El “silencioso” debate sobre la despenalización del aborto
Latinoamérica en el último tiempo cambió su sistema penal legalizando el aborto en diferentes países como Cuba, Guyana, Puerto Rico, Uruguay, Ecuador y falta la aprobación del senado en Argentina. En Bolivia, se habló de modificar la actual normativa para reforzar las políticas de salud...



Latinoamérica en el último tiempo cambió su sistema penal legalizando el aborto en diferentes países como Cuba, Guyana, Puerto Rico, Uruguay, Ecuador y falta la aprobación del senado en Argentina. En Bolivia, se habló de modificar la actual normativa para reforzar las políticas de salud pública.
Pero las autoridades departamentales no manifestaron una postura al respecto que respete las políticas estatales por encima de las creencias o posiciones morales. Las organizaciones civiles de mujeres y hombres que están a favor del aborto argumentan que la legalización no significa que las mujeres iniciarán una campaña para cambiar los métodos anticonceptivos por prácticas abortivas, pero su aprobación provocará que las mujeres, pobres en su mayoría, no correrán el riesgo de morir, por padecer consecuencias irreversibles en sus cuerpos o de ser arrestadas.
No existe debate público sobre el aborto en Tarija porque la temática podría generar polémica y muchas de las autoridades no están dispuestas a asumir las consecuencias de enfrentar la moral contra los derechos humanos.
En Bolivia, hasta la fecha no se ha planteado una Ley del Aborto como tal, al menos no las autoridades estatales, pero está incluida en el desarrollo de la propuesta del Código del Sistema Penal Boliviano con el impulso y en coordinación de varias organizaciones de mujeres. Se planteó ampliar las circunstancias por las que el aborto no debería ser considerado punible-denominado el aporte impune-.
En el proyecto, el parágrafo V del artículo 157 establece que “no constituirá infracción penal cuando la interrupción voluntaria del embarazo sea solicitada por la mujer y concurran cualquiera de las siguientes circunstancias”.
En detalle cuando “1) se realice durante las primeras ocho (8) semanas de gravidez, por única vez y además la mujer: a) se encuentre en situación de calle o pobreza extrema; b) No cuente con recursos suficientes para la manutención propia o de su familia; c) sea madre de tres o más hijos o hijas y no cuente con recursos suficientes para su manutención o d) sea estudiante.
2) En cualquier etapa de la gestación cuando: a) Se realice para prevenir un riesgo presente o futuro para la vida de la mujer embarazada, b) Se realice para prevenir un riesgo presente o futuro para la salud integral de la mujer embarazada, c) Se detecten malformaciones fetales incompatibles con la vida; d) El embarazo sea consecuencia de violación o incesto; o, e) La embarazada sea niña o adolescente”.
El proyecto mencionado dividió a la opinión pública en dos. El 2017 fue un año en donde las marchas y manifestaciones en los nueve departamentos de Bolivia pintaron las calles y las plazas principales. Por un lado, las iglesias, los defensores del concepto de familia tradicional-que a su vez están en contra de los preservativos- y la extrema derecha conservadora. En el otro frente las organizaciones de mujeres y hombres a favor de los derechos humanos.
Sin embargo, en el medio de la pugna se encuentran los silenciosos, entre ellos la mayoría de las autoridades que niegan una postura al respecto “porque se trata de un tema delicado” y gran parte de la población que, como en otras circunstancias, prefiere no opinar o hacerlo únicamente desde la distancia de las redes sociales.
“Son las pobres las que mueren”
Cristina Martínez, activista feminista de Las Mochas Copleras, señaló que el aborto es una realidad que está y continuará presente en las sociedades aun sin una normativa que despenalice la práctica. La característica fundamental de la ilegalidad del aborto en Bolivia es que las mujeres que deben enfrentar las consecuencias son las que no tienen los recursos suficientes para pagar los montos inaccesibles que ofertan las clínicas (no tan) clandestinas o la compra de Citotec o Misoprostol (pastillas que forman parte del tratamiento para úlceras gástricas, pero también son utilizadas para la interrupción del embarazo), cuyo precio puede llegar a ser diez veces más del regulado.
