La obesidad infantil en Tarija, ¿son culpables los padres?
Tarija se ha convertido en uno de los departamentos con mayor índice de obesidad en niños. Según los periodos de medición, 2008 y 2016, de la Encuesta de Demografía y Salud (Edsa), la población infantil con obesidad o sobrepeso subió de 11,4 a 20, respectivamente. La media nacional es...



Tarija se ha convertido en uno de los departamentos con mayor índice de obesidad en niños. Según los periodos de medición, 2008 y 2016, de la Encuesta de Demografía y Salud (Edsa), la población infantil con obesidad o sobrepeso subió de 11,4 a 20, respectivamente. La media nacional es 10,1. Es así que Tarija ocupa el primer lugar, seguido de Santa Cruz con 13,2; Chuquisaca con 11,5; Beni con 9,7; y en menor proporción en las demás jurisdicciones del país.
A menudo los pediatras aconsejan no alimentar en exceso a los niños y peor de forma inadecuada, pues esto a la larga se convierte en un hábito y también en una ansiedad. “Cuando ya están acostumbrados a determinada cantidad de comida ya es complicado volver atrás”, asegura la pediatra Mirna Ochoa.
¿Pero la obesidad será culpa de los padres? El País consultó su opinión a 30 padres de familia de entre 30 a 50 años, 20 de ellos aseguran que alimentan a sus hijos de acuerdo a la medida que ya tienen ellos, aseguran también que muchas veces se han visto insistiendo en que coman, pero eso cuando no han querido comer mucho durante el día.
Sin embargo, diez de los padres consultados reconocieron que no alimentan a sus niños con comida muy saludable debido a los horarios de trabajo que ejercen. “Salgo tarde del trabajo y lo que me queda es llevarles una hamburguesa al caer la tarde, no me da tiempo de hacerles cena. A mucho esfuerzo madrugo para hacer el almuerzo”, asegura Inés Valdez de 37 años.
Pero no sólo se trata de la cantidad o la comida que los niños consumen sino también de los hábitos que éstos poseen. Por ejemplo algunos pediatras califican a los padres de niños con obesidad de egoístas y perezosos, por "dejar" que sus hijos estén en la televisión durante ocho horas al día o en el celular o computadora por tiempo prolongado en vez de ir con ellos a jugar al parque.
También los critican por ofrecerles con demasiada frecuencia chocolate, masas, bebidas azucaradas o papas fritas, sabiendo que no es comida saludable. O por poner al alcance de los niños fiambres, sodas y enlatados en la heladera.
La conducta de los padres ejerce una enorme influencia sobre los hijos. Por eso, dar ejemplo es uno de los consejos más enunciados por sanitarios y divulgadores en Salud Pública. “Por otro lado, factores estresantes de los progenitores, como la separación, una enfermedad mental, el estado laboral y los problemas económicos, están directamente asociados con el riesgo de obesidad de un niño”, aseguran los expertos a través de un artículo publicado en la revista de salud Consumer Eroski.
La publicidad
Otro punto fundamental en este problema es la publicidad, pues muchas golosinas o comida chatarra tienen entrada a nuestros hogares por esta vía. En el artículo del doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel A. Lurueña, titulado “No dejes que la publicidad alimente a tus hijos”, se detallan los mecanismos que subyacen a la hora de diseñar la publicidad de productos ultraprocesados, en los que se incluyen con frecuencia personajes infantiles y llamativas alegaciones de salud muy visibles en los envases que intentan maquillar como sano un producto insano, alegaciones fácilmente creíbles por los pequeños, adolescentes e incluso sus padres.
Así debemos admitir que los niños se ven "acosados" por el entorno obesogénico que los rodea. Hay cientos de anuncios en televisión, en Internet, en quioscos de colegios, seis o siete cumpleaños por mes, fiestas familiares, celebraciones de eventos deportivos; salidas a restaurantes con una frecuencia jamás vista y con porciones exageradas de alimentos, entre muchos otros.
