Los tesoros genéticos que guarda el INIAF en Tarija
El teosinte, que es una mazorca de hace 5.000 años aproximadamente, es uno de los tesoros que guarda y lo estudia el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria en Tarija (INIAF). El análisis de su ADN da cuenta del proceso que llevó para convertirse en uno de los principales alimentos en...
El teosinte, que es una mazorca de hace 5.000 años aproximadamente, es uno de los tesoros que guarda y lo estudia el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria en Tarija (INIAF). El análisis de su ADN da cuenta del proceso que llevó para convertirse en uno de los principales alimentos en Mesoamérica. Este maíz era diferente al actual, pero ya tenía genes del cereal que se ha convertido.
En el marco de la investigación que realiza el INIAF, Horacio Vega logró recolectarlo en la comunidad de Tacuara que queda en el municipio de Padcaya. Ahí, en no hace más de cinco años, la gente lo seguía cultivando.
Es así que él explica que el teosinte dio lugar a la literatura sobre el origen del maíz. Éste fue la base para que se puedan sacar las variedades de maíz que se tienen en la actualidad. Con exactitud no se sabe cuándo ingresó a lo que hoy es Bolivia y Tarija, pero es considerado como el legendario o padre de este cereal.
El proyecto que tiene bajo su responsabilidad es recolectar los maíces nativos de varias comunidades. A la fecha logró obtener 100 acciones del Chaco y 25 en el valle central. Éstas al no ser puras, como es el caso del teosinte, entran a un proceso de purificación. Para ello es necesaria una caracterización (grosor de la mazorca, color del maíz, el grano y demás aspectos), lo que da lugar a tener una variedad y registrarla como tal.
“Nosotros estamos encargados de evitar la pérdida de la genética de los productos en el país y el departamento”, dice el director del INIAF en Tarija, Luis Acosta, quien además sostiene que la Ley 144 les da esa competencia. Infla el pecho al mencionar que Bolivia es centro de origen de la quinua, maní, ají, ajipa, papa y el yacón. Desde el corazón de Sudamérica nacen estos productos para todo el país y para el mundo.
Destaca que hay una gran expectativa de otras naciones sobre qué es lo que se hace dentro del país con esos productos, ya que son parte importante para la seguridad alimentaria. Bolivia está entre los diez países megadirvesos del planeta. Se tiene una riqueza genética importante.
“Nosotros debemos conservar los productos en el lugar de origen, pero también fuera de éste. El objetivo es que sea sostenible, evitar la pérdida de biodiversidad genética, disponer de germoplasma para fines de mejoramiento genético y establecer una red de banco de germoplasma que permita varias acciones para la conservación-comenta Acosta-. Sucede que con el cambio climático estas variedades criollas se van perdiendo, eso se quiere evitar. No solo es almacenar los granos, sino que se necesita un proceso de regeneración”, explica.
Afirma que otro de los productos que tiene el INIAF es el trigo americano, que es el más antiguo que se cultiva en el departamento de Tarija, en cuanto refiere variedad criolla. Así lo asegura el investigador Gilberto Gutiérrez, quien indica que ya pasó por la fase de purificación y caracterización. Eso significa que ya está registrado en el Banco de Semillas.
El origen del actual trigo cultivado se encuentra en la región asiática comprendida entre los ríos Tigris y Eúfrates, en la zona de Mesopotamia. Desde Oriente Medio el cultivo del trigo se difundió en todas las direcciones. La historia cuenta que las primeras formas de trigo recolectadas por el hombre datan desde hace más de doce mil años.
Gutiérrez explica que un pilar fundamental para hacer el mejoramiento es la variabilidad genética, en todas las especies. Como programa cuentan con alrededor de 10.300 accesiones de germoplasma. La mayoría fue introducida de un centro internacional de trigo y de maíz.
“Se trabaja con diferentes aptitudes de trigo, unas son específicamente para elaborar pan porque responden a la calidad de proteína. Una criolla tiene un 8 u 9 por ciento, pero con la mejorada se llega hasta un 16 por ciento-sostiene el funcionario. El trigo duro es para elaboración de galletas y fideo. También tenemos una variedad histórica y otras criollas que se recolectaron en todo el país”.
En cuanto al durazno, Acosta indica que se tiene 142 variedades nativas, que se producen en las provincias de Avilés, Méndez, Arce, Cercado y O´Connor. La literatura indica que este fruto fue introducido en América durante la época de la colonia española, por lo que está ligado a la historia agrícola nacional.
El funcionario indica que entre la variedad más antigua que se conserva en Tarija está el ulincate, que fue recolectado en la comunidad de Erquiz del municipio de San Lorenzo. Tiene una pulpa anaranjada y es un carozo adherido a la pulpa.
