Los lunares peligrosos y el cáncer, tips para detectarlos
En el año 2017 desde el Ministerio de Salud se informó que en el país se registra un incremento de casos de cáncer de piel y con mayor relevancia en las mujeres. Revelaron que inciden tres factores: por un lado, la ubicación geográfica de Bolivia, que corresponde a un sitio elevado sobre...



En el año 2017 desde el Ministerio de Salud se informó que en el país se registra un incremento de casos de cáncer de piel y con mayor relevancia en las mujeres.
Revelaron que inciden tres factores: por un lado, la ubicación geográfica de Bolivia, que corresponde a un sitio elevado sobre el nivel del mar, lo que se traduce en una radiación solar más intensa.
En segundo lugar está la falta de protección contra los distintos tipos de rayos del sol (especialmente los ultravioleta), y finalmente el incremento de pieles claras propias del crecimiento poblacional.
La incidencia en hombres de entre 18 y 60 años es de 20,8 por cada 100 mil habitantes, mientras que en mujeres es de 27,6 por cada 100 mil habitantes. Pero, más allá de alarmarnos con las cifras nos preguntamos ¿cómo podemos detectar de manera temprana el cáncer de piel?
El País efectuó una revisión de revistas especializadas en salud y consultó a expertos para concluir en lo siguiente:
Por lo general, un lunar normal es una mancha de color uniforme café, canela o negra en la piel. Puede ser plano o prominente, redondo u ovalado. Generalmente, los lunares miden menos de 6 milímetros (aproximadamente 1/4 de pulgada) de ancho (aproximadamente el ancho de una goma de lápiz).
Algunos lunares pueden estar presentes al momento de nacer, pero la mayoría aparece durante la infancia o la juventud. Un médico debe examinar los lunares nuevos que aparecen más tarde en la vida de una persona.
La autoexploración es clave en la detección precoz de uno de los cánceres más frecuentes: cada año se diagnostican 132.000 melanomas y 3 millones de casos de cáncer de piel no melanoma.
Según la revista de salud Consumer Eroski los casos de cáncer de piel están creciendo más rápido que cualquier otro tipo. En todo el mundo, cada año se diagnostican 132.000 melanomas y 3 millones de casos de cáncer de piel no melanoma.
Sin embargo, también es el tumor más prevenible y, cuando se detecta y trata a tiempo, tiene buen pronóstico. Por ello, los dermatólogos insisten en la importancia de aplicar medidas de prevención, como una adecuada protección solar y una buena vigilancia de la piel, para detectar a tiempo los lunares o manchas que puedan resultar sospechosos.
En este artículo insistimos en esta exploración y en cómo realizarla de modo correcto.
Según la Sociedad Americana de Cáncer la mayoría de las personas tienen lunares, y casi todos son inofensivos. Sin embargo, es importante reconocer los cambios en un lunar (como su tamaño, forma o color), lo cual puede que sugiera que un melanoma se esté desarrollando.
Aprendiendo a revisar tus lunares
Para los dermatólogos la autoexploración de la piel es un método importante para diagnosticar lo antes posible un cáncer; ya que, al ser un órgano superficial, resulta más fácil poder detectar cualquier anomalía.
El objetivo de la autoexploración cutánea es que cada persona conozca las características de su piel, de manera que, ante cualquier cambio, acuda al médico para que realice el diagnóstico y tratamiento. Los cambios pueden ser tanto la aparición de una nueva lesión (lunar, mancha, costra...) como variaciones de una ya existente (un lunar que cambia de forma, tamaño, color...).
El aspecto de las lesiones que pueden presentar los cánceres de piel es muy variado. Según la experta en medicina Arantza González en el caso de los carcinomas, destaca la aparición de manchas (en general rojizas) que pueden descamarse y sangrar, nódulos (elevaciones o prominencias redondeadas en la piel) y úlceras que no cicatrizan. En los melanomas las características de las lesiones con mayor frecuencia vienen determinadas por la regla del A, B, C, D, E.
A: Asimetría
B: Bordes irregulares y con picos.
C: Color variado, no homogéneo. Por ejemplo: del marrón claro al negro.
D: Diámetro mayor de seis milímetros.
E: Evolución. Cambio de aspecto en cuanto a tamaño, color o espesor.
