Pesticidas y riesgos en la alimentación
Elías Vidaurre Médico Los pesticidas se usan en la producción de alimentos para el control de plagas, como insectos o roedores, de malas hierbas o de bacterias y hongos. Antes de utilizar un pesticida, se debe verificar que es seguro y que no compromete la seguridad del consumidor. Los...



Elías Vidaurre Médico
Los pesticidas se usan en la producción de alimentos para el control de plagas, como insectos o roedores, de malas hierbas o de bacterias y hongos. Antes de utilizar un pesticida, se debe verificar que es seguro y que no compromete la seguridad del consumidor. Los estudios para evaluar los riesgos son numerosos y constantes con el fin de que el uso de pesticidas sea seguro y menos tóxico.
Conociendo más
Este tema plantea ciertos retos, como asegurar que la presencia de posibles restos en los alimentos no suponga un riesgo para la salud. Las investigaciones y medidas adoptadas en la Unión Europea en los últimos años se han centrado en reducir los límites de ingesta seguros. La principal vía de exposición a estos contaminantes orgánicos persistentes es la dieta, sobre todo a través de frutas y verduras, también de carne y productos lácteos.
Debe tenerse en cuenta también que el impacto de estas sustancias puede resultar un verdadero jeroglífico; pese a que un herbicida solo se aplique a un cultivo, puede acabar, en función de su persistencia, en el ganado, el agua, y pasar a insectos, abejas y vegetales. De ahí la importancia de los constantes estudios y evaluaciones de estas sustancias con el fin no solo de reducir su permanencia en el medio ambiente, sino también para reducir su toxicidad en el consumidor a través de la dieta. El objetivo: conseguir que sean efectivos, con las concentraciones adecuadas, sin que tenga efectos nocivos para las personas.
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No se pueden autorizar pesticidas sin antes verificar que no existen riesgos para el consumidor o que tienen unos niveles máximos establecidos por ley como seguros. Para ello, se trabaja con los niveles máximos de residuos (LMR, en inglés), que hacen referencia a los niveles superiores legales de una concentración en función de unas buenas prácticas agrícolas para una menor exposición del consumidor sin que afecte la seguridad de los cultivos, pese a ello, en Bolivia aún no se cuenta con estudios similares.
Los pesticidas se usan en la producción de alimentos para el control de plagas, como insectos o roedores, de malas hierbas o de bacterias y hongos. Antes de utilizar un pesticida, se debe verificar que es seguro y que no compromete la seguridad del consumidor. Los estudios para evaluar los riesgos son numerosos y constantes con el fin de que el uso de pesticidas sea seguro y menos tóxico.
Conociendo más
Este tema plantea ciertos retos, como asegurar que la presencia de posibles restos en los alimentos no suponga un riesgo para la salud. Las investigaciones y medidas adoptadas en la Unión Europea en los últimos años se han centrado en reducir los límites de ingesta seguros. La principal vía de exposición a estos contaminantes orgánicos persistentes es la dieta, sobre todo a través de frutas y verduras, también de carne y productos lácteos.
Debe tenerse en cuenta también que el impacto de estas sustancias puede resultar un verdadero jeroglífico; pese a que un herbicida solo se aplique a un cultivo, puede acabar, en función de su persistencia, en el ganado, el agua, y pasar a insectos, abejas y vegetales. De ahí la importancia de los constantes estudios y evaluaciones de estas sustancias con el fin no solo de reducir su permanencia en el medio ambiente, sino también para reducir su toxicidad en el consumidor a través de la dieta. El objetivo: conseguir que sean efectivos, con las concentraciones adecuadas, sin que tenga efectos nocivos para las personas.
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No se pueden autorizar pesticidas sin antes verificar que no existen riesgos para el consumidor o que tienen unos niveles máximos establecidos por ley como seguros. Para ello, se trabaja con los niveles máximos de residuos (LMR, en inglés), que hacen referencia a los niveles superiores legales de una concentración en función de unas buenas prácticas agrícolas para una menor exposición del consumidor sin que afecte la seguridad de los cultivos, pese a ello, en Bolivia aún no se cuenta con estudios similares.