Suben los precios de insumos de la chicha de maíz
La chicha de Erquis y su relación “rota” con el Carnaval de antaño
La campiña tarijeña se alista para recibir a los visitantes los días domingo y lunes de Carnaval. El lugar es característico porque mantiene la tradición de antaño en la elaboración de chicha de maíz y platos típicos.



Con el fin de mantener las costumbres del Carnaval Chapaco de antaño, algunas familias de las comunidades de Erquis Norte, Erquis Sud, Erquis Oropeza y Erquis Ceibal, del municipio de San Lorenzo en el departamento de Tarija, ya iniciaron la elaboración de la chicha de maíz, la tradicional bebida que se consume en el campo tarijeño en esta época de festejos y que sin embargo, va perdiendo terreno en la tradición carnavalera.
Estas comunidades de la campiña tarijeña mantienen la tradición de la elaboración de la chicha, pese a que con el paso de los años su consumo ha sido desplazado por bebidas como el vino y la cerveza, principalmente las que ingresan de forma ilegal (contrabando), así explica a El País, Edgar Gutiérrez Añazgo, comunario de Erquis Ceibal.
“Nosotros lo hacemos por tradición y para mantener la cultura porque la chicha ya no da rentabilidad porque los insumos están carísimos” familia Gutiérrez Áñazgo, productora de chicha
La elaboración del producto, a base de maíz criollo, pasas de uva y azúcar, se realiza con 15 días de antelación a los días Domingo y Lunes de Carnaval, fecha en que la población se vuelca hacia el campo para celebrar y degustar esta bebida como también de los exquisitos platos de la región, como el picante y sopa de gallina criolla, el tradicional saice, la ranga ranga y el chancho a la cruz, a la olla o al horno.
En el Carnaval de Erquis, donde prevalecen las costumbres de antaño, también se baila la rueda chapaca que se acompaña con instrumentos típicos de la región y de la época como el erque, la caja y la camacheña.
La técnica para preparar la chicha es un saber ancestral que en el caso de Gutiérrez pasó de generación en generación desde aproximadamente 40 años atrás. La elaboración de esta bebida también se repercute en las comunidades de Coimata, La Victoria, Calama, Sella, Lajas, Canasmoro, Obrajes, San Pedro de Sola, entre otros.
Proceso de elaboración y costos de la chicha
El proceso va desde hacer moler el maíz para la harina con lo cual se elabora el muku que se hace secar en el horno. Posteriormente el muku se lo remoja con agua hervida y fría y sale el arrope (que inicialmente es blanco similar a la leche de vaca) que se lo hace hervir por tres días y tres noches.
Ya el Jueves de Comadres “se separa del concho que se asienta”, vierten el azúcar y la pasa de uva y embarran los cántaros para que fermente y esté lista para el domingo y lunes de Carnaval.
De acuerdo a Gutiérrez, las inclemencias meteorológicas como las heladas, sequía y falta de lluvias que afectaron la producción del maíz en Tarija repercutieron en el costo para la elaboración de la chicha. El precio de la leña y el azúcar también se incrementaron y su comercialización ya no es rentable. No obstante, al igual que la familia Gutiérrez Añazgo muchas otras continúan preparando la bebida para conservar la tradición.
“Nosotros lo hacemos por tradición y para mantener la cultura porque la chicha ya no da rentabilidad porque los insumos están carísimos. Mi mamá prepara la chicha porque la población se vuelca principalmente para el domingo y lunes de Carnaval”, explica.
La cantidad de chicha que se elabora también tuvo una variación con relación a gestiones pasadas, toda vez que antes solían hacer “unos mil a 1.300 litros”. En la actualidad la familia no elabora más de 600 litros. La inversión es de aproximadamente 2.500 a 3.000 bolivianos.
Dejan de elaborar vasijas para la chicha en Tarija
Las vasijas de arcilla como cantaros, ollas y yambuy, principales enseres para preparar la chicha, se dejaron de elaborar en Tarija y estos deben ser traídos desde Villazón. De acuerdo a Edgar Gutiérrez estos utensilios no tienen la misma resistencia que las que se elaboraban en gestiones pasadas en la comunidad de Calama.
En ese sentido recomiendan al Municipio abrir una escuela de alfarería para la elaboración de vasijas que puedan, además de soportar las altas temperaturas del fuego, mantener las tradiciones tarijeñas.