Los robos detrás de la medalla presidencial
“La medalla presidencial es una joya de valor incalculable”, se escuchó ayer decir a cientos de bolivianos que enterados de la noticia no podían dar credibilidad a lo que sucedía. El robo de la medalla y de la banda presidencial al teniente de Ejército, Juan de Dios O. B, fue una noticia...



“La medalla presidencial es una joya de valor incalculable”, se escuchó ayer decir a cientos de bolivianos que enterados de la noticia no podían dar credibilidad a lo que sucedía. El robo de la medalla y de la banda presidencial al teniente de Ejército, Juan de Dios O. B, fue una noticia que recorrió como “pólvora” calles, buses, mercados, prostíbulos, bancos, restaurants; en fin una larga lista de lugares.
Toribio Carrillo, maestro jubilado, sentado en la plaza Luis de Fuentes relataba a tres jóvenes el valor histórico de la joya. “La mandaron a hacer a pedido de la Asamblea, allá cuando era 1826 pal Libertador Simón Bolívar”, decía mientras los tres muchachos de entre 17 y 20 años, reían asombrados.
Más allá Florentina Castillo, una vendedora de dulces -a través de su radio Akita- escuchaba la buena noticia de la reaparición de la medalla. Absorta ella, con la oreja en el parlante, no daba importancia a dos niños que insistentemente pedían a gritos un pequeño burbujero de Peppa Pig. La noticia generó situaciones de asombro en toda Bolivia.
El robo de la medalla y la banda presidencial se produjo en la ciudad de El Alto (avenida Jorge Carrasco), el pasado martes entre las 21.00 y 22.00. La primera información del Gobierno se la dio a través del Ministerio de Defensa. “La noche del martes fue sustraída la medalla y la banda presidencial en circunstancias que aún se investigan”, señaló un comunicado.
Horas más tarde y tras la declaración del custodio de la banda y la medalla (Juan de Dios O. B) se conoció que ambas fueron sustraídas cuando eran trasladadas en un vehículo oficial. Los símbolos estaban en una mochila en un auto que el custodio dejó estacionado en la calle mientras recorría “varios prostíbulos”. Tras esto se efectuó un gran operativo policial.
Mientras corría el 8 de agosto y la noticia iba de boca en boca, los memes inundaban las redes sociales y la tensión en el Gobierno crecía a pasos agigantados. Sin embargo, fue cuando se acercaba el mediodía que una llamada anónima a un canal de televisión alertó de la aparición de los objetos patrios.
Ambos símbolos habían sido dejados en una bolsa negra en el atrio de la iglesia de San Pedro, ubicada en la ciudad de La Paz.
Con esto volvió una tensa calma al país. Más aún, éste no sería el único robo que está detrás de la medalla presidencial boliviana.
El robo de los diamantes
El alcalde de la ciudad de Tarija, Rodrigo Paz y Ramiro Paz, hijo del fallecido presidente de Bolivia Víctor Paz Estenssoro, tuvieron ayer un encuentro inusual en la redacción de El País. Tras un fraterno saludo de parientes conversaron de lo que ayer era noticia en Bolivia y en el mundo entero, “el robo de la medalla presidencial”.
– “Tienes que preguntarle a tu padre (Jaime Paz Zamora) sobre la medalla que se han robado, pues ya en el 52 se detectó que varios brillantes habían desaparecido, tu padre tiene que acordarse de eso”, dijo Ramiro Paz.
A lo que Rodrigo Paz respondió “Seguro, además que había un protocolo de manejo de la medalla”.
Así ambos recordaron que años antes la medalla no salía sin una guardia oficial, que la joya siempre estaba depositada en el Banco Central, además que el protocolo y procedimiento era de lo más estricto. “Había dos guardias para recoger la medalla del Banco Central”, explicó Ramiro Paz y agregó que solamente la portaba el Presidente para actos de suma importancia y todos ellos dentro del territorio boliviano. “Yo viajé con mi padre a actos fuera del país y él nunca llevaba la joya”, recordó.
Más aún, hizo hincapié de nuevo en el robo de los diamantes. “Anteriores presidentes o ayudantes habían robado los diamantes que no tenían precio por su valor histórico. Mi padre (Víctor Paz Estenssoro) la recibió así y qué iba a investigar él desde la época de Simón Bolívar”, concluyó.
