Fátima Torrejón: “Hay que entender la mente de los chicos para enseñarles”
La “profe” Fátima habla de su experiencia como educadora.
Fátima Consuelo Torrejón Gallardo de Belmonte es una reconocida profesora en la ciudad de Tarija. Sus alumnos la recuerdan y le tienen cariño tanto por su labor en las aulas escolares, como en las clases particulares que imparte en una sala de su hogar.
Se podría decir que su historia con la educación comienza antes de su nacimiento, pues fue su madre, también educadora, quien le inspiró esa vocación por la enseñanza. Fátima cuenta que nunca meditó mucho a qué iba dedicar su vida. En la secundaria le gustaba todo, según sus propias palabras, pues disfrutaba desde la literatura hasta la danza. Al final, se quedó con las matemáticas.
“Las matemáticas nunca cambian, creo que eso las hace sencillas”.
Explica que de entre todas las opciones que existen, algo que determina la elección de una carrera es el identificar qué hace falta. Ese es uno de los motivos por los que eligió el camino en el que sigue hasta hoy, dice: “Depende mucho del momento para identificar esa falta, hoy sería la medicina, por ejemplo, y mañana otra área por reforzar”.
Además, añade: “Me gustan las matemáticas porque no cambian, siempre son las mismas. No es como en la psicología o la filosofía, que siempre están cambiando. 2 más 2 siempre será 4”.
Sobre su vocación docente, la “profe” Fátima no duda en ubicar a sus alumnos como lo más increíble de su trabajo. Afirma que son ellos quienes más le enseñan y desafían. “Ellos me ayudan, porque tengo que descifrarlos antes de ayudarlos yo. Siempre es una alegría descubrir cómo enseñarles”.
A sus 64 años, Fátima ha visto más de un cambio en la educación, el último de ellos es la modalidad virtual. Aunque espera poder recibir pronto a sus alumnos en su casa otra vez, cuenta que la virtualidad ha cambiado su método y que ha resultado en cosas muy buenas. Ahora da clases individuales, afirma que esto le permite conocer de manera más profunda a sus alumnos y entenderlos mejor. Es una relación más cercana, a pesar de las paredes virtuales de por medio.
“Los jóvenes se sienten anónimos con las clases virtuales, no tienen con quien reír ni chalar, extrañan las aulas”.
Fátima, así como sus colegas, cree necesario un estudio del impacto de la educación virtual en Tarija para crear una nueva pedagogía de lo virtual, que pueda asegurar que hay alguien aprendiendo algo detrás de la pantalla.
El cariño con el que la “profe” Fátima habla sobre su trabajo y alumnos denota su amor por aquello a lo que se dedica. A pesar de estar retirada de las aulas escolares hace más de 2 años, los jóvenes tarijeños y su educación no dejan de ser una preocupación en la que trabaja cada día.