Rescatan a Amado, el hombre que vivió en el suelo 53 años
Luego de que se hiciera pública en las redes sociales la noticia de que un hombre con un grado completo de discapacidad vivía en condiciones inhumanas en la comunidad de Jarcas Cancha, el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) se trasladó hasta el hogar de Amado, un afable...
Luego de que se hiciera pública en las redes sociales la noticia de que un hombre con un grado completo de discapacidad vivía en condiciones inhumanas en la comunidad de Jarcas Cancha, el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) se trasladó hasta el hogar de Amado, un afable personaje de más de 50 años que vivió postrado en un cuero de vaca durante la mayor parte de su vida. El jueves 7 de junio llegó a Tarija y rápidamente se estabiliza en el Hospital San Juan de Dios. El Hogar Teresa de Jornet lo recibirá para mejorar su calidad de vida.
Amado, de 53 años, es un hombre de luz, que por su sonrisa al ver llegar a los extraños parece dar sacudones de fe. Su vida no fue fácil, puesto que quedó solo al cuidado de su madre que apenas podía compartir las tareas del campo con Amado y el resto de su familia, algunos de ellos con un grado menos severo de discapacidad. El ángel guardián que cuidaba de Amado falleció hace un mes y él quedó a cargo de su hermana, que también sufre de una salud precaria y condiciones de pobreza extrema.
La imagen es devastadora, después de recorrer serranías por más de tres horas desde Tarija se llega a la casa de la familia Ortega Guerrero, con un frío que carcome los huesos se sube a pie por la ultima colina, ahí se encuentra el patio de tierra donde Amado se recuesta semi desnudo sobre unos cueros de vaca, la temperatura apenas supera el grado centígrado. A pesar de todo Amado trata de incorporarse, sonríe y vuelve a reposar su cabeza en la piel de vaca, su pelo polvoriento derrama excrementos de ratón, esa imagen es la postal de la otra Tarija, la del plato de mazamorra de harina fría como almuerzo, sin carne, sin color, sin sabor.
La situación de por si es difícil, las condiciones para el agro en Jarcas Cancha no son las mejores, una larga racha de mala producción y falta de lluvias conforma el escenario desolador, más aun cuando se tiene que llevar adelante una vida especial como la de Amado, sin la preparación necesaria, nunca se le estimuló, ni física ni mentalmente. Sus extremidades retorcidas y su estado de desnutrición de piel y huesos son la evidencia de la situación de calamidad.
Nadie se explica cómo Amado superó el medio siglo de vida, así arrastrándose sobre la tierra, con los pulmones al descubierto, con la falta de apetito que le causa paradójicamente la misma comida. Pero ahí está, dándole una bofetada a la vida, saliendo todas las madrugadas de su cuarto sin puertas sin ventanas, arrastrándose estoicamente, para contemplar lo magnífico de los amaneceres en su casa.
El Sedeges hizo carne del asunto y conformó una comitiva que llevó todo el apoyo logístico y profesional para trasladar a Amado hasta Tarija, para así dignificar su vida un poquito más, a pesar de la pena, su hermana reconoce que ella no puede cuidarlo y que esperó mucho ese momento. Los médicos le explican lo que pasará de ahora en adelante y Amado sube a la ambulancia, sonriente, lanzando carcajadas con toz, mirando hacia atrás el lugar del cual nunca se movió durante años.
Al llegar a Tarija todos en el Hospital quieren ayudar, los del área de quemados lo bañan y tratan con dulzura, los internos y médicos encargados del piso conocen su historia por la televisión y hablan con el como si fuera un amigo de años. Amado hoy viste ropa nueva y abrigada, esta peinado coquetamente y su humanidad reposa sobre un colchón, de seguro más blando que el viejo cuero de ovejas, tiene apetito y bastante sed, hace más fácil su alimentación y su recuperación.
Mery Polo, directora del Sedeges, destacó la labor de los medios de comunicación e instituciones que posibilitaron el traslado de Amado, “el Sedeges no dejará solo a Amado”.
El periodista Josué Acebey lazó la noticia que rápidamente cobró fuerza, una campaña solidaria logró recaudar víveres, camas, sillas de rueda, entre otros insumos, que fueron compartidos por la familia de Amado con la comunidad, a pesar de su precaria situación.
Amado, de 53 años, es un hombre de luz, que por su sonrisa al ver llegar a los extraños parece dar sacudones de fe. Su vida no fue fácil, puesto que quedó solo al cuidado de su madre que apenas podía compartir las tareas del campo con Amado y el resto de su familia, algunos de ellos con un grado menos severo de discapacidad. El ángel guardián que cuidaba de Amado falleció hace un mes y él quedó a cargo de su hermana, que también sufre de una salud precaria y condiciones de pobreza extrema.
La imagen es devastadora, después de recorrer serranías por más de tres horas desde Tarija se llega a la casa de la familia Ortega Guerrero, con un frío que carcome los huesos se sube a pie por la ultima colina, ahí se encuentra el patio de tierra donde Amado se recuesta semi desnudo sobre unos cueros de vaca, la temperatura apenas supera el grado centígrado. A pesar de todo Amado trata de incorporarse, sonríe y vuelve a reposar su cabeza en la piel de vaca, su pelo polvoriento derrama excrementos de ratón, esa imagen es la postal de la otra Tarija, la del plato de mazamorra de harina fría como almuerzo, sin carne, sin color, sin sabor.
La situación de por si es difícil, las condiciones para el agro en Jarcas Cancha no son las mejores, una larga racha de mala producción y falta de lluvias conforma el escenario desolador, más aun cuando se tiene que llevar adelante una vida especial como la de Amado, sin la preparación necesaria, nunca se le estimuló, ni física ni mentalmente. Sus extremidades retorcidas y su estado de desnutrición de piel y huesos son la evidencia de la situación de calamidad.
Nadie se explica cómo Amado superó el medio siglo de vida, así arrastrándose sobre la tierra, con los pulmones al descubierto, con la falta de apetito que le causa paradójicamente la misma comida. Pero ahí está, dándole una bofetada a la vida, saliendo todas las madrugadas de su cuarto sin puertas sin ventanas, arrastrándose estoicamente, para contemplar lo magnífico de los amaneceres en su casa.
El Sedeges hizo carne del asunto y conformó una comitiva que llevó todo el apoyo logístico y profesional para trasladar a Amado hasta Tarija, para así dignificar su vida un poquito más, a pesar de la pena, su hermana reconoce que ella no puede cuidarlo y que esperó mucho ese momento. Los médicos le explican lo que pasará de ahora en adelante y Amado sube a la ambulancia, sonriente, lanzando carcajadas con toz, mirando hacia atrás el lugar del cual nunca se movió durante años.
Al llegar a Tarija todos en el Hospital quieren ayudar, los del área de quemados lo bañan y tratan con dulzura, los internos y médicos encargados del piso conocen su historia por la televisión y hablan con el como si fuera un amigo de años. Amado hoy viste ropa nueva y abrigada, esta peinado coquetamente y su humanidad reposa sobre un colchón, de seguro más blando que el viejo cuero de ovejas, tiene apetito y bastante sed, hace más fácil su alimentación y su recuperación.
Mery Polo, directora del Sedeges, destacó la labor de los medios de comunicación e instituciones que posibilitaron el traslado de Amado, “el Sedeges no dejará solo a Amado”.
El periodista Josué Acebey lazó la noticia que rápidamente cobró fuerza, una campaña solidaria logró recaudar víveres, camas, sillas de rueda, entre otros insumos, que fueron compartidos por la familia de Amado con la comunidad, a pesar de su precaria situación.