Según el único hijo varón de Víctor Paz Estenssoro tres diamantes fueron reemplazados por imitaciones de plástico. Tras el dato, Ramiro Paz concluyó sembrando una duda, “ahora hay que ver cuántos de los diamantes que están ahí son similares en su contextura y quilates”, dijo.
La información dada por Paz es confirmada, pues la última tasación de la medalla se hizo el 23 de enero de 2002 por encargo del presidente Jorge Quiroga Ramírez y el documento se guarda en el Palacio Quemado. En ese entonces se descubrió que varias de las piedras habían sido cambiadas o se habían perdido con el paso de los años. Los joyeros Jorge Guzmán y José Galindo hicieron el trabajo de restauración de la presea presidencial que luego fue tasada en 284.815,20 dólares, aunque ambos especialistas coinciden en que el valor real es incalculable.
Respecto a la seguridad de la joya, ayer el viceministro de Régimen Interior y Policía, José Luis Quiroga, admitió que el procedimiento de custodia era más estricto años antes. Informó que la medalla cuando era extraída del Banco Central era pesada y portada por un oficial de alto rango que la trasladaba con un equipo de custodios y solamente era usada para algunos actos muy importantes. Agregó que desde el año 2015 la Policía dejó de hacerse cargo de la seguridad de la joya histórica y se hicieron cargo los militares.
El robo de los diamantes y algo más (1926)
Otros incidentes antecedieron al que ahora escribe el Gobierno de Evo Morales. De acuerdo al blog “Monedas de Venezuela”, especialista en la historia de los símbolos y joyas que acompañaron al libertador Simón Bolívar, en agosto de 1926, debido a múltiples rumores sobre el hurto de la Medalla, se le hizo un proceso de certificación, encontrándose datos aterradores: Se habían sustituido por piedras falsas 24 diamantes sudafricanos que estaban incrustados en la Medalla original, partes de la cadena de oro, originalmente de 22 quilates, fueron reemplazadas por otras de fantasía y oro de menor ley. Pero lo peor fue que el corazón de la medalla del Libertador, que era el óvalo de oro, en cuyo reverso iba grabada la grandiosa leyenda, fue arrancado de la montura de brillantes, y sustituido por otro.
Las partes originales de la medalla nunca se encontraron y el gobierno boliviano decidió hacer una réplica del centro de la medalla y restituirlo.
El valor histórico de la medalla presidencial
El Alto Perú al nacer a la vida de Las Naciones Independientes fue bautizado por los Diputados en la Asamblea General de 1825 con el nombre de su Fundador, titulando la República Bolívar, como homenaje y gratitud al Hombre que le dio existencia.
La misma Asamblea General quiso también exteriorizar su admiración al Libertador con la ofrenda de un objeto material que simbolizara sus sentimientos, y acordó por el artículo 8° del citado Decreto que el Mariscal de Ayacucho le presentara una medalla de oro tachonada de brillantes, en cuyo anverso se figurara el cerro de Potosí y al Libertador colocado al término de una escala formada de fusiles, espadas, cañones y banderas en actitud de fijar, sobre la cima de dicho cerro, el gorro de la Libertad, y en el reverso entre una guirnalda de olivo y laurel, la siguiente inscripción: La República Bolívar agradecida al Héroe cuyo nombre lleva.
A dicho envío Bolívar respondió con una carta de agradecimiento a Sucre y a la Asamblea, que el Periódico Boliviano El Cóndor publicó en 1826.
Entre otras consideraciones de gratitud, Bolívar asegura que en señal de profundo reconocimiento a Bolivia conservará las joyas toda su vida y que a su muerte, devolverá el presente al Cuerpo Legislativo.
Cuando el Libertador comprendió que pronto moriría, escribió su Testamento el 10 de diciembre de 1830, sin olvidar su promesa de devolver a Bolivia la medalla que la Asamblea General le había consagrado:
“Es mi voluntad que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República”.
A la muerte del Libertador el albacea de Bolívar la devolvió al pueblo boliviano, y ocurrió algo insólito con la Medalla. El Congreso General Constituyente resolvió en 1831 regalársela al Presidente de entonces Andrés de Santa Cruz, en carácter vitalicio, como reconocimiento a sus méritos.
En 1839 estalló una revolución en Bolivia que derrocó al Presidente Santa Cruz y el nuevo Gobierno Revolucionario obligó a la esposa de Santa Cruz, doña Francisca Cernadas, devolver la Medalla del Libertador que ella guardaba desde que el Congreso Constituyente de 1831 la había adjudicado a su marido.
