“Baco”, el obrero de la cultura chapaca
Lo conocí en un día festivo de San Roque, se encontraba sentado detrás de una mesa donde ofertaba sus obras, libros que versaban sobre la cultura chapaca. De esta manera el antropólogo Luis Daniel Vacaflores Rivero evitaba los intermediarios de la producción literaria, él mismo los editaba...



Lo conocí en un día festivo de San Roque, se encontraba sentado detrás de una mesa donde ofertaba sus obras, libros que versaban sobre la cultura chapaca. De esta manera el antropólogo Luis Daniel Vacaflores Rivero evitaba los intermediarios de la producción literaria, él mismo los editaba y vendía.
“Ése es mi nombre formal”, aclara al inicio de la entrevista, sin embargo, prefiere que lo llamen “Baco”. Cuenta que tiene 41 años, que está casado con una alemana y tiene tres hijos. Sus padres, Martha Rivero y Carlos Vacaflores, tienen raíces paceñas, chaqueñas, chuquisaqueñas y chapacas.
El primer libro que escribió fue “Pequeños Misterios de la Fiesta Grande”, una investigación y sistematización de todos los conocimientos de la fiesta de San Roque; el segundo fue “100% Chapaco”, un análisis de la identidad étnica, sobre lo que significa ser chapaco; el tercero es “El Calendario Cultural Chapaco” que se concentra en el ciclo de las fiestas del valle central de Tarija.
El cuarto se titula “Buscando el Cielo”, en éste se aborda el fenómeno de la diversidad y los orígenes culturales de los chunchos tarijeños. Finalmente, el último libro que ha sacado es “Otros Chunchos” que se centra en otras tradiciones chunchas aparte de la tarijeña.
Publicar
En principio cuenta que al observar que otros autores tropezaban con los mismos problemas para publicar sus obras creó la editorial “La pluma del escribano”, que se sostiene con gestión propia, además ayuda a que otros autores empiecen a mostrar y vender sus trabajos con esfuerzo propio, “no se debe tener miedo a emprender, a investigar para rescatar nuestras tradiciones”, dice. “Baco” está sentado en una silla del Mercado Central, desde donde ofrece sus textos en el marco del “Ají de letras”.
Ésta es otra actividad que se le ocurrió para lograr un espacio donde difundir el arte y la cultura. Luego de las gestiones correspondientes ante el Gobierno Municipal logró que se le otorgara a él y a algunos artesanos -durante una semana al mes- sitios donde vendan sus libros e interactúen con la gente.
“Este evento reúne a artistas y escritores que no tuvieron la oportunidad de llegar a un público masivo para mostrar sus obras y al final se convirtió en una feria cultural. Es un combo económico artístico, donde ellos pueden mostrar lo que hacen y generar un movimiento económico”, explica.
Detalla que publicar un libro no es barato y no es agradable que un intelectual invierta dinero para sacar a la luz su obra, y que después no pueda venderla y al final termine ocupando un espacio en su casa como material inservible. De esta manera, el “Ají de letras” ofrece un espacio a estas personas en el patio del Mercado Central.
Dice que desde que esto fue creado en diciembre del año pasado, la actividad fue creciendo. En principio se trataba de un grupo reducido, pero ahora creció a tal punto que la gente puede ir no solo a comprar libros u obras de arte, sino también presenciar espectáculos musicales o teatrales durante esos cinco días al mes.
“La gente que va al mercado se detiene a mirar –algunos se prestan un libro y se quedan a leer, conversan- hay un intercambio entre la gente que escribe con la gente que lee, es una de las cosas más lindas del Ají de letras, este encuentro que se da entre la gente y los artistas”.
Libertad
“Baco” se considera un investigador independiente, “eso significa que en la práctica soy un desempleado crónico”, sostiene con una sonrisa cómplice. No tiene ninguna fuente de ingresos permanente, vive y mantiene a su familia con los libros que escribe, publica y los vende.
Asegura que de esta manera tiene mucha libertad de abordar los temas que considera deben ser investigados, sin miedo a ofender a nada ni a nadie, “si es que es un tema incomodo, yo le meto y ahí está, no tengo que cuidarme de jefes, responder a financiadores ni seguir ninguna línea”, argumentó
Esta actitud le permitió desarrollar algunos temas que le parecen importantes, aunque sean, polémicos, como escribir sobre las raíces andinas de la cultura tarijeña o la inclusión de las mujeres dentro de la fiesta de San Roque. “Mi orgullo es poder tocar esos temas delicados y que la gente no me saque a palos de Tarija”, comenta sin dejar de esbozar su sonrisa contagiosa.
Además, “Baco”, como le gusta que lo llamen, utiliza este pseudónimo para asumir al personaje que tiene en los juegos de rol, que se han puesto de moda en Tarija. En éstos uno o más jugadores desempeñan un determinado papel o personalidad. Su interés por esta actividad lúdica lo llevó a organizar estas actividades un día a la semana en un conocido pub de la ciudad llamado Reverde.
