Las 11 cirugías que enfrentó Carlos, integrante del Dúo Sandoval
Más de cinco veces sus padres pensaron que Carlos Rodolfo Arroyo Sandoval se moría, él mismo tuvo muchos sueños relacionados con esto durante su estancia en los hospitales, sin embargo, más de cinco veces se levantó de la pequeña cama hospitalaria que sostenía su cuerpo y sus...



Más de cinco veces sus padres pensaron que Carlos Rodolfo Arroyo Sandoval se moría, él mismo tuvo muchos sueños relacionados con esto durante su estancia en los hospitales, sin embargo, más de cinco veces se levantó de la pequeña cama hospitalaria que sostenía su cuerpo y sus sueños.
Un día de esos en los que llega la suerte y la gracia de Dios se expande, se recuperó de un gran peligro. En ese momento le cantó una canción a su médico y éste inmediatamente lloró.
Se trata de uno de los integrantes del Dúo Sandoval, un dúo musical tarijeño que brilla con su talento en un concurso nacional de jóvenes músicos, Factor X.
El dolor detrás del Dúo Sandoval
La madre de Carlos, Helen Sandoval, cuenta que todo comenzó un viernes 2 de mayo de 2014 por la noche cuando transitaba por la calle Méndez. Estando de espaldas un delincuente le asaltó, Carlos intentó golpearlo y el malviviente le clavó un cuchillo en el estómago. Herido, logró llegar al hospital San Juan de Dios, y fue en ese momento en el que comenzó la peor pesadilla que vivirían él y sus padres.
Rodolfo Arroyo -su padre- lloraba en el pasillo del San Juan de Dios mientras su madre desesperada aguardaba resultados de la operación de emergencia a la que lo sometieron. Tras salir de quirófano les dijeron que no había ningún órgano dañado, por lo que sintieron que todo iba a pasar cuanto antes.
Más aún, al día siguiente se formó un hematoma lleno de sangre en la herida, de donde comenzó a drenar sangre oscura. En ese momento regresó el terrible miedo y se dieron cuenta que algo no estaba bien, contrariados pidieron otra tomografía y ahí se descubrió que Carlos tenía el intestino perforado.
“Ante tal descuido del hospital y tras una reunión familiar decidimos sacarlo y llevarlo a una clínica”, relata su madre con la voz segada por el dolor de revivir ese momento. Lo sacaron hinchado, las heces se habían vaciado internamente. “En pocas palabras mi hijo se estaba pudriendo”, dice Helen conmovida.
De inmediato fue llevado a la clínica Santa Lucía al cuidado de un equipo médico. De manera urgente lo ingresaron a su segunda cirugía, en la que se le practicó una colostomía, sin embargo, tras ésta la infección se apoderó de su cuerpo y la fiebre no cesaba.
Al tercer día de haberlo operado detectaron que el problema era que el muñón se había soltado y se volvió a vaciar el colon. Una vez más Carlos fue ingresado a quirófano y sus intestinos fueron puestos en el mesón y lavados con grandes cantidades de suero.
La siguiente semana continuaba la fiebre y una vez más se soltó el muñón, entonces llegó el momento de la cuarta cirugía y tras otro desarreglo vino la quinta. “Mi hijo se moría lentamente, la fiebre no cesaba, entonces fue cuando recibimos el golpe”, dice su madre.
Recuerda que era sábado por la mañana, entonces vino el médico y pronunció las palabras que ningún padre está preparado para escuchar: “Es todo lo que podemos dar, hemos hecho todo lo humanamente posible”. La frase retumbó en la cabeza de sus padres. Ella lloraba y su padre se puso a orar y llorar de rodillas.
Helen recuerda que para mantenerlo vivo hicieron traer grandes cantidades de medicamentos carísimos desde Santa Cruz.
Un poco calmados y tras la noticia, pero sin rendirse, su madre pidió una nueva tomografía de contraste con la cual detectaron que la caja torácica y el pulmón estaban “nadando” en líquido sanguinolento. Con este diagnóstico lo trasladaron a la clínica Santísima Trinidad y se vino la sexta cirugía.
“Le perforaron entre costilla y costilla, conectaron una especie de manguera y de ahí extrajeron cinco litros de sangre purulenta. Eso hizo que empiece a ceder la infección en el corazón, y más tarde éste latía con más espacio y los pulmones respiraban mejor. Carlitos inflaba globos día tras día para eliminar todo el líquido que tenía por dentro”, cuenta Helen.
A raíz de esta cirugía Carlos Rodolfo Arroyo comenzó a mejorar, salió de la clínica como un bebé sin poder caminar, ni hablar y con su colostomía. Así, con ayuda de las enfermeras Carlos y sus padres se dispusieron a enfrentar la vida.
