Covid 19: Educación virtual, el reto de la enseñanza escolar en Tarija
Lucinda tiene cuatro años, despierta a diario a las ocho de la mañana, desayuna y su madre le ayuda a alistarse para su clase virtual. A las nueve en punto debe comenzar. Armada de un lápiz de punta triangular, borrador de miga suave y hojas bond blancas espera a su maestra. Su madre ha hecho...



Lucinda tiene cuatro años, despierta a diario a las ocho de la mañana, desayuna y su madre le ayuda a alistarse para su clase virtual. A las nueve en punto debe comenzar. Armada de un lápiz de punta triangular, borrador de miga suave y hojas bond blancas espera a su maestra. Su madre ha hecho mil malabares para lograr conectar a Microsoft Teams y finalmente lo ha logrado.
Lucinda comienza reacia al mirarse proyectada en una porción de pantalla de la computadora, se sorprende al ver a sus demás compañeros, finalmente se alegra y los saluda tímidamente. Por ahora teme hablar muy fuerte, pues cuando lo hace algo pasa. De inmediato la profe le responde y eso la sorprende. Es evidente que aunque ha nacido en la nueva era tecnológica las clases virtuales para ella son una nueva experiencia.
Poco a poco va entendiendo el porqué está encerrada en casa, el porqué su mundo de pronto se ha visto reducido a cuatro paredes y en el camino de ese entendimiento repite: “No salgas de casa si quieres a tus abuelitos”. A lo largo del día cuenta a todos lo que hizo en su clase virtual, hasta ahora no ha salido de la sorpresa que implica poder usar la computadora de la casa, ese objeto que para ella era prohibido.
Más aún, no todos sus compañeros tienen esa facilidad. Una madre en el grupo de Whatsapp de su curso indica que no tiene muchas megas, por lo que pide que se le mande un video de lo trabajado. Similar realidad sucede a diario desde el 12 de marzo cuando el COVID-19 obligó a instaurar cuarentena en el país.
Para continuar con la educación los maestros, sobre todo de colegios privados, armados de sus regulares conocimientos optaron por Microsoft Teams, Google Classroom, Zoom, Canvas, entre las principales.
Esto de inmediato generó un gran debate en toda Bolivia y en nuestra ciudad. Pues nuestro servicio de Internet no es de los mejores y no todos tienen acceso a éste. Se sumó a ello la falta de conocimientos sobre el manejo de plataformas digitales, tanto de estudiantes como de educadores.
No faltaron los padres de familia que se quejaron por la falta de Internet, computadoras e incluso tiempo ante la recarga de tareas diarias. Maribel, quien prefiere mantener su apellido en reserva, indica que en la escuela privada de su niña le subieron a la plataforma virtual hasta tres tareas diarias, lo que le parece una exageración, sobre todo porque no hay explicación de por medio.
Frente a esto Juan Herrera indica que la plataforma con la que se enseña a su hija es Zoom, más aún, siente que la explicación a distancia no cumple con los objetivos de aprendizaje. “Mi hija aún no sabe leer, está en inicial y es complicado que aprenda de manera online”, dice claramente preocupado.
Pero las opiniones de los padres también se visibilizaron en redes sociales como Facebook y Whatsapp, tanto que en pasados días se falsificó un comunicado del Ministerio de Educación indicando que se instruía anular las clases virtuales en todo establecimiento educativo. De inmediato este falso documento fue compartido en redes sociales y recorrió todos los grupos de Whatsapp antes de ser desmentido.
Frente a esto la Asociación de Colegios Privados de Tarija (Andecop-filial Tarija) emitió una resolución en la que se dispuso: Continuar con el servicio educativo de manera virtual, a través de diferentes plataformas tecnológicas, garantizando una adecuada distribución entre clases, tareas y actividades. Pero también se dispuso apoyar con el manejo de herramientas tecnológicas.
Esto de alguna manera apaciguó las opiniones de muchos padres descontentos, por lo que hoy el reto continúa.
Quejas más comunes
Sumado al exceso de tareas hay otras quejas de padres de familia, María indica que hasta la semana pasada su hijo tenía clases a través de las plataformas Zoom y Classroom. Pero revela que los profesores no respetaron sus periodos de clase y dieron tareas desproporcionalmente.