En esta misma línea publicó unas cuatro revistas sobre este juego, en éstas algunos colaboradores publicaban relatos fantásticos, opiniones sobre manga y comics, además de dibujos artísticos.
La familia
Respecto a su vida familiar, destaca que todos sus hijos nacieron a través de parto natural y no porque lo prefiriera, sino porque su esposa tenía temor a llegar a un hospital. Para el primero se prepararon de la mejor manera posible, conversaron con una amiga médico que trabajaba en el área rural y que atendía a domicilio.
Cuenta que comprometió a su compadre -que poseía un automóvil- para que el vehículo esté parqueado en la puerta de la vivienda en caso de que haya una complicación y sea necesario llevar a su pareja a un nosocomio. Además, su comadre también ya tenía experiencia con los partos naturales.
Llegado el día esperado, la médico tuvo que ausentarse a La Paz por una emergencia familiar y de pronto se quedaron sin esa ayuda. Lo peor fue que ninguno de los galenos que les recomendó quiso participar e insistían que fueran a un hospital.
Cuando empezó el trabajo de parto, “estábamos con mucho miedo, pero decidimos hacerlo, contábamos con el automóvil en caso necesario y la partera principal fue nuestra comadre y yo estaba de ayudante. Gracias a Dios todo salió bien”, agrega.
“Recibí a mi guagua en mis manos, fue una experiencia muy linda, pero estaba consciente de que tuvimos suerte”, detalla. Su segundo hijo fue concebido en Alemania, pero nació en Tarija, los profesionales de ese país les explicaron y les prepararon para esta segunda experiencia.
“Si en los controles de la madre todo marchaba de manera normal, el parto también sería de la misma forma”, les dijeron y así fue. Años más tarde el tercer hijo nació de la misma manera.
“En reuniones con los amigos, éstos siempre comentan: ¡Qué capo que has sido, has tenido a tus guaguas! A esto mi esposa suele responder: ¡La que ha tenido la guagua soy yo!”, dice con tono divertido.
Apuntes sobre el escritor
Los Vacaflores
La familia en su casa de Las 14 Viviendas. El primero de la derecha, Daniel, es el menor de siete hermanos (uno murió de bebé). Sus padres, Martha Rivero y Carlos Vacaflores, tienen raíces paceñas, chaqueñas, chuquisaqueñas y chapacas.
Su familia
Daniel con su esposa y sus tres hijos. Todos ellos nacieron por parto natural. “Recibí a mi guagua en mis manos, fue una experiencia muy linda, pero estaba consciente de que tuvimos suerte”, indicó.
Recorridos
Como investigador recorrió diversas regiones, en la foto comparte un mate con doña Modesta y con los sabios y ancianos del pueblo guaraní, en la capitanía de Yaku-igua.
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“Ése es mi nombre formal”, aclara al inicio de la entrevista, sin embargo, prefiere que lo llamen “Baco”. Cuenta que tiene 41 años, que está casado con una alemana y tiene tres hijos. Sus padres, Martha Rivero y Carlos Vacaflores, tienen raíces paceñas, chaqueñas, chuquisaqueñas y chapacas.
El primer libro que escribió fue “Pequeños Misterios de la Fiesta Grande”, una investigación y sistematización de todos los conocimientos de la fiesta de San Roque; el segundo fue “100% Chapaco”, un análisis de la identidad étnica, sobre lo que significa ser chapaco; el tercero es “El Calendario Cultural Chapaco” que se concentra en el ciclo de las fiestas del valle central de Tarija.
El cuarto se titula “Buscando el Cielo”, en éste se aborda el fenómeno de la diversidad y los orígenes culturales de los chunchos tarijeños. Finalmente, el último libro que ha sacado es “Otros Chunchos” que se centra en otras tradiciones chunchas aparte de la tarijeña.
Publicar
En principio cuenta que al observar que otros autores tropezaban con los mismos problemas para publicar sus obras creó la editorial “La pluma del escribano”, que se sostiene con gestión propia, además ayuda a que otros autores empiecen a mostrar y vender sus trabajos con esfuerzo propio, “no se debe tener miedo a emprender, a investigar para rescatar nuestras tradiciones”, dice. “Baco” está sentado en una silla del Mercado Central, desde donde ofrece sus textos en el marco del “Ají de letras”.
Ésta es otra actividad que se le ocurrió para lograr un espacio donde difundir el arte y la cultura. Luego de las gestiones correspondientes ante el Gobierno Municipal logró que se le otorgara a él y a algunos artesanos -durante una semana al mes- sitios donde vendan sus libros e interactúen con la gente.
“Este evento reúne a artistas y escritores que no tuvieron la oportunidad de llegar a un público masivo para mostrar sus obras y al final se convirtió en una feria cultural. Es un combo económico artístico, donde ellos pueden mostrar lo que hacen y generar un movimiento económico”, explica.
