Los sahumerios más vendidos fueron para la salud
El día después y las nostalgias del Martes de Albahaca en el pago tarijeño
El pago amaneció nostálgico, los mercados no se abrieron ni se entregaron a la rueda ni a la copla, pero cada quien en su casa y en familia no dejó de agradecer los bienes que consiguió en este duro año pandémico
El Martes de Ch’alla a nivel nacional se abrió paso en medio de la pandemia. En Tarija sucedió lo mismo, aunque tímidamente. El pago no amaneció como años antes, enflorado, oliendo a albahaca, con el sonar de la música e invitando un trago.
El pago amaneció nostálgico, los mercados no se abrieron ni se entregaron a la rueda ni a la copla, pero cada quien en su casa y en familia no dejó de agradecer los bienes que consiguió en este duro año pandémico.
Orlando Eguez quien vende elementos para la K’oa en la avenida Circunvalación cuenta que no ha vendido como años antes, pero ha vendido lo necesario, sobre todo para obtener bendición. “Sahumerios para salud, negocios, trabajo y la casa, además de banderines, flores, globos, confites, frutas, cohetillos es lo que más salió” dice.
Carla Castillo afirma que este año se ha podido comprar una moto, por lo que ha hecho la challa correspondiente, de la misma manera Vladimir Miranda cuenta que ha logrado hacer construir los cimientos de su casa, y entonces “no le ha quedado otra” que llamar a su familia más cercana y challar lo logrado.
Aunque aclara que ha organizado algo sencillo, nada que vaya en contra de las prohibiciones que ha instaurado la pandemia del Covid-19. “La tristeza queda por todo lo perdido, es difícil alegrarse mucho”, afirma.
Pero también está Lourdes Vaca, quien solo ha comprado sahumerios para la salud, pues según cuenta su casa ha sido muy golpeada por la pandemia. “He perdido a mis abuelos, entonces hemos pedido que la Pachamama nos proteja”, dice.
Recorrido por la ciudad
Nostalgia también se vio en los diferentes comercios, que a las diez de la mañana lucían albahacas, banderines, globos y flores. La ordenanza municipal que establecía que se abriesen solo hasta esa hora poco se cumplió los comerciantes de todo siguieron vendiendo, aunque no en los mercados. No hubo derroche de alegría, gran consumo de bebidas alcohólicas ni música.
Crisis Martha López, quien tiene una pequeña tienda de abarrotes dice que ha aprovechado para vender, por lo que de challar muy poco
Martha López, quien tiene una pequeña tienda de abarrotes por San Gerónimo dice que ha aprovechado para vender, por lo que de challar muy poco. “solo lo he hecho por respeto a la pachamama, agradecidos sí, pero tristes”, asegura.
Lo mismo cuenta Serafín Méndez, quien tiene una tienda de repuestos en la Loma. “He hecho la koa temprano, más tarde un almuercito con la familia y nada más”, explica.
De challa a albahaca y más recuerdos
Raúl Pantoja Añazgo, más conocido como “El Pantojita”, lustrabotas desde hace más de 40 años en la plaza Luis de Fuentes y Vargas, cuenta que desde que nació este día siempre se lo nombró como martes de ch’alla y, si bien admite que es una nominación venida del norte, no la cambia porque esa es su verdadera nominación.
“Como chapaco que soy, en los diferentes mercados y lugares, y con todo respeto entiendo que este nombre viene del norte, pero quien cambió el nombre no hace muchos años fue bajo la primera gestión del alcalde Oscar Montes, cuando el concejal Juan Flores, decidió llamarlo Martes de Albahaca para diferenciarse de las costumbres del norte, pero es lo mismo, sigue siendo la ch´alla, aunque haya tarijeños que se molesten, yo me quedo con el martes de ch´alla”, afirmó.
En años normales en los mercados se vive gran fiesta, cada sector contrataba el grupo musical de su preferencia o una orquesta para celebrar la fiesta por ejemplo las cafeteras, las comideras, las verduleras, las fruteras etc., tenían su propia fiesta. Antes se adornaba con tallo de maíz, albahacas, rosas pascuas y flores, pero en los últimos años se sumó la mixtura, serpentina y la cerveza.
La costumbre y su llegada
De acuerdo al sociólogo David Quispe “Se trata de un acto espiritual que se materializa fundamentalmente en la ofrenda de la bebida, de la comida, de la música a la Pachamama (…) un tiempo de agradecimiento a la Madre Tierra”.
Esta costumbre es de origen rural aymara, pero supo trasladarse a los nueve departamentos y en la actualidad puede asegurarse que es una tradición infaltable en el valle, oriente y chaco boliviano.
Una de las razones lógicas de su expansión es la migración de gente que práctica esta tradición y la enraíza en sus futuras generaciones, Sin embargo, para Quispe esta costumbre debe ser solo concebida desde la perspectiva andina.
El martes de ch’alla, que en Tarija tomó no hace mucho el denominativo “de albahaca”, desde siempre se celebraba con todo el entusiasmo de la población, el mercado Campesino se convertía en un espacio lleno de colores y el Central de música, ritmo y humo aromático propio de este día.