[caption id="attachment_48746" align="aligncenter" width="696"] Retrato de Simón Bolívar con la medalla presidencial[/caption]
En reconocimiento a Bolívar el Gobierno Revolucionario convirtió la Medalla en símbolo presidencial. Así lo decidió el presidente José Miguel de Velasco mediante un decreto que data del 28 de octubre de ese año. A partir de entonces, ha sido impuesta a todos los gobernantes que han llegado a la silla presidencial por el voto ciudadano o por la fuerza de las armas.
Son 65 los presidentes a los que se les dio la medalla del Libertador, protagonista de más de un incidente. Por ejemplo, el presidente Mariano Melgarejo la habría hurtado durante su Gobierno y la recuperación la logró Agustín Morales en 1872. Y del conjunto de presidentes hay algunos que no la usaron.
José María Linares, por ejemplo, no pudo portarla porque el general Córdova -que fue derrocado por él- se negó a entregársela bajo el argumento de que la pieza no era digna de un presidente de facto.
Tampoco la usó Néstor Guillén, que fue presidente por muy breve tiempo. Ni don Tomás Monje, que gobernó después de la caída de Villarroel y consideró que sólo los presidentes constitucionales debían llevarla.
También hubo anécdotas memorables como la del fallecido ex presidente Hernán Siles Zuazo, a quien le colocaron la medalla al revés.
Los documentos históricos indican que fue el penúltimo presidente de facto, Celso Torrelio Villa, quien tildó a la medalla como q’encha (de mala suerte) y evitó usarla.
Los presidentes Carlos Mesa Gisbert y Eduardo Rodríguez Veltzé no pudieron lucirla el día de su posesión. En el primer caso, su juramento, casi de emergencia, fue el 17 de octubre de 2003 a las 21.00.
Rodríguez Veltzé también juró de emergencia, el 9 de junio de 2005 en la ciudad de Sucre. La medalla presidencial le fue impuesta tres días después en La Paz.
Últimos cambios a la joya histórica
Entre los últimos cambios se encomendó ampliar la cadena, era más corta, pues estaba diseñada para el cuello. Para que cuelgue del pecho, como lo hace ahora, se le añadió una cadena. En 2002 se encargó la prolongación en 34 centímetros, trabajada en oro de 22 quilates. La cadena tiene hoy un peso adicional de 66 gramos.
*La historia de la medalla presidencial fue trabajada en base a información del blog “Monedas de Venezuela”, especialista en la historia de los símbolos y joyas que acompañaron al libertador Simón Bolívar.
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Toribio Carrillo, maestro jubilado, sentado en la plaza Luis de Fuentes relataba a tres jóvenes el valor histórico de la joya. “La mandaron a hacer a pedido de la Asamblea, allá cuando era 1826 pal Libertador Simón Bolívar”, decía mientras los tres muchachos de entre 17 y 20 años, reían asombrados.
Más allá Florentina Castillo, una vendedora de dulces -a través de su radio Akita- escuchaba la buena noticia de la reaparición de la medalla. Absorta ella, con la oreja en el parlante, no daba importancia a dos niños que insistentemente pedían a gritos un pequeño burbujero de Peppa Pig. La noticia generó situaciones de asombro en toda Bolivia.
El robo de la medalla y la banda presidencial se produjo en la ciudad de El Alto (avenida Jorge Carrasco), el pasado martes entre las 21.00 y 22.00. La primera información del Gobierno se la dio a través del Ministerio de Defensa. “La noche del martes fue sustraída la medalla y la banda presidencial en circunstancias que aún se investigan”, señaló un comunicado.
Horas más tarde y tras la declaración del custodio de la banda y la medalla (Juan de Dios O. B) se conoció que ambas fueron sustraídas cuando eran trasladadas en un vehículo oficial. Los símbolos estaban en una mochila en un auto que el custodio dejó estacionado en la calle mientras recorría “varios prostíbulos”. Tras esto se efectuó un gran operativo policial.
Mientras corría el 8 de agosto y la noticia iba de boca en boca, los memes inundaban las redes sociales y la tensión en el Gobierno crecía a pasos agigantados. Sin embargo, fue cuando se acercaba el mediodía que una llamada anónima a un canal de televisión alertó de la aparición de los objetos patrios.
Ambos símbolos habían sido dejados en una bolsa negra en el atrio de la iglesia de San Pedro, ubicada en la ciudad de La Paz.
