Crónicas de octubre
Del debate del aborto infantil a la influencia de Evo sobre Arce
Los políticos de la primera línea han eludido posicionarse sobre la polémica del aborto negado a una menor de 11 años. Mientras, la injerencia de Evo Morales en la gestión de Arce parece desbordarse



Una niña de 11 años, violada y obligada a dar a luz pese a que la Constitución avalaba su deseo original de abortar lo inunda todo en estos días. O casi todo. Mientras las redes, los micros y los corrillos de los mercados en todo el país arden, los políticos de primera línea no dicen esta boca es mía.
Nada han hablado desde el Gobierno ni Luis Arce, ni David Choquehuanca, y mucho menos desde el partido Evo Morales. Solo el ministro de Gobierno Eduardo del Castillo, el joven que asume el rol de progre, el que hace referencias y lanza tuits, pero no acciona nada diferente.
Nada ha dicho el gobernador Luis Fernando Camacho pese a que el asunto ha sido en su jurisdicción. Básicamente es antiaborto, pero este tema tiene aristas complicadas.
Nada también ha dicho Carlos Mesa, líder de Comunidad Ciudadana, y que alguna vez se mostró más proclive a estos asuntos sociales de empoderamiento de la mujer. Mucho menos se han pronunciado otros líderes como Samuel Doria Medina o Tuto Quiroga mientras la Iglesia hace, de nuevo, su propia interpretación del texto constitucional.
Todos callan por una cuestión táctica, el aborto es asunto delicado no solo para las Iglesias evangélicas como se sospecha, sino en general para las capas más conservadoras, que son mayoría. La polémica ha abierto nuevos espacios de debate y el feminismo avanza, el asunto debe madurar, pero eso no le devolverá la infancia a la niña de Yapacaní.
La influencia de Evo
Tal vez los políticos callan porque creen que lo social no es político, lo cual sería un terrible problema, y algo apunta, pero cada cual se dedicó a lo suyo.
En el MAS el tema del día era precisamente el cumpleaños de Evo Morales, quien más quien menos le hizo llegar una felicitación de las que se llevan ahora: en redes, porque si nadie las ve es como si no existieran.
El día de antes Poder y Placer había difundido una de sus encuestas en el programa No Mentirás en el que se consultaba por la supuesta influencia de Morales sobre el presidente Luis Arce; una influencia que para el 42% de los consultados era una extraña categoría: “demasiado” y para otro 26% “mucho”.
La radiografía no ha dejado de sorprender a los estrategas del lado azul del tablero, sobre todo en la medida en que lo que aparentemente se proyectaba era una especie de división entre el Gobierno de Arce y el partido de Morales. El giro de Arce respecto a la Presidencia de Jeanine Áñez y el asunto del golpe de Estado, definido últimamente con mucha vehemencia por Arce parece haber sido el asunto principal que ha determinado la percepción de la gente.
La cuestión es clave para definir mandatos y candidaturas a cuatro años. Arce ganó holgadamente en 2020 porque marcó una especie de perfil propio en campaña, más técnico en lo económico y dinámico en lo social, sin embargo, si la imagen que proyecta es la de ser una especie de marioneta de Morales, nada impedirá que este sea precisamente el candidato en las ánforas.
Lo cierto es que octubre, que prometía alto voltaje, se va acabando sin mayores sobresaltos pese a tener un Gobierno golpeado de nuevo por el afán de impulsar leyes que no gustan a sus bases, lo que le dio margen a la oposición para capitalizar el “triunfo”. Con el fin del año legislativo sobre la mesa y la cuarta ola de la pandemia planeando sobre nuestras cabezas, resistir parece ser la opción. El problema es que quedan aún cuatro largos años por delante.
Seguir o no seguir contra la Ley 1386
La oposición tiene dudas tácticas sobre si seguir ejerciendo presión para la retirada de la Ley Marco de lucha contra las Ganancias Ilícitas o quedarse en un segundo plano para reivindicar la victoria en el caso que así sea o, por el contrario, eludir responsabilidades. La cuestión es que ninguno de los dos partidos controla a los sectores que se sienten amenazados y pueden triunfar en una movilización, ya que son más cercanos al MAS.