Javier Jaén frente al cráter de impacto
El diseñador español fue parte de los invitados a la Bienal del Cartel de Bolivia (BICeBé) 2023.



Sin tiempo, sin descanso, “con el cerebro frito”, Javier Jaén nos regaló unos minutos para hablar de su encuentro con el diseño y del valor de la creatividad humana en un mundo que se arroja sin frenos hacia el control tecnológico de toda producción, convirtiendo en patente cualquier artificio de la inteligencia.
La charla fue posible en el marco de la BICeBé 2023, a la que Jaén asistió y de la cual se llevó la grata sorpresa de haber visto “lo mejor de lo mejor, no sólo de Bolivia, sino internacionalmente. Bolivia está en el mapa mundial del diseño, y es espectacular”.
Creo que el aburrimiento bien entendido es muy positivo, porque la cabeza lucha y se tiene que inventar cosas.
Pura Cepa (PC). ¿Cómo fue tu infancia y qué te permitió tener una creatividad tan explosiva?
Javier Jaén (JJ). Dicen que siempre somos lo que éramos en el patio del colegio, y algo de cierto hay. No era el niño que jugaba futbol ni que se peleaba mucho. También dicen que lo que te hace raro de pequeño es lo que te define de mayor, muchas veces en positivo. Yo jugaba muchísimo en mi habitación, tengo un hermano mayor, las primas mayores, era el pequeño de la casa, y eso me obligaba a inventarme mis propios juegos y estar, entre comillas, aburrido. Creo que el aburrimiento bien entendido es muy positivo, porque la cabeza lucha y se tiene que inventar cosas. Ahí empieza esa semillita de la creatividad, a inventarte juegos, canciones, cómo ordenar los muñecos. Creo que nace ahí, de ese tiempo libre, esos espacios en los que, por necesidad, tenemos que inventar cosas. Por eso es muy importante que los niños se aburran hoy, no llenar todos los tiempos de actividades ni de pantallas, que se inventen algo, en la calle, en la habitación, donde sea, porque ahí empiezan a pasar cosas que de mayor dan muchos frutos.
¿Cómo entraste al diseño gráfico?
JJ. Pues como cualquier cosa importante de la vida, de casualidad. Mi padre tenía un taller de coches, mi madre era ama de casa. Y yo hasta muy entrado en la juventud, nunca había oído hablar de diseño ni de tipografía ni de ilustración. Era muy mal estudiante, y después de repetir un par de veces el bachillerato, cambié de instituto, hacían algo de artes, y mirando por la ventana dije, “uy, quizá esto me interesa”. Y hasta hoy.
PC. Tu diseño tiene una cualidad fuerte de materia, objetos, casi esculturas. ¿Siempre es así tu aproximación?
JJ. Mi aproximación al diseño no tiene tanto que ver con diseño ni con ilustración, sino con la comunicación, con lo cual, cualquier elemento que nos sirva, pues bienvenido. Hay veces que tiene que ser algo muy complicado, y otras es una raya de lápiz. Exactamente lo mismo que pasa con cualquiera de los que no se dedican a esto. ¿Cómo muestras afecto a tus amigos, a tu familia? A veces con una carta, a veces con un arroz, a veces les regalas un jarrón o un peluche, o les cuentas un chiste. Son cosas muy distintas, pero nacen del mismo sitio. Son formas de cristalizar un mismo sentimiento. Tiene que ver con lo adecuado. De la misma forma que no te vistes igual para ir a un funeral que para un cumpleaños, no eliges una tipografía, un color, una forma, para un tema o para otro. Simplemente, que sea adecuado, que trasmita lo que tiene que trasmitir, y que sea estimulante.
PC. Haz usado inteligencia artificial para diseñar, pero mucha gente le tiene miedo.
JJ. Yo también tengo miedo. Ya ha caído un meteorito y no sé si eso nos convierte en dinosaurios que vamos a desaparecer o qué. Creo que, por lo pronto, nos conviene más saber que no saber, con lo cual he empezado a experimentar con esas cosas. No sé si es una buena o mala noticia. Lo que venga cantará, dibujará, escribirá mejor que nosotros. Con lo cual, tenemos que aportar otra cosa. Si intento ser optimista, esto será el triunfo de la idea sobre la forma, porque todas esas imágenes tan bien ejecutadas, esos sonidos tan perfectos, si no tienen un alma o una intención detrás, pues no sé muy bien de qué sirven. Y creo que estamos ahí, en el reto de dotar de significado a todo ese universo. Somos así, nos gusta tocar, dibujar, pintamos corazones, nos dejamos notas, cocinamos aún si hay comida rápida. Seguimos comprando libros cuando hace años que podemos leer en una pantalla. Hay un montón de cosas que nos definen, y tenemos que ver cómo vamos a bailar con ellas, con todo esto que llega y asusta, porque es nuevo y grande. Pero hasta ahora seguimos siendo más o menos humanos. A ver qué viene.