Acosta sostiene que en el departamento se tiene altiplano, valle interandino, valle central, valle mesotérmico y el Chaco. Lo que convierte al territorio en un ecosistema con una variabilidad importante en recursos genéticos. Sin embargo, Tarija no pudo tener la capacidad para mostrar al país la riqueza con la que se cuenta.
Don Eugenio Ruiz tiene 84 años de edad, pero dice que 80 los dedicó a ser agricultor, ganadero y artesano en su pueblo. Él fue de los que cultivó las especies nativas más antiguas que se tienen en Tarija, como el maíz teosinte o el trigo americano. Los funcionarios del INIAF lo tienen a él como un buen consejero, así como una especie de asesor por la experiencia que posee.
“Durante todos estos años me sumergí en el ciclo del aprendizaje. De la experiencia viene la reflexión, donde se debe pensar si es negativo o positivo. Una vez sacada la conclusión veo cuál es la conceptualización, para luego hacer la aplicación con mayor conocimiento, pero hay que seguir avanzando más peldaños-comenta Eugenio-. Mi madre me dijo que la ociosidad es la madre de todos los vicios. Entonces desde niño yo me dedique al agro”, dice.
Su interés por la agricultura lo llevó a participar de talleres locales, departamentales nacionales y hasta internacionales. Pero en los últimos años, por motivos de salud ya no pudo ser tan frecuente. Él se queda maravillado con la frase de Hipócrates que dice “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”.
Recursos genéticos que maneja el INIAF
Luis Acosta
“Nosotros debemos de conservar los productos en el lugar de origen, pero también fuera de él. El objetivo es que sea sostenible, evitar la pérdida de biodiversidad genética, disponer de germoplasma para fines de mejoramiento genético y establecer una red de banco de germoplasma que permita varias acciones para la conservación”.
Horacio Vega
“A la fecha se logró obtener 100 acciones nativas del Chaco y 25 en el valle central. Éstas al no ser puras, como es el caso del teosinte, entran a un proceso de purificación. Para ello es necesaria una caracterización (grosor de la mazorca, color del maíz, el grano y demás aspectos), lo que da lugar a tener una variedad y registrarla como tal”.
Guillermo Gutiérrez
“Un pilar fundamental para hacer el mejoramiento es la variabilidad genética, en todas las especies. Como Programa de Trigo contamos con alrededor de 10.300 accesiones de germoplasma. La mayoría fue introducida de un centro internacional de trigo y de maíz que queda en México, con ellos se tiene un convenio para trabajar de manera conjunta”.
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En el marco de la investigación que realiza el INIAF, Horacio Vega logró recolectarlo en la comunidad de Tacuara que queda en el municipio de Padcaya. Ahí, en no hace más de cinco años, la gente lo seguía cultivando.
Es así que él explica que el teosinte dio lugar a la literatura sobre el origen del maíz. Éste fue la base para que se puedan sacar las variedades de maíz que se tienen en la actualidad. Con exactitud no se sabe cuándo ingresó a lo que hoy es Bolivia y Tarija, pero es considerado como el legendario o padre de este cereal.
El proyecto que tiene bajo su responsabilidad es recolectar los maíces nativos de varias comunidades. A la fecha logró obtener 100 acciones del Chaco y 25 en el valle central. Éstas al no ser puras, como es el caso del teosinte, entran a un proceso de purificación. Para ello es necesaria una caracterización (grosor de la mazorca, color del maíz, el grano y demás aspectos), lo que da lugar a tener una variedad y registrarla como tal.
“Nosotros estamos encargados de evitar la pérdida de la genética de los productos en el país y el departamento”, dice el director del INIAF en Tarija, Luis Acosta, quien además sostiene que la Ley 144 les da esa competencia. Infla el pecho al mencionar que Bolivia es centro de origen de la quinua, maní, ají, ajipa, papa y el yacón. Desde el corazón de Sudamérica nacen estos productos para todo el país y para el mundo.
Destaca que hay una gran expectativa de otras naciones sobre qué es lo que se hace dentro del país con esos productos, ya que son parte importante para la seguridad alimentaria. Bolivia está entre los diez países megadirvesos del planeta. Se tiene una riqueza genética importante.
“Nosotros debemos conservar los productos en el lugar de origen, pero también fuera de éste. El objetivo es que sea sostenible, evitar la pérdida de biodiversidad genética, disponer de germoplasma para fines de mejoramiento genético y establecer una red de banco de germoplasma que permita varias acciones para la conservación-comenta Acosta-. Sucede que con el cambio climático estas variedades criollas se van perdiendo, eso se quiere evitar. No solo es almacenar los granos, sino que se necesita un proceso de regeneración”, explica.
