Objetivos de Desarrollo 2030: en el camino correcto, pero lento
El Atlas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2018, presentadas recientemente por el Banco Mundial, muestra visualmente las tendencias principales y los problemas relacionados, respecto a los avances sobre los ODS, para ayudar a los gobiernos a avanzar más y mejor. Como se sabe,...



El Atlas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2018, presentadas recientemente por el Banco Mundial, muestra visualmente las tendencias principales y los problemas relacionados, respecto a los avances sobre los ODS, para ayudar a los gobiernos a avanzar más y mejor.
Como se sabe, son 17 los ODS, y representan el plan más ambicioso a nivel mundial para promover el desarrollo sostenible. Según el Banco Mundial, alcanzar los ODS hasta el año 2030 –como está planteado- requerirá más y mejor financiamiento, un enfoque renovado en la implementación para mejorar las vidas de quienes es más difícil alcanzar, y también importantes mejoras en la recolección y análisis de datos.
Del extenso documento, se pueden extraer algunas tendencias importantes para algunos de los ODS. Por ejemplo, el Objetivo 4, que se refiere a la Educación de Calidad, muestra que pese a su importancia, la matriculación en la educación preescolar no es universal.
Según el Reporte de Desarrollo Mundial 2018 y la UNESCO, “los niños que reciben educación preescolar tienen mejor asistencia y mejor desempeño en la escuela primaria”.
Sin embargo, apenas el 20% de los niños en los países de ingreso bajo asiste al preescolar. En cambio, un tercio de los niños en países de ingreso medio-bajo va al preescolar. Cifras que contrastan con los países de ingreso medio-alto y alto (ricos), donde el 75% de los niños recibe esta educación preescolar.
Los datos del Atlas muestran que en Bolivia, entre el 50 y el 75% de los niños recibe educación preescolar. Situación que comparte con países como Argentina y Ecuador, pero también con México, EEUU y Canadá.
En cambio, en el resto de Sudamérica (a excepción de Paraguay), los niños que van a preescolar superan el 75%, un nivel similar al que se observa en Europa, Rusia, China y Australia. En Paraguay la cifra está entre el 25 y el 50%, similar a la de países centroamericanos y árabes, pero superior a los países africanos, que en su mayoría no superan el 25%.
El Banco Mundial afirma que “la educación es una inversión”, y que por tanto “todos los gobiernos tienen una responsabilidad para financiarla”.
Según el Atlas, el gasto promedio en educación a nivel mundial ronda el 5% del PIB de los países. En Asia el monto está entre el 3 y 4% del PIB, en África ronda el 4,5%. En países europeos, latinoamericanos y norteamericanos, la cifra está entre el 5 y 5,5%.
En Bolivia, el Presupuesto General del Estado 2018 (PGE) consignó un gasto en educación que ronda el 6% del PIB, superando el promedio regional. Aunque la calidad educativa, como se ha visto antes, es casi totalmente otra discusión.
Escolaridad y embarazo adolescente
De acuerdo con la UNESCO, las niñas que asisten a la escuela tienen menor probabilidad de quedar embarazadas durante la adolescencia.
El Atlas muestra que “entre 1990 y 2014, todas las regiones vieron un incremento en la proporción de niñas matriculadas en la escuela secundaria, y simultáneamente un decrecimiento de las tasas de fertilidad adolescente”.
Pero aunque la tendencia es mundial, no es totalmente homogénea. Esto se debe a que “si bien mayores tasas de matriculación escolar están correlacionadas con menores tasas de fertilidad, otros factores como acceso a contraceptivos y una menor tasa de mortalidad infantil también juegan un rol”.
Así, algunas regiones muestran con más claridad la relación entre la escolaridad y el embarazo adolescente.
Por ejemplo, en el África Subsahariana, las matriculaciones se duplicaron entre 1990 y 2015, y la tasa de fertilidad adolescente bajó en un 25%. Mientras, en el sur de Asia las matriculaciones también se duplicaron, pero la tasa de fertilidad adolescente bajó en un 65%.
Brechas de género educativas cerrándose
“Las brechas de género para completar la educación temprana se han cerrado, excepto en países de ingresos bajos, donde las tasas de terminación educativa para los niños varones son 5% mayores que para las niñas”, se explica en el Atlas.
