En 4 meses el HRSJD atendió 129 embarazos adolescentes
En los primeros cuatro meses del año, la Unidad de Ginecología del Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) atendió 129 embarazos, 120 partos y 11 abortos en adolescentes comprendidas entre los 12 y 18 años, una cifra menor a la registrada en el mismo periodo de tiempo en 2018. Las...



En los primeros cuatro meses del año, la Unidad de Ginecología del Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) atendió 129 embarazos, 120 partos y 11 abortos en adolescentes comprendidas entre los 12 y 18 años, una cifra menor a la registrada en el mismo periodo de tiempo en 2018. Las gestantes, por lo general, provienen de regiones periféricas de la ciudad y del área rural.
Según el jefe de esa Unidad, Elvio Fernández, de esa cifra, 20 niñas embarazadas tenían entre 12 y 15 años, se atendieron 16 partos en este grupo etario y hubo dos abortos. En cuanto a las adolescentes de entre los 16 y 18 años, 109 quedaron embarazadas, 104 llegaron al parto y hubo nueve interrupciones de la gestación.
En 2018, entre enero y abril, la Unidad de Ginecología del HRSJD había atendido 143 partos en adolescentes, lo cual era un número muy alto y correspondía al 15 por ciento del total registrado en ese nosocomio. En todo el año asistieron a 600 jovencitas.
Preocupación
Este es un tema que preocupa a los que trabajamos en salud, por ende, a toda la sociedad y particularmente a la familia, porque un embarazo en una adolescente siempre implica muchas circunstancias en desventaja, “evita que se realice como mujer y pueda surgir en sus aspiraciones, como una sobre carga para la misma familia”.
“Es un problema muy delicado –sostuvo- que se debe abordarlo con mucho cuidado y como institución asistimos a mujeres adolescentes en el embarazo y tenemos una sala específicamente para ellas porque no tienen la misma condición de edad, cultura y forma de ser que una persona mayor de edad”.
Para que la adolescente no vuelva a embarazarse se le orienta sobre todos los métodos anticonceptivos y planificación familiar para hacer prevención primaria, educar a la población sobre cómo evitar un embarazo no planificado con todos los métodos para que la persona pueda optar por lo más conveniente.
Sostuvo que, al ser una entidad de servicio, lo importante es brindarles atención para preservarles la salud y la vida tanto de la madre como la del neonato, por lo que no se registra si es producto de una violación, estupro o si el progenitor es otro adolescente.
A su turno, el responsable del Programa de Salud Reproductiva del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Wilber Leytón Vacaflores, informó que a nivel nacional Tarija se encuentra en cuarto lugar en cuanto al porcentaje de embarazos adolescentes.
Sin embargo, con el transcurrir de los años las cifras fueron descendiendo a partir de 2015, en ese año se tenía el 21 por ciento mientras que en 2018 la proporción bajó a un 15,5. El promedio nacional llega al 19 por ciento, por lo que la región se encuentra por debajo de ella y la tendencia es a reducir.
“Pero también hay un factor que hace que haya mayor cantidad de embarazos en Tarija, es la pirámide de los grupos etarios que tenemos. En el último censo el grupo de los adolescentes es el de mayor cantidad, por lo que la probabilidad tiende a crecer”.
Procedencia de las adolescentes embarazadas
Elvio Fernández contó que el contexto de donde provienen las menores de edad es por lo general de condiciones socioeconómicas particulares, de pocos ingresos económicos, solo viven con la madre y otras veces tienen un padrastro. Son muy pocas las que provienen de familias con un matrimonio estable.
Llegan por lo general de lugares alejados, de barrios periféricos de la ciudad o del área rural. Menos del 40 por ciento tiene una pareja estable y ninguna es casada. El mayor número son adolescentes sin estudios, que solo terminaron la primaria y raramente están en colegio.
Según los datos del UNFPA, Cercado maneja un 18 por ciento de embarazos adolescentes, mientras que San Lorenzo tiene el 50 y Villa Montes el 25. La media nacional es del 19 por ciento. Sin embargo, Bolivia ocupa uno de los primeros puestos entre los 20 países latinoamericanos con mayor índice de embarazo adolescente.