Ante cualquier lesión que presente alguna de estas características, debes consultar con el dermatólogo a la mayor brevedad. En el caso, por ejemplo, de tener un número significativo de lunares (unos 100), hay que pasar revisiones periódicas con el especialista.
¿Cómo y en qué debes fijarte?
La dermatóloga consultada por El País Maira Ugarte y la revista Consumer aconsejan explorar nuestra piel una vez al mes sin olvidar ninguna parte del cuerpo, incluido el cuero cabelludo. La habitación donde lo hagas debe estar bien iluminada y tener una temperatura adecuada que te permita desnudarte. También es necesario disponer de un espejo de cuerpo entero, uno de mano, una silla y un taburete.
Examina tu rostro: fíjate en nariz, labios, boca y también detrás de las orejas. Frente al espejo, visualiza la parte anterior del tórax, abdomen, región pélvica y piernas, brazos y antebrazos, manos, espacios interdigitales y uñas. Inspecciona también la cara y cuello, parte posterior de los codos y antebrazos, axilas y debajo de las mamas.
De espaldas al espejo de cuerpo entero y con la ayuda del espejo de mano, observa la parte posterior del cuerpo: cuello (sin olvidarte de las orejas), hombros, parte superior e inferior de la espalda, glúteos y piernas. Revisa tus manos, las palmas, el dorso y también entre los dedos.
Siéntate con los pies apoyados en un taburete y, con el espejo de mano, observa la zona genital y los laterales de las piernas hasta los tobillos. Continúa inspeccionando los pies (planta y dorso), dedos, espacios interdigitales y uñas.
Como punto final de la exploración, examina el cuero cabelludo. Para ello, colócate frente al espejo y ayúdate de un secador de pelo. Si algún familiar o amigo puede ayudarte, te facilitará la labor.
Cuidado con el sol
De acuerdo a la revista de salud Semana, la exposición al sol, así sea de pocos minutos, sin protección basta para causar daños, más si se suma a factores como una dieta poco saludable, al tabaquismo o una deficiente hidratación.
Nunca olvides que la piel tiene memoria y que las quemaduras provocadas por el sol son lesiones agresivas que, de manera reiterada y a largo plazo (20-30 años), pueden derivar en un cáncer.
“Sin embargo, cabe matizar que, aunque la lesión más visible es la quemadura solar, no hace falta que se llegue a tener una quemadura para que los rayos UV del sol generen daños en el ADN y puedan producir posteriormente un cáncer de piel. La lesión más importante no se ve a simple vista, aunque se produzca a nivel molecular”, explica Santiago Méndez, médico de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
Buenos hábitos
Por ello, unos buenos hábitos de exposición al sol desde la infancia son claves:
-Usa ropa y complementos adecuados para proteger la piel. Se recomienda el empleo de colores oscuros, mangas largas, gorras, sombrillas y gafas de sol con clasificación UV. También existen prendas con protección solar incorporada.
-Aplica protección solar todo el año. Recuerda que la quemadura solar puede ocurrir en cualquier momento del año, por lo que es importante utilizar un protector solar, no solo en la playa o la piscina. Elige uno de factor alto con cobertura de rayos UVA y UVB. Ten en cuenta que el protector solar empieza a hacer efecto alrededor de media hora después de su aplicación y solo dura dos o tres horas. Por último, algo muy importante que no debes olvidar es que estar moreno no protege (equivaldría a un FPS 3-4, es decir, nada).
-No te expongas al sol innecesariamente. Busca la sombra siempre que sea posible y no te expongas al sol en las horas centrales del día (entre las 12:00 y las 16:00 horas).
Tres tipos de lunares peligrosos
Queratosis
Estos parches rojos y escamosos no son cáncer de piel (todavía). Ásperos al tacto, aparecen habitualmente después de la exposición prolongada y repetida al sol y tienen el molesto hábito de volver después de aparecer por primera vez. Estas lesiones son precancerosas.
Carcinoma
Los carcinomas representan la forma más común de casos de cáncer de piel y normalmente comienzan en forma de bultos pequeños y brillantes en la nariz o en el rostro, aunque pueden desarrollarse en otras partes del cuerpo. Principalmente causados por la exposición al son frecuente y sin protección durante el comienzo de la edad adulta.
