Las promesas pendientes: Petroquímica en Yacuiba
El proyecto de construcción de la planta Petroquímica en Yacuiba se ha convertido en una opción recurrente para el partido de Gobierno en cada acto en el Chaco. La primera vez que se prometió fue en la víspera electoral de 2014; la última el pasado mes de mayo, prometiendo una nueva...
El proyecto de construcción de la planta Petroquímica en Yacuiba se ha convertido en una opción recurrente para el partido de Gobierno en cada acto en el Chaco. La primera vez que se prometió fue en la víspera electoral de 2014; la última el pasado mes de mayo, prometiendo una nueva licitación en agosto.
En enero de este año fue el presidente Evo Morales, quien también insistió en el tema durante la inauguración del mercado. En el año 2018, en abril, también se citó agosto como fecha en la que se lanzaría la licitación. Pero nada de eso sucedió. Antes, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, ya había evidenciado que tenía sospechas sobre el diseño de la planta, no tanto por la ubicación ni la competencia, como insiste la oposición, sino por el hecho de que la misma empresa que diseñó, posteriormente se adjudicó.
La opción de la Petroquímica en el Chaco permitiría a sus habitantes arrancar una nueva industria sostenible en el tiempo a partir de la industrialización de los licuables del gas y no de su exportación neta, que finalmente no genera apenas puestos de trabajo.
Licitación bajo sospecha
En 2017 el Ministro Luis Alberto Sánchez abortó la adjudicación del proyecto de petroquímica a construirse en Yacuiba en medio del escándalo que descabezó a la estatal petrolera por un turbio asunto de adquisición de tres taladros perforadores, para avanzar en la soberanía de la cadena hidrocarburífera. Denunciado el sobreprecio, cayó el entonces presidente de YPFB, Guillermo Achá y doce de sus más altos colaboradores, de refilón, cayó la adjudicación del proyecto más ambicioso de la historia de YPFB y que por entonces – marzo de 2017 – ya contaba con un informe de adjudicación luego del concurso desarrollado desde 2016.
A la licitación se presentaron las principales compañías petroquímicas del mundo, incluida la Kellog norteamericana, la Samsung coreana o las principales industrias chinas, pero la recomendación de adjudicación fue para la asociación accidental conformada por Técnicas Reunidas y Tecnimont.
La española Técnicas Reunidas es la empresa que construyó la planta Separadora de Líquidos del Gran Chaco, desde donde se suministra la materia prima a ser tratada en la petroquímica, por lo que tenía un conocimiento amplio y preciso del proyecto. La también italiana – Drillmec, la empresa del escándalo de los taladros era de esa nacionalidad – Tecnimont había sido la encargada de realizar los dos estudios previos de definición, estudio de viabilidad y selección de tecnologías a emplear, por lo que tenía un conocimiento todavía más amplio y más preciso del proyecto.
Al ministro Sánchez no le gustaron esas preferencias y optó por anular la convocatoria. Era junio de 2017 y se comprometió una revisión y nueva reposición de la licitación.
En enero de 2018, cuando este diario develó que el proyecto se había esfumado del presupuesto de YPFB, Sánchez habló con El Deber y precisó que no volvería a licitar hasta que no estuviera seguro de que los mercados eran seguros y las tecnologías las más adecuadas, es decir, que no se fiaba del trabajo previo de Tecnimont, que claramente pudo direccionar sus estudios previos con la intención de adjudicarse posteriormente la construcción. Cabe recordar que Sánchez fue antes de Ministro, Vicepresidente de Contratos y Fiscalización de YPFB hasta 2014.
Ante las dudas sobre la continuidad del proyecto, el Gran Chaco presionó para que se le dieran fechas concretas, puesto que a pesar de nunca haber tenido un gran involucramiento en la gestión del proyecto, el mismo es de la suficiente envergadura como para tratar de orientar el desarrollo regional hacia el rubro petroquímica, lo que implica desde la implementación de carreras técnicas y becas hasta la construcción de un parque industrial adecuado, y un largo etcétera. Sánchez y el presidente de YPFB, Óscar Barriga, se fueron hasta Yacuiba para señalar que efectivamente no se fiaban del proyecto licitado y que hasta el mes de agosto se licitarían nuevos estudios, lo que en sí implicaba ya un retraso de la factoría hasta al menos 2024. A la fecha ni siquiera se han licitado esos estudios.
