmo y deseos que tenían de asaltar las trincheras y acabar con el tirano; sus húsares, los artilleros, las compañías de los regimientos 2, 3 y 9, y la de las milicias de dragones de la valerosa Tucumán igualmente que los soldados del país que se le habían reunido.
También ha tenido parte del Sr. General en xefe de D. Mariano Acebo en que le avisa desde la Loma, que el comandante D. Esteban Fernández entró el 5 de marzo en la Villa de la Laguna, después de haber derrotado al enemigo matándole sobre 150 hombres y hechole muchos prisioneros, y que dirigía aquel su marcha a Chuquisaca cuya guarnición era bien corta. Igualmente se han recibido las dos banderas del regimiento 1°. de los tiranos, tomadas en Humahuaca por el valeroso teniente coronel Arias, y se han presentado abatidas a la expectación del ejército y a la del público, que concurrió al efecto al campo de la victoria. Tantas glorias repetidas forman la nación de Sud América y manifiestan su genio. –Cuartel General de Tucumán, 1º. De Mayo de 1817. –Francisco de la Cruz7.
LO QUE DICE EL NOTABLE HISTORIADOR ARGENTINO GENERAL DON BARTOLOMÉ MITRE EN SU MONUMENTAL HISTORIA DE BELGRANO Y DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA, Capítulo XXXII,
EXPEDICIÓN DE LA MADRID, PÁGINA 610
Tal era el estado de la insurrección del Alto Perú, cuando la expedición de La Madrid penetrando en su territorio, cortó la línea de comunicaciones de los invasores de Salta a la altura de Yavi. La Madrid faltando a sus instrucciones, en vez de operar por el despoblado, se inclinó sobre su derecha, dejó a su izquierda el río y la quebrada de Sococha y determinó dirigirse a Tarija, dando como causal de esta variación la falta de cabalgaduras para llenar aquel objeto. De modo que una simple diversión, se convertía en una verdadera operación de guerra ofensiva, sin base, sin plan y sin más objetivo que la buena o mala estrella del aventurero jefe de aquella expedición.
A la Altura de Cangrejillos, una de las partidas de la expedición sorprendió un destacamento enemigo (el 8 de abril de 1817, que de Tupiza se dirigía con comunicaciones al ejército invasor de Salta), matando seis soldados y un oficial de los doce que lo componían, y tomando prisionero el resto, sin que uno solo escapase. Desde este punto tomó el rumbo al Noroeste, y marchando con suma rapidez día y noche, trasmontó la Sierra, y entrando por la quebrada de Tolomosa, penetró al territorio de Tarija por la abra llamada la Puerta del Gallinazo a cuyo pie se extiende La Cuesta del Inca. Allí se le unió el caudillo Méndez, con su partida fuerte como de 100 hombres. El 14 de abril se presentó sobre la altura que domina la Villa de Tarija, sin que hasta ese momento se hubiese sospechado su presencia en aquellos lugares, pues La Madrid había tenido la precaución de secuestrar más de 100 personas de ambos sexos que encontró en su camino, a fin de que no dieran noticia de su marcha.
La Villa de Tarija estaba atrincherada y guarnecida por un batallón de cuzqueños, mandados por el comandante D. Mateo Ramírez. En el inmediato valle de la Concepción estaba acampado un escuadrón, protegido por 50 hombres de infantería, del cual era jefe el teniente coronel D. Andrés Santa Cruz, tan célebre después, quién por un accidente se hallaba aquel día en Tarija. La Madrid, en la dirección que llevaba, dejaba a Concepción a su derecha, y por lo tanto se interponía con ambas fuerzas, amagando la Villa por la parte del Este. El jefe español intentó una salida; pero intimidado por los cañonazos que le disparó La Madrid, río por medio, se reconcentró a la Plaza. La Madrid ocupó el morro de San Juan que domina la Villa, estableciendo en él sus dos piezas de artillería, ocupó los suburbios e intimó rendición al
enemigo.
Ramírez le contestó que ‘un jefe de honor no se entrega a discreción por el hecho de disparar cuatro tiros y que el sólo lo haría cuando no le quede más que 20 hombres, y estos sin munición’. Ya se verá de qué modo correspondió a esta enérgica resolución.
Al siguiente día (15 de Abril) por la mañana se presentó en el campo dominado La Tablada la fuerza de Concepción, que al ruido de los cañonazos acudía en auxilio de la plaza, en número de 50 jinetes y 50 infantes. Mandábala el segundo de Santa Cruz, llamado Malacabeza. La Madrid, sin desatender el sitio, salió en persona a su encuentro al frente de sus húsares y lo batió completamente, le causó 50 muertos y tomóles otros tantos prisioneros, distinguiéndose en este encuentro el capitán D. Lorenzo Lugones, que en calidad de aventurero siguió la expedición procurando rehabilitarse de su participación en la insurrección de Santiago del Estero el año anterior. Bajo la impresión de este triunfo, dirigió segunda intimación a la plaza, previniendo al jefe de ella que las comunicaciones en que pedía auxilio a Cotagaita, Potosí y Cinti, habían sido interceptadas y le dio plazo de cinco minutos para decidirse. El jefe español olvidando su arrogante respuesta anterior, contestó que, aun tenía fuerza suficiente para sostenerse, pedía capitulación, y se entregaba prisionero con su guarnición, sin más condiciones que los honores de la guerra, garantías para los paisanos a quienes había obligado a tomar armas y uso de la espada para los oficiales, con seguridad para sus bagajes. En consecuencia, en el mismo día rindieron sus armas en el campo de las Carreras, al Este de la Villa 3 tenientes coroneles (entre ellos Santa Cruz), 17 oficiales, 274 soldados, siendo los trofeos de este triunfo 400 fusiles, 114 armas de toda especie, 5 cajas de guerra y muchos otros pertrechos militares.
(Historia de Belgrano, Tomo II, Cuarta y definitiva edición, corregida y aumentada, Buenos Aires, Félix Lajouane–Editor, 1887.
5. Gazeta de Buenos Aires, 22 de Mayo de 1817 (Extraordinaria). Tomado del tomo segundo, página 423, del libro titulado Partes oficiales. Edición de Buenos Aires. Edición de Buenos Aires. –Taller tipográfico de la Penitenciaria Nacional. Año de 1901. –Biblioteca de la Sociedad Geográfica «Sucre».
NOTA: En todos los documentos se ha conservado la ortografía. [R]
6. Gazeta (Extraordinaria) de Buenos Aires, 14 de mayo de 1817. [R]
7. Archivo General de La Nación. –Partes oficiales y documentos relativos a la guerra de la Independencia Argentina, Tomo segundo, Publicación oficial. Buenos Aires, Taller tipográfico de la Penitenciaria Nacional, 1901. [R]