Las huellas del misterioso almanaque Bristol en Tarija
“Bristol, Bristol” grita Florentino en la feria de Villa Fátima, pocos se detienen a comprarle, sin embargo su venta nunca falla. “Antes vendía más, pero aún a la gente le gusta, así que vendo aunque lento”, dice mientras cuenta 15 ejemplares que saca de su mochila. Dice que el...



“Bristol, Bristol” grita Florentino en la feria de Villa Fátima, pocos se detienen a comprarle, sin embargo su venta nunca falla. “Antes vendía más, pero aún a la gente le gusta, así que vendo aunque lento”, dice mientras cuenta 15 ejemplares que saca de su mochila.
Dice que el almanaque para un nuevo año sale siempre a finales de la gestión anterior, revela sin embargo que si no acaba de venderlos los sigue ofreciendo hasta no quedarse con ninguno. Ana Belén Gutiérrez Figueroa, tarijeña de 80 años cuenta que antiguamente se empleaba el Bristol hasta para colocar los nombres de los niños, sobre todo en el campo. Así afirma que se registraron nombres como Calixto, Consolación, Columbano, entre otros.
Sobre los nombres hubo muchas anécdotas. Como cuenta Domingo Caba Ramos, cuando él ejercía de director de escuela pública. “En épocas de inscripción escolar, una madre me entregó el acta de nacimiento del niño que deseaba inscribir. Al revisar el documento, grande fue mi sorpresa al descubrir que el nombre de éste era nada más y nada menos que `Santoral del día parte atrás´. ¿Por qué? Sencillamente porque tratándose del citado niño, el santoral, que siempre cubría una página, debió continuar en la página siguiente, justamente donde aparecía el nombre del santo que le asignaría a su retoño. Como la madre leyó el llamado `Santoral del día parte atrás´, con esa misma frase le plantó tan desagradable etiqueta en su partida de nacimiento”.
Pero ¿por qué otras cosas el Bristol fue tan popular?
A Carlos Urzagaste le brillan los ojos cuando se le pregunta sobre el almanaque, cuenta que su abuela siempre lo compraba y lo tenía así como escondido al medio de sus mantas dobladas. “Yo lo sacaba y me ponía a leer todísimo, creo que fue mejor que mi primer libro de lectura”, dice y expresa “Ucha mi abuela, cómo la extraño, qué no daría por volver a verla con su Bristol en pleno sol y en medio de los naranjos, bien sentadita con su mantita en los pies”.
¿Qué contiene? Este folleto en su decimonónica tapa lleva impresa el retrato de Cyrenius Chapin Bristol, su fundador. El almanaque luego fue comprado por la compañía Lamman&Kemp Barclay, que lo publica ininterrumpidamente desde 1832. Es decir que ya son 187 años de publicación.
Según explica el sanlorenceño Carlos Flores de 70 años el almanaque tiene importantísima información, así saca de su cajón una edición de 2018, nos muestra los cinco eclipses registrados el pasado año (tres de sol y dos de luna).
El clima para la siembra, los mejores días para pescar y cosas curiosas como que los Mahometanos en 2018 entraron en su era 1439 que comenzó el 8 de octubre pasado y los israelitas entraron en el año 5779 que se inició con la puesta del sol del 12 de septiembre de 2018.
“También están los feriados y cosas de los astros y los signos zodiacales que a muchos atraen, pues quieren saber cómo les irá todo el año”, señala. Pero el Bristol a la vez posee información sobre el movimiento de los planetas y qué temporadas estarán más visibles; así como datos de las cuatro estaciones y de las cuatro temporadas.
“Si usted olvidó su santo, búsquelo en el Bristol; si usted quiere saber si va a llover (...) nada mejor que recurrir al pequeño Bristol", expresó el escritor boliviano Homero Carvalho Oliva en un artículo de opinión.
Su comercialización
En Tarija actualmente el almanaque se lo vende en la avenida Domingo Paz y también se lo puede encontrar en el mercado Campesino. Quienes a menudo lo comercializan son los vendedores ambulantes o las chifleras, que venden remedios naturales, hierbas, entre otras cosas.
Siempre se lo vende a finales de año, pues la edición de una nueva gestión debe comenzar a venderse antes del inicio de ésta. Su precio es muy accesible, pues se lo comercializa solo a diez pesos.
El País consultó a 20 personas entre mujeres y hombres -de entre 25 a 35 años- todos dijeron conocer el almanaque, sin embargo aseguraron que son sus padres y abuelos quienes tienen la tradición de comprarlo cada año.
