Fede Chuch, de la guitarra al reggaetón (I)
Arrancando su carrera en plataformas digitales, el uruguayo Fede Chuch se prepara para hacer ruido en la escena musical urbana del mundo entero. Vamos con su historia.



Federico Gabriel Silva González tiene 26 años y nació en Tacuarembó, Uruguay, “una ciudad muy pequeña” donde “no hay nada relacionado a celebridades, música, nada”. Pero ahí comenzó su relación con la música, gracias a una guitarra de segunda mano que le compraron sus padres. “La guitarra tenía el brazo doblado. Como mi papá es carpintero, la arregló y fue mi regalo. Me abrió la puerta al mundo de la música”, recuerda Fede.
Desde entonces, vive enamorado del poder de la música, el cual ha asumido de manera autodidacta. “En general, de todo lo que hago hay algo que si o si tiene mis manos. El master de las canciones, los videoclips que dirijo, edito, y grabo yo algunas veces. Quiero mostrar mi esencia. Ahora estoy aprendiendo a hacer beats. Es difícil, pero en algún momento voy a lanzar algo que sea 100% hecho por mí”, declara el joven compositor.
“La guitarra tenía el brazo doblado. Como mi papá es carpintero, la arregló y fue mi regalo. Me abrió la puerta al mundo de la música”
De la pequeña Tacuarembó, Federico se mudó hacia Buenos Aires. Allá nació Fede Chuch. “Las chicas allá dicen ‘¡ay, qué chú!’, o ‘¡más chú!’. Es algo como cute, lindo, bonito”. Cuando formó parte del dúo Luddle, necesitaba un nombre de usuario para su cuenta de Instagram. “Puse Fede Chu, pero no estaba disponible. Puse Fede Chuch y ahí quedó. Me gusta, es diferente a poner mi nombre real”.
Viniendo de un país con una cultura musical muy marcada por el folclore gaucho, Fede se ha volcado por completo hacia el género urbano. Pero en su camino hay muchas influencias. “Desde niño, escuché a mi abuela cantando tango. En mi ciudad hay el Festival Patria Gaucha. Folclore, caballos, vos me entendés. En Uruguay se escucha más bien cumbia”, pero en los clubes de Buenos Aires aprendió a gozar del reggaetón y su vibra de festejo. “No creo que haya alguien en el mundo que escuche reggaetón y se quede quieto”.
Desde entonces, es la base de su escritura y creatividad. “Me considero una persona alegre, simpática. Me gusta estar festejando. El reggaetón es algo que celebra la vida y las cosas cotidianas que pasan. Yo sé que hay maleanteo y de todo, pero me gusta por eso”.
Argentina también le dio la oportunidad de participar en una novela transmitida por YouTube. De esa experiencia aprendió mejor la dinámica de las redes sociales, filtrada a través de su espíritu de autogestión. “Cuando me mudé, fue todo nuevo. Aprendí de todo, Photoshop, Premiere. Hago el trabajo de una disquera, subo la música a la distribuidora, hago la portada, pongo el nombre, programo el lanzamiento. Todo lo que hace la disquera, lo hago yo. Se ve más natural. Me gustaría que la gente escuche una canción mía y diga ‘no sé quién es, pero me gusta’”.