Las nostalgias de la feria de Santa Anita en Tarija
Claudia López espera cada año Santa Anita para confeccionar el bazar de su pequeña hija que ya tiene seis años. Cuenta que primero le hace su pequeño puesto sobre la calle Colón los días previos y el día de Santa Anita le prepara un puesto más completo que expone el primer día de la...



Claudia López espera cada año Santa Anita para confeccionar el bazar de su pequeña hija que ya tiene seis años. Cuenta que primero le hace su pequeño puesto sobre la calle Colón los días previos y el día de Santa Anita le prepara un puesto más completo que expone el primer día de la festividad en la calle Cochabamba.
Detalla que se siente muy feliz al ver a su pequeña niña disfrutar de esta tradición como ella lo hacía cuando era pequeña. “Mi madre cada año junto a mi hermana mayor y una tía me preparaban el puestito para que yo pudiera vender mis suertes y ganarme algo de dinero para comprarme cositas en Santa Anita”, dice.
Consultada sobre qué es lo que más le atrae de la feria afirma que son las cosas pequeñas y las suertes, pues ella vuelve a ser niña cuando compra las llamadas “suerte sin blanca”.
Sin embargo, para Javier Gutiérrez la tradición ha perdido mucha esencia desde que la feria se la trasladó al barrio El Constructor los días consiguientes. “Allá es un caos total, no hay artesanos y menos cosas pequeñas, es simplemente una feria de productos chinos”, explica y añade que él y su familia prefieren no asistir.
Mariela Tejerina coincide con la opinión de Javier pero destaca que la tradición en su primer día tiene mucho de la esencia pasada. Cuenta que lo que más le gusta a ella es jugar en los futbolines, las suertes y los juegos de azar.
Paulino Valencia dice que “mucho le daba a la tradición” la “Calle Ancha” (calle Cochabamba), una zona muy tradicional de Tarija que ha escrito muchos capítulos de la historia chapaca. “La calle Cochabamba, que originalmente se llamó Calle Ancha, por ser la más “ancha” que tenía Tarija, es una de las calles de la capital chapaca donde mejor se respira la tradición y cultura chapaca”, apuntó.
Pero ¿Cuáles han sido los cambios de la tradición en estos últimos años? Según una investigación realizada por El País, entre los principales cambios están la ausencia del trueque, ya que antes la compra se realizaba con conchitas o botones, también se anota la reducción de bazares, el cambio de lugar y la poca miniatura.
Según el escritor René Aguilera Fierro “los botones de conchas eran adquiridos en el comercio por cantidad y servían de moneda oficial en la Fiesta de Santa Anita, pasada la celebración, los depositarios guardaban los botones para el año siguiente. Pero estos festejos decayeron durante la Guerra del Chaco y cuando menos se esperaba, los canjes se efectuaban por dinero, modalidad que se fue imponiendo a través del tiempo”.
Otro cambio evidente de la tradición según cuenta Beatriz Castillo es la reducción de bazares en las calles de manera previa al día de Santa Anita e incluso durante la festividad. “Antes nuestras calles se inundaban de bazares, en los que pequeños niños vendían suertes, masitas y otras cosas que la creatividad les permitiera, hoy esto ha reducido y este año aún más”, asegura y agrega que incluso el mismo 26 de julio no hay mucha presencia de estos bazares.
Otro aspecto que ha detectado Beatriz es la reducción de miniaturas. Afirma que en el primer día de la feria hay muy pocas cosas pequeñas y en los días consiguientes no hay nada pequeño en absoluto. “La feria en el barrio El Constructor es sólo comercio de diversidad de productos, eso ya no es Santa Anita”, concluye.
Éstas son las principales opiniones con las que coincidieron nuestros entrevistados. Sin embargo, un aspecto que dicen ha afectado mucho a la tradición, más allá de si es bueno o no, es el traslado de la feria.
La nostalgia sobre la calle Cochabamba
Un 6 de julio del año 2016 la feria artesanal de Santa Anita fue trasladada al barrio El Constructor. En ese momento hubo muchas protestas pero un informe técnico de la Secretaría de Movilidad Urbana informaba sobre los percances que existen en la calle Cochabamba durante la realización de esta feria. Sin embargo, aunque ahora su ubicación es menos perjudicial para el tráfico vehicular, la nostalgia queda para quienes vivieron la feria de Santa Anita por muchos años en la calle Cochabamba.
