Janeth Tola, vida y muerte marcadas por la soledad
Algunas personas creen en el destino, otras no, puesto que se resisten a creer que ya pueda estar definido un desenlace, especialmente si se trata de uno como el de Janeth Silvia Tola Fernández, la segunda víctima de feminicidio en Tarija durante el 2020. Janeth nació en Potosí hace 40...



Algunas personas creen en el destino, otras no, puesto que se resisten a creer que ya pueda estar definido un desenlace, especialmente si se trata de uno como el de Janeth Silvia Tola Fernández, la segunda víctima de feminicidio en Tarija durante el 2020.
Janeth nació en Potosí hace 40 años y siempre tuvo una personalidad con tendencia a la soledad, aunque seguramente en su juventud no se le pasó por la cabeza que su muerte sería en una soledad absoluta.
Janeth llegó a Tarija sola, dejando a su familia más cercana en su lugar de nacimiento, con la esperanza de tener aquí una mejor vida.
Ella, en algún momento de su vida, sí creyó en la posibilidad de tener una vida estable. Tuvo parejas, tuvo relaciones amorosas y como resultado de ello tuvo tres hijos, aunque eventualmente le fueron arrebatados de su lado.
Los últimos años de esta mujer, relativamente joven, fueron duros. Ella los pasó sin tener una casa o una familia que la espere por las noches y terminó viviendo en las calles, apegándose a otras personas en la misma situación que ella, que no encontraron otra salida más que el alcohol para olvidar sus tormentos.
Janeth, al igual que muchos quienes están en las mismas condiciones, buscaba habitar en lugares apartados del tumulto. La zona aledaña a unos barrancos del Barrio 7 de Septiembre parecía ideal, pues no pasaban muchos vehículos ni personas por allí.
De a poco los vecinos se acostumbraron a su presencia por la zona, a verla caminar por las calles y por la placita barrial, que antes no tenía un buen alumbrado público y esto a ella le permitía camuflarse entre las sombras.
A su vida no le regían los horarios, fechas, ni nada, todos los días parecían el mismo, aunque debía ingeniárselas para obtener un poco de comida y bebida para pasar los días y las noches.
Así pasó el miércoles 28 de abril, pero el 29 esto cambió. Ese último miércoles de abril fue el fatídico día en que vio por última vez al sol; pues el jueves 30, cerca del mediodía, los vecinos de la zona alertaron a las autoridades de la presencia de un cuerpo sin vida en un barranco.
Al lugar llegó el personal de la Policía para hacer el levantamiento de cadáver y llevarlo a la morgue para que la recojan sus familiares. Pero pasó toda la jornada y nadie llegó.
El médico forense hizo la autopsia determinando que Janeth murió a causa de uno o más golpes en la cabeza con algún objeto contundente y que esto habría ocurrido al menos 24 horas antes de ese mediodía.
El 1 de mayo pasó desapercibido como feriado, pero fue ese día en que las autoridades confirmaron su identidad, se trataba de Janeth Silvia Tola Fernández. Desde entonces hasta la fecha no se logró identificar a quién sería el responsable de su muerte.
A pesar de que ya se conocía sus datos, nunca llegó nadie a preguntar por ella. Desde el Ministerio Público y el SLIM intentaron comunicarse con sus familiares, pero como no se presentaron durante todo el fin de semana, la trabajadora social del Hospital San Juan de Dios fue quien tramitó su entierro.
Informe oficial
El director departamental de la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV), Mayor Dulfredo Gorostiaga, explicó que al tratarse de una muerte violenta de una mujer, su personal se incorporó inmediatamente a la investigación y durante los dos primeros días se hizo un barrido por el 7 de Septiembre, buscando a las personas vieron con vida por última vez a Janeth.
“Ya tenemos algunos indicios de quiénes serían las últimas personas con las que habría estado la víctima antes de morir. Pero es difícil, tomando en cuenta que se trata de una persona en situación de calle”, mencionó.
La autoridad también dijo que se encuentran a la espera de que el Ministerio Público pueda acelerar los requerimientos fiscales que permitan realizar más actos investigativos.
Por su parte, el fiscal asignado a la causa, Andrés Soruco, explicó que se hicieron varios requerimientos, así como la revisión de cámaras de seguridad ubicadas en los lugares cercanos a donde se encontró el cadáver, para identificar a posibles testigos, así como la acumulación documental y la toma de muestras.
¿La familia?
En cuanto a los lazos familiares, los hijos de Janeth se encuentran en un hogar, mientras que el padre de ellos, quien vive en otro lugar, optó por alejarse de todo el proceso. Lo que sí, se logró contactar a uno de sus hermanos que vive en Villazón, pero éste no pudo llegar debido a la cuarentena.
Si bien no exigen justicia los familiares de Janeth, sí lo hicieron desde el colectivo Ni Una Menos que emitió un pronunciamiento público repudiando el hecho y exigiendo celeridad en la investigación.
En uno de sus fragmentos se llama a la población a no juzgar a la víctima: “Janeth tuvo una historia de vida compleja. A los que se atreven a señalar el pasado o acciones de Janeth, ¿hay algún justificativo para que te maten y te dejen tirada en una quebrada?”
Más adelante en el comunicado se exige a las autoridades no olvidarse de “la otra pandemia” que es la violencia de género y que también cobra vidas, a pesar de la cuarentena, pues al momento en el país se registraron 41 desde enero hasta la fecha.
