Víctor Farfán, la fotografía para combatir el olvido
Víctor comenzó su carrera de fotógrafo estrechamente relacionada a su visión de la vida.



Desde las épocas de secundaria que Víctor Farfán Aramayo tiene ciertas inquietudes. “Es normal a esa edad. Se es adolescente y uno cambia de mentalidad, se vuelve consciente”, dice. Una de esas inquietudes es la idea del olvido, que para él suena atemorizante y lo hacen entrar en un estado reflexivo. “Si no hay alguien que te piense o vea, para el mundo no existes”.
Fue gracias a su padre que Víctor pudo ligar a esas ideas a algo como la fotografía, cuenta: “Mi padre siempre lamenta no tener una foto de su papá. Vivían en el campo y tomarse una foto era poco usual, nunca lo hicieron. Hoy a mi padre le gustaría tener un recuerdo de cómo era su padre”.
“En una foto puedes ver a alguien que ya no existe”.
Un recuerdo más lo impulsó a querer ser fotógrafo: su infancia, él caminando con su madre por la plaza principal y viendo las antiguas cámaras de lo fotógrafos que están junto a la fuente. “Nunca me tomé una foto ahí. En ese momento era como un lujo”.
Víctor sintió una curiosidad especial por esa ciencia y arte de dejar plasmada la luz en un material fotosensible, y así inmortalizar la imagen de alguien que puede estar muy lejos, o ya no estar.
“Empecé con mi celular”, recuerda. Hace años, jamás hubiese pensado que llegaría a tener una cámara, mucho menos practicar la fotografía en un sentido profesional. Por lo que con el celular que tenía a mano empezó a tomar fotos de todo.
“Salía con amigos y los fotografiaba, lo mismo en mi casa”, Víctor sostiene que la cámara de un celular es una herramienta muy útil y es bueno partir por ella. “Muchos se compran cámaras por emoción y la abandonan a los dos o tres meses. Conozco a fotógrafos que solo tienen un celular y logran trabajos increíbles”.
Cuando Víctor se enfrentó a la decisión de qué quería hacer con su vida, optó por estudiar Comunicación Social, para profundizar en la rama audiovisual.
Sobre el salto entre “solo tomar fotos” y pasar a las aulas, Víctor opina lo siguiente: “Es una pasada, porque piensas que sabes sacar fotos, pero en realidad es algo muy profundo, requiere interiorizar conceptos, reglas, elementos técnicos…”.
“Por su poder, una rosa bien fotografiada puede transmitir sentimientos como la nostalgia”.
Pero, más allá de los niveles teóricos y técnicos de la fotografía, él afirma que los que define al fotógrafo es el estilo y personalidad de si trabajo: “Hay que dedicarse a buscar un estilo propio”.
Hace un año que Víctor trabaja como fotógrafo, y todo fue aprendizaje para él. Ahora busca consolidarse y derribar las barreras que puedan frenarlo.