Si bien entre 1990 y 2015 las brechas en países de ingresos bajos se han cerrado levemente, la evidencia muestra que menos de la mitad de los niños completa la escuela primaria, y las niñas siguen por detrás de los hombres.
Los países de ingreso medio-bajo “han dado grandes pasos en mejorar las tasas de terminación escolar y en cerrar las brechas de género”. En los países de ingreso alto y medio-alto, las tasa de terminación escolar son altas y la brecha de género es muy pequeña.
Autoempleo elevado en Bolivia
El octavo ODS se refiere al Trabajo Decente y Crecimiento económico. Busca “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos”.
Uno de los aspectos que más resalta en el Atlas sobre este Objetivo es la importante magnitud del empleo por cuenta propia en los países del sur de Asia y del África Subsahariana.
En estas regiones, alrededor del 50% de la población ocupada es trabajadora por cuenta propia, autoempleada. Los hombres tienen porcentajes mayores que las mujeres en el autoempleo, pero también tiene mayores porcentajes como trabajadores asalariados, mientras que las mujeres tienen porcentajes elevados como trabajadoras familiares sin remuneración.
En América Latina, el Atlas muestra que cerca del 60% de la población ocupada, tanto masculina como femenina, goza de trabajo asalariado, y menos del 25% son trabajadores por cuenta propia.
Sin embargo, el caso de Bolivia se parece más al del sur asiático y al África subsahariana. Según datos del Censo de Población y Vivienda del año 2012 (llevado a cabo por el INE), el 46% de la población ocupada en Bolivia trabaja por cuenta propia. En el Censo del año 2001 la cifra era exactamente la misma, por lo que la situación en este aspecto no ha variado en más de una década.
Respecto a la distribución de género, se ve que el 48,9% de las mujeres empleadas son trabajadoras por cuenta propia, mientras el 44% de los hombres lo son. Sólo el 30,3% de las mujeres que trabajan son asalariadas, y el 39,2% son varones.
Según el Atlas, las personas que trabajan por cuenta propia o para sus familias tienen más probabilidad de “carecer de redes de seguridad social, y enfrentan mayores riesgos ante shocks económicos que los trabajadores asalariados”.
Acceso a servicios financieros
A nivel global, en promedio el 69% de los mayores de 15 años tiene una cuenta con alguna institución financiera o con algún proveedor móvil de dinero.
En EEUU, Canadá, Mongolia, Australia, Japón, Corea del Sur, Europa, entre otros pocos, más del 90% de los mayores de 15 años tienen acceso a este tipo de servicios financieros. Países como Brasil, Venezuela, China, Rusia, Chile, la proporción llega a estar entre 65 y 90%.
Bolivia, al igual que la mayor parte de Sudamérica, muestra un acceso de entre el 40 y el 65%. México entre el 20 y 40%. Los países que tienen un acceso menor al 20% están principalmente en África, así como aquellos sin datos sobre este tema.
Los datos también muestran que la tenencia de una cuenta bancaria es menor entre los más jóvenes, entre aquellos con menor nivel educativo, mujeres y adultos pobres. Las brechas también suelen ser más grandes en los países más pobres.
Industrialización, lejos de países pobres
Tal como explica el Atlas, las industrias de mediana y alta tecnología permiten mayor diversificación y ofrecen mejores oportunidades para el desarrollo de habilidades y para la innovación.
Según la definición de este documento, las industrias de mediana y alta tecnología incluyen principalmente la manufactura de químicos, maquinaria y vehículos motorizados.
En países como EEUU, Canadá, China, Brasil, Venezuela, India, Japón y los europeos, la industria de mediana y alta tecnología como porcentaje de las manufacturas de valor agregado superan el 30%.
Rusia, Argentina, Colombia, Sudáfrica, Australia, entre otros, se sitúan entre el 15 y 30%. Mientras que Bolivia, Perú, Ecuador, Chile y varios países africanos no superan el 15%.
Por otra parte, para evaluar indirectamente la innovación, el Atlas analiza las solicitudes de patentes, ya que según explican, “las patentes están diseñadas para fomentar la innovación al proveer incentivos para la investigación y desarrollo”.
