Análisis: Ruiz, Montes, el debate y las cosas de la familia



Finalmente los tarijeños asistimos a un intenso y no tan original intercambio de golpes entre los dos aspirantes a la Gobernación de Tarija – Óscar Montes por Unidos y Álvaro Ruíz por el MAS – en un evento motivado por el Tribunal Electoral Departamental – que por cierto también se llevó sus mandobles – y auspiciado por la UAJMS y otras organizaciones.
El debate tuvo ritmo - es lo que tienen los debates a dos y no a setecientos – porque los dos candidatos se esforzaron en que así fuera. Óscar Montes llegó en el traje planchado dispuesto a bajar al barro desde el minuto 1, cuando cargó contra la organización y habló de la parcialización de la presidenta del TED, Nataly Vargas - a saber, nombrada por la mismísima Jeanine Áñez y aún en el cargo -, mientras que Álvaro Ruíz se fue despojando poco a poco del look de monaguillo para acabar coqueteando con el fango.
Que si “funcionario de Lino” por aquí, que si “vos también recogiste los 50 millones de bolivianos de Condori” por allá, que si “30 millones de bolivianos en un Estadio”, que si “al menos mis obras se ven, no como el karting bajo tierra”, etc. Las frases hechas de Álvaro Ruíz empezaron a tomar vuelo – roscas de siempre, amiguetes, confrontación para enriquecerse – mientras Montes contratacaba con las carencias de Uriondo y Tariquía hasta que se quedó sin artillería.
Esta vez nadie quería hablar de democracia ni medir quien era más o menos amigo del Gobierno, todo era evidente. Lo de menos eran las propuestas, pues ya es sabido que uno promete bono de 500 dólares que no alcanza para nada y el otro trabajos y consultorías para todos a la vez que austeridad y no despidos en un departamento con más de 250.000 personas en edad de trabajar, pero la nimiedad del bono le sirvió a Ruíz para afinar su golpe maestro al ir hilando para estirar de los spa y otros negocios de la familia Montes, al mismo tiempo que metía a doña Ruth Ponce, aún concejal en ejercicio, en el baile. Montes se enojó – y ya saben lo que pasa – y pidió dejar a la familia al margen a la vez que cuestionaba si Ruiz tenía o no tenía familia.
Si lo tenía preparado, lo ejecutó a la perfección. Si no, tiene una flor. Ruíz respondió con una mano que sí cuida a su familia y por eso no tienen procesos judiciales y con la otra sacó al hermano Amado Montes, que fue viceministro de exploración en la gestión de Áñez, con el que no solo hablaba de roscas, sino además evidenciaba que no se hizo nada para “salvar” Tariquía cuando hubo oportunidad. Claro que hay a quien le pudo parecer feo.
Montes no esperó a que acabara el discurso la presidenta del TED, Nataly Vargas, para abandonar el escenario, lo que en principio era un gesto de desprecio hacia ella, pero viendo como había ido el debate, pareció una huida.
Claro que el debate sigue ahora en redes sociales, tercer tiempo disque memes por doquier, y seguirá hasta el mismo domingo en el que se resuelva la incertidumbre. Al final, esa es la que vale.