Según el estudio de Mortalidad Materna y estadísticas del último Censo Poblacional, se estima que por día en Bolivia, 115 mujeres acuden a centros de salud por complicaciones relacionadas con abortos clandestinos mal realizados y la tercera causa de muerte materna es el aborto y las complicaciones de abortos inseguros. Además, según la información del ministerio de Salud el 13 por ciento de las muertes maternas en Bolivia son producto de un aborto mal practicado en clínicas clandestinas lo que posiciona el aborto como la tercera causa de muerte materna.
Martínez señaló que parte del discurso del grupo que se opone al aborto tiene bases religiosas ligadas a fundamentos subjetivos que tienen la libertad de expresar sus creencias, pero al formar parte de un estado laico, aquellas problemáticas que tienen que ver con la salud pública y con la muerte de mujeres debe ser tratado desde el punto de vista de los derechos humanos (DDHH).
A mis 16...
“A mis 16 años salía con un chico un poco mayor que yo. Un día entre tragos nos fuimos a un lote baldío y tuvimos relaciones, por supuesto sin ningún tipo de preservativo. No le di mayor importancia hasta pasado un mes, cuando me empecé a asustar porque no me veía mi periodo”, contó Silvia. “Entonces le conté a este chico, pero parecía que estaba menos informado. Me hice una prueba de embarazo, recuerdo que estaba muy asustada y cuando se marcaron las dos rayas no lo podía creer”.
“Así que a los días, saliendo a las 6.30 del cole me fui directamente al Hospital Regional San Juan de Dios, pregunté por un ginecólogo en la enfermería, subí al segundo piso y estaba ocupado. Esperé afuera pensando en qué le diría, abrió la puerta y entré. Estoy embarazada, le dije. El me miró y me dijo que lo que seguía era hacer las ecografías para ver qué tiempo tenía, pero lo interrumpí y le dije con todo el miedo por dentro que no quería tenerlo. Me preguntó cuanto tiempo creía tener y le respondí que un mes, más o menos”.
“Me miró y me dijo que había unas pastillas, llamadas Cytotec que podía conseguirlas en dos farmacias de la ciudad. Una en la Loma y otra en el Campesino. Suerte, fue su frase al cerrar la puerta y despedirse. Fui sola, 50 bolivianos cada una, dos por vía oral y dos por vía vaginal. Estuve en mi casa por la noche, con tanto dolor en el estómago y tenía que fingir que todo estaba bien. A la hora sentí necesidad de ir al baño y expulsé un coagulo pequeño y eso fue todo”.
“Nunca me arrepentí, y sólo diez años después pude contarle a mi madre sobre ese día. Durante todo ese tiempo guardé ese recuerdo doloroso, porque se trataba de algo que me culpaba y me hacía sentir una persona mala. Tenía más miedo de contarle a alguien y ser juzgada que de pedir ayuda”.
¿La clandestinidad es parte de la violencia?
Según una encuesta realizada por el periódico El País a mujeres que admitieron haberse practicado un aborto al menos una vez en su vida, el 90 por ciento sintió violencia por parte del personal de salud, maestros, familiares, autoridades o parejas en caso de pedir ayuda o de demostrar la intención de interrumpir el embarazo, pero según la responsable de la Secretaría de la Mujer y Familia del Gobierno municipal de Cercado, Patricia Paputsakis, no se asume como violencia la clandestinidad de realizarse un aborto porque se trata de una práctica que actualmente está penalizada por el Código Penal.
Aborto, tema que aflige a la sociedad Boliviana
Modificación
La modificación que se plantea en la propuesta del Código Penal elimina la pena en el caso de estudiantes y mujeres de escasos recursos, con más de tres hijos, con hijos discapacitados o mayores a su cargo, antes de la semana ocho de gestación y en caso de violación o embarazos de menores de edad.
Postura
En Bolivia, la escuela de médicos asumió una postura moral “pro-vida” que rechaza la despenalización del aborto. Las agrupaciones de mujeres cuestionaron esta postura y argumentaron que se está protegiendo el negocio que significan los abortos clandestinos y la venta de Cytotec.
