Un año en el límite



Límite, línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países, dos territorios. término, confín, frontera, linde, divisoria, coto, margen, contorno, orilla, periferia, limes, meta, final, fin, tope. Normalmente el límite se traza, o se acuerda, de mutuo acuerdo entre dos o más personas, aunque uno también debe saber identificar los suyos. A veces se consensuan, a veces se imponen. A veces se sabe qué es lo que hay al otro lado del límite, pero la mayoría de las veces son terrenos, o emociones, o reacciones, inexplorados.
En este 2023 mucho nos hemos empeñado en llegar a los límites, tanto en el plano local, como en el nacional y en el nivel internacional. La sensación de que caminamos al borde de un precipicio se hace cada vez más densa. Los ejemplos son cuantiosos:
Hemos llegado tan al límite con el gas que el propio presidente Luis Arce dijo que el sector de Hidrocarburos había “tocado fondo” mientras se habla de un plan de reactivación “urgente” desde 2021 que no destraba ni para bien ni para mal los asuntos clave.
Hemos llegado al límite, por lo bajo, con las Reservas Internacionales Netas mientras se aguardan desembolsos internacionales y se hacen acuerdos con los mineros del oro para no nacionalizar.
Hemos llegado al límite con el dólar y hasta quebró uno de los grandes bancos, el Fassil, al quedar al descubierto sus operaciones especulativas.
Hemos llegado al límite con el litio: urgen los dólares de la exportación ya y no caben más excusas ni demoras.
Hemos llegado al límite, de nuevo, con los incendios, pero afortunadamente llovió a tiempo para salvar la catástrofe que seguirá latente mientras se justifica la técnica para ampliar la frontera agrícola.
Hemos llegado al límite con la Justicia, con su olor a podredumbre y con su mecanismo de renovación luego de haber sido incapaces de consensuarlo en todo un año.
Hemos llegado al límite con el narcotráfico, hasta el punto que los narcos más buscados del continente, como Sebastián Marset, se pasean por nuestras calles.
Hemos llegado al límite con la pelea política de arcistas y evistas que condiciona al Gobierno y siembra desafección en todo el país, también en tanto sus opositores tampoco reaccionan.
Y también en Tarija hemos llegado a límites de sostenibilidad o hartazgo, como con la planta de Tratamiento de Aguas Residuales que espera y espera desde hace tanto tiempo que la alarma ya no tiene ni calificativos.
Y también el mundo camina por límites de alto riesgo con un sistema de Naciones Unidas que no puede reconducir la deriva de sus COP y sus planes contra el cambio climático, que ya ni plantean dejar el combustible fósil, pero tampoco puede liderar los grandes acuerdos de paz para la gobernanza mundial como en el caso de las guerras de Ucrania o los brutales bombardeos de Israel contra la población civil de Gaza.
Toca sin embargo extraer lo bueno de todo esto: explorar los límites implica un autoconocimiento que debe ser útil y productivo en el corto plazo. Toca tener fe en el 2024 y en sus posibilidades de encontrarnos en un país y en un mundo aún más grande donde se siembran oportunidades en sus límites.
Feliz 2024