En cuanto a la información la mayoría (15 de 20 personas) asegura que ésta es muy mística y a la vez misteriosa, por lo que les gusta siempre leerlo. Más aún, consideran que dentro de poco dejará de ser tan popular.
“Su popularidad al menos en Tarija ha reducido debido al famoso Internet y a los nuevos entretenimientos de los chicos. Antes era pues como leer algo, mágico y hasta prohibido que los padres incluso guardaban bien para que no lo leamos”, dice Jimena Pantoja de 31 años.
La historia del almanaque
Cada año, este folleto elaborado por una farmacéutica se vende en quioscos y tiendas de barrio en países como Nicaragua, Honduras, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico y Bolivia. Colombia es el mayor comprador.
Desde 1850 empezó a hacerse una edición del almanaque en español. Al principio se distribuía con la compra de algunos productos de tocador de Lanman & Kemp-Barclay, que fueron muy populares entre finales del siglo XIX y finales del siglo XX.
Daisy Villegas-Daniel, la estadounidense de padres puertorriqueños es gerente general de la compañía de artículos de perfumería Lanman & Kemp-Barclay, con sede en Nueva Jersey (EE.UU.), que desde 1850 edita el folleto inventado 18 años antes por el farmacéutico Cyrenius Chapin Bristol, el personaje que aparece en la tapa.
Bristol lo usaba para promocionar las drogas de su laboratorio y cedió los derechos del pequeño libro a Lanman & Kemp, que en ese entonces también producía pastillas y productos de perfumería desde sus oficinas en Nueva York.
La empresa de perfumería no distribuye el cuadernillo en América Latina. En cambio, son compañías locales las que se encargan de que el Almanaque de Bristol llegue a las principales ciudades y también a pueblos remotos.
Daisy Villegas-Daniel señala que la publicación ha gozado de popularidad en Latinoamérica. Y éste es el motivo que justifica su supervivencia.
Apuntes sobre su popularidad
Necesario
Este calendario, a pesar del Internet, aún es un folleto que no puede faltar para algunas familias en varios países latinoamericanos, cuyo objetivo es el de consultar fechas festivas de santos, datos astronómicos, astrológicos, el horóscopo y otros.
El aprecio
Al buscar en Facebook “Almanaque Pintoresco de Bristol” aparecen decenas de publicaciones de usuarios con mensajes como “Fue mi primera enciclopedia”, “Se lo compro a mi padre todos los años”, “Es la Biblia de los campesinos”.
Impresiones
Aunque su producción ha mermado con los años, según reconoce su fabricante, para la edición de 2018 se imprimieron 1,5 millones de cuadernillos en español, de los cuales casi medio millón se envió a Colombia.
https://youtu.be/UNOfkpYhpIQ
Dice que el almanaque para un nuevo año sale siempre a finales de la gestión anterior, revela sin embargo que si no acaba de venderlos los sigue ofreciendo hasta no quedarse con ninguno. Ana Belén Gutiérrez Figueroa, tarijeña de 80 años cuenta que antiguamente se empleaba el Bristol hasta para colocar los nombres de los niños, sobre todo en el campo. Así afirma que se registraron nombres como Calixto, Consolación, Columbano, entre otros.
Sobre los nombres hubo muchas anécdotas. Como cuenta Domingo Caba Ramos, cuando él ejercía de director de escuela pública. “En épocas de inscripción escolar, una madre me entregó el acta de nacimiento del niño que deseaba inscribir. Al revisar el documento, grande fue mi sorpresa al descubrir que el nombre de éste era nada más y nada menos que `Santoral del día parte atrás´. ¿Por qué? Sencillamente porque tratándose del citado niño, el santoral, que siempre cubría una página, debió continuar en la página siguiente, justamente donde aparecía el nombre del santo que le asignaría a su retoño. Como la madre leyó el llamado `Santoral del día parte atrás´, con esa misma frase le plantó tan desagradable etiqueta en su partida de nacimiento”.
Pero ¿por qué otras cosas el Bristol fue tan popular?
A Carlos Urzagaste le brillan los ojos cuando se le pregunta sobre el almanaque, cuenta que su abuela siempre lo compraba y lo tenía así como escondido al medio de sus mantas dobladas. “Yo lo sacaba y me ponía a leer todísimo, creo que fue mejor que mi primer libro de lectura”, dice y expresa “Ucha mi abuela, cómo la extraño, qué no daría por volver a verla con su Bristol en pleno sol y en medio de los naranjos, bien sentadita con su mantita en los pies”.
¿Qué contiene? Este folleto en su decimonónica tapa lleva impresa el retrato de Cyrenius Chapin Bristol, su fundador. El almanaque luego fue comprado por la compañía Lamman&Kemp Barclay, que lo publica ininterrumpidamente desde 1832. Es decir que ya son 187 años de publicación.
