Tatuajes, pequeñas historias de vida plasmadas en la piel
“Cada tatuaje lleva tras de sí una historia, por pequeña que sea”, asegura Johnny Ramírez, un artista del tatuaje que instaló su estudio en Tarija hace diez años, cuando esta técnica y la moda que conlleva eran prácticamente inexistentes en la ciudad y en el departamento.“Cuando yo...



“Cada tatuaje lleva tras de sí una historia, por pequeña que sea”, asegura Johnny Ramírez, un artista del tatuaje que instaló su estudio en Tarija hace diez años, cuando esta técnica y la moda que conlleva eran prácticamente inexistentes en la ciudad y en el departamento.“Cuando yo llegué no se veía mucho tatuaje aquí en Tarija”, recuerda Johnny, pero poco a poco comenzó a ponerse de moda y más personas se inclinaron por grabar con tinta su piel.Las razones son diferentes, la gente se tatúa por diferentes acontecimientos de la vida, son recuerdos o historias que tienen y que los quieren plasmar con una imagen. En muchos casos de los que ha atendido Johnny, el motivo es cubrir una mancha, o una cicatriz.“He tatuado a una señora que quería tapar una quemadura en el brazo que quedó muy bien cubierta por el tatuaje y ella ya pudo utilizar el brazo descubierto”.También están los que lo hacen por la moda, pero en la mayoría de los casos es porque quieren grabar un recuerdo.Son gente de todas las edades y con variadas motivaciones. “A veces viene gente mayor que me dice: ‘cuando era joven mis papás no me dejaban, ahora ya mis hijos están grandes, me haré un tatuaje’ ”, son las personas que no permitieron que la edad les quite el deseo de hacerse un tatuaje.A cualquier edad están los que desean un tatuaje por ellos mismos y los que siguen una moda o tienen algún otro motivo. Johnny los distingue rápidamente y los diferencia, están los que vienen seguros de lo que quieren, le explican su idea y él busca descubrir que es lo que quiere la persona realmente, para hacer un diseño que le agrade y del que no se vaya a arrepentir, “porque el tatuaje es para toda la vida”. “Se puede tapar con otro, pero borrarlo no, siempre queda una cicatriz, como queloides”, apunta al tiempo que asegura que el láser siempre deja el recuerdo de que ahí hubo un tatuaje.“Cuando la persona no sabe lo que quiere es más difícil. Yo les muestro opciones, les aconsejo y les digo que vayan y lo piensen”.Entre las mujeres los tatuajes más solicitados son los diseños de mandalas, mientras que los varones piden los tatuajes fotorrealistas en 3D, se hacen tatuajes de sus papás o mamás que ya han fallecido o algún otro diseño.Todo depende de la historia detrás del deseo de tatuarse. “He hecho huellas de pies de bebés, vienen los papás y me piden que les haga la huella de su bebé que le tomaron cuando nació”. Son los tatuajes que buscan expresar el amor filial, los lazos invisibles que unen a las personas. “Una vez vino una tía a tatuarse la huella de su sobrino porque era el único niño en la familia, el primero, y ella era su tía preferida”.Están las pequeñas historias, como la del que perdió una apuesta por un partido Boca- River y se tuvo que tatuar “algo”. “Así sea el peor dibujo, siempre hay una historia detrás, como los que llegan y dicen hazme un tatuaje y cuando le pregunto qué tatuaje quiere me dice: ‘no sé, cualquiera, es que perdí una apuesta y tengo que hacérmelo’ ”.También están las grandes historias de amor en las que ella o él quieren plasmar su amor en su piel poniendo el nombre de su amada o amado. “Yo no recomiendo poner nombres de parejas, les digo no te aconsejo, después te puedes arrepentir pero a veces insisten”.Johnny recuerda el caso de una joven que se tatuó el nombre de su novio y a los meses vino para que se lo tape con algún otro tatuaje. “Yo le hice una pluma que quedó muy bonita y cubrió el nombre tatuado, pero no pasó una semana y vino para que le tatúe otro nombre de otro novio”.Johnny hasta percibe algo de mala suerte producto de tatuarse el nombre de la pareja ya que en su experiencia, el 90 por ciento de las personas que se tatuaron el nombre de su pareja, terminaron la relación y tuvieron que buscar como borrar ese recuerdo.Alisson Albornoz es una de las jóvenes que vino para modificar una inicial y cambiarla por la A, inicial de su nombre.Se recuesta con mucha decisión en la camilla, con la misma actitud de cuando se está ante el dentista. “No tengo miedo, más miedo me da el dentista, pero esto duele más”, explica mientras su rostro se contrae cada vez que la aguja penetra su piel para modificar el tatuaje.El dolor siempre