Con esto volvió una tensa calma al país. Más aún, éste no sería el único robo que está detrás de la medalla presidencial boliviana.
El robo de los diamantes
El alcalde de la ciudad de Tarija, Rodrigo Paz y Ramiro Paz, hijo del fallecido presidente de Bolivia Víctor Paz Estenssoro, tuvieron ayer un encuentro inusual en la redacción de El País. Tras un fraterno saludo de parientes conversaron de lo que ayer era noticia en Bolivia y en el mundo entero, “el robo de la medalla presidencial”.
– “Tienes que preguntarle a tu padre (Jaime Paz Zamora) sobre la medalla que se han robado, pues ya en el 52 se detectó que varios brillantes habían desaparecido, tu padre tiene que acordarse de eso”, dijo Ramiro Paz.
A lo que Rodrigo Paz respondió “Seguro, además que había un protocolo de manejo de la medalla”.
Así ambos recordaron que años antes la medalla no salía sin una guardia oficial, que la joya siempre estaba depositada en el Banco Central, además que el protocolo y procedimiento era de lo más estricto. “Había dos guardias para recoger la medalla del Banco Central”, explicó Ramiro Paz y agregó que solamente la portaba el Presidente para actos de suma importancia y todos ellos dentro del territorio boliviano. “Yo viajé con mi padre a actos fuera del país y él nunca llevaba la joya”, recordó.
Más aún, hizo hincapié de nuevo en el robo de los diamantes. “Anteriores presidentes o ayudantes habían robado los diamantes que no tenían precio por su valor histórico. Mi padre (Víctor Paz Estenssoro) la recibió así y qué iba a investigar él desde la época de Simón Bolívar”, concluyó.
Según el único hijo varón de Víctor Paz Estenssoro tres diamantes fueron reemplazados por imitaciones de plástico. Tras el dato, Ramiro Paz concluyó sembrando una duda, “ahora hay que ver cuántos de los diamantes que están ahí son similares en su contextura y quilates”, dijo.
La información dada por Paz es confirmada, pues la última tasación de la medalla se hizo el 23 de enero de 2002 por encargo del presidente Jorge Quiroga Ramírez y el documento se guarda en el Palacio Quemado. En ese entonces se descubrió que varias de las piedras habían sido cambiadas o se habían perdido con el paso de los años. Los joyeros Jorge Guzmán y José Galindo hicieron el trabajo de restauración de la presea presidencial que luego fue tasada en 284.815,20 dólares, aunque ambos especialistas coinciden en que el valor real es incalculable.
Respecto a la seguridad de la joya, ayer el viceministro de Régimen Interior y Policía, José Luis Quiroga, admitió que el procedimiento de custodia era más estricto años antes. Informó que la medalla cuando era extraída del Banco Central era pesada y portada por un oficial de alto rango que la trasladaba con un equipo de custodios y solamente era usada para algunos actos muy importantes. Agregó que desde el año 2015 la Policía dejó de hacerse cargo de la seguridad de la joya histórica y se hicieron cargo los militares.
El robo de los diamantes y algo más (1926)
Otros incidentes antecedieron al que ahora escribe el Gobierno de Evo Morales. De acuerdo al blog “Monedas de Venezuela”, especialista en la historia de los símbolos y joyas que acompañaron al libertador Simón Bolívar, en agosto de 1926, debido a múltiples rumores sobre el hurto de la Medalla, se le hizo un proceso de certificación, encontrándose datos aterradores: Se habían sustituido por piedras falsas 24 diamantes sudafricanos que estaban incrustados en la Medalla original, partes de la cadena de oro, originalmente de 22 quilates, fueron reemplazadas por otras de fantasía y oro de menor ley. Pero lo peor fue que el corazón de la medalla del Libertador, que era el óvalo de oro, en cuyo reverso iba grabada la grandiosa leyenda, fue arrancado de la montura de brillantes, y sustituido por otro.
Las partes originales de la medalla nunca se encontraron y el gobierno boliviano decidió hacer una réplica del centro de la medalla y restituirlo.
El valor histórico de la medalla presidencial
El Alto Perú al nacer a la vida de Las Naciones Independientes fue bautizado por los Diputados en la Asamblea General de 1825 con el nombre de su Fundador, titulando la República Bolívar, como homenaje y gratitud al Hombre que le dio existencia.