Según explica el sanlorenceño Carlos Flores de 70 años el almanaque tiene importantísima información, así saca de su cajón una edición de 2018, nos muestra los cinco eclipses registrados el pasado año (tres de sol y dos de luna).
El clima para la siembra, los mejores días para pescar y cosas curiosas como que los Mahometanos en 2018 entraron en su era 1439 que comenzó el 8 de octubre pasado y los israelitas entraron en el año 5779 que se inició con la puesta del sol del 12 de septiembre de 2018.
“También están los feriados y cosas de los astros y los signos zodiacales que a muchos atraen, pues quieren saber cómo les irá todo el año”, señala. Pero el Bristol a la vez posee información sobre el movimiento de los planetas y qué temporadas estarán más visibles; así como datos de las cuatro estaciones y de las cuatro temporadas.
“Si usted olvidó su santo, búsquelo en el Bristol; si usted quiere saber si va a llover (...) nada mejor que recurrir al pequeño Bristol", expresó el escritor boliviano Homero Carvalho Oliva en un artículo de opinión.
Su comercialización
En Tarija actualmente el almanaque se lo vende en la avenida Domingo Paz y también se lo puede encontrar en el mercado Campesino. Quienes a menudo lo comercializan son los vendedores ambulantes o las chifleras, que venden remedios naturales, hierbas, entre otras cosas.
Siempre se lo vende a finales de año, pues la edición de una nueva gestión debe comenzar a venderse antes del inicio de ésta. Su precio es muy accesible, pues se lo comercializa solo a diez pesos.
El País consultó a 20 personas entre mujeres y hombres -de entre 25 a 35 años- todos dijeron conocer el almanaque, sin embargo aseguraron que son sus padres y abuelos quienes tienen la tradición de comprarlo cada año.
En cuanto a la información la mayoría (15 de 20 personas) asegura que ésta es muy mística y a la vez misteriosa, por lo que les gusta siempre leerlo. Más aún, consideran que dentro de poco dejará de ser tan popular.
“Su popularidad al menos en Tarija ha reducido debido al famoso Internet y a los nuevos entretenimientos de los chicos. Antes era pues como leer algo, mágico y hasta prohibido que los padres incluso guardaban bien para que no lo leamos”, dice Jimena Pantoja de 31 años.
La historia del almanaque
Cada año, este folleto elaborado por una farmacéutica se vende en quioscos y tiendas de barrio en países como Nicaragua, Honduras, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico y Bolivia. Colombia es el mayor comprador.
Desde 1850 empezó a hacerse una edición del almanaque en español. Al principio se distribuía con la compra de algunos productos de tocador de Lanman & Kemp-Barclay, que fueron muy populares entre finales del siglo XIX y finales del siglo XX.
Daisy Villegas-Daniel, la estadounidense de padres puertorriqueños es gerente general de la compañía de artículos de perfumería Lanman & Kemp-Barclay, con sede en Nueva Jersey (EE.UU.), que desde 1850 edita el folleto inventado 18 años antes por el farmacéutico Cyrenius Chapin Bristol, el personaje que aparece en la tapa.
Bristol lo usaba para promocionar las drogas de su laboratorio y cedió los derechos del pequeño libro a Lanman & Kemp, que en ese entonces también producía pastillas y productos de perfumería desde sus oficinas en Nueva York.
La empresa de perfumería no distribuye el cuadernillo en América Latina. En cambio, son compañías locales las que se encargan de que el Almanaque de Bristol llegue a las principales ciudades y también a pueblos remotos.
Daisy Villegas-Daniel señala que la publicación ha gozado de popularidad en Latinoamérica. Y éste es el motivo que justifica su supervivencia.
Apuntes sobre su popularidad
Necesario
Este calendario, a pesar del Internet, aún es un folleto que no puede faltar para algunas familias en varios países latinoamericanos, cuyo objetivo es el de consultar fechas festivas de santos, datos astronómicos, astrológicos, el horóscopo y otros.
El aprecio
Al buscar en Facebook “Almanaque Pintoresco de Bristol” aparecen decenas de publicaciones de usuarios con mensajes como “Fue mi primera enciclopedia”, “Se lo compro a mi padre todos los años”, “Es la Biblia de los campesinos”.
Impresiones
Aunque su producción ha mermado con los años, según reconoce su fabricante, para la edición de 2018 se imprimieron 1,5 millones de cuadernillos en español, de los cuales casi medio millón se envió a Colombia.
https://youtu.be/UNOfkpYhpIQ