La ejemplar obra de la beata Nazaria Ignacia en Bolivia
Comedores para los pobres, casas de acogida para los huérfanos y un inédito sindicato obrero femenino creado una década antes de que se formaran los primeros gremios en Bolivia son parte del legado de la beata española Nazaria Ignacia, que irradió desde Bolivia su cruzada por los más...



Comedores para los pobres, casas de acogida para los huérfanos y un inédito sindicato obrero femenino creado una década antes de que se formaran los primeros gremios en Bolivia son parte del legado de la beata española Nazaria Ignacia, que irradió desde Bolivia su cruzada por los más necesitados.
Nacida en Madrid en 1889, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa es considerada una “visionaria” para su época, ya que postulaba que la Iglesia católica vaya al encuentro de la gente tres décadas antes de que el Concilio Vaticano II lo planteara.
La beata promovió estas ideas desde la ciudad de Oruro y lo hizo siendo mujer “en una sociedad que hace 70 u 80 años atrás era tres veces más machista de lo que es hoy”, resaltó el politólogo Carlos Cordero, quien es un colaborador de las Misioneras Cruzadas en Bolivia y ha escrito un libro sobre su vida.
“Adicionalmente, la madre Nazaria muestra el verdadero espíritu y carisma de la Iglesia católica boliviana: el ser una iglesia universal que no conoce nacionalidades ni fronteras”, afirmó.
Y es que, aunque es madrileña de nacimiento, se la considera la primera beata boliviana porque vino “a servir a los bolivianos” y desde este país irradió su obra al mundo, dijo Cordero.
Cuando tenía 19 años, Nazaria Ignacia se hizo Hermanita de los Ancianos Desamparados y fue destinada en 1912 a Oruro, donde por entonces la realidad era difícil, “con pocas familias acomodadas y muchos pobres”, según una publicación de las Misioneras Cruzadas.
Ante las circunstancias y viendo las necesidades que había en Oruro, la religiosa decidió fundar una nueva orden.
Con un capital de 40 centavos, Nazaria Ignacia fundó en 1925 la Cruzada Pontificia, conocida hoy como Misioneras Cruzadas de la Iglesia, la primera congregación “nativa” de Bolivia, explicó la provincial de la orden en América Latina, Elizabeth Copa.
A partir de la fundación de la orden, el trabajo de Nazaria Ignacia y de las primeras misioneras fue incansable y se desarrolló sobre todo en la periferia de Oruro y en las zonas mineras rurales.
La religiosa asistió a desempleados, trabajó con organizaciones campesinas y mineras, creó centros profesionales de formación técnica para mujeres, casas de acogida para niños huérfanos, comedores populares y una revista llamada “Adalid de Cristo Rey”.
Una de las hazañas de la española fue organizar en 1933 a las mujeres de los mercados y comercios orureños para formar el que fue el primer sindicato obrero femenino de Bolivia.
Cordero destacó aquella iniciativa porque se adelantó en diez años a la creación de los primeros sindicatos en el país.
También creó la llamada “Olla del pobre”, que actualmente sigue vigente y ofrece entre 150 y 200 almuerzos a diario, de lunes a viernes, a personas de escasos recursos.
En los diarios de la beata, hay una narración sobre un cumpleaños de quien fue el nuncio apostólico en Bolivia en los años 30, que fue celebrado por iniciativa de las misioneras con un almuerzo para más de mil pobres en la casa sede que tenían por entonces en La Paz.
Fragmentos de aquel evento, en el que se puede ver a Nazaria Ignacia, son parte de un vídeo inédito que fue entregado la semana pasada por las misioneras a la Fundación Cinemateca Boliviana.
En el filme, que dura unos ocho minutos, también hay imágenes de un sepelio, una procesión en las calles de La Paz y un acto religioso a los pies del monumento al Corazón de Jesús en El Alto, que por entonces era una zona paceña y ahora es su ciudad vecina.
Según Cordero, a Nazaria Ignacia le tocó vivir los efectos de “cuatro grandes conflagraciones”, incluidas las dos guerras mundiales y la guerra del Chaco (1932-1935), en la que se enfrentaron Bolivia y Paraguay.