Detalla que publicar un libro no es barato y no es agradable que un intelectual invierta dinero para sacar a la luz su obra, y que después no pueda venderla y al final termine ocupando un espacio en su casa como material inservible. De esta manera, el “Ají de letras” ofrece un espacio a estas personas en el patio del Mercado Central.
Dice que desde que esto fue creado en diciembre del año pasado, la actividad fue creciendo. En principio se trataba de un grupo reducido, pero ahora creció a tal punto que la gente puede ir no solo a comprar libros u obras de arte, sino también presenciar espectáculos musicales o teatrales durante esos cinco días al mes.
“La gente que va al mercado se detiene a mirar –algunos se prestan un libro y se quedan a leer, conversan- hay un intercambio entre la gente que escribe con la gente que lee, es una de las cosas más lindas del Ají de letras, este encuentro que se da entre la gente y los artistas”.
Libertad
“Baco” se considera un investigador independiente, “eso significa que en la práctica soy un desempleado crónico”, sostiene con una sonrisa cómplice. No tiene ninguna fuente de ingresos permanente, vive y mantiene a su familia con los libros que escribe, publica y los vende.
Asegura que de esta manera tiene mucha libertad de abordar los temas que considera deben ser investigados, sin miedo a ofender a nada ni a nadie, “si es que es un tema incomodo, yo le meto y ahí está, no tengo que cuidarme de jefes, responder a financiadores ni seguir ninguna línea”, argumentó
Esta actitud le permitió desarrollar algunos temas que le parecen importantes, aunque sean, polémicos, como escribir sobre las raíces andinas de la cultura tarijeña o la inclusión de las mujeres dentro de la fiesta de San Roque. “Mi orgullo es poder tocar esos temas delicados y que la gente no me saque a palos de Tarija”, comenta sin dejar de esbozar su sonrisa contagiosa.
Además, “Baco”, como le gusta que lo llamen, utiliza este pseudónimo para asumir al personaje que tiene en los juegos de rol, que se han puesto de moda en Tarija. En éstos uno o más jugadores desempeñan un determinado papel o personalidad. Su interés por esta actividad lúdica lo llevó a organizar estas actividades un día a la semana en un conocido pub de la ciudad llamado Reverde.
En esta misma línea publicó unas cuatro revistas sobre este juego, en éstas algunos colaboradores publicaban relatos fantásticos, opiniones sobre manga y comics, además de dibujos artísticos.
La familia
Respecto a su vida familiar, destaca que todos sus hijos nacieron a través de parto natural y no porque lo prefiriera, sino porque su esposa tenía temor a llegar a un hospital. Para el primero se prepararon de la mejor manera posible, conversaron con una amiga médico que trabajaba en el área rural y que atendía a domicilio.
Cuenta que comprometió a su compadre -que poseía un automóvil- para que el vehículo esté parqueado en la puerta de la vivienda en caso de que haya una complicación y sea necesario llevar a su pareja a un nosocomio. Además, su comadre también ya tenía experiencia con los partos naturales.
Llegado el día esperado, la médico tuvo que ausentarse a La Paz por una emergencia familiar y de pronto se quedaron sin esa ayuda. Lo peor fue que ninguno de los galenos que les recomendó quiso participar e insistían que fueran a un hospital.
Cuando empezó el trabajo de parto, “estábamos con mucho miedo, pero decidimos hacerlo, contábamos con el automóvil en caso necesario y la partera principal fue nuestra comadre y yo estaba de ayudante. Gracias a Dios todo salió bien”, agrega.
“Recibí a mi guagua en mis manos, fue una experiencia muy linda, pero estaba consciente de que tuvimos suerte”, detalla. Su segundo hijo fue concebido en Alemania, pero nació en Tarija, los profesionales de ese país les explicaron y les prepararon para esta segunda experiencia.
“Si en los controles de la madre todo marchaba de manera normal, el parto también sería de la misma forma”, les dijeron y así fue. Años más tarde el tercer hijo nació de la misma manera.
“En reuniones con los amigos, éstos siempre comentan: ¡Qué capo que has sido, has tenido a tus guaguas! A esto mi esposa suele responder: ¡La que ha tenido la guagua soy yo!”, dice con tono divertido.
Apuntes sobre el escritor
Los Vacaflores
La familia en su casa de Las 14 Viviendas. El primero de la derecha, Daniel, es el menor de siete hermanos (uno murió de bebé). Sus padres, Martha Rivero y Carlos Vacaflores, tienen raíces paceñas, chaqueñas, chuquisaqueñas y chapacas.
Su familia
Daniel con su esposa y sus tres hijos. Todos ellos nacieron por parto natural. “Recibí a mi guagua en mis manos, fue una experiencia muy linda, pero estaba consciente de que tuvimos suerte”, indicó.
Recorridos
Como investigador recorrió diversas regiones, en la foto comparte un mate con doña Modesta y con los sabios y ancianos del pueblo guaraní, en la capitanía de Yaku-igua.
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