Una buena alimentación es crucial para sobrellevar la enfermedad
Cuidar a un paciente Covid en casa y evadir el contagio en Tarija
Melina es una mujer de acero, así la reconoce su familia y conocidos, pues sin ser enfermera cuidó de pacientes Covid, haciendo de su propia casa una especie de centro médico y de ella una doctora sin título en Tarija
Melina es una mujer de acero, así la reconoce su familia y conocidos, pues sin ser enfermera por casi dos meses estuvo cuidando de pacientes con Covid-19, haciendo de su propia casa una especie de centro médico y de ella una profesional de la salud sin haber estudiado medicina. Pero, sin lugar a dudas, su reto más grande fue no salir contagiada, pues sin ella su hogar hubiera entrado en crisis.
Su estatura para nada demuestra su valentía y fuerza, pues desde la pandemia no solo se ha tornado en la única proveedora de su hogar, sino también en la única invicta de un contagio. Su esposo perdió desde hace un año atrás su empleo y tuvo que dedicarse por completo a las labores del hogar para que ella tuviese tiempo para producir más barbijos bordados y así sostener a su familia.
Ella recuerda que algunas veces escuchaba estornudar a sus hijos, esposo o ella misma, y entre chiste y chiste se denominaban ya pacientes Covid, así como lo hacen cientos de personas que sin una prueba confiable creen que ya pasaron por la enfermedad, más ella asegura haber estado muy equivocada.
En abril del 2020 se registró el primer caso de coronavirus en Tarija, más hasta la fecha son más de 800 personas entre niños, jóvenes y adultos mayores que ya perdieron la vida a causa de este virus. Los casos a la fecha en el departamento sobrepasan los 30.000 y de éstos la mayoría son atendidos en casa.
La médica Tamara Valdez señala que al conocer de un caso positivo, en primer lugar se debe preparar un espacio de aislamiento ventilado, designar como persona de contacto a un integrante del hogar que no sea de alto riesgo, reservar utensilios y ropa para uso exclusivo de la persona enferma, lavar con jabón y agua caliente, limpiar y desinfectar frecuentemente las superficies expuestas a contacto y asegurarse de que la persona enferma descanse y se hidrate.
Esta familia había salido ilesa de la primera y segunda ola, pero la tercera los alcanzó. Empezó por su hijo en marzo de 2021 y desde allí esta madre no volvió a conciliar el sueño. Lo recluyeron en su dormitorio y nadie a excepción de ella podía entrar a alimentarlo o atender cualquier necesidad que tuviese, pues de esa forma cuidaba a los demás de no tener la misma suerte.
La carga física y emocional que esto representaba era pesada, al ser ella el único contacto debía también mantenerse aislada de su familia, usar barbijo, máscara y cambiarse de ropa cuatro o cinco veces al día dentro de su mismo hogar.
Pese a tomar todos los recaudos, tres semanas después el esposo de Melina daba positivo a Covid-19 y un cuadro de neumonía en ambos pulmones indicaba que se lo debía internar de inmediato. En ese momento, los dichos que alguna vez había escuchado se volvieron realidad. “En el hospital no los atienden bien, los internan y salen muertos, todo eso daba vueltas en mi cabeza, por eso dije lo voy atender en mi casa como sea”.
Fue entonces cuando la familia contrató un médico para que controlara el tratamiento, Melina aprendió a inyectar, a preparar dosis de medicamentos y a saber de manera instintiva y sin reloj el orden y el horario de nueve pastillas que su esposo debía tomar. Además de las fisioterapias que apoyaba diariamente.
“Si una familia toma esta decisión, debe estar atenta a los signos de alarma: si los pacientes presentan dificultad para respirar, confusión mental o dificultad para mantenerse despierto, pérdida del habla o de la movilidad, ya no pueden ser tratados en su hogar”, señala Valdez quien durante los últimos meses asiste a pacientes Covid en sus viviendas con resultados positivos.
Melina tuvo que dejar su trabajo por un tiempo, mientras se batía con sus hijas pequeñas, su hijo convaleciente, su pareja enferma y los quehaceres del hogar. Su opción para impedir más contagios fue empezar a automedicarse. Al respecto, Valdez señala que muchas familias por la desesperación inician un tratamiento preventivo, pero no hay nada más certero que el cuidado personal y cumplir con las medidas de bioseguridad.
Las medidas en el transcurso de los días parecían extremas pero necesarias, Melina llegó a dormir en un colchón en el garaje, nadie podía abrazarla, comer con ella o brindarle una mano con sus enfermos. Su casa llegó a impregnarse del aroma de la manzanilla y sus manos del olor del mentisan, sin embargo, su amor y sacrificio impidieron más contagios en su casa y evitaron una muerte más en terapia intensiva.
Lo importante de una dieta saludable en pacientes
Una nutrición deficiente disminuye las defensas, por lo tanto, el objetivo de una dieta debe ser reparar la energía que requiere el organismo para funcionar bien. La fiebre, la fatiga, la insuficiencia respiratoria o la sensación de ahogo, síntomas del Covid-19, disminuyen el apetito.
“Es crucial que estos pacientes incrementen el consumo de frutas, verduras y hortalizas por su riqueza en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, por su papel frente al estrés oxidativo ocasionado por la enfermedad. Incluir fuentes de proteína y evitar el consumo de grasas no saludables, alimentos industriales y ultra procesados”, señala la doctora Tamara Valdez.