De estos casos, 12 fueron en La Paz, 9 en Santa Cruz, 6 en Cochabamba, 3 en Potosí, 3 en Oruro, 2 en Chuquisaca, 2 en Beni y 2 en Tarija.
Janeth nació en Potosí hace 40 años y siempre tuvo una personalidad con tendencia a la soledad, aunque seguramente en su juventud no se le pasó por la cabeza que su muerte sería en una soledad absoluta.
Janeth llegó a Tarija sola, dejando a su familia más cercana en su lugar de nacimiento, con la esperanza de tener aquí una mejor vida.
Ella, en algún momento de su vida, sí creyó en la posibilidad de tener una vida estable. Tuvo parejas, tuvo relaciones amorosas y como resultado de ello tuvo tres hijos, aunque eventualmente le fueron arrebatados de su lado.
Los últimos años de esta mujer, relativamente joven, fueron duros. Ella los pasó sin tener una casa o una familia que la espere por las noches y terminó viviendo en las calles, apegándose a otras personas en la misma situación que ella, que no encontraron otra salida más que el alcohol para olvidar sus tormentos.
Janeth, al igual que muchos quienes están en las mismas condiciones, buscaba habitar en lugares apartados del tumulto. La zona aledaña a unos barrancos del Barrio 7 de Septiembre parecía ideal, pues no pasaban muchos vehículos ni personas por allí.
De a poco los vecinos se acostumbraron a su presencia por la zona, a verla caminar por las calles y por la placita barrial, que antes no tenía un buen alumbrado público y esto a ella le permitía camuflarse entre las sombras.
A su vida no le regían los horarios, fechas, ni nada, todos los días parecían el mismo, aunque debía ingeniárselas para obtener un poco de comida y bebida para pasar los días y las noches.
Así pasó el miércoles 28 de abril, pero el 29 esto cambió. Ese último miércoles de abril fue el fatídico día en que vio por última vez al sol; pues el jueves 30, cerca del mediodía, los vecinos de la zona alertaron a las autoridades de la presencia de un cuerpo sin vida en un barranco.
Al lugar llegó el personal de la Policía para hacer el levantamiento de cadáver y llevarlo a la morgue para que la recojan sus familiares. Pero pasó toda la jornada y nadie llegó.
El médico forense hizo la autopsia determinando que Janeth murió a causa de uno o más golpes en la cabeza con algún objeto contundente y que esto habría ocurrido al menos 24 horas antes de ese mediodía.
El 1 de mayo pasó desapercibido como feriado, pero fue ese día en que las autoridades confirmaron su identidad, se trataba de Janeth Silvia Tola Fernández. Desde entonces hasta la fecha no se logró identificar a quién sería el responsable de su muerte.
A pesar de que ya se conocía sus datos, nunca llegó nadie a preguntar por ella. Desde el Ministerio Público y el SLIM intentaron comunicarse con sus familiares, pero como no se presentaron durante todo el fin de semana, la trabajadora social del Hospital San Juan de Dios fue quien tramitó su entierro.
Informe oficial
El director departamental de la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (FELCV), Mayor Dulfredo Gorostiaga, explicó que al tratarse de una muerte violenta de una mujer, su personal se incorporó inmediatamente a la investigación y durante los dos primeros días se hizo un barrido por el 7 de Septiembre, buscando a las personas vieron con vida por última vez a Janeth.
“Ya tenemos algunos indicios de quiénes serían las últimas personas con las que habría estado la víctima antes de morir. Pero es difícil, tomando en cuenta que se trata de una persona en situación de calle”, mencionó.
La autoridad también dijo que se encuentran a la espera de que el Ministerio Público pueda acelerar los requerimientos fiscales que permitan realizar más actos investigativos.
Por su parte, el fiscal asignado a la causa, Andrés Soruco, explicó que se hicieron varios requerimientos, así como la revisión de cámaras de seguridad ubicadas en los lugares cercanos a donde se encontró el cadáver, para identificar a posibles testigos, así como la acumulación documental y la toma de muestras.
¿La familia?
En cuanto a los lazos familiares, los hijos de Janeth se encuentran en un hogar, mientras que el padre de ellos, quien vive en otro lugar, optó por alejarse de todo el proceso. Lo que sí, se logró contactar a uno de sus hermanos que vive en Villazón, pero éste no pudo llegar debido a la cuarentena.
Si bien no exigen justicia los familiares de Janeth, sí lo hicieron desde el colectivo Ni Una Menos que emitió un pronunciamiento público repudiando el hecho y exigiendo celeridad en la investigación.
En uno de sus fragmentos se llama a la población a no juzgar a la víctima: “Janeth tuvo una historia de vida compleja. A los que se atreven a señalar el pasado o acciones de Janeth, ¿hay algún justificativo para que te maten y te dejen tirada en una quebrada?”
Más adelante en el comunicado se exige a las autoridades no olvidarse de “la otra pandemia” que es la violencia de género y que también cobra vidas, a pesar de la cuarentena, pues al momento en el país se registraron 41 desde enero hasta la fecha.
De estos casos, 12 fueron en La Paz, 9 en Santa Cruz, 6 en Cochabamba, 3 en Potosí, 3 en Oruro, 2 en Chuquisaca, 2 en Beni y 2 en Tarija.