está ahí, porque no se usa anestesia, pero depende de la persona, del umbral de dolor que esta tenga. En la experiencia de Johnny, las mujeres toleran el dolor mucho más fácil que los hombres.Además hay zonas del cuerpo donde la piel es más sensible que en otras. “Pero esto igual varía, a veces donde se dice que es sensible, algunas personas no sienten nada y otros son demasiado débiles y les duele en cualquier parte”.En una ocasión lo buscó un joven que quería cubrir unas manchas de vitíligo y le advirtió que tenía poca tolerancia al dolor. “Yo dije, normal, siempre hay algunos que tienen un poco más de miedo al dolor pero no pensé que fuera para tanto”.Apenas Johnny lo tocaba con la aguja, el joven se movía, se quejaba y no lo dejaba trabajar por lo que hubo que traer a un anestesista para que le coloque anestesia local. “Solo así pude hacer ese trabajo, pero eso es raro, generalmente el que quiere realmente el tatuaje tolera el dolor muy bien”.LA PARTICULAR HISTORIA DE JOHNNY, EL “CHINO”Johnny Ramírez, un artista del tatuaje que llegó a Tarija hace diez años para empezar de cero en su sueño de poner un estudio de tatuajes, ambición que lo atrapó cuando tenía sólo 13 años en su Santa Cruz natal. El rostro de un Cristo tatuado en su pantorrilla izquierda es el tatuaje que guarda su historia.“Cuando tenía trece años yo tenía un amigo que hacía tatuajes a todo mundo, y yo lo veía porque en su casa guardábamos los balones de fútbol, entonces llegábamos a sacar las cosas a su casa y él decía: ‘te hago un tatuaje’, y les hacía tatuajes a todos. Yo lo miraba y me llamaba la atención pero él no lo hacía bien, yo le decía no lo estás haciendo bien pero no me hacía caso”. A Johnny lo que no le gustaba eran los dibujos poco precisos y sin arte que hacía su amigo. “Entonces le pedí que me preste su maquinita para mostrarle como hacer pero no quiso, me dijo vos hazte la tuya”.Entonces John se consiguió un motorcito de radio y otros implementos necesarios y armó su propia y rudimentaria máquina para tatuar. El primer tatuaje se lo hizo a él mismo en la pantorrilla, un Cristo que no ha cambiado y que le recuerda sus inicios y sus motivaciones que siempre estuvieron vinculadas con su pasión por el dibujo y el arte.Comenzó a tatuar a quien se lo pidiera. Lo hacía sin cobrar, le gustaba la posibilidad de hacer buenos trabajos y que la gente los luciera. A los 15 dejó el tatuaje debido a que sus padres les instaron a dejar esa afición para que terminara el bachillerato.Fue cuando salió bachiller que conoció a una persona que había aprendido las técnicas en Japón y comenzó a trabajar con él como aprendiz.Era algo que le gustaba mucho pero que lo alejó de sus amigos ya que por aquel entonces incluso en Santa Cruz esa era una actividad muy mal vista.Los tatuadores estaban en los arenales, una zona roja de la ciudad. “Me decían vas a ser como esos, clefero, te vas a drogar. Yo les decía que no, que no iba a ser así pero no me creían y me quede sin amigos”.Johnny llegó a Tarija en 2005 y por entonces el tatuaje tampoco era muy común en la capital chapaca por lo que él llamaba la atención con sus tatuajes y sus piercing.Instaló su estudio que asegura cuenta con todos los requisitos necesarios para realizar tatuajes de manera segura. “Yo les hago conocer todos los requisitos, nunca les digo que no les va a doler, prefiero decirles la verdad, que sí duele”. Además, utiliza agujas descartables que abre en presencia del cliente y por el momento, destaca, no ha tenido ningún percance.Su estudio está en un lugar pequeño pero cómodo del cual entran y salen clientes que van por tatuajes o a averiguar cómo es el procedimiento y los precios.En caso de tatuajes grandes y complicados, Johnny va programando citas con mucha anticipación por lo que tiene trabajo hasta bien avanzado febrero.
Consejos antes de hacerse un tatuaje
MotivosLos nombres de la persona amada son de los tatuajes más comunes, que muestran el mejor momento de la relación de pareja y cuando no tienen un final feliz terminan en una segunda visita para borrar o modificar el tatuaje
Los favoritosEntre los varones predominan los tatuajes fotorrealistas, con figuras complejas y motivos diversos, pueden ser imágenes orientales, la foto de algún ser querido o motivos vinculados a la relación amorosa.
Condiciones La asepsia es una de las exigencias sanitarias para practicar la técnica del tatuaje por lo que es necesario contar con un estudio muy bien equipado que garantice un buen trabajo y bajo normas de seguridad estrictas