Escritores de antaño coinciden que la “Calle Ancha” fue años antes muy querida, dicen que fue por su ubicación en el barrio San Roque, un barrio que se caracterizó por albergar a las familias de la clase media, lo que le dio ese carácter popular y marcado por la esencia de las costumbres tarijeñas. En este barrio y en la calle más ancha de la capital se desarrollaron de manera natural las celebraciones más importantes de las festividades religiosas y populares.
La calle Cochabamba era la calle donde se establecieron los talleres de los artesanos, cuya actividad era permanente desde la época de la Colonia. “Era la calle de los carpinteros, herreros, zapateros, joyeros, sastres, sombrereros”, explica el historiador nacido en ese barrio, Manuel Chávez Ferreira.
Era una época en la que estos oficios eran bien remunerados y proporcionaban buenos ingresos a estos artesanos. Actualmente, los descendientes de estas familias han vendido sus casas y se han mudado a la periferia, por lo que esa actividad comercial que le daba vida a la calle Ancha ha disminuido y prácticamente desaparecido.
La calle Cochabamba era también la calle donde se encontraban las chicherías. “Aquí se vendía chicha y saice”, explica Renán Andrade, quien recuerda que hasta inicios de los años 80, cuando ya se había asfaltado la calle, los burros entraban por ella con las cargas de leña para las chicherías que la utilizaban para la preparación de esta bebida típica en una época en la que no había gas como ahora. “Llegaban incluso al Mercado Central llevando las cargas de productos para la venta en ese lugar”, agrega.
La fiesta de Santa Anita era parte esencial de las costumbres de los vecinos de San Roque y Tarija en general. Esta celebración, que tiene una esencia religiosa, surgió en 1884 a iniciativa de las hermanas de San Ana, como un acto de confraternidad infantil en el que se instalaban bazares y los niños que participaban intercambiaban los productos que ofrecían por botones de concha. “Eran cuatro los botones de la camisa del chapaco neto, pequeñitos y de concha, esos se usaban”, dice Andrade. La celebración a iniciativa de varios tarijeños fue llevada a la calle Ancha, zona tradicional y querida de Tarija. Ahí se celebró hasta el año 2016.
Cambios en la festividad
La ubicación
Antiguamente la feria de Santa Anita se realizaba en la calla Cochabamba o antiguamente denominada Calle Ancha. Hoy muchos tarijeños extrañan este escenario, ya que lo consideran parte de la esencia de la tradición.
Los botones
Durante las primeras iniciativas de esta festividad toda compra se realizaba por trueque, intercambiando botones de concha que se adquirían en mercerías ya conocidas.
Las suertes
Según los entrevistados algo que está desapareciendo con el tiempo son las suertes. Años antes todas las calles y la misma feria era llena de bazares de pequeñas ropitas de muñeca, yesos e incluso algunas artesanías.
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Detalla que se siente muy feliz al ver a su pequeña niña disfrutar de esta tradición como ella lo hacía cuando era pequeña. “Mi madre cada año junto a mi hermana mayor y una tía me preparaban el puestito para que yo pudiera vender mis suertes y ganarme algo de dinero para comprarme cositas en Santa Anita”, dice.
Consultada sobre qué es lo que más le atrae de la feria afirma que son las cosas pequeñas y las suertes, pues ella vuelve a ser niña cuando compra las llamadas “suerte sin blanca”.
Sin embargo, para Javier Gutiérrez la tradición ha perdido mucha esencia desde que la feria se la trasladó al barrio El Constructor los días consiguientes. “Allá es un caos total, no hay artesanos y menos cosas pequeñas, es simplemente una feria de productos chinos”, explica y añade que él y su familia prefieren no asistir.
Mariela Tejerina coincide con la opinión de Javier pero destaca que la tradición en su primer día tiene mucho de la esencia pasada. Cuenta que lo que más le gusta a ella es jugar en los futbolines, las suertes y los juegos de azar.
Paulino Valencia dice que “mucho le daba a la tradición” la “Calle Ancha” (calle Cochabamba), una zona muy tradicional de Tarija que ha escrito muchos capítulos de la historia chapaca. “La calle Cochabamba, que originalmente se llamó Calle Ancha, por ser la más “ancha” que tenía Tarija, es una de las calles de la capital chapaca donde mejor se respira la tradición y cultura chapaca”, apuntó.
Pero ¿Cuáles han sido los cambios de la tradición en estos últimos años? Según una investigación realizada por El País, entre los principales cambios están la ausencia del trueque, ya que antes la compra se realizaba con conchitas o botones, también se anota la reducción de bazares, el cambio de lugar y la poca miniatura.
