Entrevista con el presidente del Colegio de Economistas de Tarija
Romero: En Tarija urge un centro de estadísticas o seguiremos a ciegas
Para el presidente del Colegio de Economistas, la economía de Tarija depende del contexto internacional, debido a que su principal ingreso, las regalías, se basa en los precios del petróleo
Si bien la economía de Tarija registró un crecimiento del 2,53% el 2022, no se puede dar por hecho que esta gestión será igual o mejor. Así lo advierte el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, quien recalcó que la región, al ser dependiente de la renta petrolera, tiene una economía basada en los precios internacionales del barril del petróleo.
Aunque Tarija vive una recesión económica desde el 2015, Romero considera que las instituciones públicas no se han adecuado totalmente a la realidad regional.
Para una mejor gestión de los ingresos, el economista considera necesario establecer un centro de estadísticas departamental, que ayude a guiar mejor las políticas públicas y proyectos.
EP: Considerando que el 2022 cerró con cifras relativamente positivas, ¿qué previsiones se tiene para este 2023?
FR: En realidad, el último dato que se tiene del crecimiento económico de Tarija es del 2021, con 2,53%, con respecto al 2020. Eso es lo malo, no tenemos estadísticas propias y es un reclamo de varios sectores, al menos de los profesionales, que deberíamos tener un centro de estadísticas departamental, para tener las cifras macroeconómicas para nuestro departamento y no depender del INE, por ejemplo.
Sin embargo, hay algunos datos que se pueden rescatar de esta institución nacional. Según el INE, a noviembre de 2022, el departamento de Tarija cerró con una inflación de 3,39%, presentó una tasa de desocupación del 3,18% y de subocupación del 4,47%. Sin embargo, estos datos no son exclusivos de Tarija, ya que son los mismos datos presentados para departamentos como Chuquisaca, Pando, Beni, Oruro y Potosí, no tenemos estadísticas separadas.
Hubo cierta recuperación económica, pero las perspectivas de crecimiento para este 2023 son muy dependientes de lo que pueda pasar, sobre todo, en el sector público y el sector hidrocarburos, porque Tarija depende en un 70% de la renta petrolera. Tarija, del 2014 al 2021, tiene un promedio de exportación de gas natural de 97%, ahí vemos que nuestra economía no es diversificada.
En cuanto a comercio exterior, de enero a noviembre de 2022, el departamento exportó un valor de $us. 1.524,6 millones, representando el 12,1% del total exportado por Bolivia. Pero las importaciones también crecieron, según datos de la Aduana, durante enero a noviembre de 2022 hubo un ingreso por un valor de $us. 1.816 millones, representando el 15,3% del total del país. Comparando el mismo periodo con el 2021, las importaciones crecieron en un 133,9%.
Tomando en cuenta estos datos, se evidencia un “déficit comercial”, por $us. 291,4 millones.
Al ser el gas la principal exportación en Tarija y considerando que los pozos están en declinación, es previsible que los recursos seguirán siendo limitados, la situación seguirá siendo complicada. Se necesita una reestructuración verdadera en las instituciones públicas, en cuanto a gastos.
EP: Pero el departamento de Tarija ya viene sintiendo esta crisis desde el 2015, entonces, las instituciones ya deberían estar adecuadas a esta realidad económica. ¿Cree que es así o siguen gastando como en la época dorada?
FR: No en su totalidad. Desde el 2014 hubo un quiebre en la economía, sobre todo la departamental, por la caída de los precios, a eso se suma que cayó la producción de gas. Entonces, producimos menos y por ende la comercialización y los ingresos son menores.
Por eso digo que dependemos mucho del contexto internacional, de los precios del petróleo.
Por eso es necesario reajustar los gastos, invertir los recursos en programas y proyectos que generen un alto impacto en empleo e ingresos. Pero ahí vemos una falencia, que no se hace una valoración a todas las políticas públicas a nivel departamental. No sabemos los resultados, por ejemplo, del Prosol, de cómo ha cambiado la realidad económica de sus beneficiarios, lo propio con el Fopedt, cuánto se ha gastado, cuánto se ha recuperado, qué sectores empresariales se han beneficiado.
O sea, no hay esas estadísticas que nos ayudarían a conocer la realidad del departamento.
Entonces, debemos ser más conscientes de que los recursos van a llegar a cuentas gotas y no nos hemos acomodado a esa coyuntura de crisis. El propio Banco Mundial, la Cepal, han indicado que nuestra economía no va crecer más de 3,2% este 2023.
Nosotros deberíamos tener metas de crecimiento, de inflación, de empleo. Pero creo que, por ahora, no sabemos a dónde queremos ir. Y una muestra de ello es que a nuestras autoridades se les ocurrió un aumento salarial, sin ver la realidad.
EP: ¿Este centro de estadísticas podría coadyuvar a planificar mejor las políticas públicas en Tarija?
FR: Claro, es imprescindible. Es como si una familia no sabe cuál es su presupuesto, su gasto, sus ingresos a futuros, su plan de pagos de sus préstamos, está caminando a ciegas, está gastando lo que tiene y luego se da cuenta que gasta más de lo que gana, y se empieza a prestar y ahí empieza el déficit.
Entonces, nosotros deberíamos tener nuestro centro de estadísticas, saber cómo estamos, qué tenemos, para reajustar nuestras políticas públicas, saber dónde debemos invertir para generar empleos e ingresos. Caso contrario, seguiremos andando a ciegas, sin fijarnos metas.
Este 2023 debería ponerse en marcha ese centro de estadísticas, para que generemos nuestra propia información y sea de utilidad de los municipios, universidades, entidades públicas y también privadas. Así podremos hacer un uso óptimo de los recursos departamentales.