Para el experto Carlos Casabona “lejos de culpar a los padres como principales responsables del exceso de grasa de sus hijos, la ciudadanía debería actuar a múltiples niveles, denunciando las prácticas de marketing de productos insanos y exigiendo a los políticos decisiones valientes que de verdad favorezcan la Salud Pública, y no los intereses económicos de las corporaciones alimentarias”.
En el año 2017 el Municipio de Tarija lanzó el proyecto de quioscos saludables, mismo que dio resultados positivos en pocas unidades educativas. En 2019 se trató de impulsar nuevamente, el objetivo es cambiar paulatinamente la alimentación de los estudiantes, tanto dentro como fuera de los colegios. Sin embargo, no hay el suficiente impulso y la iniciativa no ha tenido éxito.
La idea nació ante la venta indiscriminada de productos y golosinas chinas que son dañinas o tóxicas para los niños y jóvenes estudiantes, y tiene como objetivo el de evitar que los quioscos de las unidades educativas y los comerciantes apostados en las aceras -afuera de los colegios- vendan dichas golosinas. Se busca que las reemplacen por productos nutritivos como frutas y cereales. ¿Cuánto de esto se ha cambiado?, casi nada y una vez más la mayor responsabilidad cae en los padres.
“Comer saludablemente no tendría que costar esfuerzo y debería constituir la conducta habitual en el día a día. Es decir, debería permitirnos reservar nuestra energía mental -que no es ilimitada- para planear actividades como la educación de nuestros hijos, la lectura, el juego, el aprendizaje de cómo tocar un instrumento y las excursiones a la naturaleza, o en mejorar las relaciones entre los miembros de las familias y entre las amistades de nuestros círculos más cercanos”, dice Casabona.
Consejos para ejecutarlos desde casa
Una de las maneras de equilibrar calorías es comer alimentos que proporcionan una nutrición adecuada y una cantidad de calorías adecuada. Usted puede ayudar a que los niños aprendan a ser conscientes de lo que comen adoptando hábitos de alimentación saludables, preparando versiones más saludables de sus platillos preferidos y reduciendo las tentaciones de alto contenido calórico.
A continuación algunos consejos de pediatras y nutricionistas:
-Fomente hábitos de alimentación saludables.
-Ofrezca una variedad de verduras, frutas y productos integrales.
-Incluya leche y productos lácteos bajos en grasa o descremados.
-Elija carnes magras, aves, pescado, lentejas y frijoles para ingerir proteínas.
-Sirva porciones de tamaño razonable.
-Anime a su familia a beber mucha agua.
-Limite las bebidas endulzadas con azúcar.
-Limite el consumo de azúcar y grasas saturadas.
-Recuerde que los cambios pequeños a diario pueden crear la receta del éxito
Ejemplo de menú diario
De acuerdo a la nutricionista Andrea Marqués el 55 por ciento de la energía procede de los carbohidratos, el 25 por ciento de las grasas y otro 25 por ciento de las proteínas; además de los aportes de fibra, vitaminas del grupo C, D y B y minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo y zinc. Marqués nos da las claves de un menú infantil saludable para combatir la obesidad:
Hacer cinco comidas al día: Compatibilizar el desayuno, la comida y la cena (las comidas principales) con las otras dos secundarias, a media mañana y la merienda.
Tomar cinco raciones diarias de fruta y verdura: Es preferible que sean de agricultura ecológica de temporada y proximidad. También debe incluir las hortalizas.
Incluir cuatro raciones de carbohidratos: Entre ellos pasta, cereales, arroz, legumbres o patatas, para tomarlas en todas las comidas salvo en la cena.
Tomar tres raciones diarias de proteínas y lácteos: La proteína D y el calcio, presentes en pescado, huevos, carnes y lácteos, ayudan a la formación de estructuras óseas durante el crecimiento.
Consumir sólo dos raciones diarias de grasas saludables: Como frutos secos y aceite de oliva.
