Mujer pide condena para su padre por feminicidio
“Quiero que este año le den la perpetua y no salga nunca más a lastimar a ninguna mujer”, dijo a Crónica Giselle Gutiérrez, hija de Dora Esther Gutiérrez, quien tenía 52 años cuando la asesinaron en agosto de 2019 en Billinghurst, en el partido de San Martín (Argentina). Por el...



“Quiero que este año le den la perpetua y no salga nunca más a lastimar a ninguna mujer”, dijo a Crónica Giselle Gutiérrez, hija de Dora Esther Gutiérrez, quien tenía 52 años cuando la asesinaron en agosto de 2019 en Billinghurst, en el partido de San Martín (Argentina). Por el femicidio está detenido Gustavo Gramajo, que es el padre biológico de Giselle.
“En el 2016 me pongo en contacto vía Facebook con la hija de mi progenitor, para saber de él. Nunca lo había conocido. Ella me decía que estaba en un lugar y que no me podía decir. Que cuando él la llamara le iba a contar de mi y si yo quería le iba a pasar mí número”, cuenta Giselle que insistió varios días para ponerse en contacto con él, hasta que preguntó si estaba preso. “Me dice que sí pero que me quede tranquila, que no había matado ni violado a nadie. Pasó una semana y mi progenitor me llamó. Estaba contento y yo también, hablamos de todo un poco me pedía perdón y me decía que quería hablar con mi mamá para pedirle perdón, había sido violento con ella en la juventud”, recuerda Giselle, que lo fue a conocer al penal, pero ni él ni la familia le quisieron decir por qué estaba ahí.
“Decía que estaba arrepentido, con ganas de rehacer su vida. A fines de 2017 sale en libertad, lo vi pocas veces cuando salió. Nuestra relación no estaba bien, porque él me planteó que dudaba de que fuera la hija. Después me pidió perdón y seguimos hablando, pero no nos veíamos”, dice y cuenta lo que sería el principio de la relación que terminaría con la vida de su madre: “Él se hizo un perfil de Facebook y ahí empezó hablar con mamá,al principio era una amistad por las redes. En agosto de 2018 ellos se empiezan a ver, cada vez más seguido y siempre los encuentros en la casa de él, en Billinghurst. Pasaron unos meses y mi mamá empezó a venir con moretones y mordidas. Mis hermanos sospechaban, pero ella decía que se había caído y que él la mordía jugando. Siempre una excusa nueva. Hasta que en marzo de 2019 mi mamá hace una primera denuncia y ahí nos enteramos que había estado preso por abuso sexual de una menor”, recuerda la hija de la víctima que hoy integra el grupo de familiares Atravesados por el Femicidio.
“Mi mamá convivía con él y siempre que había peleas, volvía a su casa con mis otros hermanos, pero luego pasaban unos días y ella regresaba con él. El 13 de agosto mi mamá me llama, me dice que me quiere ver y me cuenta que la noche anterior se había escapado de él que la quiso ahorcar. Prometía que no iba a volver más con él. Pero ella regresó con él. Estábamos todos enojados porque no podíamos entender”, relata.