[caption id="attachment_209636" align="alignnone" width="1440"] Carlos Rodolfo Arroyo y su madre[/caption]
La despedida
Para el año 2015 y tras estar desde 2014 con colostomía Carlos Rodolfo Arroyo y su familia se prepararon para viajar a Tucumán al hospital gastroenterológico, ahora debían hacerle la última cirugía (séptima). La restitución de sus intestinos.
De esta manera, tras varios estudios, los galenos del vecino país decidieron practicarle la cirugía con una sutura mecánica que compró su familia para que le hiciesen la unión de los intestinos.
Su madre recuerda que al tercer día de la operación Carlos tenía mucho dolor, enseguida le dieron alimentación, primero líquida y luego más sólida. A los cuatro días le dieron de alta.
“Nos fuimos al domicilio de un familiar que tengo en Tucumán pero por la noche mi hijo comenzó a arder en fiebre por lo que volví a las diez de la mañana del día siguiente al hospital, entramos por emergencia. Le hicieron una nueva tomografía y le inyectaron un líquido por vena que de inmediato le provocó alergia. Yo detecté esto y avisé a los enfermeros”, cuenta la madre visiblemente afectada.
Una vez más Carlos entró a cirugía (octava), otra vez se le habían soltado los puntos de la sutura mecánica y se había vaciado el colon.
“Antes de entrar a la cirugía mi hijo se despidió de mí porque decía que no iba a resistir, yo me despedí y lo encomendé a Dios”, cuenta Helen con una tristeza indescriptible.
Recuerda que Carlos salió a las tres de la madrugada de quirófano y fue trasladado a terapia intensiva nivel crítico dos, donde van quienes ya tienen poca o ninguna esperanza de vida. Su madre se amaneció sentada en la puerta de terapia, horas más tarde la llamaron los médicos y le explicaron que había fallado el corazón y que su hijo estaba en coma.
Helen sintió un gran escalofrío, todo de pronto se derrumbaba nuevamente. Pero debía ser fuerte. Cuenta que cuando Carlos estaba en coma él hizo fiebre nuevamente, recuerda que lo tenían en una especie de cámara fría para evitar la proliferación de los microorganismos y buscar que la fiebre ceda.
El cuerpo de Carlos yacía hinchado y desfigurado, su madre solamente podía verlo cinco minutos como máximo, ahí el joven músico luchó por 20 días, los galenos trataron de sacarlo a sala intermedia pero su cuerpo no respondió y fue llevado nuevamente a crítico dos otra semana.
Tras esto y como por milagro se recuperó, pero mientras estuvo internado en coma le practicaron más cirugías, llegando a un total de once. Tras la última operación, Carlos salió a sala y pasó a recuperación, “una recuperación muy lenta pero con la diferencia de que en Argentina a pesar de tener tantas cirugías y de estar en tan mal estado sales con muy buena alimentación. Tenía una bolsa, que era como unos cuatro litros, donde el tenia leche y proteínas, toda la alimentación bajo control”, cuenta Helen.
El regreso a Tarija
Tras todo el sufrimiento Carlos se fue recuperando poco a poco, más aun ya no pudieron suturarle la herida, hubo mucha sepsis, por lo que era necesario que todo el tiempo la lesión esté abierta. “Para que cierre eso, constantemente me pedían azúcar. Pero no se pudo cerrar, y bueno de Tucumán yo me lo traigo con los intestinos abiertos, para cuidar, esterilizar, con todas las instrucciones, desinfectar la herida y fajarlo nuevamente”, dice su madre.
Cuenta que hasta el día de hoy la herida de Carlos no ha cerrado, por lo que siempre debe estar fajado y aunque hace un gran esfuerzo para cantar la música es un gran motivante en su vida.
Añade que sólo el poder de Dios le ha dado a Carlos la fortaleza de sobreponerse a todas las cirugías, por lo que sus padres no dejan de agradecer.
La 12 cirugía y la gran esperanza
Carlos Rodolfo Arroyo reveló que conoció a un doctor que podría dar solución a su problema.
Asegura que tiene fe en que esta operación sea la definitiva. Destaca que este galeno ya operó a personas que tenían el mismo problema de salud, por lo que la esperanza es grande
El Dúo Sandoval hoy
Hoy Carlos Rodolfo Arroyo Sandoval se ha repuesto, su gran talento musical se refleja en el Dúo Sandoval que integra con su primo Julio Cesar Sandoval, ambos participan en Factor X.