Según el documento, los seis países en los que más se registraron solicitudes de patentes el año 2016 fueron China, EEUU, Japón, Corea del Sur, Alemania y Singapur.
Desigualdad mejora pero no suficiente
El ODS número 10 busca reducir la desigualdad dentro y entre países. El Atlas explica que “una forma sencilla de medir la desigualdad en un país es considerando la porción de la población que vive por debajo del 50% del ingreso medio”, porque está correlacionado directamente con el índice GINI.
Por tanto, los cambios en la desigualdad pueden medirse a través del crecimiento relativo del ingreso del 40% más pobre de la población.
Según el Atlas, entre 2009 y 2014, en 34 países el crecimiento del ingreso de los más pobres fue menor que el promedio. Ejemplos de este caso son Nicaragua, Jordania, Turquía, Bulgaria, España, Grecia, entre varios otros.
En el mismo periodo, en 61 países el ingreso de los más pobres creció más rápido que el promedio. Es el caso de China, Bután, Paraguay, Chile, Bolivia, Uruguay, Perú, Argentina, Alemania, Honduras, Croacia, entre otros.
Enviar remesas es costoso
Es sabido que las remesas enviadas por compatriotas migrantes son una importante fuente de ingresos en países de ingreso bajo y medio-bajo, y también entre la población de escasos recursos en los demás países.
Las personas pagan a empresas específicas para enviar las remesas a sus países de origen. El Atlas revela que el costo de enviar estas remesas es elevado.
Según el documento, los costos son elevados por varias razones, entre las que destacan “la falta de transparencia en el mercado, haciendo para los clientes comparar costos, además de una insuficiente competencia entre las empresas”.
Datos del Banco Mundial para el año 2017 muestran que, en promedio, el costo de transacción para enviar dinero a China es del 10% o más. El gigante asiático es uno de los países donde resulta más caro enviar remesas, junto con Cuba y varios países del África subsahariana.
Enviar dinero a Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Paraguay tiene un costo de transacción de entre 5 y 10%. Enviar a México o Ecuador cuesta entre 3 y 5%.
El Atlas resalta que si bien costo promedio de enviar remesas a nivel global bajó de 9,1% a 7,1% en los últimos 4 años, la cifra sigue siendo elevada considerando el Objetivo de reducirlo al menos hasta el 3%.
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Como se sabe, son 17 los ODS, y representan el plan más ambicioso a nivel mundial para promover el desarrollo sostenible. Según el Banco Mundial, alcanzar los ODS hasta el año 2030 –como está planteado- requerirá más y mejor financiamiento, un enfoque renovado en la implementación para mejorar las vidas de quienes es más difícil alcanzar, y también importantes mejoras en la recolección y análisis de datos.
Del extenso documento, se pueden extraer algunas tendencias importantes para algunos de los ODS. Por ejemplo, el Objetivo 4, que se refiere a la Educación de Calidad, muestra que pese a su importancia, la matriculación en la educación preescolar no es universal.
Según el Reporte de Desarrollo Mundial 2018 y la UNESCO, “los niños que reciben educación preescolar tienen mejor asistencia y mejor desempeño en la escuela primaria”.
Sin embargo, apenas el 20% de los niños en los países de ingreso bajo asiste al preescolar. En cambio, un tercio de los niños en países de ingreso medio-bajo va al preescolar. Cifras que contrastan con los países de ingreso medio-alto y alto (ricos), donde el 75% de los niños recibe esta educación preescolar.
Los datos del Atlas muestran que en Bolivia, entre el 50 y el 75% de los niños recibe educación preescolar. Situación que comparte con países como Argentina y Ecuador, pero también con México, EEUU y Canadá.
En cambio, en el resto de Sudamérica (a excepción de Paraguay), los niños que van a preescolar superan el 75%, un nivel similar al que se observa en Europa, Rusia, China y Australia. En Paraguay la cifra está entre el 25 y el 50%, similar a la de países centroamericanos y árabes, pero superior a los países africanos, que en su mayoría no superan el 25%.
El Banco Mundial afirma que “la educación es una inversión”, y que por tanto “todos los gobiernos tienen una responsabilidad para financiarla”.
