El Castillo de la Glorieta, entre el amor y el misterio
Construido por Francisco Argandoña y su esposa Clotilde Urioste, es una muestra de la arquitectura europea del último tercio del siglo XIX. En los diferentes ambientes se encuentran los más diversos estilos arquitectónicos: Un frontis holandés de estilo renacentista,...



Francisco Argandoña nació en Potosí en 1850, hijo de una familia de origen minero relacionada con las minas de Huanchaca, mientras que Clotilde Urioste nació en Sucre en 1857 en el seno de una distinguida familia, siendo la tercera de ocho hermanos. Se casaron cuando ella tenía 18 años y él 25. Se amaron profundamente hasta que una afección estomacal cobró la vida del príncipe en 1909. La princesa murió a causa de una neumonía poco después del inicio de la Guerra del Chaco en 1933. La princesa Clotilde era la madrina de todos los combatientes sucrenses que partían a la guerra, lo que da cuenta de su patriotismo. Argandoña fue Ministro Plenipotenciario en la presidencia de Mariano Baptista, por ello la pareja vivió varios años en Francia, de donde trajeron el diseño para construir algunas obras en Sucre y en especial el castillo. Con un gran poder económico por el auge de la plata, Argandoña también tuvo su propio banco y fue socio fundador del Banco Nacional de Bolivia en esos años.Francisco Argandoña Revilla y Clotilde Urioste Velasco, príncipes de La Glorieta, construyeron su castillo en más de 40 hectáreas con bellos jardines, un lujoso hogar que cobijaba su gran amor. Cada uno de los rincones, cada puerta y cada árbol de este singular palacio, construido por el arquitecto de origen ítalo-argentino Domingo Antonio Camponovo y convertido en patrimonio nacional, fueron para demostrarle al mundo el poder que ellos tenían, la riqueza y la estirpe de esta pareja reconocida por el papa León XIII, que les dio el título de príncipes de La Glorieta en el año 1898, por las obras realizadas en favor de los más desposeídos.Pero el lujo y la tristeza se mezclaban en este fantástico lugar que parece arrancado de un cuento, ya que la pareja no pudo tener hijos en esos tiempos del Sucre aristocrático. Pero también hay espacios que muestran otra faceta de ellos: la pareja sabía hacer el bien. Sin herederos los príncipes volcaron su afecto paternal a los niños huérfanos. Así lo dice un cuadro pintado con sus 108 hijos adoptivos y una estatua trabajada en bronce en la entrada del castillo junto a dos niños huérfanos del hogar Santa Clotilde, mejor conocido como la “Pepiniere” uno de los más importantes orfanatos del país en esa época. Con la muerte de los príncipes, su obra quedó en el olvido, los herederos pelearon por las riquezas y se desmoronó el patrimonio.En él se puede apreciar dos salones principales, el salón del Bien y el salón del Mal. El del Bien, también conocido como el Salón Azul, o principal fue el lugar donde los príncipes realizaban reuniones y diversos acontecimientos, a su lado se encuentra la capilla familiar. El techo tiene un fondo azul con adornos dorados, en cada esquina hay ángeles sosteniendo cadenas de flores. Según los guías se dice que a la princesa le gustaba pasar las horas en este lugar junto a sus muñecas.El salón del Mal, también conocido como el Salón amarillo, en este salón se encuentra una chimenea donde el príncipe como buen minero practicaba la k’oa (ofrendas) al Tio de la Mina (Diablo). Las esquinas de este salón tienen como representación a perros alados, también hay representaciones de frutas que indicaban la riqueza del lugar.
El saqueoEn 1952, campesinos saquearon el castillo. Jorge Urioste uno de los herederos del príncipe , temeroso por un nuevo saqueo, vendió al Ministerio de Defensa el año 1966 el castillo y las más de 40 hectáreas de terreno, en la suma de 26.000 dólares. Los militares ocuparon el sitio durante varios años. En 1995 el castillo fue declarado Patrimonio Nacional y el liceo militar Edmundo Andrade se repliega fuera de los linderos de La Glorieta, ese año algunos jefes militares también se llevaron lo poco que había de valor, dejando solo una pequeña silla que se encuentra en la capilla. Otro dato para destacar fue el teniente Edmundo Andrade, que era escudero en ese entonces y formaba parte de su seguridad de los “príncipes”. Y a la hora de vender los terrenos su nombre influyó mucho.Monumento nacionalEl 27 de agosto de 1970 fue declarada La Glorieta “Monumento Nacional” por D.S. y por Ley N° 941 de 30 septiembre de 1987, se transfiere a favor de la Corporación de Desarrollo de Chuquisaca (CORDECH) a título gratuito, la que debía proceder a la inmediata restauración, estando a su cargo la conservación, mantenimiento y administración en función de la cultura y el desarrollo turístico, así como la posterior instalación en el citado edificio del Museo Gutiérrez Valenzuela. Lamentablemente CORDECH lo único que hizo fue reparar los techos del castillo y un exagerado proyecto de restauración que no se realizó. Por efecto de la Ley de Descentralización Administrativa, La Glorieta pasó a poder de la Prefectura del Departamento de Chuquisaca (hoy Gobernación) actual propietario.
Duendes y fantasmas José Peredo, custodio del Castillo de La Glorieta, cuenta que en lugar hay duendes, y también se ha visto en algunas ocasiones al Príncipe y a la Princesa, dice que la bodega es el lugar más pesado.“Incluso una vez un visitante sacó allí una fotografía y en ella apareció la Princesa”, asegura y agrega que los ruidos extraños son constantes.
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más detalles sobrela infraestructura
Las Torre Réplica del Big Ben de LondresDesde la entrada al complejo ya se puede apreciar esta torre y su peculiar diseño. Esta torre es parte de la capilla del Castillo, tiene una altura de 25 metros y es una replica pequeña de la famosa torre de Londres Big Ben.
La torre del príncipeEsta torre tiene una forma bizantina, mientras su cúpula es de estilo ruso. Tienen una altura de 45 metros y unas gradas de piedra de 108 escalones. Cuentan que al príncipe le gustaba subir por las noches y apreciar las estrellas.
La CapillaEra el lugar donde la familia entera realizaba las oraciones, según los guías era fundamental para el príncipe estar en comunión con Dios y al mismo tiempo con el Tío de la Mina. Esta capilla presenta un estilo gótico inglés.