Por último, recomienda consumir sólo una ración semanal de bollería, dulces, refrescos y chips, ya que son alientos adictivos y con alto nivel de azúcar.
¿Mi hijo tiene obesidad?, ¿cómo saberlo?
La obesidad infantil es una enfermedad grave que afecta a niños y adolescentes. Los niños obesos están por encima del peso normal para su edad y estatura.
La obesidad infantil es particularmente problemática debido a que el peso adicional suele provocar que los niños comiencen a tener problemas de salud que antes se consideraban exclusivos de los adultos, como diabetes, presión arterial alta y colesterol alto.
No todos los niños con kilos de más tienen sobrepeso u obesidad. Algunos niños tienen estructuras corporales más grandes que la estructura promedio. Además, los niños normalmente almacenan diferentes cantidades de grasa corporal en las distintas etapas de desarrollo. Por lo tanto, es posible que no sepas a simple vista si el peso es un problema de salud para tu hijo.
El índice de masa corporal (IMC), que proporciona una referencia de peso en relación con la altura, es la medida aceptada del sobrepeso y la obesidad. El médico de tu hijo puede usar las tablas de crecimiento, el IMC y, si es necesario, otras pruebas para ayudarlo a determinar si su peso puede plantear problemas de salud.
Si estás preocupado porque tu hijo está aumentando demasiado de peso, consulta con su médico. El médico tendrá en cuenta los antecedentes de crecimiento y de desarrollo, los antecedentes familiares de la relación entre peso y altura, y la ubicación de tu hijo en las tablas de crecimiento. Esto puede ayudar a determinar si el peso de tu hijo se encuentra dentro de un rango no saludable.
Tres consejos sanos a seguir
Ser el ejemplo
Ser el ejemplo y modificar malos hábitos junto a los hijos también es fundamental para que el niño no se sienta “ajeno” o “diferente”, pues todos nos beneficiaremos de movernos más y comer mejor.
El elogio
Elogiar a los hijos ante cambios de conductas positivos, por ejemplo, cuando comen más verduras, cuando reducen la ingesta de chucherías o cuando reducen las horas de tele.
No a la burla
No bromear acerca de su peso ni categorizarlos de gordos, perezosos o lentos, ya que esto puede influir notablemente en sus conductas y sobre todo, en su autoestima y estado de ánimo, lo cual sabemos está fuertemente vinculado a la salud y sus cuidados.
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A menudo los pediatras aconsejan no alimentar en exceso a los niños y peor de forma inadecuada, pues esto a la larga se convierte en un hábito y también en una ansiedad. “Cuando ya están acostumbrados a determinada cantidad de comida ya es complicado volver atrás”, asegura la pediatra Mirna Ochoa.
¿Pero la obesidad será culpa de los padres? El País consultó su opinión a 30 padres de familia de entre 30 a 50 años, 20 de ellos aseguran que alimentan a sus hijos de acuerdo a la medida que ya tienen ellos, aseguran también que muchas veces se han visto insistiendo en que coman, pero eso cuando no han querido comer mucho durante el día.
Sin embargo, diez de los padres consultados reconocieron que no alimentan a sus niños con comida muy saludable debido a los horarios de trabajo que ejercen. “Salgo tarde del trabajo y lo que me queda es llevarles una hamburguesa al caer la tarde, no me da tiempo de hacerles cena. A mucho esfuerzo madrugo para hacer el almuerzo”, asegura Inés Valdez de 37 años.
Pero no sólo se trata de la cantidad o la comida que los niños consumen sino también de los hábitos que éstos poseen. Por ejemplo algunos pediatras califican a los padres de niños con obesidad de egoístas y perezosos, por "dejar" que sus hijos estén en la televisión durante ocho horas al día o en el celular o computadora por tiempo prolongado en vez de ir con ellos a jugar al parque.
