“¡Te dije que no!”: las interpelaciones de la marcha feminista en Tarija
El movimiento feminista de Tarija, que aglutina a mujeres, hombres y diversidades, volvió a recorrer las calles para dejar en claro el sentido de su lucha.
“¡No! ¡Te dije que no! Mi cuerpo es mío, yo decido, tengo autonomía yo soy mía, porque…”. En repetición, con potente batucada, la marcha feminista fue regando este cántico a su paso por las calles de Tarija. En su brevedad, condensa el discurso del movimiento y es la esencia de todos sus reclamos.
Como nos cuesta ponernos en la piel del otro, de la otra, la marcha hizo un recorrido con trazo específico para interpelar a la ciudadanía y las instituciones, y señalar las cosas que escapan de la atención o son tapadas para que minorías y mayorías piensen que todo está bien, que “se están haciendo cosas”.
“¡Se rascan!”, alzó la voz el movimiento frente a las oficinas de los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM) por la ausencia de políticas públicas que protejan la vida de 90 niñas y niños que en Bolivia han quedado en orfandad por feminicidios, y hay más de cinco mil niños que sufren violencia en hogares de acogida.
Frente al atrio de la Iglesia de San Roque, ardió un cura de papel. Al calor del fuego, el movimiento reclamó la doble moral de la institución eclesial: “Por un lado sus oraciones, y por otro sus violaciones”, señalaron con rabia por los casos conocidos de pederastia y violación en Tarija, entre los cuales el del padre Coco resuena por los privilegios que ha recibido. “Que la jerarquía de la iglesia abra sus libros para denunciar a todos los curas violadores”, fue la demanda.
A los funcionarios del Gobierno Autónomo Departamental de Tarija se les espetó la deficiente gestión de la Ley 461 de declaratoria de alerta por violencia contra las mujeres en razón de género, pues en casi un año apenas han ejecutado un 40% de un presupuesto asignado a concretar acciones en favor de la vida de las mujeres.
El movimiento denunció que Tarija sea el departamento con el índice más alto de violencia hacia las mujeres, mientras los recursos se utilizan en el financiamiento de “elefantes blancos”. “No queremos misas, queremos estado laico. No queremos velas, queremos presupuesto para prevenir, porque dicen que no hay plata, pero para las selfies y para despilfarrar en la uva y el vino si hay”.
A la Asamblea Legislativa Departamental le tocó su turno, pues hasta el momento los funcionarios no han sido capaces de dar curso a las demandas del movimiento, a saber, una verdadera ley en beneficio de las mujeres y políticas para proteger a la niñez en orfandad por feminicidio. “Aquí hay hombres y mujeres que están en contra de una vida libre de violencia hacia las mujeres. ¡No les interesa absolutamente nada! ¡Asambleístas, a sus casas!”
En la puerta del Tribunal Departamental de Justicia, el movimiento quemó “el mayor símbolo del machismo en Tarija, la carretilla, porque es una apología de la violación”. Fue un momento doloroso, pues a gritos se demandó conocer el paradero de Singry Anabel Paco Valdez, y se pidió justicia para Esther Marisol Martínez Cope. “Jueces, fiscales, son todos criminales”, fue la sentencia del movimiento feminista al poder judicial.
La marcha terminó en el Parque Bolívar. Estuvieron presentes las hermanas de Esther Marisol, y una de ellas habló al micrófono: “Dos sujetos asesinaron a mi hermana, y posiblemente a uno le dejen libre por el simple hecho que no hay muchas pruebas. Es el que está en Yacuiba, en El Palmar”. Esther Marisol era la mayor de cinco, tenía 24 años y dejó a un niño en orfandad. “¡No están solas!”, respondió el movimiento.
Se volvieron a escuchar las demandas ya históricas: “Estamos exigiendo al estado una educación sexual integral para poder prevenir, métodos anticonceptivos gratuitos y seguros para no abortar, y un aborto legal, libre y gratuito, para no morir”. Y también las denuncias contra la violencia obstétrica y contra la brecha salarial entre hombres y mujeres: “Exigimos un trabajo digno, seguro, no precarizado”.
Al cierre, el movimiento feminista entretejió su lucha con el contexto global y se emitió una voz de apoyo contra el genocidio que sufre el pueblo palestino: “Las feministas luchamos por la justicia social, queremos un mundo sin violencia. Somos parte del sur global que es constantemente oprimido por el norte global. Tenemos que levantar la voz”.
Así, se reclamó la manera en que, “mientras lavan su imagen con nuestras luchas y deseos”, los países del norte global presentan una imagen democrática y usan políticas pro-mujer y pro-diversidad sexual y de género, al tiempo que “asesinan mujeres, disidencias e infancias palestinas, y refuerzan la opresión patriarcal en todos los territorios de la Palestina ocupada”.
Autonomía, verdadera libertad y soberanía son la semilla de la lucha feminista, a la cual se adhirieron cada vez más personas durante el recorrido de este 8 de marzo de 2024, seguramente porque, como se escuchó en el Parque Bolívar, “nuestros cuerpos guardan las memorias, saberes y dolores de nuestros pueblos, y resisten ante la política del olvido que fomenta el capitalismo colonial y el patriarcado”.