Según el Atlas, el gasto promedio en educación a nivel mundial ronda el 5% del PIB de los países. En Asia el monto está entre el 3 y 4% del PIB, en África ronda el 4,5%. En países europeos, latinoamericanos y norteamericanos, la cifra está entre el 5 y 5,5%.
En Bolivia, el Presupuesto General del Estado 2018 (PGE) consignó un gasto en educación que ronda el 6% del PIB, superando el promedio regional. Aunque la calidad educativa, como se ha visto antes, es casi totalmente otra discusión.
Escolaridad y embarazo adolescente
De acuerdo con la UNESCO, las niñas que asisten a la escuela tienen menor probabilidad de quedar embarazadas durante la adolescencia.
El Atlas muestra que “entre 1990 y 2014, todas las regiones vieron un incremento en la proporción de niñas matriculadas en la escuela secundaria, y simultáneamente un decrecimiento de las tasas de fertilidad adolescente”.
Pero aunque la tendencia es mundial, no es totalmente homogénea. Esto se debe a que “si bien mayores tasas de matriculación escolar están correlacionadas con menores tasas de fertilidad, otros factores como acceso a contraceptivos y una menor tasa de mortalidad infantil también juegan un rol”.
Así, algunas regiones muestran con más claridad la relación entre la escolaridad y el embarazo adolescente.
Por ejemplo, en el África Subsahariana, las matriculaciones se duplicaron entre 1990 y 2015, y la tasa de fertilidad adolescente bajó en un 25%. Mientras, en el sur de Asia las matriculaciones también se duplicaron, pero la tasa de fertilidad adolescente bajó en un 65%.
Brechas de género educativas cerrándose
“Las brechas de género para completar la educación temprana se han cerrado, excepto en países de ingresos bajos, donde las tasas de terminación educativa para los niños varones son 5% mayores que para las niñas”, se explica en el Atlas.
Si bien entre 1990 y 2015 las brechas en países de ingresos bajos se han cerrado levemente, la evidencia muestra que menos de la mitad de los niños completa la escuela primaria, y las niñas siguen por detrás de los hombres.
Los países de ingreso medio-bajo “han dado grandes pasos en mejorar las tasas de terminación escolar y en cerrar las brechas de género”. En los países de ingreso alto y medio-alto, las tasa de terminación escolar son altas y la brecha de género es muy pequeña.
Autoempleo elevado en Bolivia
El octavo ODS se refiere al Trabajo Decente y Crecimiento económico. Busca “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos”.
Uno de los aspectos que más resalta en el Atlas sobre este Objetivo es la importante magnitud del empleo por cuenta propia en los países del sur de Asia y del África Subsahariana.
En estas regiones, alrededor del 50% de la población ocupada es trabajadora por cuenta propia, autoempleada. Los hombres tienen porcentajes mayores que las mujeres en el autoempleo, pero también tiene mayores porcentajes como trabajadores asalariados, mientras que las mujeres tienen porcentajes elevados como trabajadoras familiares sin remuneración.
En América Latina, el Atlas muestra que cerca del 60% de la población ocupada, tanto masculina como femenina, goza de trabajo asalariado, y menos del 25% son trabajadores por cuenta propia.
Sin embargo, el caso de Bolivia se parece más al del sur asiático y al África subsahariana. Según datos del Censo de Población y Vivienda del año 2012 (llevado a cabo por el INE), el 46% de la población ocupada en Bolivia trabaja por cuenta propia. En el Censo del año 2001 la cifra era exactamente la misma, por lo que la situación en este aspecto no ha variado en más de una década.
Respecto a la distribución de género, se ve que el 48,9% de las mujeres empleadas son trabajadoras por cuenta propia, mientras el 44% de los hombres lo son. Sólo el 30,3% de las mujeres que trabajan son asalariadas, y el 39,2% son varones.
Según el Atlas, las personas que trabajan por cuenta propia o para sus familias tienen más probabilidad de “carecer de redes de seguridad social, y enfrentan mayores riesgos ante shocks económicos que los trabajadores asalariados”.
Acceso a servicios financieros
A nivel global, en promedio el 69% de los mayores de 15 años tiene una cuenta con alguna institución financiera o con algún proveedor móvil de dinero.