Cifras
El 13 por ciento de las muertes maternas en Bolivia son producto de un aborto mal practicado en clínicas clandestinas lo que posiciona el aborto como la tercera causa de muerte materna. Cada día, 115 mujeres acuden a centros de salud por complicaciones relacionadas con abortos clandestinos.
[gallery ids="40665,40666,40671,40660,40672"]
Pero las autoridades departamentales no manifestaron una postura al respecto que respete las políticas estatales por encima de las creencias o posiciones morales. Las organizaciones civiles de mujeres y hombres que están a favor del aborto argumentan que la legalización no significa que las mujeres iniciarán una campaña para cambiar los métodos anticonceptivos por prácticas abortivas, pero su aprobación provocará que las mujeres, pobres en su mayoría, no correrán el riesgo de morir, por padecer consecuencias irreversibles en sus cuerpos o de ser arrestadas.
No existe debate público sobre el aborto en Tarija porque la temática podría generar polémica y muchas de las autoridades no están dispuestas a asumir las consecuencias de enfrentar la moral contra los derechos humanos.
En Bolivia, hasta la fecha no se ha planteado una Ley del Aborto como tal, al menos no las autoridades estatales, pero está incluida en el desarrollo de la propuesta del Código del Sistema Penal Boliviano con el impulso y en coordinación de varias organizaciones de mujeres. Se planteó ampliar las circunstancias por las que el aborto no debería ser considerado punible-denominado el aporte impune-.
En el proyecto, el parágrafo V del artículo 157 establece que “no constituirá infracción penal cuando la interrupción voluntaria del embarazo sea solicitada por la mujer y concurran cualquiera de las siguientes circunstancias”.
En detalle cuando “1) se realice durante las primeras ocho (8) semanas de gravidez, por única vez y además la mujer: a) se encuentre en situación de calle o pobreza extrema; b) No cuente con recursos suficientes para la manutención propia o de su familia; c) sea madre de tres o más hijos o hijas y no cuente con recursos suficientes para su manutención o d) sea estudiante.
2) En cualquier etapa de la gestación cuando: a) Se realice para prevenir un riesgo presente o futuro para la vida de la mujer embarazada, b) Se realice para prevenir un riesgo presente o futuro para la salud integral de la mujer embarazada, c) Se detecten malformaciones fetales incompatibles con la vida; d) El embarazo sea consecuencia de violación o incesto; o, e) La embarazada sea niña o adolescente”.
El proyecto mencionado dividió a la opinión pública en dos. El 2017 fue un año en donde las marchas y manifestaciones en los nueve departamentos de Bolivia pintaron las calles y las plazas principales. Por un lado, las iglesias, los defensores del concepto de familia tradicional-que a su vez están en contra de los preservativos- y la extrema derecha conservadora. En el otro frente las organizaciones de mujeres y hombres a favor de los derechos humanos.
Sin embargo, en el medio de la pugna se encuentran los silenciosos, entre ellos la mayoría de las autoridades que niegan una postura al respecto “porque se trata de un tema delicado” y gran parte de la población que, como en otras circunstancias, prefiere no opinar o hacerlo únicamente desde la distancia de las redes sociales.
“Son las pobres las que mueren”
Cristina Martínez, activista feminista de Las Mochas Copleras, señaló que el aborto es una realidad que está y continuará presente en las sociedades aun sin una normativa que despenalice la práctica. La característica fundamental de la ilegalidad del aborto en Bolivia es que las mujeres que deben enfrentar las consecuencias son las que no tienen los recursos suficientes para pagar los montos inaccesibles que ofertan las clínicas (no tan) clandestinas o la compra de Citotec o Misoprostol (pastillas que forman parte del tratamiento para úlceras gástricas, pero también son utilizadas para la interrupción del embarazo), cuyo precio puede llegar a ser diez veces más del regulado.
Según el estudio de Mortalidad Materna y estadísticas del último Censo Poblacional, se estima que por día en Bolivia, 115 mujeres acuden a centros de salud por complicaciones relacionadas con abortos clandestinos mal realizados y la tercera causa de muerte materna es el aborto y las complicaciones de abortos inseguros. Además, según la información del ministerio de Salud el 13 por ciento de las muertes maternas en Bolivia son producto de un aborto mal practicado en clínicas clandestinas lo que posiciona el aborto como la tercera causa de muerte materna.