La misma Asamblea General quiso también exteriorizar su admiración al Libertador con la ofrenda de un objeto material que simbolizara sus sentimientos, y acordó por el artículo 8° del citado Decreto que el Mariscal de Ayacucho le presentara una medalla de oro tachonada de brillantes, en cuyo anverso se figurara el cerro de Potosí y al Libertador colocado al término de una escala formada de fusiles, espadas, cañones y banderas en actitud de fijar, sobre la cima de dicho cerro, el gorro de la Libertad, y en el reverso entre una guirnalda de olivo y laurel, la siguiente inscripción: La República Bolívar agradecida al Héroe cuyo nombre lleva.
A dicho envío Bolívar respondió con una carta de agradecimiento a Sucre y a la Asamblea, que el Periódico Boliviano El Cóndor publicó en 1826.
Entre otras consideraciones de gratitud, Bolívar asegura que en señal de profundo reconocimiento a Bolivia conservará las joyas toda su vida y que a su muerte, devolverá el presente al Cuerpo Legislativo.
Cuando el Libertador comprendió que pronto moriría, escribió su Testamento el 10 de diciembre de 1830, sin olvidar su promesa de devolver a Bolivia la medalla que la Asamblea General le había consagrado:
“Es mi voluntad que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República”.
A la muerte del Libertador el albacea de Bolívar la devolvió al pueblo boliviano, y ocurrió algo insólito con la Medalla. El Congreso General Constituyente resolvió en 1831 regalársela al Presidente de entonces Andrés de Santa Cruz, en carácter vitalicio, como reconocimiento a sus méritos.
En 1839 estalló una revolución en Bolivia que derrocó al Presidente Santa Cruz y el nuevo Gobierno Revolucionario obligó a la esposa de Santa Cruz, doña Francisca Cernadas, devolver la Medalla del Libertador que ella guardaba desde que el Congreso Constituyente de 1831 la había adjudicado a su marido.
[caption id="attachment_48746" align="aligncenter" width="696"] Retrato de Simón Bolívar con la medalla presidencial[/caption]
En reconocimiento a Bolívar el Gobierno Revolucionario convirtió la Medalla en símbolo presidencial. Así lo decidió el presidente José Miguel de Velasco mediante un decreto que data del 28 de octubre de ese año. A partir de entonces, ha sido impuesta a todos los gobernantes que han llegado a la silla presidencial por el voto ciudadano o por la fuerza de las armas.
Son 65 los presidentes a los que se les dio la medalla del Libertador, protagonista de más de un incidente. Por ejemplo, el presidente Mariano Melgarejo la habría hurtado durante su Gobierno y la recuperación la logró Agustín Morales en 1872. Y del conjunto de presidentes hay algunos que no la usaron.
José María Linares, por ejemplo, no pudo portarla porque el general Córdova -que fue derrocado por él- se negó a entregársela bajo el argumento de que la pieza no era digna de un presidente de facto.
Tampoco la usó Néstor Guillén, que fue presidente por muy breve tiempo. Ni don Tomás Monje, que gobernó después de la caída de Villarroel y consideró que sólo los presidentes constitucionales debían llevarla.
También hubo anécdotas memorables como la del fallecido ex presidente Hernán Siles Zuazo, a quien le colocaron la medalla al revés.
Los documentos históricos indican que fue el penúltimo presidente de facto, Celso Torrelio Villa, quien tildó a la medalla como q’encha (de mala suerte) y evitó usarla.
Los presidentes Carlos Mesa Gisbert y Eduardo Rodríguez Veltzé no pudieron lucirla el día de su posesión. En el primer caso, su juramento, casi de emergencia, fue el 17 de octubre de 2003 a las 21.00.
Rodríguez Veltzé también juró de emergencia, el 9 de junio de 2005 en la ciudad de Sucre. La medalla presidencial le fue impuesta tres días después en La Paz.
Últimos cambios a la joya histórica
Entre los últimos cambios se encomendó ampliar la cadena, era más corta, pues estaba diseñada para el cuello. Para que cuelgue del pecho, como lo hace ahora, se le añadió una cadena. En 2002 se encargó la prolongación en 34 centímetros, trabajada en oro de 22 quilates. La cadena tiene hoy un peso adicional de 66 gramos.
*La historia de la medalla presidencial fue trabajada en base a información del blog “Monedas de Venezuela”, especialista en la historia de los símbolos y joyas que acompañaron al libertador Simón Bolívar.
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