Salen a escondidas de sus casas
Colegiales arman “bacanales” en locales fuera de la ciudad
Los organizadores evaden controles usando domicilios particulares en San Lorenzo o El Valle, promocionando en grupos de Whatsapp y los adolescentes ocultan a sus padres su ubicación



Dopaje, agresiones sexuales y otros hechos de inseguridad amenazan a los adolescentes que con frecuencia acuden a escondidas a fiestas organizadas en las afueras de la ciudad, como en el municipio de San Lorenzo y Uriondo, para evitar controles y sanciones; las autoridades asumieron el compromiso de reforzar la coordinación, pero también llaman a los padres a ejercer una mejor supervisión a sus hijos.
El último hecho de esta naturaleza es el que se suscitó hace unos días en el que la Policía de la Jefatura de San Lorenzo intervino en una de estas fiestas que se realizó en un local sin autorización, donde una menor de 14 años presuntamente fue “dopada”. Ella y una docena de otros colegiales llegaron desde Cercado, respondiendo a una invitación por redes sociales.
No se trata de un hecho aislado, el jefe policial de San Lorenzo, mayor Alberto Gutiérrez, dijo que solamente la noche del sábado intervinieron tres fiestas en Tomatitas y otros puntos del municipio.
De acuerdo a la directora Municipal de Orden y Seguridad, Blanca Peñaloza, en fines de semana y sobre todo en fechas festivas hay este tipo de eventos.
“Hemos tenido esta situación con Halloween. Los organizadores contratan micros para ir a lugares alejados y puedan estar fuera de nuestra jurisdicción, había menores consumiendo bebidas alcohólicas. Pero nosotros no podemos entrar”, dijo.
A escondidas de las autoridades y de los padres
Debido a que los patrullajes y los controles priorizan los locales establecidos, los organizadores optaron por hacer fiestas en domicilios particulares.
“Para funcionar, un negocio tiene que cumplir normas básicas, estar registrado en la alcaldía (…) Cuando llegamos, apagaron la música, las personas que estaban adentro han ido desalojando mientras llegaba el personal de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia (DNA) para intervenir”, dijo el mayor Gutiérrez.
Otra de las situaciones que se detectó mediante la revisión de los celulares es que quienes realizan estos eventos ahora evitan publicar sus anuncios en redes como Facebook y tienen grupos de Whatsapp exclusivamente para promocionarlos, invitando a colegiales.
La autoridad refirió que cuando detectan fiestas donde se expende bebidas alcohólicas y presumiblemente otro tipo de sustancias controladas, los adolescentes y los jóvenes evitan decir la verdad en sus hogares para que no les nieguen el permiso.
“A veces los menores les mandan a sus padres otra ubicación GPS, no de donde están realmente con la finalidad de hacer pensar que están en un lugar, pero están en otro”, informó.
Prevención
El responsable de la DNA del municipio mendeño, Álvaro Caso, también habló sobre esta situación explicando que quienes realizan estos eventos deben cumplir con requisitos de registro y de funcionamiento, como contar con instalaciones apropiadas o personal de seguridad.
Para este fin, aseveró que se coordinará con la Jefatura Policial y la Intendencia para planificar controles más estrictos.
La directora de Seguridad de Cercado dijo que cada municipio debe contar con un plan para su jurisdicción, pero también se pretende coordinar operativos con El Valle y Méndez, que son los más recurrentes en fiestas clandestinas.
La recomendación en la que hicieron hincapié todas las autoridades es que los padres establezcan una mejor comunicación y seguimiento a sus hijos menores de edad para saber a quiénes frecuentan, a qué sitios acude y explicar los riesgos a los que se enfrenta.
El dato
Ilegal
Las autoridades policiales señalan que no se trata de un hecho aislado, sino que es algo recurrente
El apunte
Situación similar en El Chaco
La problemática de las fiestas clandestina en sitios alejados también se presenta en otros municipios, tan solo el último fin de semana el Comando de Frontera detectó una fiesta clandestina afuera de la ciudad, en la comunidad de Tarairi.
Los propietarios de los predios estaban vendiendo las entradas en la puerta, sin ningún tipo de control al ingreso de menores ni contar con un registro o autorización. En un intento por evitar una sanción, cuando vieron llegar a los patrulleros cerraron las puertas y muchos de los asistentes huyeron saltando la barda.