Melanoma
El melanoma es el tipo de cáncer de piel más peligroso. Aunque es menos frecuente que otros tipos de esta enfermedad, es también el más mortífero. El melanoma habitualmente aparece después de intensas cantidades de exposición al sol, como las quemaduras solares y se manifiesta en forma de manchas marrones o negras en la piel sana.
Revelaron que inciden tres factores: por un lado, la ubicación geográfica de Bolivia, que corresponde a un sitio elevado sobre el nivel del mar, lo que se traduce en una radiación solar más intensa.
En segundo lugar está la falta de protección contra los distintos tipos de rayos del sol (especialmente los ultravioleta), y finalmente el incremento de pieles claras propias del crecimiento poblacional.
La incidencia en hombres de entre 18 y 60 años es de 20,8 por cada 100 mil habitantes, mientras que en mujeres es de 27,6 por cada 100 mil habitantes. Pero, más allá de alarmarnos con las cifras nos preguntamos ¿cómo podemos detectar de manera temprana el cáncer de piel?
El País efectuó una revisión de revistas especializadas en salud y consultó a expertos para concluir en lo siguiente:
Por lo general, un lunar normal es una mancha de color uniforme café, canela o negra en la piel. Puede ser plano o prominente, redondo u ovalado. Generalmente, los lunares miden menos de 6 milímetros (aproximadamente 1/4 de pulgada) de ancho (aproximadamente el ancho de una goma de lápiz).
Algunos lunares pueden estar presentes al momento de nacer, pero la mayoría aparece durante la infancia o la juventud. Un médico debe examinar los lunares nuevos que aparecen más tarde en la vida de una persona.
La autoexploración es clave en la detección precoz de uno de los cánceres más frecuentes: cada año se diagnostican 132.000 melanomas y 3 millones de casos de cáncer de piel no melanoma.
Según la revista de salud Consumer Eroski los casos de cáncer de piel están creciendo más rápido que cualquier otro tipo. En todo el mundo, cada año se diagnostican 132.000 melanomas y 3 millones de casos de cáncer de piel no melanoma.
Sin embargo, también es el tumor más prevenible y, cuando se detecta y trata a tiempo, tiene buen pronóstico. Por ello, los dermatólogos insisten en la importancia de aplicar medidas de prevención, como una adecuada protección solar y una buena vigilancia de la piel, para detectar a tiempo los lunares o manchas que puedan resultar sospechosos.
En este artículo insistimos en esta exploración y en cómo realizarla de modo correcto.
Según la Sociedad Americana de Cáncer la mayoría de las personas tienen lunares, y casi todos son inofensivos. Sin embargo, es importante reconocer los cambios en un lunar (como su tamaño, forma o color), lo cual puede que sugiera que un melanoma se esté desarrollando.
Aprendiendo a revisar tus lunares
Para los dermatólogos la autoexploración de la piel es un método importante para diagnosticar lo antes posible un cáncer; ya que, al ser un órgano superficial, resulta más fácil poder detectar cualquier anomalía.
El objetivo de la autoexploración cutánea es que cada persona conozca las características de su piel, de manera que, ante cualquier cambio, acuda al médico para que realice el diagnóstico y tratamiento. Los cambios pueden ser tanto la aparición de una nueva lesión (lunar, mancha, costra...) como variaciones de una ya existente (un lunar que cambia de forma, tamaño, color...).
El aspecto de las lesiones que pueden presentar los cánceres de piel es muy variado. Según la experta en medicina Arantza González en el caso de los carcinomas, destaca la aparición de manchas (en general rojizas) que pueden descamarse y sangrar, nódulos (elevaciones o prominencias redondeadas en la piel) y úlceras que no cicatrizan. En los melanomas las características de las lesiones con mayor frecuencia vienen determinadas por la regla del A, B, C, D, E.
A: Asimetría
B: Bordes irregulares y con picos.
C: Color variado, no homogéneo. Por ejemplo: del marrón claro al negro.
D: Diámetro mayor de seis milímetros.
E: Evolución. Cambio de aspecto en cuanto a tamaño, color o espesor.
Ante cualquier lesión que presente alguna de estas características, debes consultar con el dermatólogo a la mayor brevedad. En el caso, por ejemplo, de tener un número significativo de lunares (unos 100), hay que pasar revisiones periódicas con el especialista.
¿Cómo y en qué debes fijarte?