De la misma manera, un padre de familia a nivel nacional puso como ejemplo que para el coro, debían subir audios solfeando partituras y cantando las canciones de su agrado, pero pese a tener solo dos periodos semanales, debían enviar hasta ocho audios.
Otro padre de familia en contraposición a las opiniones anteriores dijo que le parecen positivas las clases virtuales, pues es “una manera inteligente de alejar a los niños del aburrimiento y de los juegos online”.
Lucinda comienza reacia al mirarse proyectada en una porción de pantalla de la computadora, se sorprende al ver a sus demás compañeros, finalmente se alegra y los saluda tímidamente. Por ahora teme hablar muy fuerte, pues cuando lo hace algo pasa. De inmediato la profe le responde y eso la sorprende. Es evidente que aunque ha nacido en la nueva era tecnológica las clases virtuales para ella son una nueva experiencia.
Poco a poco va entendiendo el porqué está encerrada en casa, el porqué su mundo de pronto se ha visto reducido a cuatro paredes y en el camino de ese entendimiento repite: “No salgas de casa si quieres a tus abuelitos”. A lo largo del día cuenta a todos lo que hizo en su clase virtual, hasta ahora no ha salido de la sorpresa que implica poder usar la computadora de la casa, ese objeto que para ella era prohibido.
Más aún, no todos sus compañeros tienen esa facilidad. Una madre en el grupo de Whatsapp de su curso indica que no tiene muchas megas, por lo que pide que se le mande un video de lo trabajado. Similar realidad sucede a diario desde el 12 de marzo cuando el COVID-19 obligó a instaurar cuarentena en el país.
Para continuar con la educación los maestros, sobre todo de colegios privados, armados de sus regulares conocimientos optaron por Microsoft Teams, Google Classroom, Zoom, Canvas, entre las principales.
Esto de inmediato generó un gran debate en toda Bolivia y en nuestra ciudad. Pues nuestro servicio de Internet no es de los mejores y no todos tienen acceso a éste. Se sumó a ello la falta de conocimientos sobre el manejo de plataformas digitales, tanto de estudiantes como de educadores.
No faltaron los padres de familia que se quejaron por la falta de Internet, computadoras e incluso tiempo ante la recarga de tareas diarias. Maribel, quien prefiere mantener su apellido en reserva, indica que en la escuela privada de su niña le subieron a la plataforma virtual hasta tres tareas diarias, lo que le parece una exageración, sobre todo porque no hay explicación de por medio.
Frente a esto Juan Herrera indica que la plataforma con la que se enseña a su hija es Zoom, más aún, siente que la explicación a distancia no cumple con los objetivos de aprendizaje. “Mi hija aún no sabe leer, está en inicial y es complicado que aprenda de manera online”, dice claramente preocupado.
Pero las opiniones de los padres también se visibilizaron en redes sociales como Facebook y Whatsapp, tanto que en pasados días se falsificó un comunicado del Ministerio de Educación indicando que se instruía anular las clases virtuales en todo establecimiento educativo. De inmediato este falso documento fue compartido en redes sociales y recorrió todos los grupos de Whatsapp antes de ser desmentido.
Frente a esto la Asociación de Colegios Privados de Tarija (Andecop-filial Tarija) emitió una resolución en la que se dispuso: Continuar con el servicio educativo de manera virtual, a través de diferentes plataformas tecnológicas, garantizando una adecuada distribución entre clases, tareas y actividades. Pero también se dispuso apoyar con el manejo de herramientas tecnológicas.
Esto de alguna manera apaciguó las opiniones de muchos padres descontentos, por lo que hoy el reto continúa.
Quejas más comunes
Sumado al exceso de tareas hay otras quejas de padres de familia, María indica que hasta la semana pasada su hijo tenía clases a través de las plataformas Zoom y Classroom. Pero revela que los profesores no respetaron sus periodos de clase y dieron tareas desproporcionalmente.
De la misma manera, un padre de familia a nivel nacional puso como ejemplo que para el coro, debían subir audios solfeando partituras y cantando las canciones de su agrado, pero pese a tener solo dos periodos semanales, debían enviar hasta ocho audios.
Otro padre de familia en contraposición a las opiniones anteriores dijo que le parecen positivas las clases virtuales, pues es “una manera inteligente de alejar a los niños del aburrimiento y de los juegos online”.