El viernes se desarrolló la Feria de Exposición Técnica, Tecnológica y Productiva de Tarija
Aportar al desarrollo, motor que mueve a los estudiantes técnicos
Los estudiantes de los institutos técnicos de Tarija no solo buscan un título que le abra mercados laborales, buscan aportar al desarrollo económico y social con sus investigaciones e innovaciones
Cada año, centenares de estudiantes que forman parte de los institutos tecnológicos en Tarija incursionan en la investigación y elaboración de nuevos productos con el objetivo de aportar a la economía y productividad de sus comunidades.
Este 2021, en Tarija se reunieron 117 jóvenes de 17 institutos técnicos ubicados en diferentes provincias. Desde la zona alta hasta el Chaco llegaron a la capital para exponer los trabajos que los motivaron y desvelaron. Algunos ya son conocidos, pero perfeccionados, como la elaboración de yogur, producción de miel, bebidas naturales y el mejoramiento genético de animales, por ejemplo. Otros buscan romper esquemas, generar economía y ayudar al entorno en el que viven.
Ese es el caso de David Arias Castro, del Instituto San Ignacio de Loyola, quien presentó un proyecto que consiste en disminuir la carga contaminante de las aguas residuales utilizando un producto natural y que hasta ahora no ha sido aprovechado, la escama de pescado.
“Los costos en una planta de tratamiento son elevados y uno de los procesos que se utiliza para el tratamiento de las aguas es el proceso de coagulación y floculación. Generalmente el coagulante más usado a nivel mundial es el sulfato de aluminio. Lo que yo busco es eliminar en un porcentaje ese sulfato de aluminio aplicando material que tenemos, por ejemplo, la escama de pescado”, explicó Arias, quien detalló que el objetivo es aprovechar las propiedades inorgánicas de la escama de pescado y utilizarlas como agente coagulante y floculante natural.
Con ello, según el estudiante, el agua de categoría D, que significa que está altamente contaminada, puede volverse de categoría B, lo que implica que puede ser utilizada para el riego de cultivos, para el consumo de los animales o el uso industrial, como la fabricación de ladrillos, ya que se reduce la turbidez, el color y los agentes contaminante.
“Esto, además, reduciría la cantidad de agua contaminada que se lanza a nuestros ríos”, destacó Arias, a tiempo de mencionar que para su experimento utilizó el agua de la quebrada de Torrecillas, que es el desemboque directo de las lagunas de oxidación.
Miel en la zona alta
Rolando Díaz Aramayo se interesó por la apicultura, y vivir en Yunchará, específicamente en la comunidad de Alta Gracia, no fue impedimento para incursionar en ese rubro. Por eso decidió estudiar el desarrollo productivo de la abeja italiana y la abeja criolla, un trabajo que fue su proyecto de tesis de grado.
Al principio parecía difícil, considerando la zona, fría, seca y alta, sin embargo, su experimento ha tenido buenos resultados. “Lo primero que hice fue atrapar dos enjambres criollos y luego he comprado dos reinas italianas. Actualmente estoy trabajando con cuatro colmenas”, comentó. Como la floración es corta en la zona alta, Díaz alimenta a sus abejas de manera artificial, es decir, con agua y azúcar.
Hasta ahora su trabajo ha dado buenos frutos. La abeja italiana ha producido 17 kilos de miel, mientras que la abeja criolla, siete kilos.
El estudiante del Instituto Tecnológico “2 de Agosto” asegura que ese emprendimiento es rentable, beneficioso para el medio ambiente, por la polinización, y el producto final, la miel y el propóleo, son remedios naturales que han aumentado su uso por la pandemia.
Industrializar la escama
Desde Villa Montes llegaron Yolin y Katerine, quienes proponen elaborar gelatina con la escama del sábalo, una especie natural de ese municipio y que su escama se desecha en grandes cantidades durante la época de pesca.
“Queremos usar una materia prima que se desecha. Con esto queremos aportar a mejorar la salud y el medio ambiente”, explico Yolin, quien destacó el colágeno natural que posee la escama del pescado.
“Para obtener el colágeno, primero recibimos la materia prima, la lavamos, desinfectamos, la secamos y almacenamos para futuros días. Realizamos un último lavado antes de llevar a reducción, este último proceso dura una hora y media, luego procedemos a licuar, colar y tenemos nuestro colágeno en líquido, que llevado a refrigeración se convertiría en gelatina”, explicó Katerine.
Ambas estudiantes insisten en que Villa Montes tiene a mano esa materia prima, que actualmente es desechada, sin que sean aprovechados sus beneficios naturales.
El objetivo de Yolin y Katerine es masificar la producción de ese colágeno natural y comercializarlo no solo Villa Montes, y para ello esperan el apoyo de las autoridades, tanto políticas como de educación.
Gobernación aporta con Bs 2.900.000
La secretaria de Desarrollo Humano, María Lourdes Vaca, destacó la importancia de la formación en el departamento de Tarija. Por ello, destacó que la Gobernación tiene un presupuesto de 2.900.000 bolivianos para el funcionamiento de estos centros.