Afirma que otro de los productos que tiene el INIAF es el trigo americano, que es el más antiguo que se cultiva en el departamento de Tarija, en cuanto refiere variedad criolla. Así lo asegura el investigador Gilberto Gutiérrez, quien indica que ya pasó por la fase de purificación y caracterización. Eso significa que ya está registrado en el Banco de Semillas.
El origen del actual trigo cultivado se encuentra en la región asiática comprendida entre los ríos Tigris y Eúfrates, en la zona de Mesopotamia. Desde Oriente Medio el cultivo del trigo se difundió en todas las direcciones. La historia cuenta que las primeras formas de trigo recolectadas por el hombre datan desde hace más de doce mil años.
Gutiérrez explica que un pilar fundamental para hacer el mejoramiento es la variabilidad genética, en todas las especies. Como programa cuentan con alrededor de 10.300 accesiones de germoplasma. La mayoría fue introducida de un centro internacional de trigo y de maíz.
“Se trabaja con diferentes aptitudes de trigo, unas son específicamente para elaborar pan porque responden a la calidad de proteína. Una criolla tiene un 8 u 9 por ciento, pero con la mejorada se llega hasta un 16 por ciento-sostiene el funcionario. El trigo duro es para elaboración de galletas y fideo. También tenemos una variedad histórica y otras criollas que se recolectaron en todo el país”.
En cuanto al durazno, Acosta indica que se tiene 142 variedades nativas, que se producen en las provincias de Avilés, Méndez, Arce, Cercado y O´Connor. La literatura indica que este fruto fue introducido en América durante la época de la colonia española, por lo que está ligado a la historia agrícola nacional.
El funcionario indica que entre la variedad más antigua que se conserva en Tarija está el ulincate, que fue recolectado en la comunidad de Erquiz del municipio de San Lorenzo. Tiene una pulpa anaranjada y es un carozo adherido a la pulpa.
Acosta sostiene que en el departamento se tiene altiplano, valle interandino, valle central, valle mesotérmico y el Chaco. Lo que convierte al territorio en un ecosistema con una variabilidad importante en recursos genéticos. Sin embargo, Tarija no pudo tener la capacidad para mostrar al país la riqueza con la que se cuenta.
Don Eugenio Ruiz tiene 84 años de edad, pero dice que 80 los dedicó a ser agricultor, ganadero y artesano en su pueblo. Él fue de los que cultivó las especies nativas más antiguas que se tienen en Tarija, como el maíz teosinte o el trigo americano. Los funcionarios del INIAF lo tienen a él como un buen consejero, así como una especie de asesor por la experiencia que posee.
“Durante todos estos años me sumergí en el ciclo del aprendizaje. De la experiencia viene la reflexión, donde se debe pensar si es negativo o positivo. Una vez sacada la conclusión veo cuál es la conceptualización, para luego hacer la aplicación con mayor conocimiento, pero hay que seguir avanzando más peldaños-comenta Eugenio-. Mi madre me dijo que la ociosidad es la madre de todos los vicios. Entonces desde niño yo me dedique al agro”, dice.
Su interés por la agricultura lo llevó a participar de talleres locales, departamentales nacionales y hasta internacionales. Pero en los últimos años, por motivos de salud ya no pudo ser tan frecuente. Él se queda maravillado con la frase de Hipócrates que dice “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”.
Recursos genéticos que maneja el INIAF
Luis Acosta
“Nosotros debemos de conservar los productos en el lugar de origen, pero también fuera de él. El objetivo es que sea sostenible, evitar la pérdida de biodiversidad genética, disponer de germoplasma para fines de mejoramiento genético y establecer una red de banco de germoplasma que permita varias acciones para la conservación”.
Horacio Vega
“A la fecha se logró obtener 100 acciones nativas del Chaco y 25 en el valle central. Éstas al no ser puras, como es el caso del teosinte, entran a un proceso de purificación. Para ello es necesaria una caracterización (grosor de la mazorca, color del maíz, el grano y demás aspectos), lo que da lugar a tener una variedad y registrarla como tal”.
Guillermo Gutiérrez
“Un pilar fundamental para hacer el mejoramiento es la variabilidad genética, en todas las especies. Como Programa de Trigo contamos con alrededor de 10.300 accesiones de germoplasma. La mayoría fue introducida de un centro internacional de trigo y de maíz que queda en México, con ellos se tiene un convenio para trabajar de manera conjunta”.
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