Este dúo nació en el Festival del Canto y la Aloja en el año 2011, aunque desde principios de este año pusieron mayor tiempo en sus presentaciones y promoción. El gusto por la música en el caso de ambos surgió desde niños y fue en casa que comenzó a cultivarse este gran talento. Hoy son un referente de la música en Tarija.
[caption id="attachment_209640" align="alignnone" width="1440"] Carlos junto a su padre[/caption]
Un día de esos en los que llega la suerte y la gracia de Dios se expande, se recuperó de un gran peligro. En ese momento le cantó una canción a su médico y éste inmediatamente lloró.
Se trata de uno de los integrantes del Dúo Sandoval, un dúo musical tarijeño que brilla con su talento en un concurso nacional de jóvenes músicos, Factor X.
El dolor detrás del Dúo Sandoval
La madre de Carlos, Helen Sandoval, cuenta que todo comenzó un viernes 2 de mayo de 2014 por la noche cuando transitaba por la calle Méndez. Estando de espaldas un delincuente le asaltó, Carlos intentó golpearlo y el malviviente le clavó un cuchillo en el estómago. Herido, logró llegar al hospital San Juan de Dios, y fue en ese momento en el que comenzó la peor pesadilla que vivirían él y sus padres.
Rodolfo Arroyo -su padre- lloraba en el pasillo del San Juan de Dios mientras su madre desesperada aguardaba resultados de la operación de emergencia a la que lo sometieron. Tras salir de quirófano les dijeron que no había ningún órgano dañado, por lo que sintieron que todo iba a pasar cuanto antes.
Más aún, al día siguiente se formó un hematoma lleno de sangre en la herida, de donde comenzó a drenar sangre oscura. En ese momento regresó el terrible miedo y se dieron cuenta que algo no estaba bien, contrariados pidieron otra tomografía y ahí se descubrió que Carlos tenía el intestino perforado.
“Ante tal descuido del hospital y tras una reunión familiar decidimos sacarlo y llevarlo a una clínica”, relata su madre con la voz segada por el dolor de revivir ese momento. Lo sacaron hinchado, las heces se habían vaciado internamente. “En pocas palabras mi hijo se estaba pudriendo”, dice Helen conmovida.
De inmediato fue llevado a la clínica Santa Lucía al cuidado de un equipo médico. De manera urgente lo ingresaron a su segunda cirugía, en la que se le practicó una colostomía, sin embargo, tras ésta la infección se apoderó de su cuerpo y la fiebre no cesaba.
Al tercer día de haberlo operado detectaron que el problema era que el muñón se había soltado y se volvió a vaciar el colon. Una vez más Carlos fue ingresado a quirófano y sus intestinos fueron puestos en el mesón y lavados con grandes cantidades de suero.
La siguiente semana continuaba la fiebre y una vez más se soltó el muñón, entonces llegó el momento de la cuarta cirugía y tras otro desarreglo vino la quinta. “Mi hijo se moría lentamente, la fiebre no cesaba, entonces fue cuando recibimos el golpe”, dice su madre.
Recuerda que era sábado por la mañana, entonces vino el médico y pronunció las palabras que ningún padre está preparado para escuchar: “Es todo lo que podemos dar, hemos hecho todo lo humanamente posible”. La frase retumbó en la cabeza de sus padres. Ella lloraba y su padre se puso a orar y llorar de rodillas.
Helen recuerda que para mantenerlo vivo hicieron traer grandes cantidades de medicamentos carísimos desde Santa Cruz.
Un poco calmados y tras la noticia, pero sin rendirse, su madre pidió una nueva tomografía de contraste con la cual detectaron que la caja torácica y el pulmón estaban “nadando” en líquido sanguinolento. Con este diagnóstico lo trasladaron a la clínica Santísima Trinidad y se vino la sexta cirugía.
“Le perforaron entre costilla y costilla, conectaron una especie de manguera y de ahí extrajeron cinco litros de sangre purulenta. Eso hizo que empiece a ceder la infección en el corazón, y más tarde éste latía con más espacio y los pulmones respiraban mejor. Carlitos inflaba globos día tras día para eliminar todo el líquido que tenía por dentro”, cuenta Helen.
A raíz de esta cirugía Carlos Rodolfo Arroyo comenzó a mejorar, salió de la clínica como un bebé sin poder caminar, ni hablar y con su colostomía. Así, con ayuda de las enfermeras Carlos y sus padres se dispusieron a enfrentar la vida.
[caption id="attachment_209636" align="alignnone" width="1440"] Carlos Rodolfo Arroyo y su madre[/caption]
La despedida
Para el año 2015 y tras estar desde 2014 con colostomía Carlos Rodolfo Arroyo y su familia se prepararon para viajar a Tucumán al hospital gastroenterológico, ahora debían hacerle la última cirugía (séptima). La restitución de sus intestinos.