Según el escritor René Aguilera Fierro “los botones de conchas eran adquiridos en el comercio por cantidad y servían de moneda oficial en la Fiesta de Santa Anita, pasada la celebración, los depositarios guardaban los botones para el año siguiente. Pero estos festejos decayeron durante la Guerra del Chaco y cuando menos se esperaba, los canjes se efectuaban por dinero, modalidad que se fue imponiendo a través del tiempo”.
Otro cambio evidente de la tradición según cuenta Beatriz Castillo es la reducción de bazares en las calles de manera previa al día de Santa Anita e incluso durante la festividad. “Antes nuestras calles se inundaban de bazares, en los que pequeños niños vendían suertes, masitas y otras cosas que la creatividad les permitiera, hoy esto ha reducido y este año aún más”, asegura y agrega que incluso el mismo 26 de julio no hay mucha presencia de estos bazares.
Otro aspecto que ha detectado Beatriz es la reducción de miniaturas. Afirma que en el primer día de la feria hay muy pocas cosas pequeñas y en los días consiguientes no hay nada pequeño en absoluto. “La feria en el barrio El Constructor es sólo comercio de diversidad de productos, eso ya no es Santa Anita”, concluye.
Éstas son las principales opiniones con las que coincidieron nuestros entrevistados. Sin embargo, un aspecto que dicen ha afectado mucho a la tradición, más allá de si es bueno o no, es el traslado de la feria.
La nostalgia sobre la calle Cochabamba
Un 6 de julio del año 2016 la feria artesanal de Santa Anita fue trasladada al barrio El Constructor. En ese momento hubo muchas protestas pero un informe técnico de la Secretaría de Movilidad Urbana informaba sobre los percances que existen en la calle Cochabamba durante la realización de esta feria. Sin embargo, aunque ahora su ubicación es menos perjudicial para el tráfico vehicular, la nostalgia queda para quienes vivieron la feria de Santa Anita por muchos años en la calle Cochabamba.
Escritores de antaño coinciden que la “Calle Ancha” fue años antes muy querida, dicen que fue por su ubicación en el barrio San Roque, un barrio que se caracterizó por albergar a las familias de la clase media, lo que le dio ese carácter popular y marcado por la esencia de las costumbres tarijeñas. En este barrio y en la calle más ancha de la capital se desarrollaron de manera natural las celebraciones más importantes de las festividades religiosas y populares.
La calle Cochabamba era la calle donde se establecieron los talleres de los artesanos, cuya actividad era permanente desde la época de la Colonia. “Era la calle de los carpinteros, herreros, zapateros, joyeros, sastres, sombrereros”, explica el historiador nacido en ese barrio, Manuel Chávez Ferreira.
Era una época en la que estos oficios eran bien remunerados y proporcionaban buenos ingresos a estos artesanos. Actualmente, los descendientes de estas familias han vendido sus casas y se han mudado a la periferia, por lo que esa actividad comercial que le daba vida a la calle Ancha ha disminuido y prácticamente desaparecido.
La calle Cochabamba era también la calle donde se encontraban las chicherías. “Aquí se vendía chicha y saice”, explica Renán Andrade, quien recuerda que hasta inicios de los años 80, cuando ya se había asfaltado la calle, los burros entraban por ella con las cargas de leña para las chicherías que la utilizaban para la preparación de esta bebida típica en una época en la que no había gas como ahora. “Llegaban incluso al Mercado Central llevando las cargas de productos para la venta en ese lugar”, agrega.
La fiesta de Santa Anita era parte esencial de las costumbres de los vecinos de San Roque y Tarija en general. Esta celebración, que tiene una esencia religiosa, surgió en 1884 a iniciativa de las hermanas de San Ana, como un acto de confraternidad infantil en el que se instalaban bazares y los niños que participaban intercambiaban los productos que ofrecían por botones de concha. “Eran cuatro los botones de la camisa del chapaco neto, pequeñitos y de concha, esos se usaban”, dice Andrade. La celebración a iniciativa de varios tarijeños fue llevada a la calle Ancha, zona tradicional y querida de Tarija. Ahí se celebró hasta el año 2016.
Cambios en la festividad
La ubicación
Antiguamente la feria de Santa Anita se realizaba en la calla Cochabamba o antiguamente denominada Calle Ancha. Hoy muchos tarijeños extrañan este escenario, ya que lo consideran parte de la esencia de la tradición.
Los botones
Durante las primeras iniciativas de esta festividad toda compra se realizaba por trueque, intercambiando botones de concha que se adquirían en mercerías ya conocidas.
Las suertes
Según los entrevistados algo que está desapareciendo con el tiempo son las suertes. Años antes todas las calles y la misma feria era llena de bazares de pequeñas ropitas de muñeca, yesos e incluso algunas artesanías.
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