Precisamente una de las obras de las misioneras fue atender a las víctimas de esa contienda, sobre todo a huérfanos y enfermos. También pasó por momentos difíciles cuando fue a España para fundar allí casas de la orden, pues durante su viaje estalló la Guerra Civil (1936-1939).
En vida, la incansable religiosa desempeñó una labor misionera en Bolivia, Uruguay, España y Argentina, donde falleció el 6 de julio de 1943. Sus restos fueron trasladados a Oruro en 1972 y desde entonces permanecen en esa ciudad boliviana, como lo pidió Nazaria Ignacia antes de morir.
La española fue beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II. A más de 90 años de su fundación, la obra iniciada en Oruro por Nazaria Ignacia ya tiene presencia en 21 países de cuatro continentes y fue destacada por el papa Francisco durante un encuentro con religiosos en su visita a Bolivia en 2015.
El Papa aprueba el milagro
En enero de este año el Papa reconoció el milagro que consentirá canonizar a la beata española Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II, su canonización es muy esperada especialmente por parte de la Iglesia católica boliviana, pues fue en este país donde desarrolló gran parte de su obra.
El Vaticano explicó en un comunicado que el Papa aprobó este milagro en una audiencia que mantuvo con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato.
El Vaticano informó que el próximo sábado 19 de mayo se realizará el Consistorio Público Ordinario para tratar la canonización de seis beatos, entre ellos Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, conocida como la primera santa de Bolivia.
Detalles de la beata, pronto a ser canonizada
Muerte
La muerte de Nazaria Ignacia no pasó desapercibida por la población que vivía en torno al monasterio donde vivía. Su labor por la Iglesia dejó una huella en medio de quienes la conocieron. Esa fama, luego de su muerte, se convirtió en devoción.
Beatificada
El papa Juan Pablo II la declaró venerable el 1 de septiembre de 1988. El mismo pontífice la beatificó el 27 de septiembre de 1992, en el contexto del V Centenario de la Evangelización de América.
Reliquias
El Martirologio romano recoge su memoria el 6 de julio. Sus reliquias se veneran en la casa madre de la congregación de Oruro. La Congregación de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia han difundido su devoción en 21 países del mundo donde hacen presencia.
Nacida en Madrid en 1889, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa es considerada una “visionaria” para su época, ya que postulaba que la Iglesia católica vaya al encuentro de la gente tres décadas antes de que el Concilio Vaticano II lo planteara.
La beata promovió estas ideas desde la ciudad de Oruro y lo hizo siendo mujer “en una sociedad que hace 70 u 80 años atrás era tres veces más machista de lo que es hoy”, resaltó el politólogo Carlos Cordero, quien es un colaborador de las Misioneras Cruzadas en Bolivia y ha escrito un libro sobre su vida.
“Adicionalmente, la madre Nazaria muestra el verdadero espíritu y carisma de la Iglesia católica boliviana: el ser una iglesia universal que no conoce nacionalidades ni fronteras”, afirmó.
Y es que, aunque es madrileña de nacimiento, se la considera la primera beata boliviana porque vino “a servir a los bolivianos” y desde este país irradió su obra al mundo, dijo Cordero.
Cuando tenía 19 años, Nazaria Ignacia se hizo Hermanita de los Ancianos Desamparados y fue destinada en 1912 a Oruro, donde por entonces la realidad era difícil, “con pocas familias acomodadas y muchos pobres”, según una publicación de las Misioneras Cruzadas.
Ante las circunstancias y viendo las necesidades que había en Oruro, la religiosa decidió fundar una nueva orden.
Con un capital de 40 centavos, Nazaria Ignacia fundó en 1925 la Cruzada Pontificia, conocida hoy como Misioneras Cruzadas de la Iglesia, la primera congregación “nativa” de Bolivia, explicó la provincial de la orden en América Latina, Elizabeth Copa.
