“Puentes que no son puentes”: Ponte Vecchio
El “Puente Viejo” es uno de los pocos puentes habitados del mundo. Fue construido en 1345 y hasta ahora sigue siendo el símbolo y principal atractivo turístico de la ciudad de Florencia, Italia.



Fue el pueblo romano el responsable de levantar la estructura que después se convertiría en Ponte Vecchio, el puente más importante de la ciudad de Florencia. En el siglo XIV, su primera versión fue de madera sobre pilones de piedra, pero muy pronto las crecidas del río Arno obligaron a repensar su estructura, que incluyó los tres arcos de piedra que le caracterizan, y que para su tiempo resultaron ser una gran innovación.
El puente de piedra más antiguo de Europa tiene historias para contar, muchas de las cuales están ligadas a los caprichos de la familia Medici, que se tradujeron en algunas de sus mejores expresiones de multifuncionalidad arquitectónica. En 1565, el duque Cosimo I pidió al arquitecto Giorgio Vasari la construcción de un corredor sobre el puente para unir el Palazzo Vecchio, sede política del gobierno de los Medici, con el Palazzo Pitti, la nueva morada familiar en la otra orilla del río. De esa manera, el duque evitó exponerse en la calle.
Así, el corredor Vasariano pasa por la iglesia de Santa Felicita, donde tiene un balcón que permitió a los Medici asistir a misa sin codearse con la población. Actualmente, una parte de su recorrido ingresa a la Galería Uffizi, que guarda una importante colección de obras de arte.
Sin embargo, los burgomaestres de la capital de la Toscana habían decidido usar el Ponte Vecchio como mercado de carnes para evitar al resto de la ciudad los olores de la ávida putrefacción, cosa que venía bien a los carniceros que, a falta de refrigeración, podían botar sus desechos al río. Pero Fernando I, incapaz de soportar el olor de la carne, ordenó la expulsión de los carniceros, poniendo en su lugar a los gremios de joyeros y orfebres. Y así el Ponte Vecchio se convirtió en un centro comercial de joyerías, muchas de las cuales son negocios de tradición familiar por generaciones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Ponte Vecchio fue el único puente de la ciudad de Florencia que no fue destruido, aunque no se sabe si el perdón vino de un Hitler enamorado de su belleza, o de un hábil orfebre florentino que saboteó las maniobras de detonación antes de tiempo.
“Puente que no es un puente”, Ponte Vecchio es uno de los destinos turísticos más populares de Florencia, un monumento histórico, arquitectónico y cultural, símbolo icónico de la ciudad, y parada obligatoria para todas las personas que visitan la capital de la Toscana.