El 2017 se contrabandearon 3 millones de litros de alcohol
El contrabando de bebidas alcohólicas es uno de los problemas más duros que afecta al sector vitivinícola, sólo el año pasado ingresó de esta manera al país tres millones de litros, lo que significa el 50 por ciento de la producción nacional, protestó el presidente de la Asociación...



El contrabando de bebidas alcohólicas es uno de los problemas más duros que afecta al sector vitivinícola, sólo el año pasado ingresó de esta manera al país tres millones de litros, lo que significa el 50 por ciento de la producción nacional, protestó el presidente de la Asociación Nacional de Vitivinicultores, Franz Molina.
Apuntó que es un problema de todos los años y que pareciera no tiene solución porque las fronteras son amplias y lo que falta es infraestructura, personal y equipamiento para enfrentarlo. Además que todas las empresas manufactureras sufren su efecto, por esta razón crece el comercio ilegal y se ven perjudicadas no solo las empresas sino también el consumidor final, porque daña la salud al ser de dudosa procedencia y sin garantías de salubridad.
“Según un estudio de un agro monitor, el contrabando de vino y bebidas alcohólicas el año pasado llegó a tres millones de litros, sin incluir las importaciones ilegales”, subrayó a tiempo de reiterar que Bolivia tiene fronteras débiles.
Anecdóticamente contó que en una reunión del sector con varios ministros, uno de ellos se jactaba de que en la localidad de La Mamora se encuentra el punto de control aduanero más afectivo, pero que cuando uno visita ese lugar solo se puede ver a tres efectivos uniformados en una camioneta patrullera.
“Tenemos que enfocarnos que para luchar contra el contrabando se debe comenzar en invertir en personal, infraestructura, equipos, para establecer controles más fuertes y permanentes”, afirmó.
Otro elemento que afecta al sector es el constante incremento de los aranceles que realiza el Gobierno todos los años, por ejemplo, el singani es la bebida que más impuestos paga, “llegado un momento estamos sin aire y no podemos ser competitivos ni con las importaciones legales”, agregó.
A esto se suma que el alcohol de caña no paga impuestos, lo que provoca en el país el problema de las bebidas sustitutas ilegales, que no solo afectan económicamente al empresariado, sino también la salud de los consumidores.
Apuntó que es un problema de todos los años y que pareciera no tiene solución porque las fronteras son amplias y lo que falta es infraestructura, personal y equipamiento para enfrentarlo. Además que todas las empresas manufactureras sufren su efecto, por esta razón crece el comercio ilegal y se ven perjudicadas no solo las empresas sino también el consumidor final, porque daña la salud al ser de dudosa procedencia y sin garantías de salubridad.
“Según un estudio de un agro monitor, el contrabando de vino y bebidas alcohólicas el año pasado llegó a tres millones de litros, sin incluir las importaciones ilegales”, subrayó a tiempo de reiterar que Bolivia tiene fronteras débiles.
Anecdóticamente contó que en una reunión del sector con varios ministros, uno de ellos se jactaba de que en la localidad de La Mamora se encuentra el punto de control aduanero más afectivo, pero que cuando uno visita ese lugar solo se puede ver a tres efectivos uniformados en una camioneta patrullera.
“Tenemos que enfocarnos que para luchar contra el contrabando se debe comenzar en invertir en personal, infraestructura, equipos, para establecer controles más fuertes y permanentes”, afirmó.
Otro elemento que afecta al sector es el constante incremento de los aranceles que realiza el Gobierno todos los años, por ejemplo, el singani es la bebida que más impuestos paga, “llegado un momento estamos sin aire y no podemos ser competitivos ni con las importaciones legales”, agregó.
A esto se suma que el alcohol de caña no paga impuestos, lo que provoca en el país el problema de las bebidas sustitutas ilegales, que no solo afectan económicamente al empresariado, sino también la salud de los consumidores.