De esta manera, tras varios estudios, los galenos del vecino país decidieron practicarle la cirugía con una sutura mecánica que compró su familia para que le hiciesen la unión de los intestinos.
Su madre recuerda que al tercer día de la operación Carlos tenía mucho dolor, enseguida le dieron alimentación, primero líquida y luego más sólida. A los cuatro días le dieron de alta.
“Nos fuimos al domicilio de un familiar que tengo en Tucumán pero por la noche mi hijo comenzó a arder en fiebre por lo que volví a las diez de la mañana del día siguiente al hospital, entramos por emergencia. Le hicieron una nueva tomografía y le inyectaron un líquido por vena que de inmediato le provocó alergia. Yo detecté esto y avisé a los enfermeros”, cuenta la madre visiblemente afectada.
Una vez más Carlos entró a cirugía (octava), otra vez se le habían soltado los puntos de la sutura mecánica y se había vaciado el colon.
“Antes de entrar a la cirugía mi hijo se despidió de mí porque decía que no iba a resistir, yo me despedí y lo encomendé a Dios”, cuenta Helen con una tristeza indescriptible.
Recuerda que Carlos salió a las tres de la madrugada de quirófano y fue trasladado a terapia intensiva nivel crítico dos, donde van quienes ya tienen poca o ninguna esperanza de vida. Su madre se amaneció sentada en la puerta de terapia, horas más tarde la llamaron los médicos y le explicaron que había fallado el corazón y que su hijo estaba en coma.
Helen sintió un gran escalofrío, todo de pronto se derrumbaba nuevamente. Pero debía ser fuerte. Cuenta que cuando Carlos estaba en coma él hizo fiebre nuevamente, recuerda que lo tenían en una especie de cámara fría para evitar la proliferación de los microorganismos y buscar que la fiebre ceda.
El cuerpo de Carlos yacía hinchado y desfigurado, su madre solamente podía verlo cinco minutos como máximo, ahí el joven músico luchó por 20 días, los galenos trataron de sacarlo a sala intermedia pero su cuerpo no respondió y fue llevado nuevamente a crítico dos otra semana.
Tras esto y como por milagro se recuperó, pero mientras estuvo internado en coma le practicaron más cirugías, llegando a un total de once. Tras la última operación, Carlos salió a sala y pasó a recuperación, “una recuperación muy lenta pero con la diferencia de que en Argentina a pesar de tener tantas cirugías y de estar en tan mal estado sales con muy buena alimentación. Tenía una bolsa, que era como unos cuatro litros, donde el tenia leche y proteínas, toda la alimentación bajo control”, cuenta Helen.
El regreso a Tarija
Tras todo el sufrimiento Carlos se fue recuperando poco a poco, más aun ya no pudieron suturarle la herida, hubo mucha sepsis, por lo que era necesario que todo el tiempo la lesión esté abierta. “Para que cierre eso, constantemente me pedían azúcar. Pero no se pudo cerrar, y bueno de Tucumán yo me lo traigo con los intestinos abiertos, para cuidar, esterilizar, con todas las instrucciones, desinfectar la herida y fajarlo nuevamente”, dice su madre.
Cuenta que hasta el día de hoy la herida de Carlos no ha cerrado, por lo que siempre debe estar fajado y aunque hace un gran esfuerzo para cantar la música es un gran motivante en su vida.
Añade que sólo el poder de Dios le ha dado a Carlos la fortaleza de sobreponerse a todas las cirugías, por lo que sus padres no dejan de agradecer.
La 12 cirugía y la gran esperanza
Carlos Rodolfo Arroyo reveló que conoció a un doctor que podría dar solución a su problema.
Asegura que tiene fe en que esta operación sea la definitiva. Destaca que este galeno ya operó a personas que tenían el mismo problema de salud, por lo que la esperanza es grande
El Dúo Sandoval hoy
Hoy Carlos Rodolfo Arroyo Sandoval se ha repuesto, su gran talento musical se refleja en el Dúo Sandoval que integra con su primo Julio Cesar Sandoval, ambos participan en Factor X.
Este dúo nació en el Festival del Canto y la Aloja en el año 2011, aunque desde principios de este año pusieron mayor tiempo en sus presentaciones y promoción. El gusto por la música en el caso de ambos surgió desde niños y fue en casa que comenzó a cultivarse este gran talento. Hoy son un referente de la música en Tarija.
[caption id="attachment_209640" align="alignnone" width="1440"] Carlos junto a su padre[/caption]