Mariela Chumacero, cambiar una oficina por la vocación
Mariela dio un giro completo a su vida luego de los 30 años, cambió la oficina por un gimnasio por pasión y como espacio de trabajo.



“En ese entonces tenía un trabajo de oficina de ocho horas. Por matar el tiempo y mejorar un poco mi forma empecé a ir al gimnasio, no pensaba que terminaría dedicándome a eso”, es el recuerdo de hace 5 años que cuenta Mariela Chumacero.
Ella encontró su vocación algo después de los 30 años, y después de 6 años de trabajar de 6 am a 5 pm, decidió abandonar el escritorio y entrar de lleno a los salones de gimnasio.
“Muchas mujeres que llegan a los 30 sin hijo ni esposo sienten que se les fue el tren. Con 35 me siento más plena que nunca, física y espiritualmente”
Pura Cepa (PC): ¿Cómo iniciaste en el fitness?
Mariela Chumacero (MC): “Prácticamente lo hice por matar el tiempo. Cuando empecé, los primeros meses me ayudaba el instructor, yo ni sabía el músculo que trabajaba, y menos con la alimentación. No tenía idea de nada. Pero cuando ya eres parte de ese mundo, conoces personas igual interesadas en el tema, averiguas por tu lado. Luego de un año y medio me empezó a apasionar mucho”.
(PC): ¿Te imaginaste alguna vez que te dedicarías a este mundo?
(MC): “No, nunca he sido muy deportiva, en el colegio educación física era la materia que menos me gustaba, y si iba al gimnasio, era para estar con amigas. Es normal cuando uno es joven, cuidar el cuerpo no es una prioridad”.
(PC): ¿Qué te animó a dar el salto y dedicarte completamente?
(MC): “Estaba por terminar mi relación laboral y pensaba ‘yo me podría dedicar y vivir de esto’. Ya algunos me pedían consejos y rutinas, pero todo mi conocimiento era empírico. Cuando terminó definitivamente mi trabajo, me vi con dos alternativas: buscar otro trabajo en función pública; o darle una vuelta completa a mi vida y hacer algo que me apasionaba, sentía que estaba encontrando mi vocación. Pero todavía necesitaba validar mi conocimiento y experiencia, así que me certifiqué para poder ser personal trainer”.
(PC): ¿Qué pasa cuando empiezas a trabajar en el cuerpo de otros?
(MC): Al inicio es todo un desafío porque las personas tienen distintas necesidades, en el caso de las mujeres somos más complejas en algunos aspectos. Fue desafiante porque me encontraba con chicas con necesidades particulares, pero creo que el ser mujer me da una ventaja, porque conozco el cuerpo y sé cómo funciona; además, pueden confiarme algunas cosas que les daría vergüenza contar a un hombre. El trabajo de un personal es gran parte físico y requiere tener confianza en el entrenador. Más allá del trabajo físico, también hay una relación de amistad, porque llega a ser un trabajo terapéutico”.