A partir de la fundación de la orden, el trabajo de Nazaria Ignacia y de las primeras misioneras fue incansable y se desarrolló sobre todo en la periferia de Oruro y en las zonas mineras rurales.
La religiosa asistió a desempleados, trabajó con organizaciones campesinas y mineras, creó centros profesionales de formación técnica para mujeres, casas de acogida para niños huérfanos, comedores populares y una revista llamada “Adalid de Cristo Rey”.
Una de las hazañas de la española fue organizar en 1933 a las mujeres de los mercados y comercios orureños para formar el que fue el primer sindicato obrero femenino de Bolivia.
Cordero destacó aquella iniciativa porque se adelantó en diez años a la creación de los primeros sindicatos en el país.
También creó la llamada “Olla del pobre”, que actualmente sigue vigente y ofrece entre 150 y 200 almuerzos a diario, de lunes a viernes, a personas de escasos recursos.
En los diarios de la beata, hay una narración sobre un cumpleaños de quien fue el nuncio apostólico en Bolivia en los años 30, que fue celebrado por iniciativa de las misioneras con un almuerzo para más de mil pobres en la casa sede que tenían por entonces en La Paz.
Fragmentos de aquel evento, en el que se puede ver a Nazaria Ignacia, son parte de un vídeo inédito que fue entregado la semana pasada por las misioneras a la Fundación Cinemateca Boliviana.
En el filme, que dura unos ocho minutos, también hay imágenes de un sepelio, una procesión en las calles de La Paz y un acto religioso a los pies del monumento al Corazón de Jesús en El Alto, que por entonces era una zona paceña y ahora es su ciudad vecina.
Según Cordero, a Nazaria Ignacia le tocó vivir los efectos de “cuatro grandes conflagraciones”, incluidas las dos guerras mundiales y la guerra del Chaco (1932-1935), en la que se enfrentaron Bolivia y Paraguay.
Precisamente una de las obras de las misioneras fue atender a las víctimas de esa contienda, sobre todo a huérfanos y enfermos. También pasó por momentos difíciles cuando fue a España para fundar allí casas de la orden, pues durante su viaje estalló la Guerra Civil (1936-1939).
En vida, la incansable religiosa desempeñó una labor misionera en Bolivia, Uruguay, España y Argentina, donde falleció el 6 de julio de 1943. Sus restos fueron trasladados a Oruro en 1972 y desde entonces permanecen en esa ciudad boliviana, como lo pidió Nazaria Ignacia antes de morir.
La española fue beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II. A más de 90 años de su fundación, la obra iniciada en Oruro por Nazaria Ignacia ya tiene presencia en 21 países de cuatro continentes y fue destacada por el papa Francisco durante un encuentro con religiosos en su visita a Bolivia en 2015.
El Papa aprueba el milagro
En enero de este año el Papa reconoció el milagro que consentirá canonizar a la beata española Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Beatificada en 1992 por el papa Juan Pablo II, su canonización es muy esperada especialmente por parte de la Iglesia católica boliviana, pues fue en este país donde desarrolló gran parte de su obra.
El Vaticano explicó en un comunicado que el Papa aprobó este milagro en una audiencia que mantuvo con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato.
El Vaticano informó que el próximo sábado 19 de mayo se realizará el Consistorio Público Ordinario para tratar la canonización de seis beatos, entre ellos Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, conocida como la primera santa de Bolivia.
Detalles de la beata, pronto a ser canonizada
Muerte
La muerte de Nazaria Ignacia no pasó desapercibida por la población que vivía en torno al monasterio donde vivía. Su labor por la Iglesia dejó una huella en medio de quienes la conocieron. Esa fama, luego de su muerte, se convirtió en devoción.
Beatificada
El papa Juan Pablo II la declaró venerable el 1 de septiembre de 1988. El mismo pontífice la beatificó el 27 de septiembre de 1992, en el contexto del V Centenario de la Evangelización de América.
Reliquias
El Martirologio romano recoge su memoria el 6 de julio. Sus reliquias se veneran en la casa madre de la congregación de Oruro. La Congregación de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia han difundido su devoción en 21 países del mundo donde hacen presencia.