La cotizada “profe Fa”, más de 40 años de enseñanza
La maestra sabe que adaptarse no será fácil,
La maestra sabe que adaptarse no será fácil, pero dice que “hay la obligación de un cambio de pensamiento que, lastimosamente cuesta más a los mayores”.
Cuando las escuelas y los colegios cerraron sus puertas, también lo hizo la casa de la “profe Fa”, después de cuarenta años de labor educativa. Lo que no logró su jubilación lo consiguió el COVID-19.
“¿Fatimita vas a dar clases?, es pa’ mi wawa. ¡Está en la luna!”, dice una mujer, aproximándose a la ventana de aquella vivienda ubicada en la esquina de las calles Abaroa y Junín. Si esta ventana pudiera hablar no terminaría de contarnos las anécdotas de las interminables clases.
“Que pase un poquito esto y vuelvo a dar clases”, responde con amabilidad y optimismo “la profe” desde el interior de su hogar. Cada día recibe, al menos, veinte solicitudes de este tipo, de padres de familia y estudiantes.
Fátima Consuelo Torrejón Gallardo de Belmonte comenzó a ejercer como maestra a los 24 años de edad, desempeñándose en las ciencias exactas, ya que como ella menciona “las matemáticas eran algo simple”.
Hoy, aquella sala que emulaba un aula de clases, con alrededor de 25 estudiantes, sentados, buscando la guía de la maestra, permanece vacía. Solo el ruido del exterior, que se cuela por la única ventana abierta, rompe el silencio del lugar. Una máquina de coser ha reemplazado las mesas de estudio y las telas buscan su lugar junto a los libros.
“Tiempo”. En eso se tradujo la cuarentena para la maestra. “Tomo feliz mi desayuno”, lo dice con una sonrisa en los labios y serenidad en sus ojos claros. Ante esto le era imposible en medio de sus apretujados horarios dedicados a la enseñanza. “He leído libros a montones, cosa que antes no tenía tiempo”, destaca.
Pura Cepa (PC). ¿Ha intentado impartir clases virtuales?
Fátima Torrejón (FT). “He intentado, pero no me agrada; creo que los jóvenes no están captando la esencia de lo que es una ciencia. El problema principal es que la mente del joven y la mía no están acostumbradas a esto. No nos sentimos cerca. A medida que yo me vaya metiendo en esto y ellos también, ya se nos va a hacer fácil. Es un proceso que llevará al menos un año como mínimo”.
PC. ¿Por qué cree que Bolivia no ha podido adaptarse al modelo de clases virtuales?
FT. “Los demás países están en un desarrollo económico más fuerte que el nuestro. Lastimosamente creo que estos 14 años no han aportado a la educación. Pese a que se han dado las computadoras (Quipus), hemos seguido con las clases presenciales y no ha habido una combinación, porque si hubiera habido, habría un desarrollo paralelo, pero la pandemia se vino de golpe. El sistema no es bueno, se corta, es una lástima pasar clases”.
¿Considera que los bachilleres 2020 estarán preparados para el ingreso a la universidad?
FT. “Yo que he salido bachiller del colegio Santa Ana en el año de 1975, tenía mejor preparación que la que tienen ahora los bachilleres. El problema para mí está en que los jóvenes no están leyendo. Lo que tenemos que hacer es entrar a una autoeducación combinada con lo virtual y si la suerte quiere, volver y combinarlo con lo que estamos acostumbrados”.
“El sistema no es bueno, se corta, es una lástima pasar clases”.