También los critican por ofrecerles con demasiada frecuencia chocolate, masas, bebidas azucaradas o papas fritas, sabiendo que no es comida saludable. O por poner al alcance de los niños fiambres, sodas y enlatados en la heladera.
La conducta de los padres ejerce una enorme influencia sobre los hijos. Por eso, dar ejemplo es uno de los consejos más enunciados por sanitarios y divulgadores en Salud Pública. “Por otro lado, factores estresantes de los progenitores, como la separación, una enfermedad mental, el estado laboral y los problemas económicos, están directamente asociados con el riesgo de obesidad de un niño”, aseguran los expertos a través de un artículo publicado en la revista de salud Consumer Eroski.
La publicidad
Otro punto fundamental en este problema es la publicidad, pues muchas golosinas o comida chatarra tienen entrada a nuestros hogares por esta vía. En el artículo del doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel A. Lurueña, titulado “No dejes que la publicidad alimente a tus hijos”, se detallan los mecanismos que subyacen a la hora de diseñar la publicidad de productos ultraprocesados, en los que se incluyen con frecuencia personajes infantiles y llamativas alegaciones de salud muy visibles en los envases que intentan maquillar como sano un producto insano, alegaciones fácilmente creíbles por los pequeños, adolescentes e incluso sus padres.
Así debemos admitir que los niños se ven "acosados" por el entorno obesogénico que los rodea. Hay cientos de anuncios en televisión, en Internet, en quioscos de colegios, seis o siete cumpleaños por mes, fiestas familiares, celebraciones de eventos deportivos; salidas a restaurantes con una frecuencia jamás vista y con porciones exageradas de alimentos, entre muchos otros.
Para el experto Carlos Casabona “lejos de culpar a los padres como principales responsables del exceso de grasa de sus hijos, la ciudadanía debería actuar a múltiples niveles, denunciando las prácticas de marketing de productos insanos y exigiendo a los políticos decisiones valientes que de verdad favorezcan la Salud Pública, y no los intereses económicos de las corporaciones alimentarias”.
En el año 2017 el Municipio de Tarija lanzó el proyecto de quioscos saludables, mismo que dio resultados positivos en pocas unidades educativas. En 2019 se trató de impulsar nuevamente, el objetivo es cambiar paulatinamente la alimentación de los estudiantes, tanto dentro como fuera de los colegios. Sin embargo, no hay el suficiente impulso y la iniciativa no ha tenido éxito.
La idea nació ante la venta indiscriminada de productos y golosinas chinas que son dañinas o tóxicas para los niños y jóvenes estudiantes, y tiene como objetivo el de evitar que los quioscos de las unidades educativas y los comerciantes apostados en las aceras -afuera de los colegios- vendan dichas golosinas. Se busca que las reemplacen por productos nutritivos como frutas y cereales. ¿Cuánto de esto se ha cambiado?, casi nada y una vez más la mayor responsabilidad cae en los padres.
“Comer saludablemente no tendría que costar esfuerzo y debería constituir la conducta habitual en el día a día. Es decir, debería permitirnos reservar nuestra energía mental -que no es ilimitada- para planear actividades como la educación de nuestros hijos, la lectura, el juego, el aprendizaje de cómo tocar un instrumento y las excursiones a la naturaleza, o en mejorar las relaciones entre los miembros de las familias y entre las amistades de nuestros círculos más cercanos”, dice Casabona.
Consejos para ejecutarlos desde casa
Una de las maneras de equilibrar calorías es comer alimentos que proporcionan una nutrición adecuada y una cantidad de calorías adecuada. Usted puede ayudar a que los niños aprendan a ser conscientes de lo que comen adoptando hábitos de alimentación saludables, preparando versiones más saludables de sus platillos preferidos y reduciendo las tentaciones de alto contenido calórico.
A continuación algunos consejos de pediatras y nutricionistas:
-Fomente hábitos de alimentación saludables.
-Ofrezca una variedad de verduras, frutas y productos integrales.
-Incluya leche y productos lácteos bajos en grasa o descremados.