La dermatóloga consultada por El País Maira Ugarte y la revista Consumer aconsejan explorar nuestra piel una vez al mes sin olvidar ninguna parte del cuerpo, incluido el cuero cabelludo. La habitación donde lo hagas debe estar bien iluminada y tener una temperatura adecuada que te permita desnudarte. También es necesario disponer de un espejo de cuerpo entero, uno de mano, una silla y un taburete.
Examina tu rostro: fíjate en nariz, labios, boca y también detrás de las orejas. Frente al espejo, visualiza la parte anterior del tórax, abdomen, región pélvica y piernas, brazos y antebrazos, manos, espacios interdigitales y uñas. Inspecciona también la cara y cuello, parte posterior de los codos y antebrazos, axilas y debajo de las mamas.
De espaldas al espejo de cuerpo entero y con la ayuda del espejo de mano, observa la parte posterior del cuerpo: cuello (sin olvidarte de las orejas), hombros, parte superior e inferior de la espalda, glúteos y piernas. Revisa tus manos, las palmas, el dorso y también entre los dedos.
Siéntate con los pies apoyados en un taburete y, con el espejo de mano, observa la zona genital y los laterales de las piernas hasta los tobillos. Continúa inspeccionando los pies (planta y dorso), dedos, espacios interdigitales y uñas.
Como punto final de la exploración, examina el cuero cabelludo. Para ello, colócate frente al espejo y ayúdate de un secador de pelo. Si algún familiar o amigo puede ayudarte, te facilitará la labor.
Cuidado con el sol
De acuerdo a la revista de salud Semana, la exposición al sol, así sea de pocos minutos, sin protección basta para causar daños, más si se suma a factores como una dieta poco saludable, al tabaquismo o una deficiente hidratación.
Nunca olvides que la piel tiene memoria y que las quemaduras provocadas por el sol son lesiones agresivas que, de manera reiterada y a largo plazo (20-30 años), pueden derivar en un cáncer.
“Sin embargo, cabe matizar que, aunque la lesión más visible es la quemadura solar, no hace falta que se llegue a tener una quemadura para que los rayos UV del sol generen daños en el ADN y puedan producir posteriormente un cáncer de piel. La lesión más importante no se ve a simple vista, aunque se produzca a nivel molecular”, explica Santiago Méndez, médico de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
Buenos hábitos
Por ello, unos buenos hábitos de exposición al sol desde la infancia son claves:
-Usa ropa y complementos adecuados para proteger la piel. Se recomienda el empleo de colores oscuros, mangas largas, gorras, sombrillas y gafas de sol con clasificación UV. También existen prendas con protección solar incorporada.
-Aplica protección solar todo el año. Recuerda que la quemadura solar puede ocurrir en cualquier momento del año, por lo que es importante utilizar un protector solar, no solo en la playa o la piscina. Elige uno de factor alto con cobertura de rayos UVA y UVB. Ten en cuenta que el protector solar empieza a hacer efecto alrededor de media hora después de su aplicación y solo dura dos o tres horas. Por último, algo muy importante que no debes olvidar es que estar moreno no protege (equivaldría a un FPS 3-4, es decir, nada).
-No te expongas al sol innecesariamente. Busca la sombra siempre que sea posible y no te expongas al sol en las horas centrales del día (entre las 12:00 y las 16:00 horas).
Tres tipos de lunares peligrosos
Queratosis
Estos parches rojos y escamosos no son cáncer de piel (todavía). Ásperos al tacto, aparecen habitualmente después de la exposición prolongada y repetida al sol y tienen el molesto hábito de volver después de aparecer por primera vez. Estas lesiones son precancerosas.
Carcinoma
Los carcinomas representan la forma más común de casos de cáncer de piel y normalmente comienzan en forma de bultos pequeños y brillantes en la nariz o en el rostro, aunque pueden desarrollarse en otras partes del cuerpo. Principalmente causados por la exposición al son frecuente y sin protección durante el comienzo de la edad adulta.
Melanoma
El melanoma es el tipo de cáncer de piel más peligroso. Aunque es menos frecuente que otros tipos de esta enfermedad, es también el más mortífero. El melanoma habitualmente aparece después de intensas cantidades de exposición al sol, como las quemaduras solares y se manifiesta en forma de manchas marrones o negras en la piel sana.