Martínez señaló que parte del discurso del grupo que se opone al aborto tiene bases religiosas ligadas a fundamentos subjetivos que tienen la libertad de expresar sus creencias, pero al formar parte de un estado laico, aquellas problemáticas que tienen que ver con la salud pública y con la muerte de mujeres debe ser tratado desde el punto de vista de los derechos humanos (DDHH).
A mis 16...
“A mis 16 años salía con un chico un poco mayor que yo. Un día entre tragos nos fuimos a un lote baldío y tuvimos relaciones, por supuesto sin ningún tipo de preservativo. No le di mayor importancia hasta pasado un mes, cuando me empecé a asustar porque no me veía mi periodo”, contó Silvia. “Entonces le conté a este chico, pero parecía que estaba menos informado. Me hice una prueba de embarazo, recuerdo que estaba muy asustada y cuando se marcaron las dos rayas no lo podía creer”.
“Así que a los días, saliendo a las 6.30 del cole me fui directamente al Hospital Regional San Juan de Dios, pregunté por un ginecólogo en la enfermería, subí al segundo piso y estaba ocupado. Esperé afuera pensando en qué le diría, abrió la puerta y entré. Estoy embarazada, le dije. El me miró y me dijo que lo que seguía era hacer las ecografías para ver qué tiempo tenía, pero lo interrumpí y le dije con todo el miedo por dentro que no quería tenerlo. Me preguntó cuanto tiempo creía tener y le respondí que un mes, más o menos”.
“Me miró y me dijo que había unas pastillas, llamadas Cytotec que podía conseguirlas en dos farmacias de la ciudad. Una en la Loma y otra en el Campesino. Suerte, fue su frase al cerrar la puerta y despedirse. Fui sola, 50 bolivianos cada una, dos por vía oral y dos por vía vaginal. Estuve en mi casa por la noche, con tanto dolor en el estómago y tenía que fingir que todo estaba bien. A la hora sentí necesidad de ir al baño y expulsé un coagulo pequeño y eso fue todo”.
“Nunca me arrepentí, y sólo diez años después pude contarle a mi madre sobre ese día. Durante todo ese tiempo guardé ese recuerdo doloroso, porque se trataba de algo que me culpaba y me hacía sentir una persona mala. Tenía más miedo de contarle a alguien y ser juzgada que de pedir ayuda”.
¿La clandestinidad es parte de la violencia?
Según una encuesta realizada por el periódico El País a mujeres que admitieron haberse practicado un aborto al menos una vez en su vida, el 90 por ciento sintió violencia por parte del personal de salud, maestros, familiares, autoridades o parejas en caso de pedir ayuda o de demostrar la intención de interrumpir el embarazo, pero según la responsable de la Secretaría de la Mujer y Familia del Gobierno municipal de Cercado, Patricia Paputsakis, no se asume como violencia la clandestinidad de realizarse un aborto porque se trata de una práctica que actualmente está penalizada por el Código Penal.
Aborto, tema que aflige a la sociedad Boliviana
Modificación
La modificación que se plantea en la propuesta del Código Penal elimina la pena en el caso de estudiantes y mujeres de escasos recursos, con más de tres hijos, con hijos discapacitados o mayores a su cargo, antes de la semana ocho de gestación y en caso de violación o embarazos de menores de edad.
Postura
En Bolivia, la escuela de médicos asumió una postura moral “pro-vida” que rechaza la despenalización del aborto. Las agrupaciones de mujeres cuestionaron esta postura y argumentaron que se está protegiendo el negocio que significan los abortos clandestinos y la venta de Cytotec.
Cifras
El 13 por ciento de las muertes maternas en Bolivia son producto de un aborto mal practicado en clínicas clandestinas lo que posiciona el aborto como la tercera causa de muerte materna. Cada día, 115 mujeres acuden a centros de salud por complicaciones relacionadas con abortos clandestinos.
[gallery ids="40665,40666,40671,40660,40672"]