-Elija carnes magras, aves, pescado, lentejas y frijoles para ingerir proteínas.
-Sirva porciones de tamaño razonable.
-Anime a su familia a beber mucha agua.
-Limite las bebidas endulzadas con azúcar.
-Limite el consumo de azúcar y grasas saturadas.
-Recuerde que los cambios pequeños a diario pueden crear la receta del éxito
Ejemplo de menú diario
De acuerdo a la nutricionista Andrea Marqués el 55 por ciento de la energía procede de los carbohidratos, el 25 por ciento de las grasas y otro 25 por ciento de las proteínas; además de los aportes de fibra, vitaminas del grupo C, D y B y minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo y zinc. Marqués nos da las claves de un menú infantil saludable para combatir la obesidad:
Hacer cinco comidas al día: Compatibilizar el desayuno, la comida y la cena (las comidas principales) con las otras dos secundarias, a media mañana y la merienda.
Tomar cinco raciones diarias de fruta y verdura: Es preferible que sean de agricultura ecológica de temporada y proximidad. También debe incluir las hortalizas.
Incluir cuatro raciones de carbohidratos: Entre ellos pasta, cereales, arroz, legumbres o patatas, para tomarlas en todas las comidas salvo en la cena.
Tomar tres raciones diarias de proteínas y lácteos: La proteína D y el calcio, presentes en pescado, huevos, carnes y lácteos, ayudan a la formación de estructuras óseas durante el crecimiento.
Consumir sólo dos raciones diarias de grasas saludables: Como frutos secos y aceite de oliva.
Por último, recomienda consumir sólo una ración semanal de bollería, dulces, refrescos y chips, ya que son alientos adictivos y con alto nivel de azúcar.
¿Mi hijo tiene obesidad?, ¿cómo saberlo?
La obesidad infantil es una enfermedad grave que afecta a niños y adolescentes. Los niños obesos están por encima del peso normal para su edad y estatura.
La obesidad infantil es particularmente problemática debido a que el peso adicional suele provocar que los niños comiencen a tener problemas de salud que antes se consideraban exclusivos de los adultos, como diabetes, presión arterial alta y colesterol alto.
No todos los niños con kilos de más tienen sobrepeso u obesidad. Algunos niños tienen estructuras corporales más grandes que la estructura promedio. Además, los niños normalmente almacenan diferentes cantidades de grasa corporal en las distintas etapas de desarrollo. Por lo tanto, es posible que no sepas a simple vista si el peso es un problema de salud para tu hijo.
El índice de masa corporal (IMC), que proporciona una referencia de peso en relación con la altura, es la medida aceptada del sobrepeso y la obesidad. El médico de tu hijo puede usar las tablas de crecimiento, el IMC y, si es necesario, otras pruebas para ayudarlo a determinar si su peso puede plantear problemas de salud.
Si estás preocupado porque tu hijo está aumentando demasiado de peso, consulta con su médico. El médico tendrá en cuenta los antecedentes de crecimiento y de desarrollo, los antecedentes familiares de la relación entre peso y altura, y la ubicación de tu hijo en las tablas de crecimiento. Esto puede ayudar a determinar si el peso de tu hijo se encuentra dentro de un rango no saludable.
Tres consejos sanos a seguir
Ser el ejemplo
Ser el ejemplo y modificar malos hábitos junto a los hijos también es fundamental para que el niño no se sienta “ajeno” o “diferente”, pues todos nos beneficiaremos de movernos más y comer mejor.
El elogio
Elogiar a los hijos ante cambios de conductas positivos, por ejemplo, cuando comen más verduras, cuando reducen la ingesta de chucherías o cuando reducen las horas de tele.
No a la burla
No bromear acerca de su peso ni categorizarlos de gordos, perezosos o lentos, ya que esto puede influir notablemente en sus conductas y sobre todo, en su autoestima y estado de ánimo, lo cual sabemos está fuertemente vinculado a la salud y sus cuidados.
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