La última promesa señala de nuevo a agosto de 2019 como fecha de licitación, sin embargo los expertos son escépticos sobre esta situación.
En enero de este año fue el presidente Evo Morales, quien también insistió en el tema durante la inauguración del mercado. En el año 2018, en abril, también se citó agosto como fecha en la que se lanzaría la licitación. Pero nada de eso sucedió. Antes, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, ya había evidenciado que tenía sospechas sobre el diseño de la planta, no tanto por la ubicación ni la competencia, como insiste la oposición, sino por el hecho de que la misma empresa que diseñó, posteriormente se adjudicó.
La opción de la Petroquímica en el Chaco permitiría a sus habitantes arrancar una nueva industria sostenible en el tiempo a partir de la industrialización de los licuables del gas y no de su exportación neta, que finalmente no genera apenas puestos de trabajo.
Licitación bajo sospecha
En 2017 el Ministro Luis Alberto Sánchez abortó la adjudicación del proyecto de petroquímica a construirse en Yacuiba en medio del escándalo que descabezó a la estatal petrolera por un turbio asunto de adquisición de tres taladros perforadores, para avanzar en la soberanía de la cadena hidrocarburífera. Denunciado el sobreprecio, cayó el entonces presidente de YPFB, Guillermo Achá y doce de sus más altos colaboradores, de refilón, cayó la adjudicación del proyecto más ambicioso de la historia de YPFB y que por entonces – marzo de 2017 – ya contaba con un informe de adjudicación luego del concurso desarrollado desde 2016.
A la licitación se presentaron las principales compañías petroquímicas del mundo, incluida la Kellog norteamericana, la Samsung coreana o las principales industrias chinas, pero la recomendación de adjudicación fue para la asociación accidental conformada por Técnicas Reunidas y Tecnimont.
La española Técnicas Reunidas es la empresa que construyó la planta Separadora de Líquidos del Gran Chaco, desde donde se suministra la materia prima a ser tratada en la petroquímica, por lo que tenía un conocimiento amplio y preciso del proyecto. La también italiana – Drillmec, la empresa del escándalo de los taladros era de esa nacionalidad – Tecnimont había sido la encargada de realizar los dos estudios previos de definición, estudio de viabilidad y selección de tecnologías a emplear, por lo que tenía un conocimiento todavía más amplio y más preciso del proyecto.
Al ministro Sánchez no le gustaron esas preferencias y optó por anular la convocatoria. Era junio de 2017 y se comprometió una revisión y nueva reposición de la licitación.
En enero de 2018, cuando este diario develó que el proyecto se había esfumado del presupuesto de YPFB, Sánchez habló con El Deber y precisó que no volvería a licitar hasta que no estuviera seguro de que los mercados eran seguros y las tecnologías las más adecuadas, es decir, que no se fiaba del trabajo previo de Tecnimont, que claramente pudo direccionar sus estudios previos con la intención de adjudicarse posteriormente la construcción. Cabe recordar que Sánchez fue antes de Ministro, Vicepresidente de Contratos y Fiscalización de YPFB hasta 2014.
Ante las dudas sobre la continuidad del proyecto, el Gran Chaco presionó para que se le dieran fechas concretas, puesto que a pesar de nunca haber tenido un gran involucramiento en la gestión del proyecto, el mismo es de la suficiente envergadura como para tratar de orientar el desarrollo regional hacia el rubro petroquímica, lo que implica desde la implementación de carreras técnicas y becas hasta la construcción de un parque industrial adecuado, y un largo etcétera. Sánchez y el presidente de YPFB, Óscar Barriga, se fueron hasta Yacuiba para señalar que efectivamente no se fiaban del proyecto licitado y que hasta el mes de agosto se licitarían nuevos estudios, lo que en sí implicaba ya un retraso de la factoría hasta al menos 2024. A la fecha ni siquiera se han licitado esos estudios.
La última promesa señala de nuevo a agosto de 2019 como fecha de licitación, sin embargo los expertos son escépticos sobre esta situación.