El Código Niña, Niño y Adolescente, en su artículo 24 sobre Protección a la Maternidad, establece que corresponde al Estado, en todos sus niveles, proteger la maternidad garantizando el acceso a la salud. Para la niña o adolescente se priorizará la prestación de servicios de apoyo psicológico y social.
Según el jefe de esa Unidad, Elvio Fernández, de esa cifra, 20 niñas embarazadas tenían entre 12 y 15 años, se atendieron 16 partos en este grupo etario y hubo dos abortos. En cuanto a las adolescentes de entre los 16 y 18 años, 109 quedaron embarazadas, 104 llegaron al parto y hubo nueve interrupciones de la gestación.
En 2018, entre enero y abril, la Unidad de Ginecología del HRSJD había atendido 143 partos en adolescentes, lo cual era un número muy alto y correspondía al 15 por ciento del total registrado en ese nosocomio. En todo el año asistieron a 600 jovencitas.
Preocupación
Este es un tema que preocupa a los que trabajamos en salud, por ende, a toda la sociedad y particularmente a la familia, porque un embarazo en una adolescente siempre implica muchas circunstancias en desventaja, “evita que se realice como mujer y pueda surgir en sus aspiraciones, como una sobre carga para la misma familia”.
“Es un problema muy delicado –sostuvo- que se debe abordarlo con mucho cuidado y como institución asistimos a mujeres adolescentes en el embarazo y tenemos una sala específicamente para ellas porque no tienen la misma condición de edad, cultura y forma de ser que una persona mayor de edad”.
Para que la adolescente no vuelva a embarazarse se le orienta sobre todos los métodos anticonceptivos y planificación familiar para hacer prevención primaria, educar a la población sobre cómo evitar un embarazo no planificado con todos los métodos para que la persona pueda optar por lo más conveniente.
Sostuvo que, al ser una entidad de servicio, lo importante es brindarles atención para preservarles la salud y la vida tanto de la madre como la del neonato, por lo que no se registra si es producto de una violación, estupro o si el progenitor es otro adolescente.
A su turno, el responsable del Programa de Salud Reproductiva del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Wilber Leytón Vacaflores, informó que a nivel nacional Tarija se encuentra en cuarto lugar en cuanto al porcentaje de embarazos adolescentes.
Sin embargo, con el transcurrir de los años las cifras fueron descendiendo a partir de 2015, en ese año se tenía el 21 por ciento mientras que en 2018 la proporción bajó a un 15,5. El promedio nacional llega al 19 por ciento, por lo que la región se encuentra por debajo de ella y la tendencia es a reducir.
“Pero también hay un factor que hace que haya mayor cantidad de embarazos en Tarija, es la pirámide de los grupos etarios que tenemos. En el último censo el grupo de los adolescentes es el de mayor cantidad, por lo que la probabilidad tiende a crecer”.
Procedencia de las adolescentes embarazadas
Elvio Fernández contó que el contexto de donde provienen las menores de edad es por lo general de condiciones socioeconómicas particulares, de pocos ingresos económicos, solo viven con la madre y otras veces tienen un padrastro. Son muy pocas las que provienen de familias con un matrimonio estable.
Llegan por lo general de lugares alejados, de barrios periféricos de la ciudad o del área rural. Menos del 40 por ciento tiene una pareja estable y ninguna es casada. El mayor número son adolescentes sin estudios, que solo terminaron la primaria y raramente están en colegio.
Según los datos del UNFPA, Cercado maneja un 18 por ciento de embarazos adolescentes, mientras que San Lorenzo tiene el 50 y Villa Montes el 25. La media nacional es del 19 por ciento. Sin embargo, Bolivia ocupa uno de los primeros puestos entre los 20 países latinoamericanos con mayor índice de embarazo adolescente.
El Código Niña, Niño y Adolescente, en su artículo 24 sobre Protección a la Maternidad, establece que corresponde al Estado, en todos sus niveles, proteger la maternidad garantizando el acceso a la salud. Para la niña o adolescente se priorizará la prestación de servicios de apoyo psicológico y social.