En EEUU, Canadá, Mongolia, Australia, Japón, Corea del Sur, Europa, entre otros pocos, más del 90% de los mayores de 15 años tienen acceso a este tipo de servicios financieros. Países como Brasil, Venezuela, China, Rusia, Chile, la proporción llega a estar entre 65 y 90%.
Bolivia, al igual que la mayor parte de Sudamérica, muestra un acceso de entre el 40 y el 65%. México entre el 20 y 40%. Los países que tienen un acceso menor al 20% están principalmente en África, así como aquellos sin datos sobre este tema.
Los datos también muestran que la tenencia de una cuenta bancaria es menor entre los más jóvenes, entre aquellos con menor nivel educativo, mujeres y adultos pobres. Las brechas también suelen ser más grandes en los países más pobres.
Industrialización, lejos de países pobres
Tal como explica el Atlas, las industrias de mediana y alta tecnología permiten mayor diversificación y ofrecen mejores oportunidades para el desarrollo de habilidades y para la innovación.
Según la definición de este documento, las industrias de mediana y alta tecnología incluyen principalmente la manufactura de químicos, maquinaria y vehículos motorizados.
En países como EEUU, Canadá, China, Brasil, Venezuela, India, Japón y los europeos, la industria de mediana y alta tecnología como porcentaje de las manufacturas de valor agregado superan el 30%.
Rusia, Argentina, Colombia, Sudáfrica, Australia, entre otros, se sitúan entre el 15 y 30%. Mientras que Bolivia, Perú, Ecuador, Chile y varios países africanos no superan el 15%.
Por otra parte, para evaluar indirectamente la innovación, el Atlas analiza las solicitudes de patentes, ya que según explican, “las patentes están diseñadas para fomentar la innovación al proveer incentivos para la investigación y desarrollo”.
Según el documento, los seis países en los que más se registraron solicitudes de patentes el año 2016 fueron China, EEUU, Japón, Corea del Sur, Alemania y Singapur.
Desigualdad mejora pero no suficiente
El ODS número 10 busca reducir la desigualdad dentro y entre países. El Atlas explica que “una forma sencilla de medir la desigualdad en un país es considerando la porción de la población que vive por debajo del 50% del ingreso medio”, porque está correlacionado directamente con el índice GINI.
Por tanto, los cambios en la desigualdad pueden medirse a través del crecimiento relativo del ingreso del 40% más pobre de la población.
Según el Atlas, entre 2009 y 2014, en 34 países el crecimiento del ingreso de los más pobres fue menor que el promedio. Ejemplos de este caso son Nicaragua, Jordania, Turquía, Bulgaria, España, Grecia, entre varios otros.
En el mismo periodo, en 61 países el ingreso de los más pobres creció más rápido que el promedio. Es el caso de China, Bután, Paraguay, Chile, Bolivia, Uruguay, Perú, Argentina, Alemania, Honduras, Croacia, entre otros.
Enviar remesas es costoso
Es sabido que las remesas enviadas por compatriotas migrantes son una importante fuente de ingresos en países de ingreso bajo y medio-bajo, y también entre la población de escasos recursos en los demás países.
Las personas pagan a empresas específicas para enviar las remesas a sus países de origen. El Atlas revela que el costo de enviar estas remesas es elevado.
Según el documento, los costos son elevados por varias razones, entre las que destacan “la falta de transparencia en el mercado, haciendo para los clientes comparar costos, además de una insuficiente competencia entre las empresas”.
Datos del Banco Mundial para el año 2017 muestran que, en promedio, el costo de transacción para enviar dinero a China es del 10% o más. El gigante asiático es uno de los países donde resulta más caro enviar remesas, junto con Cuba y varios países del África subsahariana.
Enviar dinero a Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Paraguay tiene un costo de transacción de entre 5 y 10%. Enviar a México o Ecuador cuesta entre 3 y 5%.
El Atlas resalta que si bien costo promedio de enviar remesas a nivel global bajó de 9,1% a 7,1% en los últimos 4 años, la cifra sigue siendo elevada considerando el Objetivo de reducirlo al menos hasta el 3%.
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